Economía
Alto a los embargos
¡Salvemos a los bancos y
propietarios de vivienda!
El Comité de
Acción Política Lyndon LaRouche (LPAC) emprendió una
movilización general desde el 22 de agosto para hacer que el Congreso de
Estados Unidos, al regresar de su receso después del Día del
Trabajo el 4 de septiembre, aprobara y pusiera en efecto la
ley de Protección a los Bancos y
Propietarios de Vivienda de 2007. A esta hora
tan tardía, esta ley que redactó Lyndon LaRouche es la
única que puede parar millones de embargos y desalojos de viviendas este
año y el que viene, y de emprender un proceso más amplio de
reestructuración por bancarrota del sistema financiero estadounidense y
mundial que tiene su asiento en el dólar, y que ahora está ya
condenado a la ruina. Gobernadores y legisladores estatales de todo EU se
sumarán con entusiasmo a esta tarea, que algunos banqueros y
personalidades del Partido Demócrata importantes, al enterarse de la
propuesta de LaRouche, ya han calificado de “factible” y como la
“única salvación” para el pueblo
estadounidense.
Éstos son los aspectos
esenciales de la ley de Protección a los Bancos y Propietarios de
Vivienda de 2007:
1. El Congreso ha de establecer una entidad
federal para la protección de los bancos federales y estatales
autorizados a los que se ampare con la congelación de todas las hipotecas
de vivienda vigentes, por un período de cuantos meses o años sean
necesarios para ajustar su valor a precios justos; reestructurar la hipotecas
vigentes a tasas de interés apropiadas; y eliminar todas las obligaciones
cancerosas de deuda especulativa de los valores hipotecarios, los derivados y
otros timos estilo Ponzi que han llevado al sistema bancario al borde de la
bancarrota ahora.
2. Durante este
período de transición se congelerán todos los embargos para
permitir que las familias estadounidenses conserven sus casas. Se
efectuarán pagos mensuales —el equivalente en efecto al pago de un
alquiler— a los bancos designados, que entonces podrán usar los
fondos para garantizar el otorgamiento normal de préstamos y
recapitalizar así al sistema bancario. Al final, estos módicos
pagos mensuales formarán parte de nuevas hipotecas, lo que
redundará en la deflación de la burbuja de la vivienda, el
establecimiento de avalúos patrimoniales adecuados, e intereses bajos y
fijos para las hipotecas. Cabe esperar que pasarán varios años
antes de que concluya este proceso de recesión moderada del mercado de la
vivienda. En este ínterin, no se desalojará de su propiedad a
ningún propietario, y se protejerá a los bancos federales y
estatales autorizados para que reanuden sus funciones tradicionales al servicio
de las comunidades locales y como proveedores de crédito para la
inversión en industrias productivas, la agricultura, la infraestructura,
etc.
3. Los gobernadores estatales
asumirán las responsabilidades administrativas de la
instrumentación del programa, entre ellas la fijación de los
“alquileres” para los bancos designados, con la autoridad del
gobierno federal, lo cual aportará los créditos y garantías
necesarios para asegurar una transición exitosa.
Para septiembre u octubre, a menos que esta
legislación se promulgue como el primer orden del día del 110
Congreso en septiembre, muchos millones de estadounidenses serán echados
de sus casas, con lo que estallará un proceso de caos social que debe
evitarse. El congelamiento de los embargos es el primer paso vital de una
reorganización general.
Con este plan,
se someterá al propio sistema de la Reserva Federal a una
reorganización por bancarrota para transformarlo en un Tercer Banco
Nacional de Estados Unidos. Como detalla la plataforma que LaRouche acaba de
proponer para el Partido Demócrata, estas medidas han de complementarse
con la creación, mediante un acuerdo de los principales Estados
nacionales, de un nuevo sistema de Bretton Woods, que se funde en tipos de
cambio fijos y tratados de largo plazo para la construcción de grandes
obras de desarrollo a escala mundial.
