|
|
Resumen electrónico de EIR, Vol. I, núm. 11
|
El Parlamento italiano vota por un nuevo sistema financiero mundial
Parlamento italiano
por Claudio Celani
Luego de que un diputado proclamara, "No dejemos que un personaje profético como Lyndon LaRouche. . . cargue con esta causa solo", el Parlamento de Italia se convirtió en el primer órgano legislativo nacional en el mundo en instruir a su gobierno a fomentar a nivel internacional "una nueva arquitectura financiera capaz de soportar la economía real y evitar las burbujas especulativas y los cracs financieros". Dicha arquitectura financiera, dice la resolución del parlamento, debe ser la respuesta a la presente "crisis de todo el sistema financiero".
La resolución, que reproducimos abajo, representa la culminación de una serie de mociones y resoluciones de importantes ciudades italianas, iniciadas todas por los representantes del movimiento de LaRouche en Italia, y representa un compromiso motivado por el deseo de lograr unanimidad al respecto entre todos los partidos políticos. El proceso que condujo a la redacción final de la propuesta matizó algunos aspectos, cambio otros y añadió algunos más. No obstante, la resolución constituye un impulso importante para los congresos y parlamentos de todas las naciones del mundo para formar de forma expedita una coalición mundial para una nueva conferencia de "Bretton Woods", específicamente como lo propone el precandidato a la Presidencia de los Estados Unidos, Lyndon H. LaRouche, en respuesta al derrumbe financiero sistémico mundial.
El 26 de septiembre, Helga Zepp-LaRouche, presidenta del Instituto Schiller, externó su apoyo a la iniciativa italiana, y propuso la convocatoria a una nueva conferencia de Bretton Woods que aparece más adelante.
La resolución italiana tuvo su origen en una moción sobre la crisis económica de Argentina, redactada por el presidente del movimiento de LaRouche en Italia, Paolo Raimondi y por el economista Nino Galloni, director general del Ministerio de Bienestar Social. La moción original fue presentada primero en el Senado por el senador Oskar Peterlini en marzo pasado, y después en la Cámara de Diputados, por el diputado Sigfried Brugger, de la fracción parlamentaria del senador Peterlini.
Pronto se evidenció que la moción tenía la posibilidad de alcanzar el apoyo de una mayoría multipartidista, por lo que se decidió, con el apoyo del presidente de la Cámara de Diputados, Ferdinando Casini, buscar un voto de apoyo unánime, cosa que la propuesta tuviera el máximo impacto sobre la política económica exterior del gobierno. Un antecedente importante de esto fue el voto a favor de la resolución sobre la deuda externa del año 2000, producto del llamado del papa Juan Pablo II a condonar la deuda de los paísas más pobres, (ver Resumen ejecutivo de EIR, de la 2a quincena de julio de 2000).
Esta vez, sin embargo, era claro que la pelea no sería fácil, ya que la moción planteaba una reforma de todo el sistema económico y financiero, y, como sucede en las mejores familias, se daba por descontado que habría resistencia de los que se oponen a una reforma tal. Pero como se ve del debate parlamentario, se dio una buena pelea, y la oposición no pudo desvirtuar la resolución final, la cual mantuvo los elementos fundamentales: 1) denominar a la crisis como sistémica; y 2) la convocatoria a establecer una nueva arquitectura del sistema financiero internacional para proteger a la economía física de la especulación financiera. Este éxito puede atribuirse por completo a la influencia de LaRouche, cuyo papel protagónico en pronosticar el derrumbe del sistema financiero internacional fue reconocido en el transcurso del debate. Esta victoria es aún más importante, debido a que se produjo en medio a otro debate, el del asunto de Iraq, en que la facción belicista ha polarizado a todo el espectro político italiano, e impedido que hasta el momento los distintos partidos logren un consenso.
Lyndon LaRouche en Roma, Italia, discutiendo su plan para un Nuevo Bretton Woods
La crisis argentina y el nuevo Bretton Woods
El hecho de que la resolución esté dedicada a la Argentina, indica no sólo la importancia mundial del derrumbe económico argentino de 2001–2002, sino el importante papel que dicho país sudamericano ocupa en el corazón de los italianos, muchos de quienes tienen parientes que emigraron a la Argentina a principios del siglo 20. Cuando golpeó la crisis argentina el año pasado, se produjo una ola espontánea de simpatía en Italia, lo que llevó al gobierno a poner en práctiva iniciativas de apoyo que eludían a los sabuesos del Fondo Monetario Internacional.
