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UNA POLÍTICA DE DÉCADAS

Los maltusianos escogieron a El Salvador para la guerra de despoblación

Este artículo se publicó en la edición del 4 de junio de 2021 de Executive Intelligence Review.

28 de mayo de 2021 — En una entrevista del 20 de febrero de 1981 ampliamente reseñada por la EIR en su momento, Thomas Ferguson, entonces oficial de casos latinoamericanos en la Oficina de Asuntos de Población (OPA, por sus siglas en inglés) del Departamento de Estado, habló con toda naturalidad sobre el caso de El Salvador, para insistir a favor de las políticas de reducción drástica de la población por cualquier medio necesario. El país ya se desgarraba en ese momento en una guerra interna, pero, argumentó que había que matar a más mujeres en edad de procrear “para cumplir la tarea sobre la población”; se necesitaba una escasez de alimentos, y tenía que haber desplazamientos de la población. A continuación reproducimos extractos de esa entrevista, que se publicaron en la edición de EIR del 10 de marzo de 1981 (The Haig-Kissinger Depopulation Policy (larouchepub.com)):

“Todos los focos de conflicto en el Tercer Mundo son en realidad resultado de una política demográfica fracasada… El Salvador es un ejemplo de cómo nuestro fracaso para reducir la población a través de programas eficaces, ha sentado las bases para generar una crisis de seguridad nacional. El gobierno de El Salvador no utilizó nuestros programas de manera eficaz para reducir su población. Ahora tienen una guerra civil debido a ello. Por sí sola, quizás no haga nada a la población, pero habrá desplazamientos, tal vez incluso escasez de alimentos. Todavía tienen demasiada gente allí.

“Detrás de nuestro trabajo hay un solo tema único; debemos reducir los niveles de población. O los gobiernos lo hacen a nuestra manera, con métodos agradables y limpios, o si no, tendrán el tipo de desorden que hay en El Salvador, o en Irán, o en Beirut. La demografía es un problema político. Una vez que la población se sale de control, se necesita un gobierno autoritario, hasta el fascismo, para reducirla.

“Los profesionales no están interesados en reducir la población por razones humanitarias. Eso suena bien. Nosotros nos fijamos en las limitaciones de recursos y de medio ambiente, en nuestras necesidades estratégicas, y decimos que este país tiene que reducir su población, o si no, tendremos problemas. Así que se toman medidas.

“Nuestro programa en El Salvador no funcionó. No había infraestructura para respaldarlo. Simplemente había demasiada pinche gente. Si quieres controlar un país políticamente, tienes que mantener la población reducida. Demasiada gente engendra comunismo y malestar social… En El Salvador, no hay lugar para esa gente, y punto. No hay lugar.


“El problema de El Salvador no es la reforma agraria, ni la industrialización, ni siquiera los rusos. Es la sobrepoblación. Lo que vamos a ver en El Salvador es una dictadura militar tras otra, hasta que la población se reduzca a la mitad”.

“Para reducir realmente la población con rapidez, hay que jalar a todos los machos a la lucha, y hay que matar a un número significativo de mujeres en edad fértil”.


“Mira Vietnam. Lo hemos estudiado. Esa zona también estaba sobrepoblada y era un problema. Pensamos que la guerra reduciría los índices, y nos equivocamos. Para realmente reducir la población con rapidez, tienes que jalar a todos los machos a la lucha, y hay que matar a un número significativo de mujeres en edad fértil. Como sabes, mientras tengas un gran número de hembras fértiles, vas a tener un problema. Un solo macho puede embarazar a varias hembras, en especial en estos países, con unidades familiares débiles.

“En El Salvador, estás matando a un pequeño número de machos, pero no a un número suficiente de hembras para hacer la tarea sobre la población. Si la guerra durara 30 o 40 años, entonces sí se lograría algo realmente. Desgraciadamente, no tenemos demasiados casos como ese para estudiar. Sería diferente, porque se trataría de una violencia política continua.

“La forma más rápida para reducir la población es a través de la hambruna, como en África, o a través de las enfermedades, como la Peste Negra. Lo que podría ocurrir en El Salvador es que la guerra podría interrumpir la distribución de alimentos. La población podría debilitarse, podría haber enfermedades y hambruna como sucedió en Bangladés o en Biafra. Entonces se crea una tendencia a que disminuyan las tasas de población rápidamente. Esto podría suceder en El Salvador. Cuando eso empieza a suceder, tienes un caos político total por un tiempo. Así que tiene que haber un programa político para lidiar con ello. No puedo estimar realmente cuántos podrían morir de esta manera, indirectamente, pero podría ser una gran número, dependiendo de lo que ocurra. La gente se reproduce como animales.

