Al borde de una guerra nuclear: el conflicto entre Rusia y Ucrania
por Donald Ramotar
El señor Ramotar, ex Presidente de Guyana (de 2011 a 2015) y miembro del Parlamento, envió este artículo a la Executive Intelligence Review (EIR) para su publicación.
15 de marzo de 2023 —Ya ha pasado más de un año desde que Rusia envió sus tropas en una operación especial a Ucrania. Inmediatamente los medios noticiosos corporativos y los voceros oficiales de Occidente asumieron la tarea de distorsionar las noticias e impedir que se escucharan o vieran otras opiniones e informaciones. Se ha prohibido a los medios informativos rusos, RT y Sputnik, que transmitan en cualquier país de la OTAN. Algunos países en desarrollo han seguido su ejemplo por miedo a lo que Occidente pueda hacerles. Como dice el refrán, la primera víctima de la guerra es la verdad. Esos medios corporativos bloquean al público los puntos de vista y la información de Rusia.
En este enorme bloqueo informativo se ha ocultado la verdadera razón de la tragedia. Es por eso tan importante volver a explicar por qué la situación ha llegado a este terrible estado.
En primer lugar, esto ocurrió porque Estados Unidos rompió su compromiso de no moverse “ni una pulgada” hacia el Este si la Unión Soviética permitía la reunificación de Alemania.
En base a ese compromiso Rusia (entonces la Unión Soviética) retiró voluntariamente todas sus tropas de los países de Europa oriental.
A mediados de la década de 1990, comenzaron a notarse los instintos imperialistas de Estados Unidos, en particular. Al ver que Rusia estaba muy debilitada en lo económico, Estados Unidos sin ninguna duda respondiendo a la presión del complejo militar industrial, decidió aprovecharse de esto y mover a la OTAN hacia Rusia. El propósito de esto era impedir que Rusia fuese nunca otra vez un obstáculo para el dominio militar de Estados Unidos en todo el mundo. Esa medida creó un problema de seguridad muy grave para Rusia. Recordemos cómo respondió Estados Unidos cuando la Unión Soviética colocó misiles en Cuba en 1962.
Se le advirtió al gobierno de Estados Unidos que tal medida provocaría un conflicto, ya que Rusia no podía permitirlo. El embajador Jack Matlock se dirigió al Comité de Relaciones Exteriores del Senado de Estados Unidos y lanzó esa advertencia. Llegó incluso a decirle al gobierno de Estados Unidos y a su Congreso que esa medida podría ser el peor error jamás cometido por un gobierno estadounidense.
El embajador Matlock también confirmó que de esta manera se estaría traicionando la confianza. En un artículo titulado “Yo estuve allí”, el señor Matlock confirma que a Rusia le garantizaron que la OTAN no se extendería más allá de Alemania.
El consejo sensato y profesional que ofreció el señor Matlock y otras personas fue ignorado con prontitud. Estados Unidos comenzó a ampliar la OTAN. Eso en sí mismo es una amenaza para Rusia. Se violaron tratados firmados que establecían que ningún Estado mejoraría su propia seguridad a expensas de otro.
Esto provocó airadas protestas del entonces Presidente Yeltsin de Rusia. Lo ignoraron rápidamente. Estados Unidos siguió su rumbo, aún y cuando no había ninguna amenaza a su seguridad o a la de alguno de sus aliados.
Cuando el señor Putin llegó a la Presidencia, buscó de continuo la amistad y la asociación con Occidente. Propuso una solución al problema. Hizo la sugerencia de que se le permitiera a Rusia unirse a la OTAN. Eso, argumentó, garantizaría una paz duradera en Europa. Tanto su propuesta y su mano amiga fueron rechazadas.
Esta fue la manifestación más clara de la actitud de Estados Unidos y sus aliados de la OTAN para con Rusia. Fue completamente obvio que Rusia era el blanco de la expansión de la OTAN dirigida por Estados Unidos.
Para el 2007, cuando el Presidente Putin habló de manera franca a los mandatarios de la OTAN en su famoso discurso en Alemania, en su mente debe haberle pesado mucho a) el rechazo de la OTAN y Estados Unidos a la oferta de Rusia de convertirse en miembro de la alianza, b) los setenta y ocho días de bombardeos de la OTAN contra Serbia y que Kosovo fuese arrebatado a Serbia por la fuerza.
