La victoria de Kesha Rogers lanza el renacimiento del plan para colonizar Marte
por Sky Shields
La reciente victoria electoral de Kesha Rogers en el 22avo Distrito Congresional de Texas representa un punto de inflexión en la historia mundial. El electorado estadounidense ha demostrado su rechazo a aceptar la política de austeridad físico-económica que Obama y sus controladores han procurado imponer mediante los rescates bancarios inconstitucionales, una política asesina de asistencia médica y en general, inacción en los asuntos decisivos de la crisis existencial que ahora enfrenta la población estadounidense y el mundo. En lugar de eso, han votado por un futuro, un futuro organizado en torno al progreso físico económico intensivo que solo puede llevarse a cabo por los avances científicos relacionados con la expansión de la presencia del hombre en el espacio.
La oportunidad creada por esta victoria pone sobre la mesa las cuestiones urgentes para lograr este desarrollo económico del sistema solar: los primeros pasos de la industrialización lunar y emprender con éxito una misión tripulada a Marte. Relacionada con esta misión está la tarea de establecer finalmente una concepción muy diferente de la organización del Sistema Solar y más allá. De manera específica, la presencia planificada de seres humanos en lugares muy lejanos de la superficie de nuestra Tierra requerirá el desarrollo de un entendimiento mucho más profundo de la acción de la radiación cósmica y otras formas de radiación en los sistemas vivos. Esta visión ampliada del papel del fenómeno energético sobre la materia viva, no sólo hará posible la permanencia extendida fuera del planeta; promete asimismo revolucionar la tecnología médica aquí en la Tierra, así como también proporcionar un entendimiento más profundo de la naturaleza de los procesos vivos, la evolución y la morfogénesis que nunca sería posible bajo la política existente de atomización y financiamiento insuficiente de dichas investigaciones científicas.
Uno de los mayores problemas a resolver será la cuestión de producir el tipo de ambiente artificial requerido para que la humanidad deje su "vientre materno" aquí en la Tierra. ¿Qué vamos a necesitar llevarnos de la biosfera? ¿Cuál será el papel de los fenómenos electromagnéticos y de la radiación cósmica en ese medio ambiente? Quizá será aconsejable simular el medio ambiente gravitacional de la Tierra, acelerando las naves por el espacio interplanetario a una aceleración igual a la gravedad de la Tierra (1-G), pero esta será la primera vez que tal acto premeditado de aceleración constante haya ocurrido en cualquier lugar del universo. Representará la primera creación artificial de un campo gravitacional sostenido, que si se mantiene por largos períodos de tiempo, resultará rápidamente en velocidades relativistas. ¿Cuál será el efecto de este tipo de viaje sobre la tripulación? ¿Cuál será el efecto en el universo físico de manera más general? Estas cuestiones nos llevan hacia otros aspectos inexplorados de la biosfera que nos rodea en lo inmediato, antes de conducirnos más a fondo en el futuro del hombre en el espacio interestelar.
¿Qué es la vida?
Recientemente Lyndon LaRouche planteó una cuestión provocativa para nuestro equipo de investigación aquí: ¿Cómo determinas a cuál de los tres espacios-fase de Vernadsky lo no vivo, lo vivo, o lo cognitivo pertenece un proceso dado? La respuesta es: la resonancia. Ningún objeto existe de manera independiente como objeto. Todos los objetos se definen por la dinámica, por el proceso en que existen. Verndasky establece que por lo tanto la biología, en tanto biología, es una ciencia abstracta, como la geometría, por que procura de manera artificial separar el estudio del organismo individual del estudio de los procesos completos en que participa [17]. En realidad no hay organismos discretos; sólo existe el organismo en su contexto en la biosfera entera. Esto se evidencia en el papel dominante de la simbiosis en todo aspecto de la función y el desarrollo evolutivo de la biosfera. La evolución de la biosfera es una evolución de las relaciones, no de organismos individuales. Por lo tanto, es más ventajoso considerar la biosfera y su evolución como un solo sistema, en el que el organismo individual existe como singularidad. Esta naturaleza del organismo individual como singularidad y no como objeto lo describe en términos vívidos Vernadsky en su concepto de la migración biogénica de átomos [18]. Específicamente, los organismos no tienen estructuras permanentes, como las máquinas. Cada parte de un organismo vivo está en un constante estado de flujo, que se expresa como un intercambio continuo de materia y energía, de tal modo que la distinción entre el organismo y su medio ambiente exterior no es material. El mismo material participa en ambos procesos, del mismo modo en que los mismos flujos de agua que entran y salen de un remolino de agua. La diferencia esta en el proceso, no en el material. La diferencia obvia en los dos casos: entre el organismo vivo y el remolino de agua, es que al completar su migración a través de los procesos definidos como organismo, la materia procesada producida en la forma de material fósil existe en un estado más alto de organización física que antes de su participación en el organismo.
