Iberoamérica
Al Gore se acuesta con Bush, y
con Barrick, y con Pinochet, y con. . .
por Cynthia R. Rush
El hecho de que Barrick Gold fuera uno de los patrocinadores originales de
la próxima presentación de Al Gore en Santiago de Chile como el
orador de lujo de la conferencia del 11 de mayo, “Calentamiento Global y
Cambio Climático: Ahora Es el Momento de Actuar”, encendió
la protesta de diversos grupos ambientistas chilenos que, junto con la voz de
alarma internacional que dio el portal electrónico del Comité de
Acción Política Lyndon LaRouche (www.larouchepac.com/spanish),
obligó a la Barrick a retirarse. Por su parte, Gore está
batallando, no muy convincentemente, por distanciarse de esta empresa.
Algunos de los grupos chilenos se han limitado a denunciar los
crímenes ambientales de Barrick —contaminar el aire con toxinas y
destruir los glaciares de Chile— y a preguntar que cómo es posible
que el gran adalid del calentamiento global pueda asociarse con un monstruo como
Barrick. El senador y presidente de la Comisión de Medio Ambiente del
Senado, Alejandro Navarro (del Partido Socialista), informó el 7 de
abril, algo perturbado, que le estaba escribiendo una carta a Gore para
advertirle “lo que la vinculación de su visita con Barrick Gold ha
provocado y [que] evalúe los impactos que ello tendrá en su
exposición”. En una declaración que emitió el mismo
día Fabiola Marín Salgado, de Vida Autónoma, a
través de su página electrónica, dijo que “todos los
ambientalistas en Chile quisieran advertirle que su imagen como ambientalista
será dañada si usted asiste a eventos patrocinados por Barrick
Gold”.
Un puñado de agrupaciones fue más allá, y
publicó en internet las revelaciones que hizo EIR a fines de los
1990 sobre la responsabilidad de Barrick en el genocidio en África, y sus
vínculos con la maquinaria encubierta de inteligencia que dirigen el ex
presidente George H.W. Bush, y otros personajes e instituciones cuya lealtad
está con la oligarquía financiera angloholandesa.
Pero a todos se les escapa la cuestión fundamental de que la
asociación del reaccionario Gore con Barrick Gold no es casual. Él comparte la perspectiva racista y genocida de esta empresa, y
tiene los mismos patrocinadores financieros y políticos. Entre estos
está la familia Bush —y hasta preguntas, ¿pero qué no
son republicanos?—, y personalidades destacadas de la oligarquía
financiera angloholandesa global y de los carteles de las materias primas.
George H.W. Bush tiene un puesto en el consejo internacional de asesoría
de Barrick, junto con el ex primer ministro canadiense Brian Mulroney. El
presidente de Barrick, Peter Munk, es un protegido de la familia real
británica y miembro del grupo de millonarios ambientistas conocido como
el “Club 1001”, junto con el genocida Maurice Strong.
El genocidio de Barrick en África
Cuando estos criminales hablan de “salvar el medio ambiente”,
se refieren a deshacerse de una gran parte de la raza humana, en especial de las
poblaciones de tez más oscura. Sólo basta ver el historial de
Barrick en África.
En los 1990, cuando Al Gore era vicepresidente de Estados Unidos y
también presidía la Comisión Binacional de Estados
Unidos–Sudáfrica (que se formó en 1994), la Barrick Gold
—que tiene su sede en Toronto— encabezaba una “invasión
económica” del Zaire rico en minerales. En 1996 Barrick Gold
sencillamente se metió allí y reclamó para sí las
minas de oro de Kilmoto y Doko, en la provincia nororiental de Haut–Zaire.
Otros se sumaron a la estampida, como la vieja Anglo American Corp. (con sede en
Sudáfrica) y la recién formada America Mineral Fields (AMF, una
empresa de la Mancomunidad Británica que se fundó en Canadá
en 1995 con fines de “exploración”), la cual consiguió
las gigantescas minas de cobre de Kipushi en la provincia de Shaba. Cuando hasta
estos tratos a precio de regalo —que se firmaron como contratos
preliminares con el presidente zaireño Mobutu Sese Seko— dejaron de
satisfacerle al cartel angloholandés de las materias primas, optaron por
el “cambio de régimen”.