Pero la crisis argentina, como señaló el diputado Siegfried Brugger al iniciar el debate parlamentario el 23 de septiembre, "no es específica a esa nación en particular, sino que abarca a todo el continente latinoamericano, en donde el FMI ha llevado a México y a Brasil, por ejemplo, al borde de un derrumbe como el de Argentina y otras naciones, como Turquía y hasta Polonia; es una manifestación extrema de la crisis de todo el sistema, que se manifiesta de una manera más clara, tangible y cuantificable también en los EU, Japón y Europa. Por tanto, una solución duradera para la Argentina sólo puede darse en el marco de una reorientación total hacia la productividad, y de una reorganización del sistema económico y financiero internacional".
Brugger le recordó a la asamblea, como ya lo había hecho en su moción original, de la posición adoptada por la Iglesia católica en Argentina en su carta abierta sobre la deuda externa, y señaló una serie de medidas a adoptadarse en función de restablecer la soberanía de Argentina sobre su economía. Brugger instó al gobierno italiano a apoyar la petición de condonar la deuda externa, y proyectos para volver a invertir en la economía productiva. "De otra manera, en cuanto a la crisis de todo el sistema económico y financiero internacional, el gobierno debe comprometerse a presentar en todos los foros, la petición de una revisión total del papel del Fondo Monetario Internacional, y de manera particular, de asumir la iniciativa de proponer la convocatoria de una nueva conferencia internacional, como la que hubo en Bretton Woods, Nueva Hampshire, en 1944, con el objeto de fundar un nuevo sistema monetario internacional, y tomar aquellas iniciativas que sean necesarias para eliminar los mecanismos que dieron pie a la burbuja especulativa y al derrumbe financiero sistémico, y para iniciar los programas de reconstrucción de la economía mundial".
La intervención del diputado Brugger fue secundada por la siguiente oradora, la diputada Carla Rocchi, una ex sindicalista que pertenece al partido Social Demócrata (DS). Pero poco después se produjo la esperada emboscada, cuando un miembro de la aristocracia de sangre azul, el marqués Gian Paolo Landi di Chiavenna, vocero de asuntos de inmigración de Alleanza Nazionale, uno de los partidos de la coalición gobernante. En una intervención larga y pedantesca, el marqués disculpó la política económica del infortunando ex ministro de Economía de Argentina, Domingo Cavallo (el hombre del FMI), la que describió como una "recuperación económica", y culpó del derrumbe a la "clase política corrupta", no al FMI. Luego planteó las condiciones para aceptar la moción de Brugger: primero, la eliminación de la propuesta de una moratoria a la deuda externa.
Lo irónico es que el marqués Landi di Chiavenna había respaldado la moción original de Brugger; un hecho que otros diputados hicieron notar después. ¿Por qué cambió su parecer, o quién lo convenció de cambiar de parecer? Se trataba sin duda de una intervención dirigida desde los niveles más altos para sabotear la moción.[FIGURE 2]
El siguiente orador, el diputado Marco Boato, de la fracción de Brugger, encaró al marqués Landi con esta contradicción. "Me parece haber visto la firma de usted", y citó al propio director gerente del FMI, Horst Köhler, admitiendo la responsabilidad del FMI en la crisis argentina. En cuanto a la "clase política corrupta", dijo Boato, cuando se remplazan tres presidentes en unos cuantos días, "la credibilidad de la clase política se encuentra verdaderamente a un nivel muy bajo". Pero semejante polémica es un contrasentido, dijo, "porque bien sabemos que la bancarrota económica y financiera va de la mano con la bancarrota política".
