Economía
El sistema es el que corre un
alto riesgo
por John Hoefle
Cuando precios altos topan con ingresos bajos, el comprador siempre pierde.
Una de las mentiras más grandes sobre los precios de los bienes
raíces es que la “industria de la vivienda” se dedica a
proporcionarle casas a la gente. En estos días la construcción de
una casa es un mero derivado de lo que mejor podría calificarse como
pelechar deudas al estilo veneciano, un proceso por el cual se generan hipotecas
inmensamente sobrevaluadas con la construcción y venta de una vivienda.
El producto primordial es la hipoteca, ¡no la casa!
El alza de precios, de la vivienda es uno de los medios fundamentales por
los cuales se ha mantenido la burbuja financiera. Valores inflados significan
“activos” crecientes, lo que a su vez significa más dinero
para el casino. Valores inflados también significan una deuda más
grande, y más intereses para los Shylock del mundo; y como todo buen
veneciano entiende, entre más dinero te deban, mayor control tienes sobre
la gente. Es lo que algunos llamarían una situación de “o
ganas o ganas”, al menos hasta que necesites que los incautos paguen esa
deuda y no puedan hacerlo.
Estados Unidos solía tener un sistema —de ahorro y
préstamo— que fue creado para ayudar a las familias a comprar
vivienda. Este sistema tomaba los depósitos de una comunidad y luego
emitía hipotecas de largo plazo a tasas de interés razonables, lo
que ayudaba a las comunidades a prosperar, cosa que a su vez significaba
más depósitos e hipotecas.
Este sistema funcionó bien, y por eso lo destruyeron adrede en los
1980, para remplazarlo por uno en el que el dinero, y no la gente, era lo que
importaba. Hoy vemos las consecuencias: los precios de la vivienda andan por la
estratósfera, y las familias e individuos adquieren deudas enormes para
pagar hipotecas excesivas.
Hoy el prestamista original le vende las hipotecas casi de inmediato a
agencias semiprivadas gigantescas como Fannie Mae, y las convierten en paquetes.
El flujo de liquidez de estos paquetes de hipotecas se usa entonces para
respaldar la emisión de títulos que se venden en todo el mundo.
Los compradores de estos títulos no están adquiriendo las
hipotecas, sino sólo un parte de su flujo de liquidez. Así, el
mercado de títulos con garantía hipotecaria sirve para
“compartir el riesgo” del mercado estadounidense de la vivienda con
sus amigos internacionales.
Éste es el mecanismo que le proporciona liquidez al mercado
hipotecario actual, que es el que suelta el dinero para comprar todas esas casas
sobrevaluadas. Pero tener dinero para prestar no basta; también tienes
que conseguir compradores que puedan pagar las mensualidades o —y
aquí es donde viene lo interesante— encontrar el modo de
estructurar las hipotecas para que puedas venderles casas a quienes no pueden
pagarlas.
Precisamente para eso los bancos crearon el mercado de alto riesgo, con
todas sus hipotecas estructuradas para que la gente venga y llame a la puerta.
Primero reduces los requisitos de préstamo, para que de pronto un ingreso
dado califique para obtener una hipoteca más grande. Luego creas
préstamos con pagos iniciales bajos —a bajas tasas de
interés que luego se disparan—, con poco o nada de enganche, e
incluso superiores al precio de compra, para ofrecer un pequeño
“colchón” de efectivo. Entre mayor la disparidad entre los
precios en aumento y los ingresos en picada, mayor la necesidad de tener una
contabilidad creativa que mantenga andando la cosa. Los prestamistas entienden
que cierta parte de los préstamos caerá en mora, pero la necesidad
de seguir inflando la burbuja puede más que el peligro. Después de
todo, ¿por qué declararte en quiebra hoy, cuando puedes dejarlo para
mañana?
Muchos de los préstamos de alto riesgo que están cayendo
ahora en incumplimiento se otorgaron en los estados centrales de EU, el otrora
corazón del poderío industrial estadounidense, que ahora es
sólo un cascarón herrumbroso. Esto es consecuencia directa de la
decisión de despojar a este país de su capacidad industrial.
Cuando en una región eliminas las actividades que generan riqueza y los
empleos bien pagados que las acompañan, el resultado es —y
era— predecible.
Un buen porcentaje de las hipotecas impagas son de gente de lo que se
considera el estrato de ingreso medio y alto. Un estudio mostró que en
Ohio, el estado con la tasa más alta de embargos en 2006, se emitieron
cuatro veces más préstamos de alto riesgo a hogares con un ingreso
anual de más de 65.000 dólares, que a aquéllos con ingresos
menores a 27.000.
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