Internacional
Lyndon y Helga LaRouche en Roma
La crisis mundial de alimentos, palanca para acabar con la globalización
por Claudio Celani
Lyndon LaRouche y Helga Zepp–LaRouche visitaron Italia el 18 y 19 de junio, luego del “no” de Irlanda al dictatorial tratado de Lisboa de la Unión Europea y en vísperas de la votación del Parlamento italiano sobre el mismo asunto. Tras una fachada formal de consenso, la confusión reina en la clase política, al resultar inútil ahora un voto a favor (el tratado requiere la aprobación de todas las naciones miembro). No obstante, el presidente Giorgio Napolitano, junto con poderosos medios de difusión e intereses empresariales y financieros, encabezaba una campaña para intimidar al Parlamento a votar a favor del tratado en julio. Habrá una discusión en la comisión pertinente del Parlamento, y al menos un partido, la Liga Norte, ha llamado a un debate.
En este marco, los LaRouche arrojaron luz en sus reuniones con dirigentes políticos, intelectuales y religiosos, al ligar la resistencia al tratado de Lisboa con la lucha mundial en defensa del “80% más bajo” de la población contra los efectos del desplome del sistema económico globalizado. Ahora Italia tiene una oportunidad singular de asumir la vanguardia con un rechazo tajante al tratado supranacional, el cual reduciría a Europa a la condición de “una colonia británica gobernadada desde afuera”, recalcó Lyndon LaRouche.
Los LaRouche han visitado seguido Italia en las últimas dos décadas, y ayudado a definir el actual debate político. En 2001, numerosos legisladores plantearon la cuestión de un nuevo orden monetario internacional en el Parlamento. En 2005, la Cámara de Diputados aprobó una moción a favor de “un nuevo y más justo sistema monetario y financiero mundial. . . con el objetivo de evitar futuros cracs financieros y la repetición de burbujas especulativas y que, por tanto, esté orientado al objetivo primordial de sostener a la economía real”.
Luego, en junio de 2007, EIR auspició una conferencia en el Hotel Nazionale de Roma, frente a la Cámara de Diputados, donde Giulio Tremonti, ahora ministro de Economía y Finanzas de Italia, declaró su apoyo a la propuesta de LaRouche de desarrollar la infraestructura de Eurasia. “Estoy convencido de que las ideas de LaRouche deben difundirse”, dijo el ministro Tremonti, quien en su libro Temor y esperanza, editado este año, llama de modo explícito por un Nuevo Bretton Woods.
A doblar la producción de alimentos; acabemos con la OMC
El 18 de junio de 2008, los LaRouche sostuvieron una conferencia de prensa sobre la crisis mundial de alimentos junto con la senadora Lidia Menapace. La señora Zepp–LaRouche lamentó la falta de soluciones a la crisis en la reciente reunión de la FAO (la Organización de la ONU para la Agricultura y la Alimentación), pero expresó su beneplácito porque varios países rehusaran capitular a la facción del libre mercado. El próximo paso, dijo, es incorporar en el orden del día de la venidera Asamblea General de la ONU la demanda de doblar de inmediato la producción mundial de alimentos, la disolución de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y el establecimiento de un Nuevo Trato planetario. África, el continente más golpeado por la crisis de alimentos, sólo recibe ayuda de Rusia, China e India, mientras que Europa y Estado Unidos no hacen otra cosa que quejarse por la “expansión de la influencia de esos países”.
Sin embargo, la derrota infligida por el electorado irlandés al tratado de Lisboa conlleva un claro mensaje: el 80% más pobre de la población, los más golpeados por la inflación, quieren la protección de sus gobiernos. Si los partidos políticos no lo hacen, quedarán hechos trizas, dijo Lyndon LaRouche. Nuestra misión es “lograr que la gente se organice a sí misma políticamente” y que luche por cambiar el sistema.
La senadora Menapace expresó su agrado por la derrota del tratado —en su opinión antidemocrático— de Lisboa. Pese a las declaraciones de los jefes de Estado y de gobierno, el tratado murió y el proceso de ratificación no puede continuar. La senadora criticó a quienes tratan de reintroducir las ideas de Tomás Malthus para justificar la crisis de alimentos, como si la misma fuera consecuencia de causas naturales y no hechura del hombre. Por tanto, le dio su apoyo al llamado de Zepp–LaRouche para acabar con la OMC y doblar la producción mundial de alimentos.
La conferencia en su totalidad fue grabada y se puso en el sitio electrónico de Radio Radicale.
Lyndon y Helga LaRouche se reunieron con dirigentes políticos, intelectuales y religiosos en Italia, para hablar de la resistencia al tratado de Lisboa, el derrumbe económico–financiero y otros temas preocupantes. Los LaRouche visitan la Comisión de Trabajo y Seguridad Social del Senado italiano en un viaje anterior a Roma el año pasado. (Foto: Daniel Grasenack–Tente/EIRNS). |
Ese mismo día, los LaRouche volvieron a recalcar esos temas en una entrevista con una televisora de Egipto y apoyaron el llamado del presidente egipcio Hosni Mubarak de suspender la producción de biocarburantes.