Un derrumbe global
Estos aspectos fueron señalados de una manera más vigorosa aún por el diputado Giergio Benvenuto, ex director de la Comisión Bancaria de la Cámara y vocero de política económica internacional del partido DS, quien dijo que "estamos enfrentado una crisis del sistema financiero mundial que se caracteriza por una especulación descontrolada". Benvenuto describió la explosión de la deuda argentina de 1991 a 2001. "La responsabilidad reside en el hecho de que, para cubrir la deuda, debió haberse bregado con la cuestión del aumento de la competitividad del sistema", dijo. "Aquí reside el problema de la política del FMI. No es posible cubrir la deuda, si se empieza con una política de desindustrialización, como la que se ha promovido por la política macroeconómica a partir de 1991". Por tanto, dijo Benvenuto, "hay responsabilidad de parte del gobierno, hay corrupción, hay fuga de capitales al exterior, hay privatización; pero cometeríamos un serio error si no planteáramos el problema de la responsabilidad y los errores cometidos por las instituciones internacionales". Benvenuto apoyó la idea de convocar una conferencia internacional ("recordamos la gran importancia del sistema de Bretton Woods en 1944") para levantar "un nuevo sistema monetario internacional".
La primera fase del debate concluyó con la intervención del representante del gobierno, el viceministro de Relaciones Exteriores, Mario Baccini. Baccini, viceministro, miembro del partido Demócrata Cristiano (DC), básicamente apoyó la moción de Brugger, declarando que, "en muchos puntos, el gobierno no tiene nada que objetar. Hay elementos para una evaluación común de la crisis, la que no es sólo una crisis de la clase gobernante argentina. Yo creo que sería muy limitado discutir aquí aspectos de política nacional". Baccini se refirió a "la crisis de toda la zona geográfica", y, refiriéndose al FMI y otras intituciones bancarias, dijo que, en sus reuniones en Washington, le "expliqué a esos señores que en muchas ocasiones, la primacía de la política debe prevalecer sobre la lógica de las cifras". No obstante, el viceministro propuso "reformular" el texto en función de "hallar una unión de todas las fuerzas políticas respecto al problema concerniente a Argentina en particular".
La conferencia original de Bretton Woods de 1944,
convocada por Franklin Roosevelt.
El texto final
El texto final de la resolución fue redactado al día siguiente. Se llegó al acuerdo sobre un texto que incluiría partes de otra moción presentada por el diputado Luca Volonté, que apoya y extiende las acciones bilaterales ya adoptadas por el gobierno italiano en apoyo de la economía argentina, tales como créditos para el sistema de salud y la pequeña empresa, acuerdos comerciales y políticas migratorias. Sobre este último punto, se añadió una frase muy polémica, que facilita visas a los argentinos de origen italiano que quieran regresar a Italia. Correctamente se advirtió que tal medida empobrecería a Argentina, en lugar de fortalecerla, y el acuerdo unánime de todos los partidos estuvo a punto de desmoronarse. Fue entonces que se decidió dividir la resolución en tres partes, a ser votadas por separado, para que el grueso se aprobara por unanimidad, y las partes controvertidas por mayoría simple.
También se decidió que, en vez del planteamiento larouchiano original, de "convocar a una nueva conferencia internacional a nivel de jefes de estado y gobiernos como la que se llevó a cabo en Bretton Woods en 1944", aparecería: "continuar, en foros internacionales responsables, la actividad de estudiar y proponer una nueva arquitectura financiera". Esta formulación resulta más genérica, y por tanto, más débil que la original, pero no la contradice en lo fundamental. En términos de iniciativas futuras por parte de otros órganos legislativos nacionales, el campo está abierto.
Sin embargo, antes de la votación sobre el nuevo texto, ahora llamado resolución, porque se produjo como un acto de deliberación, varios oradores señalaron que el modelo deseado para una nueva arquitectura es precisamente el de Bretton Woods. Especialmente el diputado Giovanni Bianchi, a nombre del grupo de centroizquierda La Margherita, les recordó a los legisladores el papel de LaRouche en originar la iniciativa.
"No por nada", dijo Bianchi, "se habla de un nuevo Bretton Woods. Creo que nos encontramos en tan evidente desorden, que algo de orden es de rigor. No dejemos que un personaje profético como Lyndon LaRouche quien pronosticó el destino de la burbuja luche por esta causa solo. El destino de Italia y Argentina yace en estos acontecimientos internacionales, y creo que esta resolución es un paso para lidiar con ellos".
