Argentina, un flanco estratégico
contra el imperio británico
Por Cynthia Rush
En las semanas recientes, Lyndon LaRouche ha señalado a Argentina como la nación sudamericana cuya historia, cultura nacional, y capacidades científicas la convierten en un flanco estratégico decisivo en la guerra global contra el Imperio Británico.
¿Por qué Argentina? En primer lugar, les dijo LaRouche a sus asociados el 22 de Mayo, “en Argentina, lo que tienes es… un aborrecimiento hacia los británicos que data de tiempo atrás… Viene desde los 1820, cuando tuvimos estas guerras, en las cuales los británicos se adueñaron de las Malvinas, por ejemplo, que eran en realidad territorio de Argentina en ese momento. Tienes una larga historia de esto.”
LaRouche también comentó el 23 de Mayo que, como Rusia, Argentina posee una abundancia de recursos naturales; y como es también el caso con Rusia, esta riqueza natural puede ser utilizada no solo para la industrialización del país, sino para el provecho de toda la humanidad. El anuncio reciente de la presidente Cristina Fernández de Kirchner donde informó que la producción agrícola se doblará para el 2016, y su énfasis en incrementar rápidamente las capacidades industria- les de Argentina y de sus recursos mineros como el uranio para alimentar de combustible a las plantas de energía nuclear del país, demuestran ese potencial.
Brasil, por otro lado, es una nación oligárquica, “un producto del imperio Habsburgo”, dijo LaRouche. Brasil es maligno, “¡un estado esclavista todavía! En realidad, la esclavitud fue suprimida a mediados de los 1880 en Brasil”, y ”todavía hay una división dentro de Brasil, una división cultural dentro de Brasil, de una forma de gobierno oligárquica, que se basa en la tradición Habsburga.”
México es una historia diferente, señaló LaRouche. Históricamente, sus fuerzas republicanas se identificaban con el Sistema Americano de Economía Política, representadas inicialmente en su lucha por la independencia de España, y posteriormente en las alianzas del presidente Benito Juárez con Abraham Lincoln a mediados del siglo XIX; y luego en la colaboración del presidente
Lázaro Cárdenas con Franklin Roosevelt, en contra de los británicos en los años 30.
LaRouche explicó que, “los británicos entendieron que México estaba fuertemente aliado, desde el retorno de [Benito] Juárez al poder [1867], con los Estados Unidos, opuesto a los británicos.
Por lo tanto, México se convirtió en blanco para la destrucción, primero mediante la subversión de la influencia británica, y luego en la derrota [posterior a 1982] del esfuerzo del presidente José López Portillo. Ha sido destruido y se ha convertido en una pieza de los británicos, una pieza narcotraficante de los intereses británicos. No hay optimismo en México como proceso. Quizás haya gente optimista, pero no hay ningún proceso que sea nada bueno, de ningún peso, ahora en México”.
Por supuesto, Argentina tiene su propia oligarquía pro británica, que periódicamente ha través de la historia ha salido de sus cavernas para tomar el poder, siempre con resultados desastrosos. Pero LaRouche señaló que el sentimiento nacional subyacente y la historia de oposición a la corona británica, junto con el optimismo y orgullo proveniente de los logros impresionantes del país en materia de ciencia y tecnología, le dan la fuerza para flanquear a Brasil, que todavía está empantanado en la tradición del brutal imperio portugués.
“El que no salta es un inglés”
El movimiento de Juventudes Larouchistas (LYM) en Buenos Aires informa que el sentimiento antibritánico y el sentido de optimismo nacional se manifestó de modo tan visible durante los cinco días de celebraciones del Bicentenario de la declaración de independencia Argentina (el 25 de Mayo de 1810), que reflejó un cambio en la dinámica, un fervor casi revolucionario que no se había visto en el país desde la era del líder nacionalista Juan Domingo Perón en los 1940 y 50.
Siete millones de personas, casi un quinto de la población, salieron a la calle para participar en los festejos, paseando por la peatonal construida especialmente para la ocasión a lo largo de la famosa avenida 9 de Julio de Buenos Aires, participando alegremente en las exhibiciones y desfiles que documentaban los logros del país en los 200 años de su historia. Uno de los desfiles contó con enormes carrozas, “destacando la industria y nuestra Constitución Nacional como dos de los íconos centrales del país, y terminando en una carroza que representaba la idea del futuro que buscamos guiados por los descubrimientos científicos”, escribió el LYM.
