Ciencia y cultura
ÌUn planeta
cambiante!
¡Sí hay agua en Marte!
por Marsha
Freeman
El anuncio el 6 de diciembre de 2006 de los sorprendentes
nuevos resultados de la investigación sobre Marte, indican que
quizás fluya agua sobre la superficie de este planeta hoy.
En la mente del hombre, conforme fue avanzando la capacidad de sus
instrumentos científicos, Marte ha venido cambiando con el transcurso del
tiempo. Cuando los telescopios en tierra dieron paso a las naves espaciales, el
mito de que había vida inteligente en Marte desapareció y
surgieron nuevos misterios.
Como el planeta más parecido a la Tierra, Marte ha despertado un
interés especial por ser el lugar del sistema solar con más
probabilidades de haber albergado al menos vida primitiva. Así que,
dejando de lado a los hombrecillos verdes o las criaturas deprimentes de H.G.
Wells en La guerra de los mundos, la pregunta es: “¿Hubo vida
en Marte?”
Aun con el descubrimiento en la última década del
florecimiento de la vida en ambientes extremos de la Tierra, la presencia de
agua líquida sigue siendo un requisito. Así que, para responder a
esta profunda cuestión, las misiones espaciales actuales se han
diseñado para buscar pruebas de la presencia de agua en Marte.
Ha habido muchos indicios y, más recientemente, pruebas casi
irrefutables de que hubo agua líquida en Marte. Pero, hasta ahora, no era
claro si la hubo hace miles de millones, millones o decenas de miles de
años, o incluso en las últimas décadas.
El 6 de diciembre los científicos describieron un descubrimiento que
hicieron gracias a la comparación exhaustiva de imágenes de Marte
tomadas por el orbitador Mars Global Surveyor (MGS) en diferentes momentos. Los
resultados los llevaron a concluir que sí hay agua líquida
subterránea en Marte hoy, que de forma periódica brota a la
superficie.
El poderoso Mars Reconnaissance Orbiter, que acaba de emprender su
misión científica en Marte, junto con el European Mars Express que
ya está en funcionamiento, usa radares para encontrar depósitos de
hielo o agua líquida bajo la superficie del planeta. Podemos esperar
más sorpresas.
El largo camino a Marte
Hace dos siglos, con el uso de telescopios terrestres, los
astrónomos podían ver los matices de materiales claros y oscuros,
que fueron interpretados un poco a capricho como estructuras obra de formas
inteligentes de vida. Los cambios periódicos en las
características de la superficie de Marte llevaron a la idea de que las
diferencias de coloración se debían a vegetación, cuyo
crecimiento aumentaba y disminuía con las estaciones del
planeta.
Cuando la Era Espacial acercó el equipo sensorial del hombre a Marte
durante los vuelos de reconocimiento del Mariner en los 1960, los
científicos se desilucionaron al descubrir que, no sólo no
había señales de vida inteligente, sino que Marte lucía
perturbadoramente como la Luna, árido, estéril y lleno de
hoyos.
El primer orbitador marciano, el Mariner 9, nos dio un vistazo más
próximo del planeta, al revelar un paisaje con rasgos geológicos
deslumbrantes, entre ellos cráteres enormes, el cañón
más grande del sistema solar (Valles Marineris), y el volcán
más grande conocido, Olympus Mons. Era claro que aun si Marte fuese un
mundo relativamente estático hoy, había pasado por una
evolución parecida a la de la Tierra.
A mediados de los 1970 la misión Viking envió dos orbitadores
y dos sondas móviles que proporcionaron mediciones globales, junto con la
“verdad sobre el terreno” por vez primera. Se reveló un nuevo
Marte. Los orbitadores podían ver elementos diez veces más
pequeños que el Mariner 9.