Los LaRouche sostuvieron una reunión informal el 19 de junio con varios parlamentarios en un sala del Senado italiano, donde el temario fue la crisis sistémica mundial, la perspectiva estratégica en torno a la elección presidencial estadounidense y el tratado de Lisboa. Según el economista estadounidense, sólo una reorganización por bancarrota del sistema podría funcionar para reemplazar el actual sistema monetario de corte británico con un verdadero sistema de créditos. El movimiento abanderado por LaRouche lucha por asegurar que, para septiembre, una persona con las cualidades de Hillary Clinton sea la candidata presidencial del Partido Demócrata. De lograrse, comentó LaRouche, tendremos la oportunidad de influir en la Presidencia de Estados Unidos, la cual, junto con Rusia, China, India y otras naciones, podría hacer los cambios necesarios en el ámbito internacional.
Aldo Moro, a 30 años de su muerte
Lyndon LaRouche fue el huésped de honor en una conferencia el 19 de junio dedicada a la memoria del estadista Aldo Moro, ex Primer Ministro de Italia. El acto fue organizado como un simposio sobre el nuevo libro de Giovanni Galloni, titulado Treinta años con Moro. Galloni colaboró con Moro desde la fundación de la corriente de izquierda del Partido Demócrata Cristiano (PDC), hasta el asesinato del ex Primer Ministro en 1978, cuando Moro era presidente del PDC y Galloni su secretario general. LaRouche fue presentado por el hijo del autor, el economista Nino Galloni, quien contó cómo llegó a conocer las ideas de Lyndon LaRouche a través de su libro La ciencia de la economía cristiana, hace años.
También hablaron en el simposio los ex colaboradores o aliados de Moro, Paola Gaiotti, Giulio Alfano y Giuseppe Chiarante. Para este último, el asesinato de Moro hace 30 años todavía es una causa abierta y no se ha identificado a los verdaderos autores intelectuales del crimen. El nombre de Henry Kissinger salió a relucir varias veces en relación con su famosa reunión de 1976 con el estadista italiano en Washington. De seguir con su intención de formar un gobierno con el Partido Comunista Italiano, entonces en proceso de romper con Moscú (el llamado “compromiso histórico”) acabaría mal, le advirtió el entonces secretario de Estado de EU al dirigente italiano. Dos años después, el 16 de marzo de 1978, el mismo día señalado para la toma de posesión en el Parlamento de un gobierno fundado en esta pauta, Moro fue secuestrado. A los dos meses, el 9 de mayo, fue asesinado por las Brigadas Rojas, una organización terrorista.
El público, entre quienes había muchos personajes que hace tres décadas representaban a la élite política italiana, aguardaba con impaciencia la intervención de LaRouche, cuyo tema principal sería Henry Kissinger. Sus expectativas no fueron defraudadas, aunque, como LaRouche notó al principio, se ha exagerado mucho el papel de Kissinger. Sir Henry, dijo, de hecho es sólo un lacayo del Imperio Británico; otros personajes, tales como George Shultz, son más importantes.
Para ubicar el marco estratégico en el cual ocurrió el asesinato de Moro, LaRouche se remontó al acontecer de la década de los 1960: una ola de asesinatos en EU y Europa (los Kennedy, Malcom X, Martin Luther King, los varios atentados contra Charles de Gaulle), los derrocamientos de Konrad Adenauer y Harold Macmillan, el levantamiento de 1968 que llevó a Richard Nixon al poder, el desmantelamiento del sistema de Bretton Woods y de la economía de EU a partir de 1971, etc. Moro fue asesinado por representar la oposición a ese proceso, aseveró.
Giovanni Galloni concluyó el acto declarando su total acuerdo con el análisis de LaRouche, mismo que el capítulo final de su libro refleja en parte. Había un ente superior tirando de los hilos de las Brigadas Rojas, las cuales estaban infiltradas por los servicios de inteligencia de EU e Israel, como él sabe de sus fuentes y señala en su libro, reiteró Galloni de modo enérgico.
El 19 de junio, LaRouche presentó una bella ponencia sobre la creatividad científica a los estudiantes y profesores del departamento de Física de la universidad “La Sapienza” de Roma. La exposición polarizó al público, en especial porque LaRouche lanzó una polémica contra el método de aprender de libros de texto, a diferencia del aprendizaje real. Enseñarle a la juventud la verdadera creatividad, como hace el Movimiento de Juventudes Larouchistas (LYM), es la clave para tener una dirigencia política capaz de pensar con independencia para el futuro de la sociedad, explicó.