De este modo, visto en su conjunto, la envoltura de vida en la Tierra, la biosfera, se puede ver como un proceso de organización constante del otrora sustrato físico abiótico a estados de organización cada vez superiores. De esta forma vemos el desarrollo continuo de concentraciones de varios tipos de minerales y otros depósitos minerales en la Tierra. Estos representan una forma más concentrada de organización que la que existía en el estado previamente disperso de materiales que se derivaron inicialmente de la materia estelar, un estado que es aún visible en la distribución relativamente homogénea de los elementos que se encuentran, por ejemplo, en el regolito lunar.
Este proceso de migración biogénica representa un proceso continuo que se extiende mucho más allá de la atmósfera de la Tierra misma. Por ejemplo: el inicio de los ciclos materiales más importantes dentro de la biosfera se marca por la acción de la fotosíntesis. En este proceso, la radiación dispersa, de baja densidad de flujo energético que viene del Sol, es captada en grandes superficies de terreno mediante la acción de las plantas fotosintéticas, y organizada en la estructura densa en carbohidratos de esas plantas. Literalmente, se componen así mismas a partir de la luz solar incidente que llega a la Tierra. Estos carbohidratos densos en energía, son luego consumidos por vida animal más compleja y vía el proceso de digestión, se incorporan a la estructura de estos organismo superiores, regresando en última instancia al medio ambiente en la forma de materiales fósiles biológicos residuales, tales como los suelos, los depósitos minerales, e incluso la atmósfera de la Tierra. Estos materiales fósiles luego son procesado de nuevo por la fuerza geológica de la actividad económica humana, convirtiéndose en fósiles noéticos [4, 3, 5, 16]. De este modo, se puede ver a la biosfera y a la noosfera, en términos tanto de la escala del espacio ocupado así como de la naturaleza de su actividad, como una singularidad en un proceso por otro lado continuo, marcando el cambio de materia y energía a estados de organización y concentración cualitativamente superiores. Este proceso continuo se extiende al Sol, en la forma de energía solar absorbida por las plantas (y animales en el caso de la síntesis de la vitamina D), pero también mucho más lejos, como lo muestra el flujo constante de radiación cósmica hacia adentro y afuera de la biosfera. Éste es un flujo constante muy parecido al flujo de la energía solar hacia la biosfera, aunque su papel en los procesos biológicos está en gran parte inexplorado. El entendimiento del papel biológico de este flujo constante de material cósmico tiene una importancia decisiva en un proyecto de colonización extendido de la Luna a Marte.
La migración biogénica de rayos cósmicos
Se trata de un ciclo completo, como los otros ciclos de migración biogénica como el consumo de alimentos y la fotosíntesis. Hay un flujo constante de partículas ionizadas hacia adentro y hacia afuera de la Tierra y su atmósfera. Las de energía más alta pasan directamente a través de toda la materia, biológica y de otro tipo, aparentemente sin verse afectadas por ello. Pero también estas partículas, capaces de eludir cualquier tipo de blindaje, están potencialmente involucradas en la regulación de los ritmos circadianos de varios organismos que por otra parte se mantienen en ambientes protegidos [1]. Otras partículas de menor energía están involucradas en colisiones a diferentes niveles de la atmósfera de la Tierra, produciendo cascadas de partículas secundarias que tienen que ver con el cambio en la proporción de isótopos en la superficie terrestre, y es probable que efectúen cambios radicales en el clima de la Tierra. Son estas partículas, por ejemplo, las que probablemente jueguen el papel dominante en los ciclos de glaciación, calentamiento global y el paso cíclico a través de las eras glaciales [15, 13].
