Iberoamérica
Resumen electrónico de EIR, Vol. I, núm. 10

Versión para imprimir



López Portillo: Renacionalicemos la banca


López Portillo cuando fuera presidente de México (1976-1982)

por Gretchen Small

La prensa mexicana celebró de manera prominente el pasado septiembre, el vigésimo aniversario de un suceso que Wall Street pensaba que había matado y enterrado para siempre: las medidas de nacionalización de la banca mexicana y el Banco de México, y la imposición de controles de cambio, anunciadas por el presidente José López Portillo el 1 de septiembre de 1982, para detener el desangre que se le hacía al país mediante la especulación y la fuga de capitales.

Excélsior marcó el aniversario publicando una entrevista con López Portillo, en la que el ex mandatario explicó sus acciones pasadas y su pertinencia para la crisis, mucho más grave, que enfrenta México hoy día. Excélsior destacó mucho la entrevista, que salió en dos entregas, el 9 y el 10 de septiembre, la primera como la noticia principal de primera plana bajo el titular "En crisis, el Estado y la Soberanía: López Portillo".

Además, varios canales de televisión pasaron tomas del histórico discurso que pronunció López Portillo el 1 de septiembre de 1982, mientras que los usuarios de internet pudieron escucharlo en el sitio electrónico de El Universal. El discurso pareciera que fue escrito para el líder que desearía tenerse hoy. "México no se ha acabado", dijo a la sazón López Portillo, quien prometió defender a la nación del saqueo de los especuladores, quienes, como las ratas en el medievo, transmiten "la peste financiera. . . [que] arrasa país tras país".

La reciente cobertura de prensa fue un cambio drástico de lo que había imperado por décadas, de vilipendiar a López Portillo y culparlo por la destrucción del país que llevaron a cabo los banqueros y el FMI en los 20 años posteriores a su gestión de gobierno. El hecho de que se le haya dado prominencia positiva ahora, en sí, dice mucho de las presiones sísmicas que se desarrollan para que el presidente Vicente Fox cambie radicalmente de rumbo, dado que un número creciente de mexicanos teme que su país encare la extinción.

Una reunión que cambió la historia

Wall Street y Londres esperaban haber eliminado el espectro de López Portillo de la política mexicana, ya que aún no le perdonan a él, ni al estadista estadounidense Lyndon LaRouche, lo sucedido en 1982, durante la última gran batalla de los iberoamericanos por salvar a sus naciones de la destrucción a manos de usureros cobradeudas extranjeros. El 23 de mayo de 1982, tres meses antes de nacionalizar el sistema crediticio mexicano, y en lo más álgido de la Guerra de Las Malvinas, López Portillo se reunió con LaRouche en Los Pinos, la residencia presidencial. La conversación fue en privado, pero al concluir, LaRouche sostuvo ahí una conferencia de prensa a la que asistieron unos 60 órganos de difusión. Ahí, LaRouche propuso que los deudores de Iberoamérica se unieran y amenazaran con detonar "la bomba de la deuda" contra la City de Londres, de no cesar Gran Bretaña su agresión armada contra Argentina.

LaRouche regresó a México en julio de 1982, y poco después escribió Operación Juárez, donde planteó cómo Iberoamérica, con México, Brasil y Argentina a la cabeza, debía declarar una moratoria a la deuda, para obligar a las potencias a negociar un nuevo orden económico internacional.

Veinte años más tarde, en medio de una crisis aún más grave, los dos líderes colaboran de nuevo. LaRouche y López Portillo fueron los ponentes de fondo en un seminario realizado en Guadalajara, México, el 22 y 23 de agosto, bajo los auspicios del larouchista Movimiento de Solidaridad Iberoamericana (MSIA), para desarrollar la integración regional como arma decisiva en la batalla por un nuevo sistema de Bretton Woods. En su intervención, misma que envió por escrito al no poder asistir por motivos de salud, López Portillo se refirió a su experiencia de 1982 como emblemática de lo que hay que abordar para reorganizar al sistema financiero mundial. Dijo que los órganismos de Bretton Woods no sólo deben ser modificados "sino adecuados radicalmente", a fin de proporcionarle a las naciones que, teniendo recursos, carecen de recursos para desarrollarlos, el financiamiento para importar la maquinaria, la tecnología, y los otros insumos que necesitan para su desarrollo (ver Resumen ejecutivo, 1a quincena de septiembre de 2002.)

