Este artículo se publicó originalmente en la edición del 5 de enero de 2024 del semanario Executive Intelligence Review (EIR).
La crisis entre Guyana y Venezuela:
a rescatar el desarrollo de las fauces de la guerra
A principios de diciembre del 2023, con la atención del mundo centrada en el genocidio de Gaza, Londres y Washington estuvieron a punto de desencadenar una guerra fronteriza en Sudamérica que podría haber terminado con el establecimiento de una base militar del Comando Sur de Estados Unidos en el territorio de Guyana para proteger los vastos derechos de exploración petrolífera y las posesiones de la ExxonMobil en ese país, y al mismo tiempo para lanzar una guerra para derrocar al gobierno del izquierdista Nicolás Maduro en la vecina Venezuela, que tiene una disputa fronteriza centenaria con Guyana, que se remonta a cuando era una colonia británica y se llamaba Guayana Británica. Esa trampa geopolítica está diseñada para garantizar que la Iniciativa de la Franja y la Ruta de China quede permanentemente bloqueada en toda la región, que es la misión principal declarada del Comando Sur de Estados Unidos y del Departamento de Estado.
La crisis llegó a su punto álgido en torno a un referéndum que fue convocado por el Presidente Maduro para el 3 de diciembre, en el que se pedía a la población venezolana, entre otras cosas, que votara para proclamar la disputada región del Esequibo (bajo la administración de Guyana durante más de un siglo) como estado de Venezuela. El referéndum se convocó, en parte, como respuesta a la concesión por parte de Guyana de nuevos contratos de exploración petrolífera en alta mar a ExxonMobil y otras empresas petrolíferas en aguas de la costa de la región del Esequibo (vea la gráfica 1). En la última década se han encontrado frente a las costas de Guyana yacimientos muy grandes de petróleo y gas natural, que se estiman en 11.000 millones de barriles equivalentes de petróleo, lo que situaría a Guyana entre los 20 primeros países del mundo en reservas probadas de petróleo. Venezuela, mientras tanto, sufre los efectos mortales de la política de sanciones ilegales e inmorales que Estados Unidos y sus aliados vienen aplicando contra el país, y contra su sector petrolero en particular.
Afortunadamente, Luiz Inácio Lula da Silva, Presidente de Brasil (país vecino de ambos países), y otros líderes de Iberoamérica organizaron rápidamente una reunión de emergencia entre el Presidente Maduro, de Venezuela, y el Presidente de Guyana, Irfaan Ali, que se llevó a cabo el 14 de diciembre en San Vicente y las Granadinas (SVG). La reunión estuvo presidida por Ralph Gonsalves, Primer ministro de San Vicente y las Granadinas y actual presidente de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), y por Roosevelt Skerrit, Primer ministro de Dominica y presidente de la Comunidad del Caribe (CARICOM). A ellos se unieron Celso Amorim, Asesor Especial de Política Exterior del Presidente Lula da Silva; los Primeros ministros de Barbados, Mia Mottley, y de Trinidad y Tobago, Keith Rowley; y el ministro de Asuntos Exteriores de Colombia, Álvaro Leyva, entre otros.
La reunión terminó con un apretón de manos público entre Maduro y Ali, y una declaración de voluntad mutua de continuar el diálogo, afirmando cada uno su compromiso con la paz. Ninguno de los dos cedió un ápice en sus respectivas reivindicaciones territoriales, pero eso no era de esperarse. En la “Declaración conjunta de Argyle por el diálogo y la paz entre Guyana y Venezuela”, que lleva el nombre del lugar donde se llevaron a cabo las pláticas, los dos Presidentes recalcaron “su compromiso de que América Latina y el Caribe sigan siendo una Zona de Paz”; las dos naciones declararon que ni, “directa o indirectamente... se amenazarán ni utilizarán la fuerza mutuamente en ninguna circunstancia, incluidas las derivadas de cualquier controversia existente entre ambos Estados”; y reafirmaron su compromiso “con la búsqueda de la buena vecindad, la convivencia pacífica y la unidad de América Latina y el Caribe”.
