El Foro China-Celac abraza La Franja y La Ruta de China;
¿Lo hará E.U.?
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Por Cynthia Rush
Este artículo se publicó en el número de EIR del 2 de febrero de 2018)
En un espectacular acontecimiento que hubiera parecido imposible hace tan solo ocho meses, el 22 de enero, las 33 naciones miembro de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), una región que abarca todo el Hemisferio Occidental menos Canadá y Estados Unidos, apoyó oficialmente la Iniciativa de la Franja y la Ruta de China (IFR), la perspectiva de desarrollo dominante ahora en el mundo. La segunda Reunión Ministerial del Foro China-Celac se llevó a cabo en Santiago de Chile, bajo el título “Trabajando por más desarrollo, innovación, y cooperación para nuestros pueblos: Un destino común”, en donde participó el ministro de Relaciones Exteriores de China, Wang Yi y su delegación, culminó en una declaración formal de apoyo a la Iniciativa de la Franja y la Ruta, y en donde se expresa el deseo de ser un participante activo en este magnífico programa de desarrollo.
Aunque el texto de la declaración no estaba disponible para EIR al momento de este escrito, los comentarios de Wang Yi al Foro Empresarial de Cooperación Económica y Comercial China-Celac, que se llevó a cabo un día después, no deja dudas del compromiso de la CELAC:
Durante la reunión [ministerial], los Ministros de Relaciones Exteriores emitieron una declaración especial sobre el apoyo y la participación en la Iniciativa de la Franja y la Ruta. Significa que con la Segunda Reunión Ministerial, esta iniciativa visionaria propuesta por el Presidente de China, Xi Jinping, se ha extendido a Latinoamérica y al Caribe, y se ha convertido en la mayor plataforma y la de mayor acogida, para la cooperación internacional, que abarca a todos los continentes y océanos. Es además de los bienes públicos más importantes que China ofrece al mundo.
China y CELAC acordaron construir conjuntamente la Franja y la Ruta. Mientras que China y otros países trabajan juntos en la Iniciativa de la Franja y la Ruta, los países Latinoamericanos y Caribeños no pueden estar ausentes y deben ser una parte significativa de ésta. Hubo una vez en que la antigua Ruta Marítima nos conectó a través del Océano Pacífico. Ahora, en el siglo 21, China está preparada para trabajar con los países latinoamericanos y caribeños para revitalizarla. La colaboración en este proceso creará mayor espacio y mercados, así como recursos y medios para el desarrollo de los países latinoamericanos y caribeños.
En su mensaje de felicitación a la reunión ministerial del 22 de enero, leída por Wang Yi, Ji Xinping recalcó:
Históricamente, nuestros antepasados, surcando las olas y salvando mares y océanos, abrieron la Ruta Marítima de la Seda en el Océano Pacífico entre China y esta región. Hoy día, vamos a plasmar un nuevo plan maestro de la construcción conjunta de la Franja y la Ruta y forjar una ruta de cooperación transpacífica, con vistas a conectar y estrechar aún más nuestras fecundas tierras de China y América Latina y el Caribe, dando inicio a una flamante era de nuestros vínculos. ¡Que icemos las velas rumbo a un futuro más promisorio de nuestras relaciones y de toda la humanidad!!
El foro China-Celac
El Foro China-Celac se fundó en julio de 2014, durante la cumbre anual de las naciones del BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), que se realizó ese año en Fortaleza, Brasil.. Durante esa cumbre, el Presidente Xi Jinping se reunió por separado con todos los dirigentes de la CELAC, entre ellos once Jefes de Estado. En la Primera Reunión Ministerial en Pekín, en enero del siguiente año, el Foro China-Celac presentó un Plan de Acción 2015-2019 basado en el marco de trabajo de una “fórmula 1+3+6”, es decir “un plan” (el Plan de Acción 2015-2019), “tres motores” (comercio, inversión y finanzas), y “seis campos” (energía, construcción de infraestructura, agricultura, industria, innovación tecnológica y tecnología de información).
