Economía
El imperio especulativo de las islas
Caimán
por Richard Freeman
Como advertimos inicialmente en el editorial de nuestra edición de
la 1a quincena de febrero de 2007, el 27 de febrero los fondos
especulativos del mundo, con su manipulación y acarreo mal calculado de
yenes, llevaron a una violenta desarticulación de este proceso, misma que
desencadenó la desintegración de la estructura financiera
internacional. Las bolsas de valores cayeron, desde el índice Dow Jones
de Estados Unidos, hasta el de Shanghái en China y el Bovespa de Brasil,
lo que arrojó más de 1,5 billones de dólares en
pérdidas. Ciertos incidentes secundarios contribuyeron a disparar la
caída, pero los fondos especulativos ya habían desangrado a los
principales bancos y empresas comerciales del mundo hasta la quiebra definitiva,
y apalancado fondos prestados y derivados financieros hasta convertirlos en el
tumor financiero más grande de la historia. Eso, combinado con su
participación en el acarreo de yenes, amplificó el efecto de los
incidentes secundarios y ahora nos está llevando a la
desintegración sistémica.
Y, ¿dónde están esos fondos especulativos? Aunque puedan
tener oficinas en lugares como Greenwich, Connecticut o la Ciudad de Nueva York,
8.282 de los 9.800 fondos en funcionamiento en todo el mundo hasta el tercer
trimestre de 2006 tenían su domicilio fiscal en las islas Caimán,
un territorio británico de ultramar de sólo 57.000 habitantes,
regido como una dictadura por el gobernador real que nombra la reina Elizabeth
II.
Hay una buena razón para esto. Se supone que la
Administración Monetaria de las Islas Caimán (CIMA)
“regula” los fondos especulativos, pero, en cambio, protege su
tráfico de derivados y les da amparo fiscal. Al establecerse ahí,
les concede 100 años de exención fiscal, ampara sus actividades
con un muro de “confidencialidad”, les permite
“autorregularse”, y evita que otras naciones los regulen, al
insistir que su autoridad es preeminente y definitiva.
Y, ¿qué hay de los demás fondos especulativos que no
están asentados en las islas Caimán? La mayoría
están registrados en otros territorios y satrapías
británicos tales como las Bahamas, Bermudas, las islas Vírgenes
británicas y la isla de Man.
Un arma de la oligarquía financiera
Desde mediados de enero fuerzas internacionales —desde el Gobierno
danés hasta el vicecanciller alemán Franz Müntefering (quien
ha tildado a los fondos especulativos de “langostas”) y el senador
estadounidense Carl Levin— han propuesto medidas encaminadas a regular y,
en potencia, meter en cintura las actividades depredadoras de los fondos
internacionales. Fue por ello que el 14 de febrero la edición alemana del Financial Times, un vocero de la oligarquía financiera londinense,
acusó a Müntefering de “antisemita”.
Las iniciativas de Müntefering, Levin y otros, aunque reflejan un
impulso bienintencionado, no reconocen la verdadera naturaleza de la bestia y,
por consiguiente, no resolverán el problema. Para la oligarquía
angloholandesa, el estrecho entrecruce de sus bancos y fondos especulativos es
su principal instrumento de poder para regir al sistema financiero, y para
saquear y devastar a empresas y naciones. En su reconocimiento de que el sistema
se desmorona, la oligarquía optará por una guerra nuclear general
contra Irán, Rusia y China, antes que perder su poder. Por tanto, es
imposible pensar en reformar los fondos especulativos en EU o Alemania, porque
su verdadera fuente de poder reside en las islas Caimán, resguardada en
una concha blindada. Los dirigentes como Müntefering o Levin tienen que
prepararse para romper el poder de las islas Caimán, que es lo mismo que
el mortal control de la oligarquía angloholandesa, si es que quieren
lograr algo que valga la pena.
Esta oligarquía adecuó las islas Caimán para que el
“moho lamoso” de los fondos especulativos encontrara un ambiente
propicio para reproducirse. El auge de estos fondos en las Caimán, a su
vez, alimentó su proliferación internacional.
Por siglos, esos tres pequeños promontorios del mar Caribe, que
están 770 km al sur de la Florida, fueron un nido de piratas que
atracaban navíos mercantes.
Aunque por siglos estuvieron bajo el dominio inglés, oficialmente se
convirtieron en colonia de la Corona británica en 1971, nombre que luego
cambiaron por el eufemismo de territorio británico de ultramar; entonces,
como ahora, la reina Elizabeth II ejercía su férreo imperio, pues
ella nombra al gobernador de las Caimán y demás.
