Las Coreas abren sus fronteras


Se abre la cerca que dividía las dos Coreas, y empieza la reconstrucción de las vías férreas. (Foto: KOIS).

por Kathy Wolfe

A las once de la mañana del 18 de septiembre Corea del Norte y Corea del Sur echaron abajo el alambrado de púas que definía la Zona Desmilitarizada (ZDM) que por 50 años separó a los dos países. Al mismo tiempo, en jubilosas ceremonias a lo largo de la frontera común, se iniciaron las obras de reconstrucción del "Ferrocarril de la Seda" y sus carreteras paralelas, que unían el norte y el sur antes de que las truncara la Guerra de Corea.

En el puesto fronterizo occidental de Dorasan, en Paju, donde se reconstruye la vía Seúl-Pyonyang Kyongui hacia China, soldados surcoreanos abrieron el cerco de 3 m de altura que recorre los 250 km de extensión de la ZDM, ante los aplausos de una muchedumbre de miles. A unos 14 kilómetros al norte de allí, Corea del Norte abrió su cerco en el puesto de Kaeson. En la costa oriental de la Península, donde se reconstruye la vía Donghae-Wonsan hacia Vladivostock, el primer ministro norcoreano Hong Song-nam y el ministro de ferrocarriles Kim Yong-sam, ante un público de 3.000 invitados, abrieron el cerco norte de la ZDM en Onjong-ri, al pie del monte Kumgang (Diamante). A unos 27 kilómetros al sur, Corea del Sur abrió el cerco en Kosung, donde se ubica el Observatorio de Unificación, desde donde la muchedumbre podía contemplar, al norte, la venerada serranía de Diamantes.

En los cuatro puestos fronterizos se iniciaron simultáneamente celebraciones con música y fuegos artificiales. En el hermoso puesto nuevo de Dorasan, una niña surcoreana vestida de blanco, cómo símbolo del Norte, salió de atrás del alambrado de púas con una rosa roja en la mano, y tomó de la mano a un niño vestido de negro, símbolo del sur, quien también traía una rosa. Se unieron a cantar en coro, con gran sentimiento, "Nuestro deseo es la unificación", al tiempo que una locomotora engalanada con la bandera de la unificación rodaba lentamente hacia el cerco donde terminan los rieles. A lo alto, en inmensas pantallas, se transmitían las ceremonias que ocurrían al mismo tiempo en la parte oriental.

En nuevas ceremonias celebradas al día siguiente se dio inicio a las obras de construcción: soldados de las dos Coreas entraron simultáneamente por los cuatro puestos para empezar a levantar minas en la ZDM. Junto a Dorasan, un convoy de camiones, excavadoras, topadoras y una ambulancia, con un contingente de 50 soldados y 50 ingenieros, entraron a la zona detrás de un barreminas de fabricación alemana.

La determinación militar con que las Coreas desean reintegrar a su país quedó clara con la foto de primera página del diario en inglés Korea Times, en que aparecen los soldados marchando en formación atrás del barreminas. "Esta no es una simple obra de construcción, sino una histórica operación militar", dijo el teniente coronel surcoreano Bae Yoon-hyo. "Las tropas norcoreanas, cuyas armas normalmente apuntan contra nosotros, ahora, en cambio, trabajan con nosotros".

Si todo avanza como está previsto, el ferrocarril occidental será reabierto este mismo año, posibilitando el viaje por tierra de Seúl a Pyonyang por primera vez desde los años cuarenta. A principios del año entrante se abrirá una carretera paralela. La carretera oriental posiblemente se abrirá también este año, para permitir el encuentro de familias separadas en el monte Kumgang. Se espera que el ferrocarril oriental esté terminado a principios del 2003.

Las distancias son cortas, pero se trata de una gran hazaña ingenieril. La ZDM es una franja desierta de cuatro kilómetros de ancho, sembrada de millones de minas, que se extiende unos 250 kilómetros de costa a costa de la Península. Las tropas de los dos países tienen que despejar unas 2.000 minas de sus respectivas mitades de dos kilómetros, para crear un corredor de 250 metros de ancho en el occidente, y 100 metros de ancho en el oriente, para el tendido de las vías férreas y la construcción de carreteras.

Labor de toda Eurasia

El presidente surcoreano Kim Dae-jung estuvo en Europa del 20 al 24 de septiembre, instando una vez más a los líderes europeos a colaborar en la construcción, no sólo del Ferrocarril Transcoreano, sino del recorrido completo de la nueva Ruta de la Seda, desde Pusan, al extremo sur de la península Coreana, hasta París, cruzando toda Eurasia. Yonhap News informó que en Copenhague, Dinamarca, el 22 de septiembre el presidente Kim le "pediría a las naciones del Encuentro Asia-Europa su cooperación en los ambiciosos planes de Corea del Sur, de construir un `Ferrocarril de la Seda' que vincule la península Coreana con Europa". El conocimiento de estos hechos llenó de gozo al precandidato presidencial estadounidense Lyndon H. LaRouche, autor del concepto de la "Nueva Ruta de la Seda-Puente Terrestre Eurasiático". Como informó la revista EIR el pasado 13 de septiembre, los repentinos avances en la cuestión coreana, más que un acontecimiento de dimensiones nacionales, es una iniciativa estratégica internacional de los jefes de estado de Rusia, Japón y China, lo mismo que las dos Coreas, para impedir que el inminente riesgo de guerra en el Oriente Medio se extienda al Asia. "Esto va más allá que eso", agregó LaRouche, señalando la visita de Kim a Europa y las iniciativas en privado de ciertos elementos europeos. "Esto fue labor de toda Eurasia, incluida Alemania, para ayudarle a las Coreas a resolver el problema . Esta fue su respuesta al diablo", dijo, refiriéndose al peligro de un holocausto mundial.[FIGURE 1]