“Durante mucho tiempo la gente aquí ha sido muy tímida. Escuchaban los argumentos de los líderes del Tercer Mundo que decían que el mejor anticonceptivo era el desarrollo económico. Así que impulsamos la ayuda para el desarrollo. Mira lo que hemos conseguido. Mejoramos los sistemas de agua y de alcantarillado, redujimos las enfermedades, y ayudamos a crear una bomba de tiempo de la población. Nosotros redujimos las tasas de mortalidad y no hicimos nada para reducir las tasas de natalidad. En la mayoría de los países esto hace imposible el desarrollo económico. Ahora estamos dando marcha atrás. Con el “Global 2000” [El Informe Global 2000 al Presidente, encargado por el Presidente Jimmy Carter y publicado en 1980 como un libro de circulación masiva, que proponía reducir la población mundial en dos mil millones de personas-ed.] y en la política real, decimos que debemos reducir las tasas de población. La idea es obtener las cifras de población bajo control como cuestión principal: reducir la población para que puedas tener desarrollo.  

“La mayoría de la gente de Reagan, incluyendo a [el secretario de Estado Alexander] Haig, comparte este punto de vista. Ellos van a un país y les dicen: ‘¿Dónde está su plan de desarrollo? ¡Tírenlo por la ventana! Empiecen por ver el tamaño de su población y averigüen qué hay que hacer para reducirla. Si no les gusta eso, si no quieren hacerlo a través de la planificación, entonces tendrán un El Salvador o un Irán, o peor, un Camboya’. Eso es lo que les decimos.  

“Haig es un tipo ilustrado en estas cuestiones. Tenemos muchos partidarios aquí en el Departamento de Estado y en el resto de la administración. El capitán Weinberger es un viejo defensor de la doctrina de la población”.  

La brutalidad monstruosa de la perspectiva maltusiana de Ferguson es impactante, pero no era una voz solitaria. Una semana después, William Paddock, un destacado portavoz del Crecimiento Poblacional Cero, a quién Lyndon LaRouche denunció en la televisión nacional de Estados Unidos en 1976 por abogar por un genocidio tipo nazi contra México (vea el artículo adjunto), argumentó en un foro público en el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS, por sus siglas en inglés) de Washington, DC, que para garantizar una reducción suficiente de la población en El Salvador, la política de Estados Unidos debe estar preparada para fomentar la guerra perpetua en esa nación.

Un periodista que había entrevistado a Paddock cuando preparaba su presentación en el CSIS, le informó a EIR que Paddock hablaría en ese foro. En esa entrevista, a la que tuvo acceso EIR, Paddock declaró que el futuro de El Salvador era de “caos total, anarquía de un tipo o de otro. Continuación de un gobierno militar, tal vez de derecha o de izquierda, pero un gobierno militar”. ¿Por qué? Porque el país tenía demasiada gente, en especial jóvenes. Paddock citó el “lúgubre teorema” de Thomas Malthus, “de que el único freno al crecimiento de la población es la hambruna y la miseria”, para justificar su argumento en contra de proporcionar mejoras tecnológicas y ayuda alimentaria a los países en desarrollo, porque eso fomenta el crecimiento de la población, que solo conduce a la “hambruna y la miseria”.

La presentación de Paddock en el CSIS la reseñamos en la columna “Eye on Washington” (Ojo sobre Washington) de la edición del 17 de marzo de 1981 de EIR, de la manera siguiente:

En la mañana del 27 de febrero, el centro [CSIS] cedió su escenario al profesor William Paddock, a quien presentaron extensamente como un experto en población; y hablaba, sobre todo, de El Salvador. Paddock parece un granjero del medio oeste estadounidense, pero su mensaje sería del agrado de Pol Pot. Paddock dijo al público asistente:

“El problema de El Salvador no es la reforma agraria, ni la industrialización, ni siquiera los rusos. Es la sobrepoblación. Lo que veremos en El Salvador es una dictadura militar tras otra hasta que su población se reduzca a la mitad.

“La tecnología no es la solución, es el problema: más tecnología significa más miseria”.

Un asistente de la operación de reforma agraria de la AFL-CIO en El Salvador, lo interpeló para que diera una solución, y dijo:

“No se puede hacer nada. La tierra determina cómo se utilizará, y no ha habido nunca una reforma agraria exitosa en la historia de la humanidad”.

Cuando miembros del público sacaron a relucir ejemplos de países en desarrollo como Taiwán y Corea del Sur, cuyas poblaciones han crecido con la industrialización y se han mantenido relativamente estables, Paddock replicó:

“Oh, esa no es mi área. Yo soy un experto en agronomía tropical”.

Y agregó:

“Para quienes estén preocupados por la situación política [en El Salvador], les sugeriría que lo mejor sería respaldar a los militares actuales y empezar a trabajar con la oposición inmediatamente, y luego empezar a trabajar con la oposición a la oposición”.

 

Para mayor información escribir a preguntas@larouchepub.com

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