Iberoamérica
Declaración del LYM para
Iberoamérica:
Únete
a LaRouche en la construcción del puente al
futuro
Los informes económicos sobre
el caos en los mercados que presentan los medios de comunicación en estos
días, no son más que la lluvia de escombros que cae del cielo, de
una explosión que ya sucedió. El sistema financiero, que en los
últimos treinta años se montó sobre el proceso
económico mundial, se agotó y, junto con él, nuestra
capacidad física para mantenernos
vivos.
Sin embargo, esto no ha sucedido por
falta de alternativas.
Lyndon LaRouche, el
connotado economista y ex candidato presidencial demócrata
estadounidense, advirtió de este proceso ¡hace más de 35
años!
Únete a LaRouche y su Movimiento de Juventudes Larouchistas para construir el puente al futuro que sacará al planeta de la debacle en la que se encuentra sumergido. El puente Øresund que conecta la capital de Dinamarca, Copenhague, con Suecia, es la clase de infraestructura que exige el nuevo siglo. (Foto: Søren Madsen).
Pero la generación que
hoy tiene a su cargo la toma de decisiones —los políticos, los
empresarios, los académicos, etc.— una y otra vez ha dejado de
adoptar las medidas necesarias para evitar una caída estrepitosa de la
economía, como la que hoy vivimos y que nos acarreará las
condiciones de reducción de la población mundial —el
genocidio que desea la oligarquía global— mediante la hambruna y
las pestes, que el desplome financiero mismo
generará.
Así, el pasado 12 de
agosto la presidente del Instituto Schiller y del partido BüSo (Movimiento
de Derechos Civiles Solidaridad) de Alemania, Helga Zepp–LaRouche, en su
llamado internacional para la creación de un Nuevo Bretton Woods,
explica:
“El derrumbe sistémico
del sistema financiero mundial está en plena marcha. Lo desató
—aunque no es la causa— el desplome del mercado de las hipotecas de
alto riesgo en Estados Unidos y el fin del acarreo inflacionario de yenes en
Japón, con lo cual se derrumbó el castillo de naipes de los
‘instrumentos financieros creativos’, como definió Alan
Greenspan a los diversos derivados de crédito. Muchos más
financieros hipotecarios estadounidenses se van a declarar en insolvencia y
más bancos irán a la quiebra en el vórtice de la crisis
crediticia. Actualmente circulan casi 10 billones de dólares en
préstamos hipotecarios en EU, de los cuales más de un tercio son
créditos de alto riesgo. En Alemania los ejemplos de los bancos
IKB–Bank y Westdeutsche LandesBank muestran que sus directivas no quieren
admitir a cuánto ascienden sus
pérdidas.
“El mito de que los
bancos centrales tienen una cantidad ilimitada de recursos para mantener siempre
bajo control cualquier derrumbe está reventando. Están atrapados
entre la Escila del combate a la inflación con altas tasas de
interés —que urge por la evidente inflación en los
alimentos, las materias primas y el petróleo, pero que llevará a
un estallido más grande de las burbuja hipotecaria estadounidense y otras
parecidas— y el Caribdis de la crisis crediticia que ha desatado el
derrumbe de los créditos apalancados. Si los bancos centrales tratan de
detener una reacción en cadena mediante la inyección de liquidez
por el orden de los cientos de miles de millones de dólares, como
ocurrió precisamente en cuestión de 24 horas durante la segunda
semana de agosto, esto sólo puede significar que habrá una
hiperinflación como la de la Alemania de Weimer en 1923, pero esta vez no
sólo en un país, sino a escala
mundial.
“Es un dilema sin salida: el
sistema está
acabado”.[1]
Vivimos momentos históricos: El plan
LaRouche
En medio de esta debacle financiera,
el estadista y economista físico estadounidense Lyndon LaRouche ha venido
impulsando una propuesta internacional para forzar un cambio de fase en el
actual modelo económico mundial, con su reestructuración por
bancarrota y rompiendo con los parámetros monetaristas y financieros
actuales, para fundarnos en la economía física, que encuentra su
pilar fundamental en la chispa de la creatividad, cualidad exclusiva del ser
humano.
Primero, hay que someter al sistema
del Fondo Monetario Internacional (FMI) a una reorganización por
bancarrota y crear un Nuevo Bretton Woods, para emitir crédito nuevo de
largo plazo y a bajas tasas de interés. Con esto, podemos poner de nuevo
el acento en la inversión productiva en grandes obras de
infraestrucutra.
El eje de esta propuesta
estriba en su perspectiva de largo plazo, algo impensable o cuasiinexistente en
las finanzas de los banqueros actuales, una perspectiva que cobra cuerpo en el
proyecto del Puente Terrestre Mundial que uniría a casi todos los
continentes, al fortalecer el florecimiento de Estados verdaderamente soberanos
mediante la aplicación de tecnologías de punta en las áreas
cruciales de la infraestructura económica básica. Estamos hablando
de corredores troncales de transporte terrestre a base de trenes de
levitación magnética (maglev), y de mucha, mucha energía
nuclear de fisión. Es decir, en una primera etapa se emprendería
un programa de desarrollo del potencial energético nuclear, con lo cual
podremos desencadenar procesos que antes eran imposibles, como reverdecer los
desiertos, desalar agua de mar para el consumo humano, olvidarnos de la
combustión de petróleo para así destinarlo a la industria
química y de los plásticos, y abrirle paso al perfeccionamiento de
la energía de fusión. En fin, hay que romper la regla de oro de la
oligarquía financiera mundial y de sus voceros como el desprestigiado Al
Gore, con esta idea truncada de que el ser humano es una peste que está
destruyendo al mundo con su “sobrepoblación” y el
consiguiente “desarrollo
industrial”.