Esta interacción de los rayos cósmicos con la atmósfera, que crea una cubierta de nube y que cambia el clima de la Tierra al entrar y al salir de las eras glaciales, se ha de considerar como un tipo muy específico de interacción con la biosfera de la Tierra, ya que, como Vernadsky señala [17], la atmósfera de la Tierra es totalmente una creación de la materia viva sobre el planeta. Así, las cascadas producidas por la radiación cósmica al entrar en la atmósfera, así como la actividad altamente energética que ocurre en la ionosfera, que interactúan con el viento solar y producen fenómenos tales como la aurora boreal, se reconocen todos apropiadamente como productos de la biosfera. El papel de los rayos cósmicos en un medio ambiente abiótico, tal como el de la Luna, es totalmente diferente, como lo confirma la composición peculiar del suelo lunar.
Asimismo, en el nivel de un organismo individual: la protección de las criaturas vivientes de la radiación produce un cambio en la tasa metabólica similar a los cambios en el metabolismo que resultan de la eliminación de nutrientes, calor, oxígeno (en el caso de organismos que poseen mitocondria) o luz solar (en el caso de organismos que poseen cloroplastos). Este es un indicio más de que los rayos cósmicos juegan un papel decisivo en la migración biogénica de la materia a través de la biosfera.
El papel de la radiación cósmica en los procesos evolutivos. Lo que sabemos del registro fósil
Nigel Calder describe el papel creativo de los rayos cósmicos en el desarrollo inicial del sistema solar, abasteciendo de combustible las reacciones químicas y fomentando la formación de moléculas complejas. [14] Sin embargo, su rol en la evolución de la materia no se detiene con el desarrollo del material abiótico en el sistema solar. El ejemplo más convincente del rol de la radiación cósmica en los procesos biológicos es su importancia en los ciclos evolutivos de largo plazo. El mero hecho del papel que juegan en el calentamiento global y las glaciaciones es suficiente para tener un efecto significativo en la vida biológica sobre la Tierra, pero hay más evidencia de un papel mucho más directo de la radiación cósmica en los procesos evolutivos. La mayor parte de esta conexión se reconoce sólo en la forma de resonancias observadas entre varios ciclos de la biosfera y ciclos relacionados en otros lugares del espacio interestelar. Los nexos causales y los procesos de mediación, no se han establecido todavía, aunque más adelante se plantearán los candidatos potenciales como hipótesis, empezando con el trabajo de Gurwitsch (Gurvich). Aparte de lo que discutiremos aquí, no se ha hecho ningún intento para explicar la naturaleza creativa antientrópica de todo este proceso, que vincula la vida en la Tierra al cosmos en general. Sin embargo, una comparación de los ciclos, que indica una patente resonancia entre los ciclos astronómicos, biológicos y geológicos es de gran interés para emprender la investigación correcta.