El Gral. MacArthur hubiera elogiado a López Portillo

Iberoamérica vuelve a recordar las batallas de 1982, ahora que la desintegración de Argentina hace reconocer que la región, igual que el resto de mundo, enfrenta una crisis que pone en peligro la existencia misma de sus naciones.

López Portillo demostró las decisiones que se requieren ante la crisis actual. Tal vez la crónica más gráfica de lo acontecido, fue la que LaRouche escribió el 5 de septiembre de 1982, "México vuelve a la sociedad industrial".

LaRouche dijo a la sazón que, con sus medidas del 1 de septiembre, López Portillo "asestó el golpe más brillante en defensa del capitalismo industrial. . . haciendo gala de una agudeza estratégica que le hubiera ganado el elogio del gran Douglas MacArthur". LaRouche reprodujo para un público extranjero el drama que vivió México en esos momentos:

"La noche previa, las fuerzas armadas y la policía mexicana fueron desplegadas en previsión de las acciones que ejecutarían hacia el mediodía siguiente, a la hora en que los decretos expedidos por el Presidente entrasen en vigor. Los más importantes personajes del gobierno y del sector privado se reunieron con los legisladores del país para escuchar el informe presidencial.[FIGURE 21]

"Y a todos, salvo unas cuantas excepciones, los cogieron por sorpresa los anuncios que hizo el Presidente en su discurso de tres horas de duración, frecuentemente interrumpido por jubilosas explosiones de fervor patriótico de los legisladores y buena parte de los invitados".

Añadió: "Para Miguel Mancera, hoy ex director del Banco de México, el primer síntoma de lo que venía se produjo unos minutos antes del informe. Se le indicó que no aparecería en la fotografía oficial del Presidente con sus colaboradores.

"En el momento en que dejaba saber a los banqueros privados que sus bancos habían sido nacionalizados, el Presidente echó una mirada a su reloj, para luego anunciar que los decretos se habían ya publicado y entraban en vigor. Era un hecho consumado: las fuerzas armadas y la policía ocupaban ya los locales de los bancos, garantía de que ni un sólo documento sería retirado o destruído".

LaRouche recalcó que lo más importante de las medidas era que los recursos de México habrían de concentrarse en ampliar los niveles de empleo productivo en la agricultura, la industria y la infraestructura. "Se suprimirá el dispendio, se eliminará la parasitaria especulación, y se llevará adelante una vigorosa política de desarrollo siguiendo el rumbo del secretario del Tesoro estadounidense Alexander Hamilton y el presidente George Washington".

"México hizo lo que hizo para volver a ser una nación productora de bienes, la primera nación que se libera de esa demencia doctrinal cuasireligiosa de la `sociedad posindustrial' que arruina hoy a los EU y a muchas otras naciones", escribió LaRouche, quien señaló que otros países, incluyendo los EU, debían seguir el ejemplo de México.

'Con huevos, mi amigo'

Empero, otras naciones no siguieron el ejemplo, y México quedó aislado. El sexenio de López Portillo culminó tres meses después, y una vez salió de la Presidencia, sus sucesores se entregaron a los poderes establecidos.

¿Fue un error que López Portillo peleara? ¿Fracasó, como muchos supusieron? Al parecer, algunos mexicanos ahora reevalúan ese supuesto. En su reciente entrevista con Excélsior, López Portillo dictó cátedra sobre lo que significa ser estadista. Advirtió que la globalización conlleva una intención imperialista en lo militar y económico, "pero quién sabe si se logre, estos son otros tiempos". Hay que defender la soberanía y eso le corresponde al Estado, señaló. El mandatario defendió las medidas que tomó hace 20 años y propuso tomar medidas semejantes ahora, incluyendo renacionalizar la banca. Ni la Constitución ni la Revolución Mexicana han muerto, dijo, y México puede defenderse a sí mismo, pero se requieren "huevos".