Un factor esencial para frenar los intentos militares de Estados Unidos y la OTAN de utilizar esta crisis como pretexto para "clavar sus garras" en la región —consideren las declaraciones que dio el 9 de diciembre el almirante (ret.) James Stavridis, ex Comandante Supremo Aliado de la OTAN entre los años 2009 y 2013, en las que hacía una similitud entre Guyana y Ucrania, afirmando que: "Ampliar las fuerzas militares de Estados Unidos, quizá incluso enviando buques de guerra a los puertos guyaneses (siempre hay buques de la Armada y de la Guardia Costera navegando por el Caribe) es una buena idea. Podría organizarse rápidamente un ejercicio sobre el terreno de unidades del Ejército Sur de EU”, el componente del Ejército de Estados Unidos del Comando Sur— es una sección del documento en la que se señala que los dos Presidentes “se abstendrán, ya sea de palabra o de hecho, de intensificar cualquier conflicto o desacuerdo derivado de cualquier controversia entre ellos. Los dos Estados cooperarán para evitar incidentes sobre el terreno que conduzcan a tensiones entre ellos. En caso de que se produzca un incidente de este tipo, los dos Estados se comunicarán inmediatamente entre sí, con la comunidad del Caribe (Caricom), con la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y con el Presidente de Brasil para contenerlo, revertirlo y evitar que se repita”.
En otras palabras, el marco en el que se mantenga la paz y se busque una solución, ha de ser el de las instituciones de la región En la declaración se especifica que Gonsalves, Skerrit y Lula seguirán fungiendo “como interlocutores” de las partes, y el secretario general de la Organización de Naciones Unidas (ONU), António Guterres como observador. Los dos Presidentes estuvieron de acuerdo en reunirse en Brasil “en los próximos tres meses, o en otro momento acordado, para considerar cualquier asunto con implicaciones para el territorio en disputa, incluida la mencionada actualización de la comisión mixta”.
De este modo, la reunión del 14 de diciembre detuvo una crisis muy peligrosa, pero no la resolvió. Como dijo Celso Amorim en una entrevista el 18 de diciembre: “El resultado es positivo. No me hago ilusiones. No estoy diciendo que significa una solución al problema. Pero si en ese momento conseguiste que no estallen ciertos problemas, eso es una victoria”. De hecho, el 29 de diciembre el buque de guerra HMS Trent de Gran Bretaña ancló en Georgetown, Guyana, en una provocadora maniobra destinada a patear el tablero acordado en San Vicente y las Granadinas (SVG) al sugerir el respaldo militar de Gran Bretaña y de Estados Unidos a Guyana.
La reunión de San Vicente y las Granadinas consiguió un período de tiempo de tres meses antes de la próxima reunión que será en Brasil, para cuyo momento debe haberse encontrado alguna solución a la crisis. Sin embargo, cuando hablamos de “solución”, no significa que se pueda resolver la centenaria controversia fronteriza ahora mismo. La actual crisis de desintegración sistémica del sistema económico occidental, y la consiguiente crisis estratégica mundial de enfrentamiento entre naciones y culturas, es el peor momento imaginable para que cualquier estadista pensante intente resolver las antiguas disputas fronterizas que el imperio británico dejó hirviendo a fuego lento en todas partes del planeta. De hecho, según algunos cálculos (por ejemplo, del National Geographic), existen más de 150 de estos conflictos fronterizos, de los cuales los más destacados se señalan en este mapa (vea la gráfica 2).
Amarillo = territorios disputados
Fuente: Metrocosm (https://metrocosm.com/mapping-every-disputed-territory-in-the-world/)
El imperio británico dejó tras de sí los más peligrosos de estos focos de conflicto geopolítico, como bombas de tiempo útiles para sus maquinaciones geopolíticas durante décadas e incluso siglos. Estos incluyen la controversias entre Guyana y Venezuela; Israel y Palestina; India y Pakistán; las Malvinas/Falklands; y Gibraltar.