Esa primera reunión en Pekín despertó un gran optimismo, que también se reflejó en el movimiento simultáneo de avance de las naciones BRICS. Pero para finales de 2015 y entrando el 2016, este optimismo se atemperó por una serie de golpes de Estado de facto en la región, que instalaron gobiernos favorables a Wall Street y hostiles a los BRICS y a la Iniciativa de la Franja y la Ruta. El neoliberal Mauricio Macri ganó la Presidencia de Argentina en diciembre de 2015; en mayo de 2016, la Presidente Dilma Rousseff de Brasil, miembro de los BRICS, fue derrocada ilegalmente por un golpe de banqueros y reemplazada por el monetarista Michel Temer; y el banquero de Wall Street Pedro Pablo Kuczynski, o PPK, se convirtió en el Presidente de Perú en julio de ese año.
Los tres han causado estragos económicos y políticos en sus respectivos países, mientras que sostienen que favorecen la cooperación con China, y buscan inversiones chinas en algunas áreas clave. Ideológicamente, sin embargo, están esposados al viejo paradigma de la geopolítica británica. Sin embargo, la impresionante velocidad con la que se ha movido toda la región en el nuevo paradigma inspirado por China durante los últimos 7 ú 8 meses, amenaza con volverlos irrelevantes. Londres y Wall Street, mientras tanto, todavía están tratando de averiguar cómo ha sucedido este cambio justo delante de sus narices.
Desde que anunció la Iniciativa de la Franja y la Ruta en noviembre de 2013, Xi Jinping ha viajado a la región tres veces, ha visitado un total de diez países, y la instalación de gobiernos neoliberales no lo ha disuadido. En el Foro de la Franja y la Ruta sobre Cooperación Internacional que se llevó a cabo en Pekín en mayo de 2017, su mensaje no dejó dudas: “América Latina es la extensión natural de la Ruta de la Seda Marítima del siglo 21”. Ocho meses después, la región está rebosante con el debate entusiasta sobre su futuro como parte de la Iniciativa de la Franja y la Ruta.
La Presidente saliente de Chile, Michelle Bachelet, una fiel aliada de China y firme defensora de la Iniciativa china, resumió muy bien la situación en el discurso del 23 de noviembre de 2017, en Santiago, para celebrar el décimo aniversario de la fundación del Instituto Confucio de la Universidad de Santo Tomás.
Hoy, dijo, el mundo gira “más que nunca antes” en torno a la Cuenca del Pacífico y nos obliga a mirar en esa dirección”. Por lo tanto, “sabemos muy bien que nuestra relación con China…y con el Asia Pacífico…es fundamental para que podamos llegar a destino”. La relación entre China y Chile, dijo, va mucho más allá de lo comercial. China “es también uno de nuestros principales socios politicos en el camino a la apertura, de la integración y la cooperación para el progreso”.
¿Y Estados Unidos?
En el transcurso de la reunión del 22 de enero, Wang Yi, así como otros ponentes, caracterizaron de tensa a la situación estratégica global actual, con “muchas incertidumbres... y complejidades”. En ese contexto, sin embargo, Wang Yi subrayó que China es un “socio totalmente confiable” cuya política exterior se basa en la colaboración “ganar-ganar”, de respeto mutuo, un compromiso con el multilateralismo, y de la no intervención en los asuntos internos de otras naciones, que busca únicamente “compartir los dividendos de su desarrollo con todos los países y lograr una prosperidad común”. Esto, dijo, refleja el “nuevo tipo de relaciones internacionales” que se delineó en el reciente 19º Congreso del Partido Comunista Chino.
Declaró significativamente que China “tiene la determinación y la confianza para explorar una manera de desarrollar un gran país, que es diferente a la que han seguido las potencias tradicionales, y siempre estará al lado de los países latinoamericanos y caribeños y todos los demás países en desarrollo. La competencia geopolítica o “el juego de suma cero, no es ni nuestro propósito ni nuestra práctica”, recalcó. “Invitamos a todos los países, grandes y pequeños, a discutir la Iniciativa de la Franja y la Ruta como iguales”.
