Internacional
El LYM lleva la ‘nueva política’ a
Alemania
por Rainer Apel
La elección del 11 de marzo a la alcaldía de la ciudad
alemana de Wiesbaden bien podría pasar a la historia como un parteaguas
en la dinámica política de este país. A pesar de la
intentona de sabotear la elección, con medidas como que el candidato
principal del Partido Socialdemócrata no se registró a tiempo y el
consiguiente sufragio impresionantemente bajo (26,5%), la labor del Movimiento
de Juventudes Larouchistas (LYM) en apoyo al candidato del BüSo (Movimiento
de Derechos Civiles Solidaridad), Alexander Hartmann, no sólo
duplicó la votación a favor de este partido, sino que
cambió de manera palpable y permanente el ambiente
político.
La presidenta nacional del BüSo, Helga Zepp–LaRouche,
comentó sobre la elección:
“Si sólo una buena cuarta parte de los votantes participa en
una elección, eso muestra que algo fundamental anda mal. Antes,
más de 90% de la gente participaba en las elecciones locales. En este
caso, la llamada élite política de este país nunca ha
estado tan desacreditada como hoy. La campaña electoral del BüSo en
Wiesbaden ha demostrado que uno tiene que ganarse de nuevo la confianza de la
población en muchos intercambios personales directos y con un programa
que aborde los problemas existenciales de la gente. Pero, sobre todo, nuestros
jóvenes activistas de la campaña han creado una situación
en la que volvieron a despertar en los wiesbadenitas un recuerdo de Alemania
como una tierra de poetas y pensadores”.
El principal efecto de la campaña del BüSo, cuya punta de lanza
fue un grupo de 12 miembros del LYM que tapizaron la ciudad con 40.000 folletos
y llevaron el bel canto a las calles todos los días, se
apreció en los distritos de clase trabajadora de esta ciudad otrora
industrial. Aunque la votación que recibió Hartmann fue de 1,8% a
nivel de la ciudad, en varios distritos de la clase trabajadora, donde los
jóvenes habían concentrado su actividad, alcanzó el 7,5%.
En el sistema multipartidista alemán, una votación de más
de 5% basta para calificar como uno de los partidos principales.
Pero la influencia del LYM, tanto en las calles como en los actos de
campaña que trataron de excluir a Hartmann, se percibirá en el
cambio de ambiente político en el largo plazo. La polémica del
BüSo contra el fraude de Al Gore en torno al CO2 y el
calentamiento global, contra la facción belicista de Cheney, y contra la
“economía de casino” de Wiesbaden (una gran
“industria” del juego), agitó a las élites de la
ciudad y puso las ideas de la reindustrialización en boca de la gente
otra vez. Conforme se profundizan las consecuencias del desplome financiero
mundial, el BüSo será la única institución en pie a la
que puedan recurrir.
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El Movimiento de Juventudes Larouchistas hace campaña por el
candidato a la alcaldía de Wiesbaden, Alemania, Alexander Hartmann. (Foto: Serguéi Strid/EIRNS). |
El sistema político se desmorona
La contienda por la alcaldía de Wiesbaden fue un hito en la
descomposición del desacreditado sistema político alemán.
Primero, los socialdemócratas, uno de los dos partidos más grandes
de Alemania, ¡no tuvieron candidato! Esto nunca había sucedido
antes, y llevó al Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) a
tomar la decisión absurda de pedirle a su base electoral que apoyara al
candidato Ewald Roth, quien ni siquiera estaba en la boleta.
Esto le dejó el campo libre a dos candidatos
“oficiales”, el demócrata cristiano Helmut Müller y la
verde Rita Thies. Como observó el candidato del BüSo tras la
elección, el mayor logro de estos dos candidatos fue asustar al 75% del
electorado a que no votara. De hecho, no sólo votó nada más
26,5% de los registrados para hacerlo, sino que significó una
caída de 7% desde la última elección.
