Avanza el tren colombo-venezolano
El ‘Puente Terrestre’ de LaRouche
está de nuevo a la orden del día
Maximiliano Londoño Penilla, presidente de la Asociación Lyndon LaRouche de Colombia, dio a conocer la siguiente declaración en Bogotá, el 7 de julio (se añadió el subtítulo).
No habían transcurrido quince días desde que se realizó el exitoso operativo del Ejército de Colombia con el que se regresó a la libertad a la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt, a tres estadounidenses, y a 11 soldados y policías, que eran rehenes de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), cuando el presidente Álvaro Uribe volvió a sorprender al mundo.
El 5 de julio anunció que en su próxima visita a Caracas, Venezuela, estaba dispuesto a firmar un compromiso de intención para la construcción de un ferrocarril colombo–venezolano, propuesto por el presidente Hugo Chávez, que con uno de sus ramales conecte los llanos venezolanos con los colombianos y llegue hasta territorio ecuatoriano. Otro de los corredores iría por el Caribe hacia Centroamérica, desde Venezuela, pasando por Colombia.
Estos proyectos forman parte del programa de integración física de las naciones de Iberoamérica elaborado por el estadista estadounidense Lyndon LaRouche desde 1982, cuando escribió su libro Operación Juárez, en el que detallaba cómo usar la “bomba de la deuda” (la moratoria a la deuda externa) para eliminar la usura de Wall Street y la City de Londres. LaRouche comisionó en 1986 la publicación del libro La integración económica de Iberoamérica: 100 millones de empleos para el año 2000. En este libro se detallaban los proyectos ferroviarios, fluviales, industriales y agrícolas para convertir a la región en una gran potencia industrial.
Dijo el presidente Uribe en Aguadas, Caldas, el 5 de julio: “El presidente Chávez, en el pasado, propuso que avanzáramos en unos ferrocarriles que integraran a nuestras naciones. Nosotros hemos pensado que debemos aceptar esa propuesta. Por eso quisiéramos que en la reunión del 11 de julio se firme el acta de intención para que nuestros países, aceptando la propuesta del presidente Chávez, puedan avanzar en ferrocarriles que nos integren. Un ferrocarril por el Caribe y otro ferrocarril por los Llanos Orientales. Que en ambas direcciones integren a Venezuela y a Colombia. Y que aquel que se instale por el Caribe sea el comienzo para que nos integre con Centroamérica, con la visión de Mesoamérica y con México. Y aquel que venga hacia el suroeste por los Llanos Orientales, primero por los Llanos venezolanos, después por los Llanos colombianos, se aproxime también a integrarnos con la hermana Ecuador, y que ojalá, pensando en grande, se pueda seguir hacia el sur. Ése es un tema que nos entusiasma mucho de la reunión del 11 de julio en Caracas”.
El LYM hace una propuesta
El 31 de agosto de 2007, cuando el presidente Hugo Chávez visitó la residencia campestre presidencial de Colombia, en Hato Grande, durante la rueda de prensa final, miembros del Movimiento de Juventudes Larouchistas (LYM) le propusieron que considerara la propuesta de financiar un ferrocarril que uniera a Colombia y Venezuela, y que articulara a los dos países con el resto del mundo, despejando la vía para que los corredores ferroviarios de alta velocidad del Puente Terrestre Eurasiático mundial pudieran, después de conectar al extremo oriental de Rusia con Alaska, vía un túnel por el estrecho de Bering que construirá el Gobierno ruso, atravesar hacia Norte y Centroamérica, y continuar hacia Suramérica, teniendo como puerta de entrada a Colombia.
Al menos un ramal iría aledaño al mar Caribe, desde Colombia, y pasando por Venezuela continuar hasta llegar a Argentina, después de circular por Brasil. El otro ramal iría cercano al océano Pacífico, hasta llegar a la Patagonia argentina. La dirigente política alemana Helga Zepp–LaRouche y Lyndon LaRouche han sido los adalides de la construcción de estos grandes corredores de desarrollo e infraestructura para conectar a todas las masas continentales del planeta.
El 27 de octubre, en un artículo titulado “Trenes Maglev y energía nuclear deben ser la prioridad del Banco del Sur”, advertí que: “El presidente Chávez debería eliminar su discurso anti Estados Unidos y buscar más bien establecer una nueva relación con la nación del norte, a través de un Partido Demócrata renovado con el liderato de LaRouche. Si Chávez en realidad quiere unir a las naciones del continente, podría hacerlo si invierte los petrodólares venezolanos en el gran Ferrocarril de las Américas o Ferrocarril Panamericano, como se le denominaba a este proyecto en 1889, cuando, bajo el liderato de Estados Unidos, se hizo el primer congreso para promover esta iniciativa integracionista. Desafortunadamente, para 1923, el ferrocarril se cambio por la Carretera Panamericana, y ésta también quedo interrumpida con el mal llamado Tapón del Darién (de ahora en adelante debe conocérsele como el Tren del Darién). El naciente Banco del Sur puede ser un instrumento para hacer realidad este gran proyecto de unir físicamente a las naciones del continente, y en particular a las de la región”.
Y el 4 de noviembre de 2007, en un artículo titulado “Prometeo, el metro de Bogotá y el Ferrocarril Bolivariano”, propuse la construcción de lo que por ahora se conoce como el Ferrocarril colombo venezolano: “Aprovechando la estrecha amistad que el presidente Uribe tiene con el presidente Hugo Chávez, podría solicitarle a la hermana república de Venezuela que invierta en el metro de Bogotá, y también en la construcción del Ferrocarril Bolivariano que unirá a Venezuela con Colombia, entrando por Arauca y siguiendo por el pie de monte llanero, pasando por Villavicencio e intermedias, hasta llegar a Ecuador”.
Se inicia una nueva era en las Américas, en la que se afianzará una paz duradera, no sólo derrotando al narcoterrorismo, sino, paralelamente, iniciando la reconstrucción económica. En particular, toca reforzar la seguridad de los presidentes Chávez y Uribe, para impedir que sean asesinados por los sicarios controlados por el cartel financiero angloholandés que pretende ser el amo del mundo. Hasta ahora, el Imperio Británico se las ha arreglado para imponer la dictadura del libre cambio a nivel mundial y para crear guerras perpetuas que impiden cualquier discusión sobre proyectos de industrialización de las naciones. Es hora de revivir el legado de Benjamín Franklin, George Washington, Alexander Hamilton, Abraham Lincoln, Franklin Delano Roosevelt, John F. Kennedy, y el Sistema Americano de economía política que encarna contemporáneamente el economista y estadista estadounidense Lyndon H. LaRouche.