El intercambio con Excélcior fue muy chistoso. El entrevistador le preguntó al ex mandatario qué pensaba del hecho de que la mayoría de los bancos de México hoy son propiedad de extranjeros. Esta es una de las cuestiones más candentes del país. Ninguno de los sucesores de López Portillo continuó su política de industrialización, que fue la que orientó sus medidas para centralizar el crédito nacional en 1982. Una década desoués, durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, se le vendieron los bancos al sector privado otra vez, por una bicoca, sólo para nacionalizarlos de nuevo, de hecho, cuando todos quebraron en la crisis de 1995. En el sexenio de Ernesto Zedillo, pasaron de nuevo al sector privado, esta vez a manos extranjeras. Echándole sal a la herida, el gobierno asumió la cartera vencida antes de venderlos, sumándole 100 millones de dólares a la deuda pública. Sin embargo, desde 1995, los bancos no le han prestado casi nada a la economía nacional, dedicándose a servir de meros conductos para el pago de deuda.

—¿Sería difícil recuperar la banca?, preguntó Excélsior.

—"Claro", contestó López Portillo.

—"¿Pero cómo recuperarla?"

—"Con una nueva expropiación".

—"Pero no hay un presidente nacionalista, como usted, que expropió la banca en 1982. ¿Cómo expropiar ahora?"

—"Con huevos, mi amigo. Desde ese punto de vista sí creo haberlo sido" [nacionalista].

Al preguntársele que cómo ejerció el poder, respondió:

"Con actos de una nación libre, soberana e independiente, consciente del juicio permanente de la historia, apegado al Estado de Derecho, con una alta moral pública, sin creer en un Estado débil ni en un liberalismo a ultranza porque no representan las vías hacia el progreso, sino en un Estado fuerte, pese a que el mundo de hoy ofrece dependencia, devastación, más pobreza e injusticia. La nacionalización de la banca fue un acto de soberanía nacional apegada a las facultades que concede la Constitución al Ejecutivo Federal.

"En realidad la Presidencia de la República sólo se aprende siendo presidente, es la única escuela, porque no hay otras, se aprende a ser presidente, es cosa de todos los días y cada día recibe uno su lección, su experiencia, amarga a veces, dolorosa otras, jubilosa, y cuando se aprende, se acabó el término o sexenio presidencial".

' México vivirá '


El presidente José López Portillo da su histórico informe de gobierno el 1 de septiembre de 1982.

A continuación publicamos algunos extractos del informe a la nación que dio el presidente José López Portillo hace 20 años, el 1 de septiembre de 1982, cuando le explicó al pueblo de México por qué acababa de decretar la nacionalización de los bancos y del Banco de México.

La estructura productiva mundial se vio crecientemente sujetada por una estructura financiera injusta y obsoleta que clamaba como único remedio a la crisis creciente, la restricción y el desempleo [. . .]

La peste financiera hace estragos crecientes en todo el orbe. Como en el medievo, arrasa país tras país. La transmiten las ratas y su saldo es desempleo y miseria, quiebra industrial y enriquecimiento especulativo. El remedio de los curanderos es privar al paciente de alimentos, someterlo a descanso forzoso. [. . .]

Todos estos factores: altas tasas de interés afuera que arrastran a las de adentro; baja en el precio de las materias primas; exceso de importaciones; disminución de exportaciones. . . colocaron a nuestra economía en una situación súbita de particular vulnerabilidad.