El Movimiento de Juventudes Larouchistas está asegurándose de
enfriar el calentamiento de Gore en toda Iberoamérica, como muestra este
cartel cuyo objetivo es cancelar definitivamente su visita a Argentina y
Chile.
El 9 de mayo de 1997 una docena de entidades financieras
asociadas con el cartel minero (de diamantes, cobalto, cobre, oro, cinc,
estaño, baritina, magnesio) se reunió en Lubumbashi, al sudeste de
Zaire, con Laurent Kabila, quien tomó el poder del país y sus 45
millones de habitantes menos de dos semanas después. En total, la toma de
materias primas, el caos y la lucha costaron millones de vidas en el
corazón de África.
¿Qué hay de los nazis
pinochetistas?
Aunque los grupos ecologistas se dicen perplejos por la asociación
de Gore con Barrick, no han dicho ni pío del hecho aun más
conspicuo de que la conferencia de Santiago la patrocinan individuos e
instituciones ligadas al golpe sangriento que dio Augusto Pinochet contra el
entonces presidente Salvador Allende en 1973, y a los subsiguientes 17
años de dictadura de corte nazi.
Gore recibió la invitación del magnate multimillonario
Sebastián Piñera, frustrado candidato presidencial y alma del
recién creado “Comité Nacional de Apoyo a la Candidatura de
Al Gore para Premio Nobel de la Paz 2007” en Chile. Sebastián,
quien pagará, junto con otras empresas asociadas, la exorbitante suma de
200 mil dólares para llevar a Gore el Destripador a Chile, es hermano del
fascista José Piñera, el ministro del Trabajo de Pinochet que en
1981 privatizó el otrora excelente sistema de seguridad social del
Estado.
Sebastián contendió por la Presidencia de Chile en 2005,
presentándose como un “humanista cristiano” y un ambientista
sensiblón al que le preocupan “los pobres”. Pero en realidad
era el favorito de la turba de George Shultz y Félix Rohatyn en la
Universidad de Chicago que puso a Pinochet en el poder con el golpe de 1973. El
pueblo chileno no se comió el cuento y, en cambió, eligió a
Michelle Bachelet. Y ahora, como ha señalado el estadista Lyndon
LaRouche, al invitar al racista enemigo de África Al Gore a Chile,
Piñera solito se ha desenmascarado.
Entonces tenemos a los demás patrocinadores, los propietarios del
periódico derechista El Mercurio, la familia Edwards, que ha
estado al servicio de la monarquía británica desde el siglo 19,
cuando peleó por asegurarse de que nada que se asemejara ni remotamente
al Sistema Americano de economía política echara raíces en
Chile. En 1973 su director, Agustín Edwards, fue uno de los principales
organizadores del golpe, en colusión con Henry Kissinger y la
International Telephone & Telegraph Co. (ITT) de Rohatyn. El
periódico es un proponente de la economía fascista de la Sociedad
Mont Pelerin y sigue defendiendo al finado Pinochet.
Ante estos hechos, la pregunta es si Gore va a Chile a ayudar a los nazis a
derrocar a la presidenta Bachelet. En estos momentos Piñera dirige una
campaña sucia para sacarla del poder, al proponerse como el hombre que
puede salvar a Chile del “caos” que dice que ella ha creado. Lo que
quiere decir es que no tolerarán el empeño de Bachelet
—aunque tímido— por apartar al país del brutal modelo
económico que impusieron los “Chicago Boys” de
Pinochet.
Como observó LaRouche el 9 de abril: “Aún no hemos
llegado al fondo de las conexiones nazis que encubría el fallecido
dictador Pinochet de Chile. Los nazis están muertos, no así el
nazismo. Y vemos esto en los ataques provenientes de diferentes direcciones
contra la presidenta Bachelet, que es obvio que instigan los fascistas de la
tradición nazi que le sobreviven al dictador Pinochet.