El presidente Kim, quien ha adoptado del planteamiento original de LaRouche lo que él llama el "Ferrocarril de la Seda", es bastante explícito en su amplia perspectiva paneurasiática. "Corea del Sur y Europa podrían conectarse si completamos tan sólo 14 kilómetros de ferrocarril", dijo recientemente el mandatario coreano, repitiendo la consigna que llevó a la sesión del Parlamento Europeo en Estrasburgo, Francia, en diciembre de 2001. Corea, dijo Kim, podría ser el portal de Europa al Pacífico, vía este Puente Terrestre Eurasiático. "Cuando el Ferrocarril Transcoreano se conecte con el Transchino o el Transiberiano, un tren desde Londres podría llegar a Seúl y Pusan vía París, Europa Oriental, Asia Central y Siberia o China. Podrían transportarse bienes a todas las regiones del Pacífico desde Pusan, el tercer puerto de todo el mundo para el manejo de carga en contenedores. Los costos de transporte podrían reducirse 30%, y el tiempo, por dos tercios".

Los presidentes de Rusia, Filipinas y la Unión Europea felicitaron a ambas Coreas el pasado 18 de septiembre. El presidente ruso Vladimir Putin dijo estar "seguro de que esta sabia decisión facilitará el progreso constructivo en la reconciliación y unificación intercoreana".

La 'gran entrada' del Japón

El carácter internacional de la estrategia de la Nueva Ruta de la Seda, en tanto iniciativa paneurasiática para el desarrollo económico acelerado y como antídoto a la guerra mundial, también quedó en clara evidencia con la sorpresiva reunión cumbre realizada el 17 de septiembre en Pyongyang entre el primer ministro japonés Junichiro Koizumi y el líder norcoreano Kim Jong-il. Los otrora antagonistas concretaron una extensa serie de lo que la cancillería japonesa denominó "acuerdos amplios", incluyendo pláticas para la reanudación formal de relaciones diplomáticas en octubre, según una declaración conjunta de los dos líderes.

"El trasfondo de la cumbre es un plan que el presidente Putin, de Rusia, Kim Jong-il y Kim Dae-jung están trabajando juntos, para atraer fondos del Japón", para ayudar a recabar los 2.200 millones de dólares necesarios para la reconexión del Ferrocarril Transcoreano, dijo Hideshi Takesada, del Instituto Nacional de Estudios de Defensa, en Tokio. Putin ha sostenido varias reuniones tanto con Kim como con Koizumi en años recientes, destacando siempre el apoyo ruso a la Nueva Ruta de la Seda. El Japón podría haber comprometido ya cerca de 10.000 millones de dólares para todo el proyecto de la Nueva Ruta de la Seda. La declaración conjunta de Kim y Koizumi dice que el Japón ofrecerá asistencia a Norcorea, tan pronto se normalicen las relaciones diplomáticas, en la forma de donaciones, préstamos de muy bajo interés y ayuda por conducto de las organizaciones internacionales. Cuando el Japón normalizó las relaciones con Surcorea en 1965, le dieron a Seúl 500 millones de dólares —unos 10.000 millones en el equivalente actual— en compensación por la ocupación japonesa de Corea de 1895 a 1945.

Podría llamársele a esto la "gran entrada del Japón" al Puente Terrestre Eurasiático, dijo un comentarista coreano. No obstante un enconado rencor histórico entre el Japón y sus vecinos, la realidad es que la capacidad tecnológica, industrial y financiera del Japón será un elemento clave del gran proyecto euroasiático. Ya se habla en serio de vincular los famosos trenes "bala" japoneses directamente a Europa, construyendo un ambicioso sistema de puentes-túneles de Pusán (Corea del Sur) a Fukuoka (Japón), como ya lo informó EIR el pasado 13 de septiembre. El primer ministro Koizumi, una pesadilla diplomática que ha enajenado a muchas naciones asiáticas, no es quien lleva la batuta en esto, informaron fuentes versadas. Se trata de una decisión estratégica por parte de una facción decisiva de las élites del Japón.

Los hechos en Corea del Norte también serán decisivos. Kim Jong-il ha puesto de manifiesto lo que pronostican los observadores de la realidad coreana como un vuelco decisivo en la política de Pyongyang, apartándose de una "línea dura" militarista que prefiere el enfrentamiento.