Además de lo anterior, fue en este período que Estados Unidos de manera unilateral anunció que se retiraba del Tratado de Limitación de Armas Estratégicas (SALT en sus siglas en inglés). Rusia se debe haber sentido amenazada, viendo que las bases de la OTAN estaban cada vez más cerca.
En 2014, cuando ocurrió el golpe de Estado instigado por Estados Unidos que derrocó al Presidente de Ucrania, que tenía una posición más favorable a Rusia, quedó claro que Ucrania se convertiría en un puesto de avanzada de la OTAN en la frontera de Rusia. Ucrania tenía la infraestructura necesaria para manufacturar armas nucleares y potentes fábricas para construir armamento. Estados Unidos había realizado grandes inversiones en laboratorios que experimentaban y fabricaban armas químicas.
Sin embargo, Rusia siguió esforzándose por lograr una solución pacífica. Donetsk y Lugansk, la zona dominada por Rusia en la parte oriental de Ucrania, rechazó en el 2014 el golpe de Maidán y anunció el establecimiento de dos Estados separados.
La respuesta de Kiev fue comenzar ataques militares contra los Estados que se habían separado. Miles fallecieron, en especial civiles, en el bombardeo diario de esas zonas por parte de las fuerzas militares ucranianas desde el 2014, y eso aún continúa.
Aun así, el Presidente Putin intentó una solución pacífica. Junto con Alemania y Francia, llegó a un acuerdo para conceder a las provincias separatistas cierta autonomía sin dejar de formar parte de Ucrania. Sin embargo, hoy se acusa al Presidente Putin de tener intenciones de ampliar Rusia para incluir a los antiguos Estados soviéticos.
Es oportuno recordar esto a la luz de la propaganda occidental antirrusa que acusa al Presidente Putin de apropiación de territorio.
Sin embargo, ahora sabemos que Occidente y la OTAN no tenían intención de cumplir el acuerdo conocido como “Acuerdo de Minsk”. En una entrevista reciente, Angela Merkel, ex Canciller de Alemania, nos informó que había sido meramente una maniobra táctica para darle a la OTAN más tiempo para que continuara armando a Ucrania y prepararla para la guerra contra Rusia. Así lo confirmó, entre otros, el ex Presidente de Francia, François Hollande.
A estas revelaciones se suma la reciente admisión del secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, de que esa organización estaba armando a Ucrania y entrenando a su ejército para librar una guerra contra Rusia. Desde el punto de vista militar, Ucrania era de facto un Estado de la OTAN que amenazaba a Rusia y a los rusos que vivían en el este de Ucrania.
Occidente estaba negociando de mala fe. La diplomacia se estaba utilizando como instrumento de engaño y herramienta para hacer tiempo mientras se preparaba el ataque a Rusia o para obligar a Rusia a tomar medidas para impedir la adhesión de Ucrania a la OTAN.
Aún cuando debe haber parecido que Estados Unidos y sus aliados empujaban a la guerra, Rusia hizo todo lo posible por evitarla. En diciembre del 2021, los rusos propusieron a Estados Unidos y a la OTAN que Ucrania fuera designada país neutral. El modelo que proponía era el modelo de neutralidad austríaca vigente desde el final de la Segunda Guerra Mundial.
Occidente rechazó esta propuesta. En su lugar, el régimen ucraniano intensificó los bombardeos contra los rusos en el este de Ucrania. Por lo tanto, a Rusia no le quedaba otra opción. Entonces recurrió a una “operación militar especial” para salvaguardar a su población, incluidos los rusos de Donetsk y Lugansk. Esta operación limitada se ha convertido en una guerra casi total, no entre Rusia y Ucrania, sino con la OTAN, que la está utilizando como guerra sustituta contra Rusia.
Desde el comienzo de la operación militar especial de Rusia, las cosas han quedado mucho más claras. Quienes instigaron este conflicto han manifestado abiertamente su intención de destruir a Rusia. Habían preparado y estaban listos para desatar vastas medidas económicas diseñadas para destruir la economía de Rusia.