Los orbitadores Viking obtuvieron 52.000 imágenes de la superficie
de Marte y ayudaron a caracterizar la atmósfera del planeta. Se
descubrió que el vapor de agua varía mucho, dependiendo de la hora
local, elevación, latitud y temporada. Marte, al igual que la Tierra,
tiene un clima cambiante. Las fotografías que tomaron las sondas Viking
mostraron capas periódicas de escarcha matutina sobre las rocas
superficiales de Marte, lo que demostró el movimiento de hielo y vapor
alrededor del planeta. Los orbitadores Viking confirmaron pruebas previas de que
hay una reserva oculta de agua en la casquete de hielo permanente del polo norte
marciano.
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Los científicos han venido estudiando intensamente la
formación intrigante de hondonadas al interior de los cráteres y
laderas de Marte, y han localizado un nuevo depósito de material de color
claro en un cráter, en una fotografía de 2005 (der.), que no
estaba ahí cuando se le fotografió primero en 1999. Su
conclusión es que la erupción de agua líquida del subsuelo
creó estos nuevos depósitos de sedimentos en algún momento
de los últimos seis años. Sí hay agua en Marte. (Foto: Malin Space Science Systems/JPL/NASA). |
Algunas de las pruebas más impresionantes de que hubo cantidades
significativas de agua líquida sobre la superficie aparecen en las
fotografías de Valle Marineris, con sus antiguos canales de ríos,
valles interconectados y diferentes capas de materiales a los costados de sus
cañones. La explicación más probable de estas
características era un Marte otrora húmedo y más
cálido, con flujos de agua en su superficie. Entonces, la pregunta es:
¿hubo agua líquida en Marte el tiempo suficiente como para que la
vida pudiera florecer allí?
En la última década, y hasta la fecha, todas las naves de
siguiente generación luego de las Viking han encontrado más
pruebas de que alguna vez hubo agua líquida sobre la superficie. Entre
éstas están el Mars Global Surveyor, el Mars Odyssey y las sondas
Mars Exploration de la NASA, y la nave Mars Express de Europa. Pero, si hubo
agua líquida, ¿hace cuánto?
En el 2000, miembros del equipo a cargo de las imágenes del Mars
Global Surveyor (MGS) dieron a conocer fotografías espectaculares que
mostraban hondonadas que se habían formado en las faldas de los
cráteres. Éstas eran similares a tales formaciones en la Tierra, y
sugerían que las había formado agua líquida al correr por
las laderas de los cráteres. El MGS también observó rocas
en diferentes capas, probablemente de lagos de agua, e identificó la
presencia de hematita gris, un mineral que se forma en un ambiente
acuoso.
Las sondas de exploración marciana Spirit y Opportunity han
verificado, en sus exploraciones, la presencia histórica de agua en
Marte. La Spirit encontró una diversidad de rocas y tierra, tras un
recorrido de 2,6 km hacia las colinas Columbia, tales como el mineral de
hidróxido de hierro, goethita, que indica una amplia exposición al
agua. La Opportunity, justo en el lugar donde aterrizó en el
cráter Eagle, examinó un afloramiento de rocas saturadas y
formadas por un flujo suave de agua superficial.
El orbitador Mars Express ha transmitido información desde
principios de 2004, y confirmado la presencia de hielo en el polo sur de Marte.
Su radar ha registrado diferentes capas de hielo en el polo, determinando su
espesor e historia. Su instrumento Omega, que capta frecuencias casi
infrarrojas, ha identificado arcillas y minerales de sulfato en un terreno
antiguo formado en una época en la que pudo haber agua en la
superficie.
Conforme el Mars Express continúa examinando bajo la superficie para
descubrir la presencia ya sea de hielo o de agua líquida, el nuevo
orbitador Mars Reconnaissance de la NASA está captando imágenes de
rasgos geológicos tan pequeños como del tamaño de una mesa
de cocina, e identificando minerales y materiales con alta resolución, al
usar su radar para sondear el subsuelo en busca de hielo, y vigilar la
atmósfera marciana y sus tormentas de arena.