La humanidad abrió
una puerta al optimismo cuando parte del proyecto que ha impulsado el
señor LaRouche en las últimas décadas para alcanzar la paz
mediante el desarrollo saltó a primer plano el 18 de abril, cuando Rusia
le propuso oficialmente a Estados Unidos colaborar en la construcción de
un túnel por debajo del estrecho de Bering, que uniría el
Ferrocarril Transiberiano ruso con las redes ferroviarias de Alaska y Estados
Unidos mediante trenes de alta velocidad. El “plan LaRouche”
especifica que hay que crear corredores de desarrollo de 100 km de ancho en
torno a estas nuevas vías férreas, para que el interior de los
países se desarrolle en beneficio de la calidad de vida de sus
habitantes, con tecnología de avanzada y obras de infraestructura
básica financiadas con el crédito estatal del sistema financiero
de un Nuevo Bretton Woods. Esto recibió una rápida respuesta por
parte del presidente de la Asociación Lyndon LaRouche de Colombia,
Maximiliano Londoño Penilla, quien instó al presidente colombiano
Álvaro Uribe a actuar de inmediato para vincular el Puente Terrestre
Eurasiático–Norteamericano con Sudamérica, con la
construcción de un ferrocarril que salve el tapón de Darién
y, así, hacer realidad el Puente Terrestre
Mundial.
El progreso no es algo imposible. En
un mundo en el que hay desarrollo, debemos madurar como generación en
este planeta, asumir nuestra humanidad, y acabar de una vez por todas con la
pobreza en la que hoy viven 3 mil millones de personas. Para la humanidad, la
economía es la ciencia que le permite ir en la búsqueda constante
del bienestar general. Nuestra misión como seres humanos es
desarrollarnos para contribuir al provecho de las generaciones por
venir.
Los jóvenes construiremos el
futuro
El Movimiento de Juventudes
Larouchistas (LYM) internacional tiene este papel decisivo que desempeñar
en la creación y puesta en marcha del liderato necesario que
consolidará la cooperación continental de todas las naciones en
las próximas generaciones.
En EU la
batalla es árdua y acelerada por enjuiciar al vicepresidente Dick Cheney
antes de que el sistema mundial se desplome, a fin de poder regresar a las
políticas de crecimiento, construcción de infraestructura y empleo
a gran escala de Franklin Delano Roosevelt, como lo propone LaRouche en su ley
de Recuperación Económica de
2006.[2]
En
Europa, el LYM tiene la tarea de construir el lazo con esta tradición,
que ya resuena en ambos extremos del Atlántico, en EU y en Rusia. Y esto
lo catalizará la próxima conferencia que tendrá lugar el 15
y 16 de septiembre en Alemania, “¡El Puente Terrestre
Eurasiático se hace realidad! Un nuevo orden mundial para la paz mediante
corredores de desarrollo”, en la que intervendrán expositores de
varios continentes (el LYM emitió esta declaración antes de que
tuviera lugar dicha
conferencia–Ndr.).
Y en
Iberoamérica, el desafío que este movimiento de jóvenes ha
aceptado es histórico y divertido. Tenemos que consolidar la
integración continental en torno a estos proyectos mundiales. Hay que
reivindicar a nuestros líderes actuales, a los verdaderos héroes
de la patria, a aquellos que supieron darle batalla al pulpo de la
oligarquía financiera al reconocer el carácter histórico de
sus decisiones políticas. Tal es el caso del ex presidente de
México, José López Portillo, quien a principios de los 1980
se alió con Lyndon LaRouche para defender a su país de las
políticas genocidas del FMI, e hizo un llamado histórico por un
nuevo orden mundial más justo en un discurso que dio en las Naciones
Unidas el 1 de octubre de 1982, cuyo 25 aniversario celebramos este año.
En 1998 López Portillo hizo un nuevo llamado público, cuando dijo:
“Es necesario que el mundo escuche la sabia palabra de Lyndon
LaRouche”.
Hoy también tenemos
dirigentes que enarbolan la bandera de la soberanía económica y
nacional, lejos de las ataduras de los fondos buitre y de las decrépitas
instituciones financieras del FMI y el Banco Mundial. Un caso ejemplar es el del
actual Presidente de Argentina, Néstor Kirchner, así como el de su
esposa, Cristina Fernández de Kirchner, candidata a continuar este
legado, y el del actual Presidente de Ecuador, Rafael Correa, quienes hoy
promueven —junto con otras naciones— un proceso de
integración con la propuesta de crear el “Banco del Sur” y el
“Fondo del Sur”, destinados a fomentar el desarrollo
infraestructural que los países iberoamericanos necesitan, libres de las
recetas retrógradas del FMI.
Por eso,
para ser victoriosos, tenemos que vincular estas peleas nacionales y regionales
con la batalla internacional que encabeza Lyndon LaRouche por un Nuevo Bretton
Woods y por una nueva era de la humanidad, de fomento de las condiciones
económico–físicas que permitan el pleno desarrollo de los
poderes creativos de todo ser humano en el planeta, presente y
futuro.
[1]. Ver
http://larouchepub.com/spanish/boletines/2007/0816_llamado_nbw.html
[2]. Ver
Ley de Recuperación Económica de 2007.
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