El tsunami de embargos se viene, no como consecuencia de una mera crisis hipotecaria o de
vivienda, sino de una desintegración de todo el sistema financiero
mundial. Este derrumbe no tiene fondo, a menos que se cree ahora un cortafuego
legislativo y se le ponga alto a la sangría al ingreso de la
población que acarrearon las burbujas de deuda hiperinflacionaria que
crearon Alan Greenspan y los de su ralea.
Una
vez más, en un parteaguas decisivo, Lyndon LaRouche ha aportado la
única solución que apartará a la nación del camino
al desastre. Ahora la pregunta es si los dirigentes de entre la población
estadounidense se pondrán de pie y encabezarán la pelea por
granjearle un futuro humano a nuestra nación y a la propia
civilización.
Diagrama organizativo para la
recuperación económica de EU
Se
necesita un enfoque desde arriba para proporcionar crédito a la escala
que exige la reparación de la infraestructura estadounidense obsoleta, y
para generar una expansión de la base
físico–económica en el proceso.
I. Banco Nacional de
Infraestructura
La prioridad de todo este
esfuerzo debe ser la creación de un mecanismo de crédito federal,
que en el diagrama aparece como el Banco Nacional de Infraestructura. Esta
entidad puede establecerse por autoridad del Congreso, el cual la
autorizaría para crear deuda con el único propósito de
financiar obras de infraestructura aprobadas, o sea los costos directos, los
insumos y todas las funciones relacionadas con el logro de la tarea. Así,
funcionaría como una fuente de capital exenta de las demandas y
restricciones del presupuesto federal. Los préstamos podrían
otorgarse a 1 o 2% de interés, y se aplicarían las condiciones de
largo plazo correspondientes. Existen muchos precedentes para esta clase de
función crediticia de largo plazo y a bajas tasas de interés en el
gobierno federal. En los tiempos de Franklin Delano Roosevelt se
construyó una cantidad inmensa de infraestructura física
—puentes, escuelas, sistemas hidráulicos y cosas por el
estilo— de esta manera, mucha de la cual sigue en uso hoy
día.
II. Ley de Recuperación
Económica
En el segundo paquete entra
la función de dirigir los esfuerzos y financiar la restauración de
la capacidad industrial y de construcción de infraestructura de la
nación. Como se estableció originalmente, la ley de
Recuperación Económica de 2006 se centraba en parar el
desmantelamiento del sector automotriz y de máquinas–herramienta
con la creación de una entidad pública federal que asuma el
control y manejo —de modo directo o por contrato— de la capacidad
abandonada y sin usar de plantas y equipo del sector automotriz y de abasto de
autopartes.
La entidad se llamaría
Agencia Federal de Plantas de Infraestructura, y también
aprovecharía instalaciones ociosas de otros sectores tales como bases
militares, astilleros, fábricas,
etc.
A su vez, esta capacidad podría
reconvertirse para producir, junto con lo que queda de las manufacturas
privadas, la serie de componentes necesarios para restaurar la infraestructura
obsoleta. Entre los precedentes de esto está el famoso período de
la Segunda Guerra Mundial, en el que las plantas automotrices se convirtieron en
líneas de ensamblaje de tanques, camiones y
aviones.
El segundo segmento del diagrama de
recuperación económica ilustra cómo, de emprenderse los
programas para mejorar la transmisión y generación
eléctrica, en particular con energía nuclear, los puentes, las
autopistas y los ferrocarriles, junto con las obras hidráulicas y la
llamada infraestructura social, como las escuelas y los hospitales, se
generarían millones de empleos nuevos en los proyectos y la industria
manufacturera.
III.
Legislación
La tercera hilera de este
cuadro de recuperación implica emprender los diferentes proyectos
federales, estatales y locales que califiquen como parte del esfuerzo de
recuperación. El diagrama ilustra el efecto combinado que esta
campaña de construcción de infraestructura tendría en
revivir varios sectores productivos.
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