Reportaje especial
Le dan duro en Europa ‘Al Gurú’ del
calentamiento
por Rainer Apel
El Movimiento de Juventudes Larouchistas (LYM) le propinó un gancho
al hígado en Alemania a Al Gore y a sus amigos en Europa, con la
distribución en grande, a partir del 23 de marzo, de un volante contra su
fraude del “calentamiento global”.
Una columna de opinión publicada el 28 de marzo por el Rheinische
Post, uno de los principales diarios en Renania Septentrional Wesfalia, el
estado más grande de Alemania, comparó la “ola verde”
que agitan los bancos, los fondos de riesgo y el sector empresarial en torno a
Gore, con el cuento de Edgar Allan Poe sobre “la máquina de Van
Kempelen”, ya que ambas son igual de estafas. El estilo de vida de Gore,
su consumo privado de electricidad en su mansión en Tennessee y su mina
de zinc, hacen de él “un “aristócrata de
escaparate”, señala el diario, que lo apoda “Al Gurú
climatológico”. En lo que parece reflejar los argumentos del
volante de marras, que escribió Helga Zepp–LaRouche, y el
cuál se le hizo llegar al Rheinische Post, el columnista
señala: “Gore participa en la rama especulativa de Londres,
presidió el fondo Generation Investment Management y era vicepresidente
del fondo Metropolitan West Financial. Los intereses que representa, en
realidad, son los de lo más encumbrado de la clase alta, y lo digo sin
reparos”.
La oposición a la estafa de Gore se anotó otro triunfo el 29
de marzo, cuando el Bildzeitung, el periódico de mayor
circulación en Alemania, con 4 y medio millones de ejemplares diarios,
publicó un artículo con un titular a ocho columnas:
“¿Será el calentamiento mundial una gran estafa?” La
publicación del artículo, que fue destacado aun más en el
sitio electrónico del tabloide, indica apoyo de altas esferas
políticas, y reitera todos los aspectos fundamentales de un
artículo que publicó el 23 de marzo el diario Frankfurter
Allgemeine, el primero de la gran prensa alemana en darle cobertura a los
críticos de Gore.
El mismo 29 de marzo el semanario Stern, que se edita en Hamburgo,
sacó un pequeño artículo en su sitio electrónico
titulado: “¿No es el CO2 la causa del cambio
climático?” El artículo dice que las erupciones solares
podrían ser la causa principal de los cambios climáticos en la
Tierra, como informaron antes Bildzeitung y Frankfurter
Allgemeine, y afirma que el hombre sólo es responsable del 4% de las
emisiones globales de CO2. Stern es una de las publicaciones
más anglófilas de Alemania, y apenas la semana anterior
había promocionado “Al verde” Gore con un artículo de
fondo.
El movimiento de LaRouche le dio una “calurosa” bienvenida a Al Gore en Copenhague el 18 de enero. Los activistas
demandan energı´a nuclear, y la realidad empieza a dejarse sentir
entre algunos en el “verde” norte de Europa.
Las mella que causó el artículo de Bildzeitung provocó una respuesta precipitada y nerviosa del
Ministerio del Ambiente. El 30 de marzo el viceministro Michael Müller
atacó a los medios de comunicación por sus críticas, y
afirmó que presentar “a presuntos científicos y argumentos
oscuros contra la catástrofe climática” era
“irresponsable”, porque la crisis del CO2 “es uno
de los desafíos más grandes que enfrentan la humanidad y este
planeta”. Müller demandó no tomar en serio a los que critican
al Grupo Intergubernamental sobre el Cambio Climatológico”(IPCC).
*[1] Lo que puede haber
desestabilizado a Müller, en particular, es que el Rheinische Post se edita en Düsseldorf, su propio distrito electoral.