Pero si eso sólo hubiera sido el problema, la potencialidad del país lo hubiera podido resolver. . . Con lo que no pudimos, fue con la pérdida de confianza en nuestro peso, alentada por quienes adentro y afuera, pudieron manejar las expectativas y causar lo que anunciaban, con el sólo anuncio. Así de delgada es la solidaridad. Asi de subjetiva es la causa fundamental de la crisis. Contra esto ya no pudo el vigor de nuestra economía. [. . .]

Además de los dólares que salieron normalmente para pagar nuestras importaciones, deudas y sus intereses. . . muchos mexicanos, en uso de la libertad cambiaria, ahorran o anticipan pagos en dólares, que sacan a los bancos extranjeros. Otros colocan aquí pesos nominados en dólares, en cuentas especiales. [. . .]

Podemos afirmar, en consecuencia, que de la economía mexicana han salido ya, en los dos o tres últimos años, por lo menos 22 mil millones de dólares; y se ha generado una deuda privada no registrada para liquidar hipotecas, pagar mantenimiento e impuestos, por más de 20 mil millones de dólares, que se adicionan a la deuda externa del país. Estas cantidades, sumadas a los 12 mil millones de mexdólares, es decir, 54 mil millones de dólares equivalen a la mitad de los pasivos totales con que cuenta en estos momentos el Sistema Bancario Mexicano en su conjunto y alrededor de dos tercios de la deuda pública y privada documentada del país.

Puedo añadir, igualmente, que los rentistas mexicanos en los últimos años, han hecho mayores inversiones en Estados Unidos, que toda la inversión extranjera en México en toda la historia. Esta inversión, en libros, tiene un valor aproximado de 11 mil millones de dólares, 70% de la cual es norteamericana. El ingreso neto hacia nuestro país en 1982, fue de mil 700 millones de dólares, suma ridícula frente a la que de aquí salió. [. . .]

La cuestión de fondo, la alternativa vital, se establece entre una economía progresivamente dominada por el ausentismo, por la espeuclación y el rentismo, y otra vigorosamente orientada a la producción y al empleo.

La especulación y el rentismo se traducen en una multiplicación de la riqueza de unos pocos sin producir nada, y proviene necesariametne del simple despojo de los que producen. A la larga conduce inevitablemente a la ruina.

En efecto, nuestro país, dadas sus carencias acumuladas y su dinamismo social, no tiene margen para permitir el desarrollo de las actividades especulativas. Tiene el imperativo de destinar la totalidad de sus recursos a la producción. . . México, al llegar al extremo que significa la actual crisis, no puede permitir que la especulación financiera domine su economía sin traicionar la esencia misma del sistema establecido por la Constitución: la democracia como constante mejoramiento económico, social y cultural del pueblo. [. . .]

Tenemos que organizarnos para salvar nuestra estructura productiva y proporcionarle los recursos financieros para seguir adelante; tenemos que detener la injusticia del proceso perverso: fuga de capitales-devaluación-inflación que daña a todos, especialmente al trabajador, al empleo y a las empresas que lo generan. Esas son nuestras prioridades críticas.

Para responder a ellas he expedido, en consecuencia, dos decretos: uno que nacionaliza los bancos privados del país, y otro que establece el control generalizado de cambios. . . Es ahora o nunca. Ya nos saquearon. México no se ha acabado. No nos volverán a saquear. [. . .]

Una de las determinaciones inaplazables que el nuevo orden económico mundial debe establecer, antes de que se derrumbe el actual en forma inconveniente y quizá catastrófica, es la de formalizar un sistema compensatorio para que los países de los que se fuga el capital tengan acceso a un tipo de crédito. [. . .]

A nosotros nos gustaría discutirlo con el sistema financiero de los Estados Unidos, entre otras razones para convencer a su generoso pueblo, de que, en la solución relativa de nuestros problemas, no tratamos de afectar a sus contribuyentes, sino hacer accesible a México el crédito significado por cuantiosos recursos mexicanos que han salido del país en forma que nos crea problemas de salud económica y comercial a ambos lados de la frontera. [. . .]

México ha vivido.

México vive.

México vivirá.

¡Viva México!