Desatemos el nudo gordiano
La solución que se necesita, tanto en el caso de Guyana y Venezuela como en los demás, es dejar en suspenso el conflicto fronterizo y que cada parte se comprometa a seguir negociando, mientras se ponen en marcha proyectos conjuntos de desarrollo económico a gran escala en la región. Esto generará una situación en la que cada parte compartiría intereses comunes para el desarrollo de la otra parte, o sea, el enfoque de que todos ganamos, que subyace al Tratado de la Paz de Westfalia de 1648, y que es la esencia de la Iniciativa de la Franja y la Ruta de China hoy en día. Más aún, este enfoque introducirá el elemento decisivo de progreso y optimismo entre sus poblaciones, que alejará su identidad del mundo de competencia salvaje de la geopolítica británica, y la dirigirá hacia el fomento del bien común de todas las naciones.
Brasil tendrá que desempeñar un papel destacado, al ser vecino de Guyana y también de Venezuela y una de las cinco naciones fundadoras del BRICS (junto con Rusia, India, China y Sudáfrica). El 1º de enero del 2024, el BRICS va a crecer con la adhesión de otros cinco miembros (Egipto, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Etiopía e Irán) y hay una lista de otras 20 naciones, entre ellas Venezuela, que también han solicitado formar parte del grupo. Brasil debe apoyar que Venezuela entre como miembro del BRICS, y debe patrocinar también la solicitud de adhesión de Guyana, ya sea como miembro de pleno derecho o quizá creando una categoría intermedia de Amigos del BRICS, que también sería aplicable a muchas naciones pequeñas como Guyana (que tiene una población de 800.000 habitantes).
Bajo el liderazgo económico y político de Brasil se pondría en marcha el desarrollo conjunto de toda la región, incluidos los yacimientos petrolíferos marinos de Venezuela, Guyana y Surinam. Además de ser miembro del BRICS, Brasil anunció que el 1º de enero del 2024 se sumará al grupo OPEP-Plus de productores mundiales de petróleo. Y el país cuenta con una compañía petrolera nacional, Petrobras, con capacidad y experiencia de primer orden en la exploración y explotación de petróleo en alta mar y en tierra firme, en las Américas, en Oriente Medio y en otros lugares.
No hay necesidad de expropiar ExxonMobil y otras compañías petroleras extranjeras en Guyana, siempre y cuando estas empresas cooperen en el plan de desarrollo regional que se describe a continuación. Más bien se renegociarían los acuerdos exageradamente generosos que Guyana ya ha firmado con ExxonMobil y otros, como ha ocurrido en muchas ocasiones y en muchos lugares del mundo. Y lo que es más importante, todas las nuevas concesiones de exploración y explotación de petróleo se llevarían a cabo en cooperación principalmente con Petrobras, con acuerdos que serían justos y mutuamente beneficiosos para todas las partes, a diferencia de los acuerdos actuales con ExxonMobil.
Petróleo por desarrollo
Los ingresos petrolíferos combinados, incluso en las zonas en disputa, se invertirían en una serie de grandes proyectos de infraestructura de carácter también multinacional. Aquí destacamos tres grandes áreas que son determinantes:
1) Se construirían corredores de trenes de alta velocidad a lo largo de toda la costa norte de Sudamérica, conectando con Brasil, la Guayana Francesa, Surinam, Guyana y Venezuela, y continuando desde allí hasta Colombia, luego a través del Tapón del Darién hacia Centroamérica y México (vea la gráfica 3).
Brasil ya anunció que seguirá adelante con cinco proyectos regionales de construcción de carreteras por un valor de unos $10.000 millones de dólares, incluido uno que conectará el el norte de Brasil con la Guayana Francesa, Surinam, Guyana y Venezuela. Eso es útil, pero se necesitan mucho más que autopistas: sólo el ferrocarril de alta velocidad proporciona el tipo de conectividad que requiere la Iniciativa de la Franja y la Ruta (IFR).
El trazado ferroviario propuesto a través de la costa norte de Sudamérica sigue aproximadamente el de las autopistas existentes y los proyectos de autopistas en la región. En todos los casos, habrá que construir puentes sobre los ríos fronterizos donde ahora no existen, y también habrá que atravesar las zonas donde las fronteras son objeto de disputa, condición que, de hecho, se aplica a todas las fronteras: Venezuela-Guyana, Guyana-Surinam y Surinam-Guayana Francesa. Asimismo, se construirá un ramal sur desde Georgetown, en Guyana, hasta Boa Vista y Manaos en Brasil, para unir la zona costera con el corazón del Amazonas, ya que Manaos es un importante puerto interior en el río Amazonas. También puede considerarse establecer un ramal similar para conectar Paramaribo, en Surinam, con Santarém, en Brasil.