El principal órgano de difusión de Wiesbaden, el Wiesbadener Kurier, también contribuyó lo mejor que pudo a
destruir el proceso electoral. Una semana antes de la votación, el
periódico publicó un pronóstico que le concedía 23%
de los sufragios a Müller, 16% a Thies, 3% al candidato semioficial de la
planilla de la Linke (la izquierda) Peter Silbereisen, y 0% a Hartmann. Aun si
uno toma en cuenta el 34% de indecisos que mencionó el Kurier, ¡todavía falta 24% del electorado! No fue sino hasta después
de la votación que el Kurier consideró oportuno mencionar
la campaña que realizó el BüSo, pero con un libelo de lo
más infamatorio que, no obstante, informaba de la labor del LYM, junto
con una foto de los jóvenes larouchistas enarbolando su principal manta
de la campaña, en la que atacaban el fraude de Gore con lo del
CO2: “Las plantas aman el CO2”.
La campaña del BüSo
En las semanas previas a la elección se repartieron 40.000 folletos
con la plataforma programática del BüSo por toda la ciudad, lo cual
significa que uno de cada cinco hogares lo recibió. El cartel de la
campaña se diseñó con una ironía particular en
mente, porque mostraba a Hartmann junto con Franklin Delano Roosevelt, con la
consigna: “Wiesbaden necesita un Nuevo Trato”. La palabra
“Deal” (Trato) estaba enseguida de un “Diehl” tachado,
que es el nombre del alcalde saliente.
Durante la campaña, el LYM de forma deliberada puso el acento en el
contraste entre el método de la “nueva política” para
comunicarle la música y la ciencia clásicas a la población,
y la polítiquería de siempre. Todos los días el coro del
LYM ensayaba en las calles, donde interpretaba piezas clásicas como el
motete de Juan Sebastián Bach, Jesu, meine Freude (Jesús,
mi alegría), así como el himno del Ejército de la
Unión durante la guerra civil estadounidense, The Battle Cry of
Freedom (El grito de batalla por la libertad). Además, los
jóvenes le pusieron letras polémicas a obras del repertorio
musical clásico, entre ellas una sobre el CO2, que
advertía que “Cheney prepara una nueva guerra”.
Las presentaciones musicales tenían lugar en mítines,
así como durante el volanteo y en intervenciones públicas. La
mayoría se realizaron en los distritos periféricos de Wiesbaden,
donde vive el 80% de la población de menores ingresos, pero la
música también imperó en el mitin de cierre de
campaña en el centro de la ciudad el 10 de marzo, el día previo a
la votación. Un acto público de campaña del BüSo el 4
de marzo se centró por completo en mostrar el trabajo coral del LYM, con
ejemplos de secciones del antedicho motete de Bach.
“¿Qué tiene que ver Bach con la pelea contra Gore y
Cheney?”, era una pregunta que hacían muchos ciudadanos alemanes en
la calle. La respuesta era —y es— que la música
clásica eleva al ciudadano a convertirse en un mejor votante. Un momento
muy especial de la campaña fue una presentación del motete de Bach
en una mezquita, la cual fue precedida por un diálogo entre los
jóvenes larouchistas y la congregación musulmana sobre la
importancia de la música coral y el gran efecto potencial que Bach
podría tener en el desarrollo de la música islámica, de
aplicar sus principios de composición.
El contingente del LYM también introdujo principios universales de
la ciencia a la contienda, al dar clases sobre Johannes Kepler, el
astrónomo y filósofo de fines del siglo 16 y principios del 17. La
investigación de Kepler sentó las bases para todo logro actual de
la ciencia y la tecnología espaciales, ya no digamos de la ciencia
atmosférica. La obra de Kepler también ejemplifica la unidad de
los principios de la música clásica y de la ciencia física,
una realidad que los jóvenes demostraron al combinar la
presentación de Kepler con un programa musical instrumental del LYM en el
cierre de la campaña.
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