La rapidez con la que le impusieron las sanciones a Rusia sugiere que todas ellas estaban bien planeadas y a la espera de entrar en operación. El Presidente Biden se jactó de que las sanciones iban a ser la “madre de todas las sanciones”. Y añadió que la moneda rusa, el rublo, se convertiría en escombros.
Congelaron los fondos del gobierno de Rusia depositados en bancos de muchos países occidentales. El ataque no se limitó al gobierno de Rusia, sino que también los ciudadanos de ese país se encontraron con que sus inversiones y ahorros en bancos pertenecientes a Estados Unidos y la Unión Europea fueron confiscados. Fue un robo descomunal al Estado y a las empresas rusas.
Ahí quedó la santidad de la propiedad privada.
Estas sanciones pusieron de manifiesto el profundo odio de las potencias occidentales hacia el pueblo ruso y hacia todo lo ruso.
También atacaron a los deportistas rusos. Se privó a los rusos de participar en los Juegos Olímpicos bajo su propia bandera. Algunos torneos de tenis prohibieron participar a jugadores rusos y bielorrusos, mientras que a otros se les privó de jugar bajo su propia bandera. Se utilizó el deporte como arma en el ataque a Rusia.
Por si estas medidas no fueran suficientes, Occidente emprendió un abominable ataque contra la cultura rusa. Se prohibió a los grupos culturales rusos actuar en Occidente. Los libros de autores rusos o sobre rusos fueron retirados de bibliotecas y librerías. Esto incluyó a los clásicos. La literatura de Pushkin, Tolstoy, Dostoyevsky y otros fue sacada de las bibliotecas de Occidente. La música clásica rusa también sufrió esta embestida. Esto fue un ataque a todo lo ruso. Un intento de acabar con todo un pueblo.
Mientras tanto, en el aspecto militar, Estados Unidos pudo arrastrar a Europa en su loca carrera por destruir a Rusia. Estados Unidos se ha alineado con los elementos más reaccionarios de Europa y ha presionado abiertamente para que la guerra continúe. Miles de millones de dólares en armas modernas se están vertiendo en Ucrania.
La ministra de Asuntos Exteriores de Alemania, Annalena Baerbock, declaró abiertamente a finales de enero que “estamos librando una guerra contra Rusia”. Para no quedarse atrás, Boris Johnson, ex Primer ministro del Reino Unido, sumó su voz a las de Merkel y Hollande al admitir que el Acuerdo de Minsk no era más que una cortina de humo para armar y entrenar a Ucrania. Lo llamó una “charada diplomática”.
Estados Unidos, aparte de su implicación directa en Ucrania, ha recurrido al terrorismo de Estado contra Rusia y, sorprendentemente, también contra Europa.
En febrero del 2023, Seymour Hersh, uno de los periodistas de investigación más famosos, presentó un caso convincente en su artículo, “Cómo Estados Unidos destruyó el gasoducto Nord Stream”. Acumuló pruebas convincentes para demostrar que fue Estados Unidos quien montó una operación encubierta para impedir que el gas natural ruso llegara a Europa. El motivo apuntaba primero a Rusia. También fue para privar a Alemania de tener la opción del gas ruso barato. Así se aseguraba de que Alemania fuera a ser tentada a llegar a un acuerdo con Rusia para detener la guerra. Se retiraban todos los topes.
Además, amarró aún más a Alemania con Estados Unidos e hizo casi total su dependencia del gas y el petróleo estadounidenses. El ataque a Nord Stream 2 es tanto un ataque a Alemania como a Rusia. La dirigencia alemana ha permanecido sumisa e incapaz de mover un dedo en señal de protesta.
La consecuencia de este tipo de terrorismo podría ser la desindustrialización de Alemania. De forma muy descarada, Estados Unidos ha establecido políticas para atraer industrias europeas a Estados Unidos. El anzuelo es el petróleo y el gas baratos en Estados Unidos, frente a los costosos energéticos en Alemania.