No hace falta decir que China es el socio más obvio en la construcción de este tren de alta velocidad.
2) El rápido desarrollo de las facultades productivas de la fuerza laboral en países cuyas economías son hoy en gran medida extractivas (por ejemplo, Guyana y Surinam), se logrará mediante una serie de proyectos relacionados. Por ejemplo, se desarrollaría en esos países la capacidad de transformación de metales de alto valor añadidoagregado (como la transformación de la bauxita en alúmina y luego en aluminio) junto con la infraestructura necesaria para ello, incluido el ferrocarril, la generación y transmisión de electricidad, las plantas de transformación industrial, etc. Con el transcurrir del tiempo, se desarrollarían actividades mucho más avanzadas de metalurgia y metalmecánica, junto con la fuerza laboral nacional calificada necesaria para apoyar tales actividades. Este mismo planteamiento se aplica a las naciones insulares caribeñas con características similares, como Trinidad y Tobago, Jamaica, Barbados, etc.
Guyana es un caso paradigmático de un país exportador de materias primas víctima de las políticas extractivas coloniales. Su economía depende en gran medida de las exportaciones de bauxita y oro, así como de arroz y azúcar, y ahora, por supuesto, de petróleo. Guyana tuvo un ferrocarril costero, pero se abandonó en los años setenta. Del mismo modo, el emblemático proyecto hidroeléctrico de las cataratas de Amaila, que iba a ser construido por empresas chinas, fue primero suspendido por el Gobierno guyanés entrante en el 2015, y luego cancelado directamente en el 2018, después de que la empresa China Rail Construction ya hubiera completado la carretera de acceso, los puentes y otra infraestructura del sitio. El proyecto iba a ser la primera gran central hidroeléctrica de Guyana, triplicando la cantidad de electricidad disponible en la actualidad. Iba a estar situada a unos 250 kilómetros al suroeste de la capital, en el río Kuribrong. [un afluente del río Potaro en el centro oeste de la Guayana Esequiba].
El enfoque que debería adoptarse para el desarrollo de las naciones productoras de materias primas, como Guyana, puede denominarse "Modelo Mutún". Esto es una referencia a los acuerdos a los que llegaron China y Bolivia para explotar los enormes yacimientos bolivianos de mineral de hierro (y manganeso) del Mutún, en el extremo sudoriental del país, e incluir en ellos la transformación posterior, incluida la creación de la primera planta siderúrgica del país. El sueño de Bolivia siempre ha sido utilizar sus importantes recursos naturales para impulsar su propio desarrollo industrial avanzado, pero durante décadas el control de los intereses financieros internacionales se había negado a permitir esto. Ahora, con la participación de China, esto ocurrirá. Con el tiempo, Bolivia se convertirá en exportador de acero, una vez concluida la segunda fase del proyecto, que incluye la construcción de las capacidades logísticas necesarias para la exportación, o sea, carreteras, puentes, ferrocarriles e infraestructura portuaria.
La amplia disposición de China a participar en este tipo de proyectos en toda la zona quedó patente en el "Documento de política sobre América Latina y el Caribe" publicado por el Gobierno chino el 24 de noviembre del 2016, en el que se plantea que "China desea ampliar y profundizar la cooperación en los campos de la energía y los recursos con los países de América Latina y el Caribe sobre la base del principio de cooperación beneficiosa para todos y el desarrollo sostenible... La cooperación se extenderá a las industrias derivadas y de apoyo, como la fundición, la transformación, el comercio logístico y la fabricación de equipos, con el fin de mejorar el valor agregado de los productos..., que abarcará toda la cadena industrial, de modo que ambas partes puedan complementarse, aumentar el empleo local, elevar el nivel de industrialización y promover el desarrollo económico y social local".
Ciencia del espacio
3) Otra área crítica de concentración de la perspectiva de desarrollo propuesta para la Franja y la Ruta de la Cuenca del Caribe es el fomento de los lanzamientos espaciales coordinados y otras actividades científicas espaciales en los dos sitios de lanzamiento existentes más cercanos al Eecuador: el sitio de la Agencia Espacial Europea en Kourou, Guayana Francesa; y el sitio de la Agencia Espacial Brasileña en Alcántara, Brasil. Éstas deben convertirse en las actividades impulsoras de la ciencia avanzada que arrastren a su órbita a la fuerza laboral de toda la región.