En 1993 se tomó la decisión de convertir esta trampa para
turistas en una potencia financiera de primer orden, con la adopción de
una ley de Fondos Mutuos que permitiera la fácil incorporación y
registro de los fondos a un sistema desregulado. Según una firma metida
en estos fondos, “la ley de Fondos Mutuos se
estableció. . . para convertir a las islas Caimán en un
centro de la industria de las finanzas”.
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Las islas Caimán acogen a los fondos especulativos y otras agencias
financieras que busquen mantener en secreto sus negocios y protegerlos de la
regulación gubernamental. De los 9.800 fondos especulativos que operaban
en el mundo a fines del tercer trimestre de 2006, 8.282 tenían su
domicilio fiscal en las Caimán. |
Según representantes de Charles Adams, Ritchie & Duckworth, una
firma jurídica implicada en el negocio de la especulación, las
islas Caimán les ofrecen a los fondos:
• “Ninguna restricción regulatoria a las medidas
o estrategias de inversión, las condiciones comerciales. . . o
la selección de proveedores de servicios.
• “Un ambiente fiscal neutral libre de impuestos
directos a las utilidades, las ganancias de capital o las
retenciones”.
Un miembro de la CIMA le explicó a este servicio noticioso lo
fácil que era establecer un fondo especulativo. A partir del día
de la solicitud, su aprobación toma de dos a cinco días y cuesta
en total unos 3.600 dólares, que es como quitarle un pelo a un gato. Para
invertir en un fondo se necesitan al menos 100.000 dólares. De ahí
en adelante, el fondo tiene que crear una cuenta anual, que el contador local de
las Caimán dizque supervisa.
La única información que la CIMA te dará de un fondo
especulativo, es si está registrado o no y dónde tiene su
domicilio fiscal. Los nombres de los inversionistas y otra información
mínima se mantienen en la estricta confidencialidad. Como las
Caimán carecen de leyes fiscales, la CIMA comparte poca o ninguna
información con las autoridades de otras naciones. En otros respectos, la
CIMA decide si “comparte o divulga información” o
no.
En general, ni la Comisión de Valores de EU ni los órganos
reguladores de otros países tienen autoridad alguna sobre los fondos
especulativos, ni han podido penetrar la coraza de la CIMA.
La ley de Fondos Mutuos de 1993 ha surtido su efecto: con la
dirección de la City de Londres, se quintuplicó el número
de fondos que operan en las Caimán, de 1.685 en 1997, a 8.282 a fines del
tercer trimestre de 2006. Los fondos especulativos de las islas Caimán
representan cuatro quintas partes del total mundial. Los fondos administran 1,44
billones de dólares en activos a nivel internacional, pero, con un
apalancamiento 5 a 20 veces mayor, pueden mover hasta 30 billones de
dólares.
Pero la oligarquía angloholandesa erigió toda una
superestructura financiera en las Caimán. Aparte de los fondos
especulativos, los activos de su sistema bancario ascienden a 1,41
billones de dólares (aunque esto incluye algunos que se empalman con los
de los fondos). Representan el cuarto sistema bancario más grande del
mundo, sólo después de EU, Japón y Gran Bretaña.
Sólo compara los 300 millones de habitantes de EU con los 57 mil de las
Caimán.
También son la segunda jurisdicción mundial de las
aseguradoras “adscritas” (de propósito limitado y cada vez
más especulativas). Los concesionarios tienen ahí 29,6 billones de
dólares en activos.
Los hombres de la Reina
Para que las Caimán funcionen como un epicentro de la
globalización y la guerra financiera, la oligarquía angloholandesa
escoge a sus principales autoridades.
• Desde fines de 2005, el Gobernador de las Islas, que tiene el visto
bueno de la Reina, es Stuart Duncan Jack, un funcionario de carrera del
Ministerio de Relaciones Exteriores británico. Por sus servicios, Jack
fue investido comandante de la Real Orden Victoriana, una orden de
caballería que fundó la reina Victoria, superior incluso a la
Orden del Imperio Británico.
• Timothy Ridley, el presidente de la CIMA, es un abogado nombrado
caballero de la Orden del Imperio Británico por impulsar los fondos
especulativos y su infraestructura en los 1990.
Dos estadounidenses que integran la junta de la CIMA son una prueba
más del sucio carácter de esa institución.
• Warren Coats, quien trabajó 26 años para el Fondo
Monetario Internacional, fue contratado por EU como asesor de la
“reconstrucción de los sistemas monetarios y bancarios” de
Iraq y Afganistán, asunto que ha terminado en el desastre.