Se han descubierto ciclos patentes de aumento y disminución en la biodiversidad fósil (el número de especies distintas que viven en el planeta en un momento dado) de 62 y 140 millones de años. [12] El ciclo de 140 millones de años corresponde a las variaciones en la afluencia de rayos cósmicos, que se predijeron que ocurriera al paso de la Tierra a través de los brazos espirales de nuestras galaxia. Este cambio periódico previsto en la radiación cósmica incidente también se ha verificado en el examen de las proporciones cambiantes del isótopo de Potasio 40/41 observadas en meteoritos de hierro, y este modo, a los períodos helados de la "bola de nieve terrestre", que se corresponden con la cantidad de radiación cósmica incidente. [13, 15]. El examen de la era de los depósitos de roca ígnea muestra que la actividad volcánica se encuentra aproximadamente en el mismo ciclo de 60 millones de años, mostrando un nexo todavía no explicado a los fenómenos geológicos/tectónicos [12]. Pero, más en relación con nuestro planteamiento, este ciclo también tiene el mismo período que el previsto para el paso regular de nuestro Sistema Solar dentro y fuera del plano de la Galaxia, si tomamos en cuenta la posibilidad de que la densidad de radiación cósmica difiere de un lado a otro del plano galáctico [9]. Un componente de la medida Exxon para la fluctuación del nivel del mar es congruente, en el período y la fase, con el ciclo de biodiversidad más corto. La proporción del isótopo de estroncio 87/86 , que se relaciona con la cantidad de tierra seca que queda al descubierto cuando cambia el nivel de las aguas, también corresponde con el período y la fase (invertida) del período de 62 millones de años, [9] que de nuevo apunta a una relación entre los cambios tectónicos y los ciclos astronómicos [consultar el ciclo de la actividad volcánica identificado por Rohde en 12, arriba]. Así, en general, vemos mucha evidencia de una especie de resonancia astrobiogeoquímica, que nos lleva a empezar a concebir la idea de la noosfera como participante de un sistema organizado cuya escala se extiende hasta las fuentes de radiación cósmica conocidas más lejanas. Se demuestra que la impresión de que los procesos astronómicos están separados por enormes extensiones de espacio vacío es incorrecta; la biosfera está conectada de manera funcional a los confines más lejanos del universo físico mediante un proceso increíblemente activo, invisible a simple vista. El espacio está lejos de ser vacío, sino más bien está lleno, es dinámico y complejo; organizado, como la Tierra misma, en los espacios-fase que interactúan, lo abiótico, la biosfera y la noosfera, donde el último indica el potencial para el desarrollo económico activo de la humanidad y para la reorganización de este sistema complejo. Este es el contexto adecuado en el cual debemos entender la discusión sobre la industrialización lunar, la colonización del sistema solar y la organización económica del espacio interplanetario, interestelar e intergaláctico.
Esto nos lleva al problema principal de todas estás comparaciones cíclicas, pero también de manera potencial a la fuente del mayor número posible de nuevas líneas de investigación, que consiste en el hecho de que el "gráfico" real del desarrollo evolutivo, en particular después del surgimiento del hombre y la noosfera, no es cíclico. Constituye un desarrollo ascendente continuo hacia niveles cada vez más altos de organización y de densidad de flujo energético, como lo ha medido y definido el economista físico Lyndon LaRouche. Así que ahora regresamos a la cuestión planteada por LaRouche al inicio: ¿A cuál de los tres espacios-fase de Vernadsky pertenece este flujo de rayos cósmicos? Si ellos y los ciclos con los que resuenan, son parte del desarrollo de la biosfera, entonces el desarrollo antientrópico de la biosfera debe ser un carácter de todo el sistema de flujos energético-materiales que participan en el desarrollo de esa biosfera. En relación a esto, está la necesidad de desarrollar medios para reconocer una diferencia más cualitativa, y no meramente una diferencia cuantitativa en la interacción de los rayos cósmicos con la biosfera. La vida, como veremos más abajo , de acuerdo al trabajo de Gurwitsch, es sensible a tales diferencias cualitativas en la radiación electromagnética y otras, que los estudios mencionados arriba no han tomado en cuenta.
Modos de actividad posibles dentro de los organismos vivos. ¿Cuáles son los procesos naturales de los organismo vivos que utilizan este tipo de radiación?