Desde Suiza dicen que ‘Gore está
loco’
El efecto se extendió desde Alemania hasta la vecina Suiza, donde el
semanario Weltwoche, por lo general estrictamente neoconservador,
publicó una entrevista el 29 de marzo con el climatólogo Richard
Lindzen, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), uno de los
críticos más relevantes de Gore en Estados Unidos. Tan sólo
2 días después de que Gore diera una charla en una reunión
empresarial en Zúrich, Lindzen lo tildó de ser un ignorante
pomposo que “fomenta la histeria, lo que nunca es bueno para la
democracia, y en segundo lugar, él tiene grandes intereses
financieros”. Lindzen dijo que Gore ya había demostrado su
ignorancia en audiencias que sostuvo el Senado de EU a fines de los 1980, y
recordó una aparición de Gore en la televisión unos
días después de que su película, “Una verdad
incómoda”, llegara a los teatros. “El moderador le
preguntó por qué creía que el nivel de los océanos
aumentaría 6 metros cuando los científicos hablan de unos 40
centímetros. Él respondió que los científicos
simplemente no lo saben. El sí lo sabe. Creo que Gore está
loco”.
El 1 de abril Cash TV, un popular programa sobre los mercados financieros
que la televisión nacional suiza transmite en alemán, se
burló de Gore con una parodia del “Día de los
Inocentes”. Para “apuntalar las cosas” en los turbulentos
mercados financieros, dijo el programa de televisión, se lanzarán
al mercado un sinnúmero de “nuevos productos de
inversión” en base de la comercialización del carbono, entre
ellos bonos y certificados de CO2, y Gore será la figura
central de esta iniciativa. Como sabe todo el que está familiarizado con
las actividades de Gore con los fondos especulativos, este “chiste”
de Cash TV tiene mucho de verdad.
El 2 de abril el periódico Neue Zürcher Zeitung, el de
mayor circulación en Suiza —y que se lee ampliamente en
Alemania— también salió con un informe sobre las
afirmaciones de Florian Siegert, un perito en climatología del Instituto
Geobiológico de Munich, quien atacó la promoción del uso
del aceite de palma como componente fundamental de los biocombustibles, por ser
destructivo para el clima mundial, pues la expansión de su cultivo ocurre
a costa de los bosques tropicales. A medida que los bosques se eliminan por la
quema de grandes extensiones, hay emisiones enormes de CO2, lo que
anula los efectos benéficos esperados de los biocomustibles a base del
aceite de palma, dijo Siegert, quien tachó a los biocombustibles de
“asesinos climáticos”.
Educadores alemanes rechazan el lavado
cerebral
El 3 de abril la emisora Westdeutscher Rundfunk reveló que la
presentación gratuita de la película de Gore a los profesores de
la ciudad de Iselohin la semana anterior, patrocinada por el Ministerio del
Ambiente de Alemania, provocó críticas entre algunos profesores.
Estos no están para nada convencidos de que la película en general
deba presentarse en las aulas escolares, sin que al menos haya una
discusión crítica después de la presentación. Al
parecer, el volanteo y el envío por correo de la declaración de
Zepp–LaRouche, que insta a los educadores a resistirse al lavado cerebral
del grupo de presión de Gore, tuvo un efecto remoralizador entre el
profesorado.
Y, por último, el 5 de abril irrumpió en escena la primera
figura de la clase política alemana que rompe con el tabú de no
hablar en público sobre revivir la energía nuclear. Se trata de
Werner Müller, ex ministro de Economía y ahora gerente general de la
compañía nacional de carbón Ruhrkohle. La
construcción de plantas nucleares está prohibida en Alemania, y
las que hay están supuestas a salir de funcionamiento. Müller
señaló, según un informe publicado por el semanario Die
Zeit, que los supuestos desafíos que presenta el cambio
climatológico global son un argumento a favor de revivir la
tecnología nuclear en Alemania. “Creo que será inevitable la
construcción de nuevas plantas nucleares”, dijo.
El movimiento de LaRouche le dio una “calurosa” bienvenida a Al
Gore en Copenhague el 18 de enero. Los activistas demandan energía
nuclear, y la realidad empieza a dejarse sentir entre algunos en el
“verde” norte de Europa.
*Para una refutación cabal del fraude del IPCC, ver
“CO2: The Greatest Scientific Scandal of Our
Time̶[1] (El CO2: el fraude
más grande de nuestra era), por el doctor Zbigniew Jaworowski, en la
revista EIR del 16 de marzo de 2007.
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