LaRouche añadió que esta gente quizás esté
confabulada con un sucio personaje de Caracas, Alejandro Peña Esclusa.
Peña, un ex miembro de la organización de LaRouche, devino luego
en defensor de la dictadura de Pinochet y se asoció con sus redes en los
1990, y ahora tiene una relación íntima con los fascistas de
España e Italia, así como con los de Estados Unidos y su
país natal.
Fidel Castro: El etanol es genocidio
La familia Bush y los intereses bancarios y políticos
íntimamente ligados a ella se cuentan entre los patrocinadores de otras
dos conferencias de las que Gore hablará. La Comisión
Interamericana del Etanol (CIE) de Jeb Bush, que se fundó en diciembre de
2006 para revivir la debilitada Área de Libre Comercio de las
Américas (ALCA) con la estafa de los biocombustibles, es uno de los
principales patrocinadores del Primer Congreso de Biocombustibles de las
Américas, a realizarse el 11 de mayo en Buenos Aires.
Uno de los copresidentes del CIE es Luis Alberto Moreno, presidente del
Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y ex embajador de Colombia en Estados
Unidos. El BID, cuyas actividades prácticamente son indistintas de las de
la CIE de Jeb, está organizando la conferencia del 19 de abril en Miami,
con el patrocinio del librecambista Poder New American Alliance–Green
Forum y de Kissinger McLarty Associates.
El nexo con Kissinger es pertinente aquí. En un arranque de
autoencomio, la CIE organizó el 2 de abril la conferencia “Hacia un
Mercado Hemisférico de los Biocombustibles: Las perspectivas para la
Inversión Privada”, en Washington, D.C. Aparte de los tres
copresidentes, Jeb Bush, Moreno y el magnate brasileño de los
agronegocios y ex ministro de Agricultura Roberto Rodrigues, el otro orador fue
el ex ejecutivo de Kissinger Associates, David Rothkopf. Este último
presentó el estudio que preparó para el BID, “Un
Anteproyecto para la Energía Verde en las Américas”, que, en
medio de la euforia, describió como un llamado a transformar el Caribe en
“el golfo del Etanol”, como la alternativa que reducirá la
dependencia del petróleo del golfo Pérsico.
La reciente acusación del presidente cubano Fidel Castro de que la
ofensiva de Bush a favor de los biocombustibles representa la
“internacionalización del genocidio”, que apareció
publicada el 3 de abril como la noticia principal de Granma
Internacional, no le cayó muy bien que digamos a esta horda, mucho
menos al presidente brasileño Lula da Silva, quien ha dicho que los
biocombustibles son “mi obsesión”.
El ataque del dirigente cubano apuntaba a la reunión que sostuvieron
Lula y George Bush en Campo David el 31 de marzo, en la que la producción
de etanol y, en particular, el modelo brasileño del etanol de caña
de azúcar fueron temas clave programados. Castro, quien describió
la propia historia brutal de la producción de azúcar en Cuba con
el trabajo esclavo y el colonialismo, afirmó: “Nadie en Camp David
ha respondido a la cuestión fundamental: ¿dónde y
quiénes van a suministrar los más de 500 millones de toneladas de
maíz y otros cereales que Estados Unidos, Europa y los países
ricos necesitan para producir todo el etanol que las grandes empresas
norteamericanas y de otros países exigen?”
El 4 de abril un muy defensivo Marco Aurelio García, asesor de
política exterior de Lula, respondió al artículo de Castro
con el argumento demente de que, “el hambre del mundo no es un problema de
falta de alimentos, es de falta de renta”. Los comentarios de
García —que son propios de la creencia mágica de la
generación del 68 de que la economía es el dinero, en
oposición a la producción física— son aun
más pasmosos por venir de un alto vocero del Gobierno de Lula, cuya
política prioritaria dizque es la “fome zero” o
“cero hambre”.
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