Con respecto a cantidad versus cualidad de radiación, y la sensibilidad de la vida a estas diferencias cualitativas (donde la generación actual de instrumentos de medición carece de igual precisión) consulte el trabajo de A. G. Gurwitsch [6, 7]. La interacción de la vida con la radiación electromagnética coherente, y su uso, es muy superior a los tipos de fenómenos abióticos que se le atribuyen con frecuencia en las consideraciones teóricas más que en las consideraciones experimentales. El conocimiento de la complejidad de este funcionamiento normal de diferentes tipos de radiación dentro de los organismos vivos arrojará luz sobre los efectos que se esperan de la exposición a formas atípicas de radiación. En la actualidad, la carencia de precisión en nuestro conocimiento del papel de los diferentes tipos de radiación en fenómenos vivos, nos limita a describir los efectos destructivos de la radiación relativamente desorganizada, en grandes cantidades, como la que se utiliza con resultados variados en el tratamiento de diversos tipos de cáncer. ¿Qué tipo de aplicaciones médicas de precisión de la radiación podríamos desarrollar con un conocimiento más detallado del papel de la radiación en el funcionamiento normal de los procesos vivos?
Sabemos que la fotosíntesis es una interacción patente de los organismos vivos con el espectro electromagnético. Del mismo modo, en los mamíferos tenemos la síntesis de colecalciferol mediante la luz solar. Asimismo, Gurwitsch y sus seguidores han demostrado que la radiación ultravioleta coherente juega un papel regulador muy importante en los procesos de mitosis celular, la función más importante en las propiedades configurativas (gestalt) del organismo: la morfogénesis y la regulación [6, 7]. El funcionamiento incorrecto de esta radiación "mitogénica" ultravioleta se ha relacionado al desarrollo del cáncer.
El trabajo de Frank Brown, citado arriba, implica que los rayos cósmicos podrían jugar un papel muy importante en la regulación del metabolismo animal: las funciones metabólicas de varios organismos se relacionan a varios ciclos astronómicos que tienden a ser aproximadamente del orden de un día o un mes. Estos ciclos se reflejan en el metabolismo del organismo incluso cuando se quita al organismo los indicios visuales directos como el Sol o la Luna. Frank Brown ha demostrado que esta regulación continúa cuando la única influencia que no se ha aislado son los rayos cósmicos, y los diferentes efectos de los campos eléctricos, magnéticos y gravitacionales penetrantes producidos por la Tierra misma. Se conoce que muchos animales poseen la capacidad de orientarse hacia el campo magnético de la Tierra. Se ha demostrado recientemente, que las aves navegan por medio de percibir de modo visual realmente el campo magnético de la Tierra.
Como punto final, en relación al trabajo de Gurwitsch, sabemos que los ácidos nucleicos son extremadamente sensibles (resonantes) a la radiación ultravioleta, hasta el punto en que ciertos virus "se encienden y se apagan" (entran y salen de su fase lítica o cancerígena), basados en la interacción con la radiación ultravioleta en condiciones de laboratorio.
Lo que sabemos sobre las fuentes de estos flujos. Nebulosa del cangrejo, pulsares, súpernovas e hipernovas
Nuestra primera indicio de la naturaleza fundamentalmente creativa incluso del universo "abiótico", se encuentra en nuestro conocimiento de su carácter en tanto sistema dinámico en desarrollo, constantemente en creación. La creación constante de nuevas fuentes de radiación cósmica en la forma de supernovas, hipernovas, estrellas pulsar y similares, es pertinente a nuestra discusión aquí. Mientras que la mayor parte de lo que se alega sobre el tema en la actualidad es pura especulación, extrapolado simplemente del conocimiento físico existente aquí en la Tierra, lo que es claro es que su tasa de creación constante nos da una sensación de un proceso en movimiento, dirigido en vez de cíclico, que se asemeja más a lo que caracteriza al desarrollo de la biosfera y la noosfera, cada una en su respectivo grado. Por lo tanto, el entendimiento de su resonancia con la vida en la Tierra nos dará un mayor discernimiento de sus características creativas aún inexploradas.
Un viaje a 1-G a Marte representará la creación de nuevos fenómenos relativistas por parte del hombre. Es significativo que las mayores fuentes conocidas de radiación cósmica aquí en la Tierra, tal como la Nebulosa del Cangrejo, estén todas relacionadas al fenómeno que parece paradójico desde el punto de vista de la teoría de la relatividad. Esto indica un tipo de causalidad que reside fuera de las simples cadenas cinemáticas de causa y efecto y nos conduce hacia un enfoque más de sistema, configurativo (gestalt) de la causalidad: dinámica. Una evaluación más certera de la naturaleza de estos procesos demanda una inspección más estrecha, y obliga la pregunta: ¿Qué límites físicos empezamos a empujar en el momento en que iniciamos viajes en una aceleración de una gravedad terrestre en distancias largas?