• Richard Rahn, un miembro de la Sociedad Mont Pelerin, el centro de
la oligarquía que coordina la desregulación y eliminación
del Estado nacional, también encabeza el Centro de Crecimiento
Económico. Dicho centro es una excrescencia de la derechista
Fundación FreedomWorks, a cargo de C. Boyden Gray, heredero del
emporio tabacalero Reynolds, y del ex dirigente de la bancada republicana en la
Cámara de Representantes Dick Armey. Gray, que es compinche de Rahn y
agente de inteligencia, ayudó a formar la Directiva de Ahorros de la
Unión Europea, que es la que le permite al Gobierno de las islas
Caimán exonerar a los fondos especulativos de la obligación de
declarar sus “ingresos transfronterizos” a los países
europeos.
Además de las Caimán, en las islas Vírgenes
británicas hay más de 2.000 fondos especulativos, y en Bermudas
más de 500 (nótese que el total de fondos con domicilio fiscal en
puestos de avanzada británicos, combinado, sobrepasa el total mundial en
este sector desregulado).
El verdadero enemigo
Con el poder de estos satélites británicos de ultramar
desregulados, la oligarquía financiera angloholandesa ha reunido una
fuerza ofensiva increíble al margen y contra los intereses de los Estados
nacionales.
• Los fondos especulativos son la fuerza dominante en el acarreo de
yenes y, hasta cierto punto, de francos suizos. El acarreo de dinero le ha
proporcionado a los derivados y juegos financieros apalancados más
riesgosos del mundo una enorme fuente de liquidez. La sola
desarticulación de este flujo, producto de la apreciación de 3,6%
que experimentó el yen japonés entre el 26 de febrero y el 2 de
marzo, y después, puede echar abajo a todo el sistema financiero
mundial.
• Según diversos informes, durante el 2005 los fondos
especulativos dieron cuenta de hasta 50% de las transacciones en las bosas de
valores de Londres y Nueva York.
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La reina Elizabeth II controla el sistema financiero, pues es dueña
de las islas Caimán. (Foto: Richard Gifford). |
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Si el caimán no te come, los especuladores financieros de las Islas
sí lo harán. |
• Los senadores Carl Levin y Norm Coleman —el presidente y alto
miembro de la Subcomisión Permanente de Investigaciones de la
Comisión de Seguridad Interior del Senado— han denunciado que estos
fondos son un eje por el que circulan cientos de miles de millones de
dólares de dinero caliente y de los paraísos fiscales. Presentaron
el caso de los hermanos Sam y Charles Wyly de Texas, quienes usaron dos fondos
especulativos de las islas Caimán para guardar y ocultar 300 millones de
dólares de impuestos de EU.
• Estos fondos se cuentan entre los especuladores más grandes
con algunos de los instrumentos derivados más precarios, como los
derivados de crédito y obligaciones de deuda colateral, que aumentan la
inestabilidad de un sistema financiero mundial ya tambaleante.
• Los fondos especulativos encabezan una ola frenética de
fusiones y adquisiciones que el año pasado ascendió a casi los 4
billones de dólares, y están comprando y desmantelando empresas,
que van de la fabricante de autopartes Delphi y la compañía
eléctrica texana TXU, a cientos de miles de apartamentos en Berlín
y Dresde en Alemania. Esto ha llevado al despido de cientos de miles de
trabajadores.
Y cuentan con la ayuda de sus aliados de Wall Street. De conjunto, los
fondos especulativos, con dinero prestado de los bancos comerciales y de
inversión más grandes del mundo, han inflado la burbuja mundial de
los derivados mucho más allá de los 600 billones de dólares
de valor nominal, y llevado al orbe por la vía de la
desintegración financiera más grande de la historia
moderna.
Al mismo tiempo, en este batidillo angloholandés participan los
grandes bancos, como el de Narcotráfico, S.A. de la Corona
británica, el Hong Kong and Shanghai Bank, el más grande de
Europa; y el holandés ABN–Amro, que es dueño del banco
Barings de la vieja guardia del Imperio Británico. Con esta fuerza
asentada en las islas Caimán, los liberales angloholandeses han
apalancado todo el sistema financiero mundial.
El saqueo desaforado de los fondos especulativos no pueden pararlo medidas
bonitas de “cuentas claras”. En esto está metida la
oligarquía angloholandesa, que cree librar una guerra al fin del juego, y
hará todo lo posible por conservar su poder. Tal es el nivel de la pelea
para cualquier fuerza seria que enfrente a los fondos especulativos.
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