En nuestras narices
El 22 de junio de 2000 un equipo de científicos que venía
estudiando imágenes de alta resolución del MGS, informó que
lo que había descubierto probaba que agua líquida había
brotado a la superficie de Marte más recientemente que hace miles de
millones de años, cuando se supone que el planeta era más
cálido y húmedo. También planteó que la
filtración de agua hacia la superficie podría continuar al
presente.
La prueba eran 120 sitios en los que el material removido por la
acción del flujo de agua desde riscos y faldas de cráteres
adyacentes había creado desfiladeros u hondonadas. Desde los nacimientos
o fuentes de filtración del agua se veían canales que pudo haber
esculpido el agua. Al final de los canales se formaba un cono aluvial en forma
de abanico, donde se depositó el material removido por el agua.
Los científicos, encabezados por Michael Malin y Ken Edgett,
investigadores de la Mars Orbiter Camera, calculan que lo observado
indicaría la presencia de agua líquida a entre 90 y 400 metros
bajo la superficie. Como estos sitios no están cerca de regiones
volcánicas, los investigadores no logran explicarse cómo
podría existir agua subterránea en forma líquida en este
planeta tan frío.
Como más del 90% de los sitios está al sur del ecuador, a
altas latitudes cerca de las regiones polares más frías, se
presume que cualquier filtración hacia la superficie se congelaría
casi al instante. Malin y Edgett plantean que cuando el agua emerge, se evapora
rápidamente, se congela, debido a la baja presión y temperatura de
la superficie marciana. Este bloque de agua congelada crea una “represa de
hielo”.
El agua de abajo aumentaría la presión tras la represa,
suponen, y en algún momento se abriría paso. Una avenida de agua
correría por la hondonada, arrastrando sedimentos consigo, de forma
parecida a las inundaciones súbitas en la Tierra. La conclusión
más provocativa de su investigación es que estos elementos hablan
de inundaciones en Marte que, aunque temporales, son mucho más recientes
de lo que se pensaba. La clave de esta conclusión fue un cálculo
preciso de la edad de las formaciones geológicas observadas.
La determinación de la edad de la superficie de otro planeta
sólido por lo general se realiza por el número y la densidad de
sus cráteres. Este método no funciona en la Tierra, donde la
geología, la atmósfera y la biosfera alteran constantemente el
planeta, borrando su pasado. En la Luna sin aire, donde no hay clima y pocas
pruebas de que haya habido actividad geológica o volcánica en
eones, este método es aceptable.
Marte sería intermedio. Hasta donde sabemos, no hay biosfera que
transforme el planeta, pero el tiempo, las estaciones, el cambio
climático y la actividad geológica son evidentes, al menos los del
pasado. Al examinar los sitios donde se encontraron las hondonadas, Malin y
Edgett informaron que había pocos cráteres, por lo que supusieron
que son superficies más jóvenes, con una antigüedad de
millones, en vez de miles de millones de años, al emplear la
proporción de cráteres para determinar su edad.
El equipo de la Mars Orbiter Camera continuó su labor de averiguar
más sobre estas hondonadas. Hizo que el MGS regresara a muchos de estos
sitios a tomar repetidas imágenes de ellos para ver si algo había
cambiado desde 1999.
El 6 de diciembre el equipo hizo un anuncio formidable. Al examinar las
fotografías tomadas por el MGS en 2004 y 2005, y compararlas con las
imágenes de 1999 de los mismos sitios, dos hondonadas fotografiadas antes
tenían nuevos depósitos. Esto sugiere que en algún momento en los últimos seis años, agua líquida brotó
a la superficie y transportó sedimentos por un canal.
“Estas observaciones proporcionan las pruebas más
sólidas hasta la fecha de que el agua aún fluye ocasionalmente
sobre la superficie de Marte”, afirmó Michael Meyer, el
científico en jefe del programa de exploración de Marte de la
NASA. “Las formas de estos depósitos son lo que uno
esperaría ver si los sedimentos fueran transportados por un flujo de
agua”, dijo Michael Malin. Los dos nuevos depósitos tienen varios
cientos de metros de longitud.