Ninguno de los discursos en ninguna de las reuniones en Santiago mencionaron alguna vez de manera explícita a Estados Unidos. Pero en el debate y en la intensa diplomacia que tuvo lugar durante dos días, fue implícita la cuestión obvia sobre dónde queda Estados Unidos en esta situación que cambia rápidamente. ¿Se unirá el gobierno de Trump a China en la magnífica perspectiva de desarrollo regional, y global, de la Franja y la Ruta? ¿O se excluirá, como lo desean los elementos vinculados a los británicos que intentan derrocar al Presidente estadounidense? Estos últimos alegan que la creciente presencia de China en el sur de la frontera constituye una “agresión” contra los intereses de EU en su tradicional “patio trasero”.
El rápido suceso de acontecimientos en la región ya ha hecho sonar las alarmas entre los partidarios de la geopolítica británica en Washington. El pasado mes de diciembre la Fundación Nacional por la Democracia (NED, por sus siglas en inglés) –uno de los instrumentos claves utilizados en los últimos años para realizar “cambios de régimen” o “revoluciones de color” en nombre de la “democracia” publicó un informe que denota pánico, titulado “Sharp Power, Authoritarian Influence” (Poder aguda, influencia autoritaria), donde denuncia la creciente presencia de China en la región de Latinoamérica y del Caribe. Su principal preocupación es que, con sus logros económicos, su impresionante crecimiento, y su creciente influencia global, China puede ofrecer ahora la posibilidad de “oportunidades económicas” a la región, que otros socios internacionales no pueden igualar.
La NED apunta significativamente al Foro China-Celac como el promotor de la supuestamente infame presencia de China, ya que a través de sus reuniones ministeriales y otras relacionadas, Pekín “puede hacer valer más su poder para fijar la orden del día en lo que respecta a la región”, de lo que ha sido capaz de lograr con medios más tradicionales. Se muestran muy preocupados y advierten del gran peligro de que un creciente número de la élite política de la región, estudiantes, científicos, representantes culturales, y otras “personas importantes de renombre” de la región, estén cayendo bajo el encanto “hipnótico” de Pekín, luego de viajar a China con todos los gastos pagados, y volver luego a casa como ¡“embajadores de facto de la causa China”!
A construir el Puente Terrestre Mundial
En contraste con estos disparates, en una discusión del 17 de enero, la fundadora del Instituto Schiller, Helga Zepp-LaRouche, mostró una vía sensata a seguir para Estados Unidos: sólamente puede empezar a abordar de manera efectiva problemas domésticos graves como la epidemia de drogas o la inmigración si adopta políticas para fomentar el desarrollo económico real de Centroamérica y el Caribe en particular regiones que sufren de condiciones económicas horribles, con el concomitante sufrimiento humano. La colaboración de EU con China en la región permitiría la construcción de grandes proyectos de infraestructura, puertos, ferrocarriles, nuevas industrias, y corredores de transporte, mediante los cuales la región podría progresar rápidamente, y alcanzar niveles de productividad superiores y dar trabajo a su población.
Estados Unidos mismo se encuentra en la urgente necesidad de grandes inversiones en infraestructura y proyectos de alta tecnología, y China le ha ofrecido una asociación de cooperación para construirlos. Si se construyeran en la escala necesaria con las tecnologías más avanzadas, tales como las líneas de ferrocarril de alta velocidad, corredores de transporte y nuevas ciudades, la construcción de estos proyectos aseguraría la extensión del Puente Terrestre Mundial a través de toda Norteamérica, y a lo largo del Estrecho de Bering entrando en Eurasia. Sería además de gran beneficio para Estados Unidos tener, al sur de su frontera, una región del Caribe y de Centroamérica próspera y económicamente desarrollada.
China tiene el propósito de avanzar en la región, pero preferiría más tener a Estados Unidos como un socio. “Únanse a nosotros”, fue el mensaje que lanzó Wu Changsehng, director del Centro de Estudios Latinoamericano de la Fundación China para Estudios Internacionales, en comentarios al diario Global Times publicados el 18 de enero. “La cooperación de China con los países de América Latina y del Caribe no es exclusiva”, dijo. “Es inclusiva. Damos la bienvenida a la participación de terceros. Así que Estados Unidos no tiene que preocuparse”.