Así mismo, añadió el informe del LYM, “el famoso teatro Colón, un símbolo del arte clásico del continente, reabrió sus puertas durante las celebraciones del Bicentenario”, luego de tres añosde renovación extensiva.
Otro reflejo del tono de la celebración fue el documental sobre la historia política de Argentina, mostrado en las ceremonias del 25 de Mayo, y presenciado por la presidente Cristina Fernández y siete presidentes iberoamericanos invitados, como también por la gran multitud reunida frente al gigantesco obelisco del centro de la ciudad de Buenos Aires.
El documental fue proyectado sobre la fachada del histórico edificio del Cabildo, en donde se firmó la declaración de independencia en 1810. Comienza con el acontecimiento que es fuente de orgullo nacional: la derrota de las invasiones inglesas --las invasiones británicas de 1806 y 1807---, que fueron repelidas por la población y las milicias de Buenos Aires bajo el liderazgo del héroe Santiago de Liniers. Esta es una de las primeras cosas que cada niño argentino aprende en el colegio, y nunca se olvida.
El refrán, “las Malvinas son Argentinas”, se podía escuchar por
todos lados, con banderas que mostraban las islas argentinas sudatlánticas que Gran Bretaña ocupó ilegalmente en 1833.
En la medianoche del 24 de mayo, el LYM informó que “todos cantamos el himno nacional, muy emocionados. Llorando. Festejando. Felices. Un ratito después toda la 9 de julio empezó a saltar al cantito `el que no salta es un inglés’. Y saltamos mucho. Toda la gente que asistió al festejo no se identificó con nada en especial sino con lo mejor: ¡Poder encontrarnos unidos por la idea de Argentina como nación soberana!”
Independencia es Glass Steagall
Los ocho organizadores del LYM que participaron en la celebración de 5 días, estaban inspirados, en sus propias palabras:“por la idea de futuro que LaRouche representa para todas las
naciones del planeta”. En el paseo peatonal colocaron dos grandes carteles
de 2x2 metros. Bajo el encabezado “Banco Nacional”, uno de ellos explicaba como funciona el crédito con un Banco Nacional hamiltoniano al estilo de LaRouche; el otro estaba titulado “los próximos 50 años de la Tierra comienzan aquí”, con un dibujo mostrando las primeras cosas que el hombre hará en Marte. Entre los dos puestos, había una pancarta que leía: “Independencia es Glass Steagall”, que en conjunto ocupaban seis metros del paseo, “dándole un sentido de gran importancia a nuestro despliegue”.
La gente se paraba a escuchar los informes que daban los organizadores por el sistema de sonido, inclinaban la cabeza en señal de estar de acuerdo y recibían un volante titulado “La Argentina del Tricentenario, forjando un mundo de Estados Nacionales Soberanos”, en donde se instaba a los patriotas de Argentina a exigir una Glass Steagall global para comenzar ya mismo la reconstrucción económica que el mundo necesita. “El futuro está en nuestras manos”, advirtieron a sus conciudadanos “si logramos descartar los axiomas monetaristas actuales, y nos concentramos en aumentar el poder productivo del trabajo a través de un sistema de economía física para defender el bienestar general”.
Se distribuyeron treinta mil volantes durante los 5 días, y la gente “expresó su felicidad por poder participar de la celebración, cuando nosotros le planteábamos que representamos el `stand del futuro´ y que estamos planificando los próximos 100 años de Argentina”, como escribió un organizador. “Lo más emocionante fue que nosotros mismos fuimos los sorprendidos por las excelentes condiciones. La dinámica del despliegue que pudimos crear junto a la maravillosa situación de festejo multitudinario hizo que ¡miles de personas tuvieran alcance a las ideas de LaRouche en Argentina!”
Lo que hizo a la celebración extraordinaria fue “tanta gente reunida bajo una misma consigna, sin pelearse, sin discusiones revisionistas de poca monta sino en un festejo nacional de optimismo. Porque el mundo camina a una Era de Tinieblas, pero había un sentido de optimismo.”
Histeria Británica
Ese optimismo y esa determinación antibritánica se ha lucido mucho en el país en el transcurso de este año.