El doctor Malin dijo en una entrevista tras el anuncio, que las pruebas
sugieren que el material que se desplazó ladera abajo se movió con
lentitud, y era “tierra combinada con algo que le dio movilidad”.
Hay pruebas de que “fue cambiando sus propiedades a medida que avanzaba
colina abajo”, conforme recogía sedimentos por el camino. El flujo
“se desviaba con facilidad alrededor de la muy sutil topografía, y
tiene terminaciones muy largas, como dedos. Todos éstos son atributos de
algo que contiene agua líquida”.
Con los años, el equipo ha descubierto miles de hondonadas en las
laderas de los cráteres y otras depresiones de Marte, y hasta ahora han
encontrado dos con depósitos nuevos. ¿Podrían ser estos
depósitos nuevos simplemente material que removió el viento? Los
científicos piensan que no.
Basándose en el análisis del color oscuro de la tierra que
dejaron expuesta las huellas de las ruedas de las dos sondas marcianas, las
fotografías de remolinos que levantan arena de un color oscuro, material
de coloración oscura excavada de cráteres recientes, y el color
del polvo que se desliza por las laderas, el equipo ha descartado la posiblidad
de que lo que se ve en los nuevos depósitos de la pared del cráter
sea material apenas bajo la superficie, puesto que el color difiere.
Proponen que el tono claro del material recién depositado en las
hondonadas podría ser de escarcha en la superficie que forma
continuamente el hielo del depósito. Otra posibilidad es que se forme una
costra de color claro sobre el depósito, pues las sales se concentran
más en el agua.
El doctor Malin explicó que su equipo cree que hay “un
escurrimiento de agua inicial. . . que aumenta la presión
detrás de la represa de hielo. . . A la larga, se liberan
muchos miles de metros cúbicos de agua de golpe; cantidades de agua como
para llenar una alberca se apresuran a la superficie en un muy corto y breve
suceso, y luego la superficie vuelve a congelarse; entonces, más agua
acumula tiempo y presión, y tarde o temprano vuelve a brotar”.
Comparó la liberación súbita de agua con estar en el
desierto durante una inundación repentina.
El equipo también informó en su conferencia de prensa y en el
documento que publicó en la edición del 8 de diciembre de 2006 de
la revista Science, que su estudio de impactos recientes de meteoritos en
Marte, que también ha observado el MGS desde 1999, ofrecen una
medición de la proporción actual de cráteres en Marte.
Concluyen, en función de esta nueva información, que el modelo de
predicción del ritmo de creación de cráteres nuevos que se
usa para determinar la edad de rasgos geológicos en la superficie de la
Luna y de Marte, es congruente con la proporción observada. Esto confirma
que las hondonadas que observan son, sin duda, formaciones recientes.
Al tiempo que los científicos presentaban sus hallazgos, los
encargados de la misión en el laboratorio de Propulsión Jet de la
NASA en California batallaban para restablecer el contacto con el MGS, del que
se perdió la señal a principios de noviembre de 2006. El contacto
aún no se restablece.
Al parecer ha cumplido su misión, pero el MGS ha prestado un buen
servicio al avance de nuestro entendimiento del siempre cambiante planeta
Marte.
Conforme las intensas misiones para estudiar a Marte continúan,
tanto en su superficie como en órbita, se analizan sitios de aterrizaje y
asentamiento para la próxima generación de sondas y laboratorios
científicos que proseguirán la búsqueda de agua y,
quizás, vida en Marte. Su labor primordial es prepararle el terreno a los
exploradores humanos que responderán las preguntas más acuciantes
sobre el planeta que más se parece a la Tierra en el sistema
solar.
—Traducción de Zaid Jaloma.
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