El caso de Panamá
Esta es la cuestión que también planteó el Presidente de Panamá, Juan Carlos Varela, el pasado mes de junio, poco después de que Panamá anunciara que había roto relaciones diplomáticas con Taiwán y que las había establecido con la República Popular de China (RPC). Panamá considera a Estados Unidos un socio estratégico, dijo Varela, y no ve ninguna contradicción en mantener lazos diplomáticos con ambas potencias. Washington no debe ver esto como una amenaza a sus intereses, subrayó correctamente.
La transformación de Panamá desde el pasado mes de junio ha sido impresionante, como dicen los panameños, para “recuperar el tiempo perdido”. Varela hizo una visita de Estado y una gira de una semana a China el pasado mes de noviembre, y Xi Jinping ha aceptado su invitación de visitar Panamá en una fecha que se anunciará pronto. Hay un flujo constante de delegaciones diplomáticas y técnicas que va y viene entre los dos países, y pláticas constantes para ampliar los nexos económicos, comerciales, y culturales. En primer lugar del orden del día, de los proyectos de desarrollo prioritarios, está la estratégicamente importante línea de ferrocarril de alta velocidad que se extenderá desde Ciudad de Panamá al norte hacia la frontera con Costa Rica. Los estudios de pre-factibilidad para esto, realizados por empresas chinas, se pondrán en marcha pronto.
El proyecto incluye la construcción de dos líneas ferroviarias de doble vía, una para pasajeros que irá hasta la ciudad de David, y otra para transporte de carga, que se extenderá otros 50 km hasta Paso Canoas en la provincia de Chiriquí en la frontera de Costa Rica.
Es claro que China se propone que el tren se extienda a través de Costa Rica y el resto de Centroamérica, hasta México, a fin de aumentar considerablemente el flete marítimo hacia, y desde, China, cuyos barcos a través del Canal de Panamá retornan, según se informa, llenos únicamente al 40%. Este fuerte incremento en el comercio regional requerirá la expansión tanto el puerto de Ciudad de Panamá como el de Colón, en ambos extremos del Canal, junto con aeropuertos e infraestructura relevante. La aerolínea China Airlines ya está negociando vuelos directos a Panamá desde Guangzhou, Shenzhen, y Shanghai, para comenzar en marzo de este año.
Las implicaciones de estos planes ya han desatado un debate apasionante en la vecina Costa Rica, la única nación de Centroamérica que tiene relaciones diplomáticas con la República Popular de China. En un artículo publicado el 19 de diciembre por el diario costarricense La Nación, titulado: “Panamá Desafia a Costa Rica,” el exministro de Planificación, Carlos Manuel Echeverría, señaló que Panamá, “con su canal y ubicación, ya es parte de [la Nueva Ruta de la Seda], y el reto que ha planteado—sin decirlo, pero que por su propio pesa cae—a Centroamérica es el de continuar ese ferrocarril hasta México; de lo contrario, el que se planea servirá marginalmente”.
Echeverría recordó que los planes para tal línea existían desde los 1980, e incluso antes, para promover la integración regional. Hoy, pregunta él, ¿”Cómo vamos a quedar fuera de la Ruta de la Seda? Sería un craso error—nunca debemos dejar de pensar en lo estratégico, y desarrollar al respecto, una visión y políticas de Estado consecuentes”. Observa que en solo unos pocos años, Panamá ha hecho enormes avances, con un Canal ampliado, un nuevo aeropuerto grande y un sistema de metro subterráneo, y una importante construcción de infraestructura. Así que ahora, concluía Echeverría, es el momento de que Costa Rica sea audaz, “debe cambiar radicalmente su forma de pensar, organizarse y actuar, empezando por dejar de pensar en chiquitico”.
Un anacronismo diplomático
Esa audacia no se ha extendido por el momento a las cuatro naciones centroamericanas que el tren debería de atravesar (Nicaragua, El Salvador, Honduras, y Guatemala), cuyos gobiernos todavía mantienen lazos diplomáticos con Taiwán. El tren no pasaría por Belice, la quinta nación centroamericana que sigue manteniendo lazos diplomáticos con Taiwán. En el Caribe, la República Dominicana, Haití, Santa Lucía, Saint Kitts y Nevis, Saint Vincent y las Granadinas también mantienen lazos diplomáticos con Taiwán.
Pero dados los rápidos cambios de los últimos meses, particularmente en Panamá, puede ser que este anacronismo diplomático no dure más.