La gran sorpresa de la cumbre fue cuando el presidente Kim se disculpó abiertamente por los secuestros norcoreanos de once japoneses en los años setenta y ochenta. "Los responsables por esos hechos han sido castigados, y nunca veremos que suceda tal cosa otra vez", aseveró Kim, según lo cita un funcionario japonés. "Aprovecho esta oportunidad para expresar mi pesar y pedir disculpas sinceramente. . . Esto sucedió en décadas de relaciones hostiles y quiero hablar de ello francamente. Cuatro de los japoneses secuestrados aún están vivos, y podrán regresar al Japón, dijo Kim.

Kim también accedió a cesar todas las pruebas norcoreanas de proyectiles "de 2003 en adelante", reza la declaración conjunta, y Corea del Norte aceptará las inspecciones nucleares, moviendo así el piso a la campaña por poner a Norcorea en el siguiente lugar, después de Iraq, en la lista de países que los utopistas bélicos desean atacar.

Como parte de su "enfoque amplio" el Japón también hizo sorprendentes concesiones. Además del acuerdo financiero, el Japón se disculpó plenamente por su ocupación de Corea. "El Japón reconoce humildemente el hecho histórico de que causó tremendo daño y sufrimiento al pueblo de Corea durante su anterior mandato colonial, y expresa sentimientos de profunda contrición y remordimiento", dice la declaración, repitiendo una declaración similar, de 1995, del primer ministro japonés Tomiichi Murayama a China y las naciones del Asia en general.

Koizumi también pidió la cooperación de Kim en los esfuerzos de Tokio y Moscú por entablar pláticas entre las dos Coreas, Japón, Estados Unidos, China y Rusia. Kim respondió que Corea del Norte está dispuesta a entrar en tales pláticas, dijo un funcionario japonés. El traer a la mesa a Rusia y el Japón es otra medida encaminada a aplacar los gritos de guerra de Washington. La declaración conjunta dice que el Japón y Corea del Norte han arribado a una solución amplia de las cuestiones nucleares en la península Coreana, y confirmaron su cooperación para mantener la paz y la estabilidad en el noreste de Asia.

"Tenemos la impresión de que Corea del Norte ha cambiado, expresando una mayor disposición a escuchar nuestras propuestas y a platicar", dijo Kenji Hiramatsu, de la cancillería japonesa.

Alto al unilateralismo de Bush

La cumbre de Pyongyang le saca mucho viento a las velas de la facción belicista en Washington. El editorial del 17 de septiembre en el Korea Times (evidentemente filtrado desde la Casa Azul, el palacio presidencial surcoreano) se titula: ¿Está lista para la paz Corea del Norte? Koizumi retoma lo que Kim dejó pendiente". La nota editorial compara la cumbre Kim-Koizumi con el primer viaje histórico de Kim Dae-jung a Pyonyang, en junio de 2000, y sugiere que el viaje de Koizumi lo fraguó el presidente surcoreano. "El premier japonés hizo lo que Kim le propuso: resolver la mayor tarea diplomática pendiente de Tokio. Koizumi, a quien se consideraba desdeñoso del país que sus antepasados una vez gobernaron con puño de hierro, decidió hacer su mayor apuesta acudiendo a Pyongyang a reunirse con el hombre que tiene la clave para el desempate". Un alto funcionario de la Casa Azul, continúa el editorial, considera que "la cumbre entre Koizumi y Kim Jong-il redundará en hechos cuyas repercusiones se sentirán por mucho tiempo, y llevarán a una paz duradera en la Península y la región. . . Ello seguramente afectará a Bush", continúa el diario, "tan ocupado ahora de librar su guerra contra el terrorismo internacional, y le hará pensar dos veces antes de introducir el unilateralismo, la espada que Bush usa para reordenar el orden mundial como se le figure conveniente. Este parece ser el único enfoque que le queda al gobierno de Kim Dae-jung para que los EU cambien de parecer y le den otra oportunidad al reacercamiento intercoreano".

En las ceremonias del 17 de septiembre en la ZDM, las dos Coreas concluyeron un acuerdo histórico entre sus dos Fuerzas Armadas, que desde hace dos años se encuentran en intensas negociaciones para despejar las minas y construir cooperativamente los ferrocarriles. Los acuerdos, ya firmados por los ministros de Defensa del Norte y del Sur, fueron intercambiados en Panmunjon, aldea fronteriza simbólica del armisticio. "En esta fecha hemos concluido todos los trámites para emprender las obras de reconexión de los vínculos ferroviarios y carreteros transfronterizos", manifestó un funcionario del Ministerio de Unificación surcoreano, durante el intercambio de los documentos firmados por los ministros sur y norcoreano de Defensa. El acuerdo garantiza la seguridad de los soldados que entren a la ZDM a barrer minas.

Portavoces oficiales tanto del norte como del sur saludaron el acuerdo militar en tanto medida preliminar de reacercamiento. "Esto demuestra nuestra firme determinación de hacer efectiva la declaración de paz" que los líderes de las dos Coreas firmaron en junio de 2000, dijo Ryu Yong-chul, jefe de la delegación norcoreana. Y el general de brigada Lim Kyong-duck, su contraparte surcoreana, manifestó que el acuerdo militar abre las puertas para la reunificación política de la península Coreana.