Internacional
Obama tal vez no sea ‘el Elegido’
por Lyndon H. LaRouche
2 de agosto de 2008.
Desde las repercusiones inmediatas que tuvo la reunión del senador Barack Obama con más de una veintena de economistas notables a su regreso a Estados Unidos de América, la probabilidad de que alguna vez se convierta en realidad en presidente se ha puesto en seria duda. Esto vino justo después de un golpe político potencialmente fatal que le propinó el precandidato republicano John McCain al carisma de Obama, como un “madruguete de octubre”, y de una evaluación devastadora de Dana Milbank en el Washington Post sobre su estado mental.
Entre tanto, un video de campaña que dio a conocer el equipo de McCain sobre el tema de “el Elegido” representa un franco guantazo catastrófico a la imagen de Obama, un golpe que debemos considerar como una “sorpresa de octubre” republicana sorprendentemente prematura.
No sería injusto, dice LaRouche, caracterizar la campaña presidencial de Barack Obama como un “huevo huero”. Y quizás los republicanos le tengan preparada una “sorpresa de octubre”. (Foto: barackobama.com). |
Para darle al senador Obama el beneficio de un margen de duda a este respecto, hay un grado muy grande de verisimilitud en esta caracterización, y otras afines, de los defectos nefastos de las posturas públicas que Obama ha adoptado hasta ahora. “La pose de ‘Soy el rey de la colina’ de Obama” es la menor de las preocupaciones que se han expresado sobre su actual estado mental de euforia.
Aparte de ese perfil psicológico del senador Obama que está apareciendo en los órganos de difusión, no se ha visto nada por escrito en su campaña que proponga respuesta alguna a la realidad de la crisis de desintegración financiera mundial que ahora embiste con violencia al sistema internacional, hacia la amenaza inminente de un crac general de la economía del orbe entero. No sería injusto caracterizar la campaña que lleva hasta ahora el senador Obama como un “huevo huero”. Como es entendible, parece que expectativas eufóricas tendrán babeando al equipo del senador McCain mientras el franco desinterés obcecado de Obama por los problemas continúe.
Lo que debiera preocuparnos
El senador Obama no es un nuevo Adolfo Hitler, por supuesto, pero la forma en que intereses con centro en Londres dirigieron el adiestramiento y la selección de Adolfo Hitler como presunto líder en el transcurso de los 1920 es el mejor ejemplo conocido de cierta manera en la que se crea a los dirigentes sintéticos con carácter de marioneta a partir de personas que de ordinario parecerían ser las más improbables para desempeñar semejante función. Éste es el aspecto de los antecedentes del senador Obama en el que enfocaron su ataque quienes produjeron el susodicho video de McCain. Ésta es la clave del perfil del señador Obama en el que Dana Milbank del Washington Post centró su atención.
Es importante añadir otro elemento a este respecto.
Al bregar con casos como éste, es importante ver la personalidad del sujeto desde la perspectiva emocional de una relación psiquiátrica entre paciente y doctor. Al sujeto hay que considerarlo como una víctima de su condición. La intención ha de ser la de ayudar tanto a la persona como al ambiente social en el que su condición es un elemento problemático. El objetivo no debe ser “matar”, sino “curar”. Esto no significa producir una persona apta para la posición a la que podría aspirar, sino procurar resultados que sean de hecho benéficos para esa persona, así como para el ambiente social en el que él o ella se encuentra, siendo el problema, en este caso, la destrucción inminente de EUA en su estado ahora de amenaza.
En el caso del senador Obama, tenemos que prestarle atención a dos cuestiones decisivas. Primero, los intereses malévolos, tales como los que se hallan en Gran bretaña, que lo escogieron y están usándolo a su conveniencia como un instrumento desechable. Segundo, sacar al Senador a salvo de la situación en la que lo metieron los intereses malévolos concernientes, tales como los del agente británico George Soros y los de Félix Rohatyn, quienes crearon el dilema en el que están tanto el senador Obama como EUA.
Como se reconoce, el senador McCain ha manifestado problemas que no recomiendan su elección; sin embargo, el problema que más apremia es el caso del senador Obama. La solución consiste en pensar en abrir ambas candidaturas a la consideración de alternativas creíbles, en vez de comprometer ahora a nadie con cualquier opción, en cada uno de los casos. Tenemos un mes para analizar la alternativas; no nos apresuremos a tomar una decisión prematura, eso en momentos —el mes de agosto— en que están por desenvolverse acontecimientos tumultuosos que al presente rebasan la imaginación de casi todos.
Fuentes de alto nivel en y alrededor de Washington han confirmado la historia que implica un artículo que apareció en el Washington Post el 30 de julio, en cuanto a que el supuesto nominado presidencial demócrata Barack Obama está clínicamente loco.
“Barack ha pasado de ser el presunto candidato, para ahora convertirse en el candidato presuntuoso”, escribió Dana Milbank en una nota mordaz del Washington Post en la que ridiculiza la arrogancia, megalomanía y paranoia de Obama. “Viajó en una burbuja más aislante que la del verdadero presidente. Se paró el tráfico para él, conforme pasaba zumbando por la ciudad en una larga columna, al estilo de un desfile presidencial, mientras que al público y a la mayor parte de la prensa se les mantuvo ignorantes de sus actividades. . . Dick Cheney hubiera envidiado su programa del día anunciado el lunes por la noche: 11 a.m., en camino a un lugar por anunciarse; 12:05 p.m., en camino a un lugar por anunciarse; 1:45 p.m., en camino a un lugar por anunciarse; 2:55 p.m., en camino a un lugar por anunciarse; 5:20 p.m., en camino a un lugar por anunciarse”.
El artículo señala con agudeza: “El rival más grande de Obama quizás no sea el republicano John McCain, sino su propia hibris”. Cabe señalar que la supuesta “hibris” a la que se refiere Milbank no es la de Obama, sino la de los titiriteros que lo han desplegado en casi cada aspecto de su función como propagandista.
La médula de la columna de Milbank, que en sí misma se desvía de la mayoría de sus reportajes anteriores sobre la campaña presidencial demócrata, se reprodujo a nivel internacional, entre otros, en el Daily Telegraph de Londres y el Libération de Fracia.
Otros autores, incluso algunos partidarios de Obama, también han terciado. El más notable es el reportero David Mendell del Chicago Tribune, cuya biografía recoge anécdotas que confirman el problema de Obama con su ego. “Tengo ese no sé qué, tengo ese no se qué”, se escuchó repetir a Obama por toda su oficina de campaña luego de leer un artículo adulador en el Sun–Times. “Uno sólo puede imaginar cómo reaccionó a esta designación Michelle, quien considera su misión personal impedir que el ego de su esposo se infle fuera de toda proporción”, concluyó Mendell en su reportaje.