¿Quieres que el ‘filántropo nazi’ Soros
te diga cómo reorganizar el sistema?
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El gobernador del estado brasileño de Paraná, Roberto Requiao, anunció que su Gobierno patrocinará un seminario internacional en la ciudad de Curitiba del 7 al 11 de diciembre, para hablar de la crisis financiera global. Además de eruditos y funcionarios de Rusia, China, Brasil y otras naciones iberoamericanas, uno de los oradores será el economista estadounidense Thomas Palley, colaborador íntimo y defensor del notorio nazi irredento y narcolegalizador George Soros, a quien Lyndon LaRouche ha acusado una y otra vez de ser un agente británico.
¿Sabrán los demás participantes con qué y con quién se están enredando? Y, ¿sabrán que entre los demás invitados internacionales está una partida de ex colaboradores de LaRouche —Paulo Raimondi, Michael Liebig, Lorenzo Carrasco— que en los últimos años desertaron para pasarse al bando británico? En el último par de años, estos renegados reunieron a un grupo de rusos, italianos y otros para participar en una serie de conferencias, entre ellas una que tuvo lugar en julio de 2008 en Modena, Italia, sin molestarse nunca en informarles que ya no tienen nada qué ver con LaRouche, y embaucándolos con el cuento de un “nuevo Bretton Woods” como el que luego propuso el primer ministro británico Gordon Brown.
“Esto confirma nuestro entendimiento de que cierta gente otrora relacionada conmigo”, comentó LaRouche, “se pasó al bando británico. Ellos han venido obrando precisamente como agentes británicos, y no sólo eso, sino como lo peor de ello, de lo que es típico George Soros, el ‘filántropo’ nazi. Estas redes de Soros de la inteligencia británica son las mismas de la operación de Malloch–Brown en el Congo”.
Por años, lord Mark Malloch–Brown —hasta 2007 vicepresidente del fondo especulativo Quantum y del Instituto de la Sociedad Abierta, ambos de Soros— ha sido el amo británico del narcoespeculador, y hoy es ministro del Reino Unido para África, Asia y la ONU. Con ese carácter, Malloch–Brown pidió hace poco la intervención militar de Gran Bretaña en la provincia de Kivu, en la República Democrática del Congo, como pretexto para poner en la mira la soberanía de cualquier nación africana que estorbe los designios imperiales británicos.
“¿Harán en Brasil Soros y sus aliados británicos lo que en el Congo?”, preguntó LaRouche.
George Soros no sólo es un especulador prominente, de la clase que ha destruido la economía mundial con los derivados, sino también el principal promotor de la legalización de las drogas en el mundo. También es un nazi irredento, que justifica su participación en las operaciones genocidas de los nazis en la Hungría ocupada. Por ejemplo, el 20 de diciembre de 1998, en el programa de televisión 60 Minutos de CBS, Soros explicó que, de adolescente, entregó a sus compatriotas judíos a los nazis para que los enviaran a campos de exterminio, y que no le fue difícil hacerlo ni sintió remordimiento alguno. En una introducción que escribió para un libro de su padre, Soros agrega: “Es un sacrilegio decirlo, pero esos diez meses [de la ocupación nazi] fueron los más felices de mi vida. . . Llevamos una vida aventurada y nos divertíamos juntos”.
En cuanto a Thomas Palley, uno de los oradores del seminario de Paraná, dirigió el Proyecto Reforma de la Globalización en el Instituto de la Sociedad Abierta de 2002 a 2003, y sigue siendo un proponente comprometido de esta estupidez de la “sociedad abierta” de Soros y un apologista desvergonzado de sus políticas. En un documento presentado en noviembre de 2002 en Río de Janeiro, con el ponderoso título de “Los conceptos de Soros sobre los mercados internacionales de capital y las economías en vías de desarrollo: Equilibrios múltiples y la función de la política”, Palley pinta a Soros como “una persona impresionante. No sólo es uno de los financieros más exitosos del mundo. . . también es uno de los filántropos más importantes”. Servil, Palley dice que “Soros se ha convertido en un intelectual destacado”, cuya “construcción teórica de los mercados financieros va aparejada con un profundo discernimiento político y moral”.
LaRouche preguntó sobre los rusos, brasileños y otros que participarán en la conferencia de Paraná: “¿Están cayendo en una operación fascista otra vez?”