Estados Unidos trata a Europa como su colonia y abusa de ella como se abusaba de las colonias. Ello quedó reflejado en dos incidentes. En el 2014, Victoria Nuland, funcionaria de alto nivel del Departamento de Estado de Estados Unidos, al decidir quién debía ser el Presidente de Ucrania tras el golpe de Estado organizado por Estados Unidos en el 2014, dijo “Q*s*j* la Unión Europea”, en respuesta a la petición de un embajador de consultar a la Unión Europea sobre el tema.
Recordemos también que en diciembre del 2021, en una rueda de prensa conjunta entre el Presidente Biden y Olaf Scholz, Canciller de Alemania, Biden dijo que si Rusia atacaba a Ucrania, paralizarían al Nord Stream 2. El prometió esto mientras Scholz se quedó impávido, a su lado como un niñito.
Ha quedado claro, para quienes al principio se negaban a verlo, que son Estados Unidos y las nuevas fuerzas conservadoras de Europa quienes han iniciado y mantenido la guerra. Son fuerzas que odiaban a Rusia desde la victoria de la Gran Revolución Socialista de Octubre en 1917. Parece imposible que se detengan, a pesar de que la Unión Soviética ya no existe. Aún albergan intenciones de destruir a Rusia. Eso les ha llevado a armar y financiar fuerzas fascistas en Ucrania. Y eso que Rusia ya no es socialista.
Es imposible llegar a otra conclusión cuando vemos que Occidente sabotea todas las propuestas para fomentar las conversaciones de paz entre Rusia y Ucrania.
Recordemos que entre marzo y abril del 2022 Rusia y Ucrania alcanzaron un acuerdo para poner fin al conflicto cuando el Presidente Volodímir Zelenski detuvo el proceso a instancias de Estados Unidos y el Reino Unido.
La última de estas propuestas viene del Presidente de China, Xi Jinping. El Presidente Zelenski acogió con satisfacción la propuesta y afirmó que le gustaría reunirse con el Presidente Xi para tratar esta cuestión. Al día siguiente Estados Unidos la rechazó y desde entonces Zelenski ha estado en silencio.
Zelenski puede muy bien ser una especie de prisionero. Una de las principales fuerzas que luchan en Ucrania contra Rusia es el grupo fascista de Bandera. Se trata del organismo que luchó con Hitler durante la Segunda Guerra Mundial y que ahora es muy influyente en Ucrania. El fascista Stepan Bandera, es ahora un héroe nacional en Ucrania. Estados Unidos está armando a esta organización fascista con armas muy sofisticadas. Están utilizando sistemas de lanzamiento múltiple de cohetes HIMARS de fabricación estadounidense y reciben información de Estados Unidos para atacar hospitales y escuelas en Lugansk y Donetsk.
En febrero del 2023, aparecieron videos que mostraban a esas fuerzas fascistas fusilando a prisioneros de guerra rusos.
Es muy posible que la OTAN esté utilizando a este grupo para mantener a raya a Zelenski. Si intenta llegar a un acuerdo, Estados Unidos puede utilizar a este grupo fascista para detenerlo. Para justificar su destitución, todo lo que tienen que hacer es resucitar su conocido pasado corrupto. Estados Unidos y los elementos más reaccionarios de la OTAN están decididos a mantener la guerra a costillas del pueblo de Ucrania.
La guerra y el mundo en transformación
Mientras tanto, la situación en Ucrania está acelerando grandes cambios en las relaciones económicas y políticas en el mundo.
Como respuesta a las enormes sanciones impuestas por Estados Unidos y la Unión Europea, Rusia ha tomado contramedidas que deben estar causando una gran preocupación en Washington.
La exigencia de Rusia de que se le pague el gas en rublos ha anulado de hecho los peores efectos de las sanciones. Además, Rusia ha empezado a fomentar el comercio con otros países en moneda local, disminuyendo así la dependencia en el dólar estadounidense. Esta medida es bien acogida por muchos países, algunos de los cuales fueron objeto de sanciones estadounidenses; y por otros que ven esta medida como una especie de inmunización frente a futuras sanciones estadounidenses.
En esta situación, el yuan chino adquiere cada vez más importancia como una de las monedas de reserva más estables del mundo. Esto produce escalofríos a los imperialistas. Estados Unidos, cuya política exterior está orientada a debilitar a China, le ha dado sin querer un gran impulso.