Propuestas experimentales
Las primeras investigaciones experimentales obviamente requerirán de un estudio más detallado del medio ambiente a que se enfrentarán nuestros viajeros interplanetarios. Será necesario acelerar las sondas que lleven diferentes tipos de instrumentos- a 1-G por un largo período de tiempo, con el fin de evaluar que efectos físicos inesperados podrían resultar de este proceso.
[...]
Las cuestiones económicas relacionadas a esta investigación ampliada son más que una cuestión de "empleos locales". Lo que significa este tipo de orientación política, y lo que Kesha y LaRouche representan, es una orientación hacia el futuro de la especie humana en su conjunto. Garantizar el futuro de la humanidad en esta forma, es la única manera de asegurar la existencia de la atención médica, empleo significativo real y un sentido cultural de la misión no sólo para esta nación, sino para el mundo. Los patriotas verdaderos, los planificadores, los científicos, los ingenieros y los ciudadanos promedio se movilizarán alrededor de la visión que representa esta misión, derrotarán a los controladores financieros del actual gobierno de Obama, y ayudarán a Kesha a hacer realidad esta política. En un mundo desesperado por un liderato verdadero, el futuro y nuestra supervivencia está en nuestras manos.
Contacto: sky.jason.shields (at) gmail (dot) com
(1) Brown, F. Living Clocks. Science 130 (1959)
(2) Brown, F. An Exogenous Reference-Clock for Persistent, Temperature-Independent, Labile, Biological Rhythms. Biological Bulletin 115 (1958)
(3) LaRouche, Lyndon H. The Economics of the Noösphere. EIR News Service, Inc. (2001)
(4) LaRouche, Lyndon H. Vernadsky and Dirichlet's Principle. 21st Century Science & Technology (2005)
(5) LaRouche, Lyndon H. The Astrophysics of Gurwitsch Radiation. 21st Century Science & Technology (Fall 1998)
(6) Lipkind, M. Alexander Gurwitsch ad the Concept of the Biological Field. Part 1. 21st Century Science & Technology (Summer 1998)
(7) Lipkind, M. Alexander Gurwitsch and the Concept of the Biological Field. Part 2. 21st Century Science & Technology (Fall 1998)
(8) Lowry, Colin. Gurwitsch's Non-Reductionist Biology. 21st Century Science & Technology (Fall 1998)
(9) Medvedev, Mikhail V. & Melott, Adrian L. Do Extragalactic Cosmic Rays Induce Cycles in Fossil Diversity? The Astrophysical Journal (2007)
(10) Melott, Adrian L. & Bambach, Richard K. An ubiquitous ~62 Myr periodic fluctuation superimposed on general trends in fossil biodiversity: Parts I and II
(11) Presman, A. S. "Electromagnetic Fields and Life" Plenum Press (1970)
(12) Rohde, Robert A. & Muller, Richard A. Cycles in fossil diversity. Nature 434 (2005)
(13) Shaviv, N. Cosmic ray diffusion from the galactic spiral arms, iron meteorites, and a possible climatic connection. Phys. Rev. Lett. 89 (2002)
(14) Svensmark, H & Calder, N. "The Chilling Stars: A New Theory of Climate Change" Totem Books (2008)
(15) Svensmark, H. Cosmoclimatology: A New Theory Emerges. A&G 48 (2007)
(16) Vernadsky, Vladimir I. Some Words About the Noösphere. 21st Century Science & Technology. (2005)
(17) Vernadsky, Vladimir I. "The Biosphere", Springer. (1998)
(18) Vernadsky, Vladimir I. "Scientific Thought as a Planetary Phenomenon" Nongovernmental Ecological V.I. Vernadsky Foundation (1997).