Londres y Wall Street no han perdonado al ex presidente Néstor Kirchner y la entonces primera dama Cristina Fernández, por rechazar la política del FMI luego de la elección de Néstor en 2003 en medio de la profunda crisis que siguió al incumplimiento argentino en diciembre de 2001. Kirchner rechazó castigar a un pueblo argentino sufrido con la misma austeridad salvaje que, para empezar, había provocado la quiebra económica de 2001. También se encargó de la restructuración exitosa de la deuda en 2005, y en 2006 autorizó el pago de los 9.5 millones que Argentina le debía al FMI.
Apenas meses después de que Cristina Fernández tomó posesión en diciembre de 2007, la oligarquía latifundista pro británica lanzó un paro agrario de cuatro meses, cuyo propósito era derrocar a la Presidente Fernández. Luego, en 2009, la mafia de la legalización de las drogas y derechos humanos, liderada por el agente local de George Soros, Horacio Verbitsky, acorraló al gobierno a apoyar la asesina política de descriminalización de drogas que constituye un elemento central de la nueva guerra del opio británica en contra de las Américas. Esta supuesta política de “salud pública” representa un flanco vulnerable que los británicos intentarán explotar.
Pero para principios de este año, la quiebra del sistema financiero mundial ya era el tema prioritario de debate a nivel internacional y Fernández de Kirchner volvió a la carga. Se mantuvo firme en asuntos claves de soberanía económica, los cuales situó en el contexto de las celebraciones del bicentenario de su país, y también atacó los esfuerzos para imponer una austeridad salvaje del tipo FMI en naciones de la zona del euro --aunque se abstuvo de llamar por un Glass Steagall global durante la reunión iberoamericana en Madrid en mayo, cuando tuvo oportunidad de hacerlo.
A principios de marzo, ganó una batalla en contra del ex presidente del Banco Central Martín Redrado sobre el derecho del gobierno a usar reservas del Banco Central para pagar deuda extranjera. Redrado, un hombre de Harvard que defendía la línea británica de que “se debe respetar la autonomía del banco central”, fue desplazado, provocando que el “Financial Times” de Londres y otros medios británicos se pusieran como locos, chillando que Fernández había violado una ley sagrada.
Sin embargo, los ciudadanos argentinos, que tienen una idea de que el Banco Central rara vez ha servido a los intereses nacionales –fue fundado en 1935 por el agente británico Raúl Prebisch– salió a la calle para defender a la presidente y su decision de reemplazar a Redrado con la economista Mercedes Marcó del Pont, la ex jefa del Banco de la Nación y proponente del crédito dirigido. Marcó del Pont ha declarado recientemente que el Banco Central debe tener “un rol más activo en restablecer canales de crédito” para invertir en industria y otros esfuerzos productivos.
Un apoyo firme para el programa nuclear de la nación, el más antiguo en America del Sur, es también una fuente de inspiración nacional. Durante la celebración del 60 aniversario de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) el 31 de mayo, su directora Norma Boero confirmó que el desarrollo continuo de la energía nuclear y tecnologías relacionadas es hoy, “una política de estado”.
El presupuesto de la CNEA se incrementó de 93 millones de pesos en 2003 a 750 millones en 2010, y se espera se duplique el año que viene para financiar una agresiva agenda para completar el reactor Atucha II y construir dos reactores más, posiblemente con ayuda rusa. Argentina está desarrollando el reactor pequeño CAREM no solo para uso nacional sino para exportar a los países en vías de desarrollo interesados en establecer sus propias capacidades energéticas. La ministra de defensa Nilda Garré anunció el 3 de junio que el gobierno usará el reactor CAREM como fuente de energía nuclear para los barcos navales existentes, o posiblemente para un submarino nuclear que el país está interesado en construir.
No cayeron muy bien en la City de Londres los comentarios del 7 de junio del ex presidente de Estados Unidos Bill Clinton, durante su visita a Buenos Aires. Hablando en una conferencia de empresarios, líderes políticos y sindicales, Clinton elogió las actuales y previas políticas económicas del gobierno, notando que trajeron un “giro de 180 grados” a la economía, siguiendo la devastadora crisis de 2001-2002. El ex presidente predijo que en los próximos 50 años, Argentina probablemente “recupere su lugar de líder entre las naciones”.