Mientras tanto, continúa la búsqueda de otras opciones. Eso está creando cambios en las alianzas en el mundo.
En este proceso, la alianza del BRICS se ha vuelto muy atractiva para muchas economías emergentes. Cada vez son más los países que desean unirse a esta agrupación, considerándola un vehículo para mejorar sus opciones, reforzando así su propia soberanía. Entre ellos figuran México, Argentina, Arabia Saudí e Irán. La agresividad de Estados Unidos y la Unión Europea ha acelerado la formación de nuevas alianzas.
Rusia ha tomado claramente medidas para reducir sus relaciones comerciales con Europa. Por fin parece haber despertado a la realidad de que Occidente no tiene buenas intenciones hacia el pueblo ruso. Está girando rápidamente hacia Asia, África y América Latina. Hoy, el asunto ha cambiado. Rusia ya no está buscando fortalecer las relaciones con Europa sino que está de modo consciente alejándose de ella.
Rusia se beneficia de la tremenda labor de solidaridad que la Unión Soviética prestó a los países que luchaban por la Liberación Nacional en todo el mundo durante el período posterior a la Segunda Guerra Mundial.
Es debido a muchos de estos cambios que la OTAN pretende derrotar a Rusia. La derrota de Rusia significaría una recolonización más directa de la mayoría de los pueblos del mundo. Cada vez son más los Estados que se dan cuenta de ello; por eso crece el apoyo a Rusia en Asia, África y América Latina.
Cómo poner fin a la guerra
Hasta ahora, todos los esfuerzos para poner fin a la confrontación no han tenido éxito. Como señalamos anteriormente, Ucrania ya fue colonizada y no está autorizada a tomar, por sí sola, una decisión sobre la paz. Estados Unidos y algunos neoconservadores occidentales suelen decir que el acuerdo depende de lo que quiera Ucrania. Lo dicen porque son conscientes de que son ellos quienes mueven los hilos de Zelenski.
Actualmente, hay algunas propuestas importantes sobre la mesa que merecen ser consideradas seriamente. En primer lugar tenemos la propuesta que hizo el Papa de utilizar el Vaticano como lugar para negociar la paz. Esto debemos respaldarlo.
Hay propuestas de Helga Zepp-LaRouche, fundadora del Instituto Schiller. Ella propuso diez puntos que también vinculan la paz y el desarrollo. A esto también hay que prestarle mucha atención.
Más recientemente, el Presidente de Brasil, Lula da Silva, hizo una propuesta cuyo propósito es llevar a los países a que se involucren para poner fin a estas peligrosísima situación.
La propuesta del Presidente de China, Xi Jinping, está bien pensada y puede ofrecer una importante contribución al restablecimiento de la paz en Europa y en el mundo.
Conclusión
Todas las propuestas que están en la mesa de forma individual y colectiva pueden ser la base para iniciar el proceso hacia la paz.
Todas estas propuestas tienen mérito y tienen muchas posiciones comunes que se deben analizar.
Sin embargo, lo más importante debe ser el reconocimiento de que la seguridad de Rusia y de Ucrania están ligadas y que no se pueden separar. Sólo Rusia puede garantizar la seguridad de Ucrania. No obstante, también Ucrania puede garantizar la seguridad de Rusia negándose a convertirse en un peón en la búsqueda de la dominación total del mundo por parte de la OTAN.
El poeta más famoso de Guyana, Martin Carter, escribió en uno de sus poemas de resistencia que todos estamos involucrados, a todos nos consume. Esas palabras tienen un significado sobrecogedor en estos tiempos en los que cuatro Estados con armamento nuclear están implicados en este amargo conflicto.
Es por eso que todos debemos involucrarnos. Por lo tanto, debemos apoyar la acción directa de las grandes multitudes en todas las partes del mundo. ¡Exhortamos a que la gente salga a las calles a exigir nuestro derecho a vivir en paz!
Un año de este conflicto ya es demasiado. ¡Tenemos que actuar de inmediato para ponerle fin al sufrimiento de los trabajadores lo más pronto posible!