A pesar de que no hay lazos diplomáticos formales, China ha mantenido relaciones económicas, comerciales, y culturales de manera consistente con todos estos países, de lo cual el ejemplo más llamativo es el proyecto propuesto de $4,7 mil millones de dólares para reconstruir la capital haitiana de Puerto Príncipe. En el Foro China-Celac, los Ministros de Relaciones Exteriores de estas naciones con las que no hay vínculos diplomáticos, participaron no obstante en una animada discusión con Wang Yi y su delegación. El Ministro de Relaciones Exteriores de El Salvador, Hugo Martínez, que es el presidente pro tempore de Celac, se mostró visiblemente entusiasmado ante la perspectiva de participar en la IFR. Wang sin duda dejó muy claro, como lo hizo en agosto pasado Wu Weihua, el encargado de negocios de la embajada china en Panamá, que “China se propone repetir el ejemplo de Panamá en otros países de la región”, con el ofrecimiento de “jugosas” inversiones del tipo que Panamá está ahora disfrutando.
Los retos que hay por delante
El Plan de Acción 2019-2021 acordado por el Foro China-Celac es extremadamente ambicioso y plantea varios retos a la región, el más urgente de los cuales es el de dejar atrás rápidamente su papel tradicional de exportador de materias primas, hacia la industrialización y el desarrollo de su infraestructura. Esta es la prioridad máxima para los gobiernos de la región.
De los cinco puntos importantes del nuevo Plan de Acción que Wang Yi presentó el 22 de enero, uno exhorta a “el desarrollo de industrias nacionales competitivas y soberanas”, con base en las tecnologías más avanzadas. “China tiene el equipamiento, la tecnología, las oportunidades de financiamiento y de capacitación que ustedes necesitan”, dijo Wang a su público. “Ambas partes podemos acelerar la cooperación industrial, y colaborar para desarrollar la logística... Ampliar los canales de financiamiento... explorar el establecimiento de un consorcio de instituciones financieras para el desarrollo, y construir más parques industriales, y zonas económicas especiales”.
Wang también recalcó que la determinación del Plan de Acción es “aprovechar la oportunidad del crecimiento impulsado por la innovación, fomentar la coordinación entre el Plan de Acción de Cooperación en la innovación, la ciencia y la tecnología de la Franja y la Ruta, y las estrategias de desarrollo de los países latinoamericanos y caribeños”. Esto implicará construir una Ruta de la Seda China-Latinoamérica y Caribe, y una Ruta de la Seda digital. Este tema plantea avanzar en la “cooperación en áreas emergentes, como la aeroespacial y la aviación... China está preparada para ayudar a capacitar a más investigadores de los países de Latinoamérica y del Caribe a través de la Asociación de Ciencia y Tecnología de China-Latinoamérica y Caribe y el Programa de Intercambio de Jóvenes Científicos China-Latinoamérica y Caribe”.
De gran importancia es la propuesta del Plan para construir una red de transporte que conecte tierras y océanos, subrayando el apoyo de China para “construir ferrocarriles y túneles bioceánicos y abrir más rutas marítimas y enlaces aéreos directos”.
Otro componente clave del Plan de Acción es el compromiso de intensificar intercambios culturales y de contactos personales. China, dijo Wang, “está preparada para compartir más experiencia de gobernanza con países de Latinoamérica y el Caribe, alentar... intercambios entre nuestros partidos políticos” y otros organismos nacionales relacionados con los medios, la juventud, y los grupos científicos, así como establecer más centros culturales “y más Institutos Confucio en países de Latinoamérica y el Caribe para profundizar el entendimiento mutuo y la amistad”.
Nadie duda que la implementación del Plan de Acción requerirá un duro trabajo y una colaboración muy estrecha. Pero tal y como declaró Wang al final de su presentación: “Como dice un poema chino, ‘los amigos de verdad valoran las promesas de unos a otros y viajarán mil millas para estar juntos’. Hagamos de esta reunión un nuevo punto de partida en nuestras relaciones, aprovechemos la oportunidad que ofrece la Iniciativa de la Franja y la Ruta, y unamos nuestras manos a través del océano para abrir una nueva era resplandeciente de las relaciones China-Latinoamérica y Caribe”.