En el Documento Programático de China del 2016 también se anunció que "China explorará activamente la expansión de su cooperación con los países de América Latina y el Caribe en campos de alta tecnología como la industria de la información, la aviación civil, la energía nuclear civil y las nuevas energías, para construir más laboratorios conjuntos, centros de investigación y desarrollo y parques de alta tecnología, apoyar a las empresas innovadoras y a las instituciones de investigación de ambas partes para que lleven a cabo intercambios y cooperación, y promover la investigación y el desarrollo conjuntos... China prestará plena atención al papel de la tecnología espacial como motor del desarrollo científico, tecnológico e industrial de los países de América Latina y el Caribe, y promoverá el desarrollo sostenible en los campos de la ciencia y la tecnología y de la economía”.
Venezuela y Guyana, junto con Surinam y las islas cercanas del Caribe como Trinidad y Tobago, gozan de una situación geográfica ideal para participar en el renacimiento de los lanzamientos espaciales y las actividades científicas espaciales conexas que deben tener lugar en las instalaciones de lanzamiento de la Agencia Espacial Brasileña en Alcántara y de la Agencia Espacial Europea en Kourou (Guayana Francesa). La segunda se encuentra a sólo 5,3 grados (575 km) al norte del Eecuador; la primera está aún más cerca, a 2,3 grados (267 km) al sur del Eecuador. Las importantes ventajas de estos lugares para lanzar satélites a una órbita geoestacionaria son bien conocidas. Su ubicación en la costa es otra ventaja significativa.
El centro de Kourou es el lugar de lanzamiento del programa espacial de la Unión Europea, así como de algunos lanzamientos rusos, precisamente el tipo de cooperación internacional que se necesita. El centro de Alcántara, sin embargo, ha estado plagado de diversos problemas. El 22 de agosto del 2003, un intento de lanzamiento de un cohete VLS-1 terminó de forma trágica, con una explosión en la que murieron 21 técnicos brasileños. Sin embargo, Brasil se recuperó y lanzó con éxito su primer cohete al espacio poco más de un año después, y posteriormente ha realizado varios lanzamientos exitosos. Pero las restricciones presupuestarias y otras similares también han limitado su desarrollo. Brasil había establecido una sólida relación de trabajo con Ucrania para realizar lanzamientos desde Alcántara, pero ésta también se ha visto afectada por la "revolución de color" en ese país.
No obstante, un esfuerzo internacional concertado en este ámbito de la ciencia avanzada, en el que China y el BRICS también están bien posicionados para participar y ayudar, es fundamental para proporcionar un motor científico a todas las naciones de América del Sur y de la Cuenca del Caribe.
Crédito para el desarrollo
Los ingresos del petróleo generados en la región pueden utilizarse para iniciar un fondo de inversión que proporcione créditos para los proyectos mencionados. Como se necesitan fondos adicionales, por encima de los ingresos del petróleo generados directamente, el Nuevo Banco de Desarrollo (NBD) del BRICS es idóneo para satisfacer esa necesidad. Bajo el liderazgo de la ex Presidente de Brasil, Dilma Rousseff, el NBD ha aumentado los préstamos a los países miembros del BRICS y a otros países del Sur Global, así como préstamos en moneda local. En este caso, se podría establecer una cartera de créditos en yuanes chinos y reales brasileños para financiar los proyectos mencionados, sobre todo teniendo en cuenta que la mayoría de los contratistas serán empresas chinas, brasileñas y otras compañías de la región.
A la vez que el BRICS-10 asuma la tarea en el 2024 no sólo de desdolarizar aún más sus actividades comerciales y de inversión, sino también de idear una nueva arquitectura financiera que sustituya al actual sistema en bancarrota, incluyendo una nueva moneda común que facilite la inversión productiva a largo plazo, la perspectiva de desarrollo conjunto de Guyana y Venezuela ofrece precisamente el tipo de expansión ambiciosa de la actividad del NBD que muchas naciones del BRICS están buscando.