Economía
Los zombis bancarios del billón de
dólares
por John Hoefle
La consolidación de la banca mundial ha producido desastres sin
precedentes. Las negociaciones de la fusión del Barklays Bank de Londres
y ABN Amro de Amsterdam parecen estar diseñadas para activar una nueva
ronda de uniones bancarias en Europa y, de dársele crédito a
algunos rumores, quizás hasta al otro lado del
Atlántico.
De darse la fusión de Barclays y ABN Amro, sería la
más grande en la historia de la banca; convertiría a dos
instituciones con más de un billón de dólares en activos en
un gigante con un valor por el orden de los 3 billones de dólares. Eso
sería más de 30% más grande que Citigroup, que hoy aventaja
a la jauría con 1,9 billones de dólares.
Según la lista de empresas globales de 2006 de la revista Forbes, Barclays era la primera del mundo en ese momento, con unos 1,6
billones de dólares en activos, una de las 15 compañías
—todas instituciones bancarias— con más de un billón
de dólares en activos. Las otras que completaban las cinco primeras eran
UBS de Suiza, Citigroup, ING Group de los Países Bajos y Mizuho Financial
de Japón. ABN Amro estaba en el puesto número 14, con apenas un
poco más del billón.
El Daily Telegraph de Londres resumió de manera sucinta el 20
de marzo el efecto que tuvieron las pláticas entre Barclays y ABN Amro,
al jactarse de que el “muy pospuesto” asunto de la
consolidación bancaria europea estaba de nuevo sobre el tapete. “La
creación de campeones nacionales, tales como el BNP Paribas de Francia y
el Deutsche Bank de Alemania, ha llevado a un grado de proteccionismo estatal y
a mucha arrogancia administrativa”, y la toma de ABN Amro
“echaría por tierra los argumentos a favor del
proteccionismo”.
Estos comentarios llanos van directo al meollo del asunto, que es la
batalla por la sobrevivencia entre los parásitos del sistema financiero
angloholandés y los Estados nacionales. En opinión de los
parásitos, no pueden tolerarse las estructuras que protejan a la
población del saqueo imperial, y hay que proscribirlas. Sólo puede
confiarse en las instituciones globales, que rechazan cualquier impulso
nacionalista, para hacer la clase de cosas que Bertrand Russell dijo que,
“puede que sean desagradables, pero, ¿y qué?”
Con sólo ver la lista de los principales consorcios bancarios
estadounidenses, uno puede ver lo que se ha hecho aquí. Los tres bancos
principales, Citigroup, Bank of America y J.P. Morgan Chase, pertenecen al club
de los billonarios, y entre los primeros 12 están las subsidiarias
estadounidenses de cuatro bancos extranjeros: dos británicos, uno
alemán y uno holandés (ABN Amro).
Los tres grandes de Estados Unidos también están ampliando su
participación global. Citigroup sólo tenía una tercera
parte de sus 712 mil millones de dólares en depósitos en EU a
fines de 2006, y el resto en sucursales en el extranjero y en subsidiarias
internacionales especializadas. J.P. Morgan Chase tiene 27% de sus 649 mil
millones de dólares en depósitos en el exterior, y Bank of
America, 14% de sus 694 mil millones.
El cambio en la banca estadounidense ha sido impresionante; por ejemplo,
hace poco, en 1990, Citicorp —como se le conocía entonces—
era el banco más grande de la nación, con sólo 217 mil
millones de dólares en activos. Mucho del crecimiento de estos grandes
bancos deriva de la serie de otros bancos que han engullido, muchos de los
cuales hicieron lo propio antes de que también se los comieran.
Lo que ahora se conoce como J.P. Morgan Chase solía llamarse
Chemical, antes de que se apropiara de Manufacturers Hanover (Manny Hanny),
Chase Manhattan y J.P. Morgan. El Hanover Bank, un predecesor del Manny Hanny,
recibió su nombre en honor del rey Jorge I de Gran Bretaña. El
imperio bancario Morgan en realidad se fundó en Gran Bretaña y
luego se mudó a EU.
Bank of America remonta sus raíces al National Bank de Carolina del
Norte, el cual se apoderó de varios grupos bancarios sureños
grandes y de algunos bancos insolventes de Texas, para finalmente, con el nombre
de NationsBank, tomar al Bank of America con sede en San Francisco y conservar
el nombre, que tenía más prestigio. El Bank of America original
nació como el Banco de Italia de A.P. Giannini, que se dice administraba
los intereses financieros de Mussolini en EU.
Citigroup, el más grande de todos, se formó cuando la
aseguradora Travelers, que también era propietaria del banco de
inversión Salomon Smith Barney, tomó a Citicorp. La fusión
fue flagrantemente ilegal en ese entonces, pero de todos modos se
permitió, lo que reflejó la forma en que los grandes bancos hacen
sus propias reglas.
Ahora Wall Street y sus voceros nos dicen que EU está perdiendo
terreno frente a Londres como centro financiero, y que tenemos que flexibilizar
nuestros reglamentos para ser más “competitivos”. Nada
podría estar más alejado de la verdad. Nuestros zombis billonarios
están en la quiebra irremediable; se chupan los depósitos de sus
sucursales bancarias en todo EU y usan esos fondos para especular en el casino mondiale. Hacer “más competitivos” a estos
parásitos sólo empeorará las cosas.
Globalización es sólo un eufemismo para referirse al
imperialismo de corte británico, y la creación de bancos cada vez
más grandes y cada vez más imperiales es una parte clave de la
estafa. En artículos subsiguientes examinaremos este asunto con
más detalle.
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