El diputado Giovanni Bianchi
Documentación
Resolución 6-00030 del Parlamento de Italia
Aprobada el 25 de septiembre de 2002
La Cámara de Diputados, considerando:
Que la intensificación de las crisis bancarias y financieras empezando desde las crisis de 1997 en Asia, Rusia y Latinoamérica, hasta el más reciente desplome de la nueva economía en los Estados Unidos, y la gigantesca crisis bancaria japonesa en curso y la bancarrota de Argentina no puede menos que preocupar a la población en general, a las élites a los gobernantes, a los empresarios, a los inversionistas y a los ahorristas, porque no se trata de una serie de casos aislados, sino, más bien, es la manifestación de una crisis de todo el sistema financiero de la especulación, que ha alcanzado el nivel de 400 billones de dólares (de los cuales, 140 billones pertenecen tan sólo a los Estados Unidos), en comparación a un producto interno bruto mundial de unos 40 billones de dólares (diferencia que ha aumentado en los últimos años);
Que entre Italia y Argentina, además de una relación de asociación estratégica, que involucra obligaciones particulares de cooperación, existen también lazos culturalers muy fuertes, resultado de una historia común, compartida por generaciones de inmigrantes italianos, y, en tiempos más recientes, por numerosos proyectos educativos conjuntos, resultado de la cooperación entre las universidades de ambos países;
Que el gobierno italiano ha intervenido con alacridad para apoyar a la economía argentina: incluyendo de nuevo a esta nación entre los beneficiarios del Fondo Italiano para el Desarrollo y la Cooperación; aumentando el personal de las oficinas consulares y diplomáticas en Argentina; apoyando a las pequeñas y medianas empresas italianas; fomentando, junto con organizaciones no gubernamentales en Argentina, iniciativas encaminadas a mitigar los efectos de la crisis sobre las capas sociales más débiles; y enfrentando la emergencia de salud enviando medicinas y brindado servicios de salud;
[La Cámara de Diputados] le ordena al gobierno:
Proceder con las acciones ya emprendidas para alentar la identificación de una solución a la crisis económica, financiera y social de Argentina, tomando en consideración la presencia significativa de ciudadanos italianos y de origen italiano, con especial atención a las capas más empobrecidas de la población;
Usar, para este propósito, todos los instrumentos disponibles, con el [fondo] de Desarrollo y Cooperación en primer lugar; respaldar, también con participación directa, proyectos para reemprender la inversión en la economía productiva;
Apoyar que se incluyan dentro del sistema de tarifas preferenciales generalizadas de la Unión Europea, un grupo de productos exportados por Argentina, cosa de favorecer la recuperación económica de las empresas pequeñas y medianas;
Respaldar iniciativas que promuevan la cultura, la ciencia y la enseñanza del idioma italiano, con especial atención a las actividadas dirigidas a ampliar la imagen de nuestro país en esos sectores en los que sobresale;
Darle prioridad adecuada, en el programa de trabajo de la Comisión Europea, a la realización de un acuerdo interregional entre la unión Europea y el Mercosur que ayude y apoye a la economía argentina;
Fortalecer formas de cooperación bilateral y multilateral por medio de organismos internacionales para desarrollar y defender el ambiente;
Considerar la posible solicitud de reestructurar la porción de la deuda pública externa argentina que se le debe a Italia, en el marco de acuerdos multilaterales con el "Club de París";
Fortalecer medidas e intervenciones en los sectores de bienestar social y de salud en favor de las capas más empobrecidas de la población, también en colaboración con organizaciones no gubernamentales;
Emprender, en particular, la iniciativa de continuar, en foros internacionales responsables, la actividad de estudiar y proponer una nueva arquitectura financiera capaz de soportar la economía real y de evitar burbujas especulativas y cracs financieros;
Emprender cualquier iniciativa política y económica razonable, encaminada a garantizar que el gobierno argentino preste la mayor atención a los ahorristas italianos afectados por la crisis del sistema financiero;
Consolidar, en un nivel más amplio, el reinicio de la política italiana hacia Latinoamérica en su conjunto sobre todo, en vista del siguiente semestre de presidencia de la Unión Europea haciendo esto una prioridad de la política exterior nacional, en consideración a los lazos políticos y culturales tradicionales que nos unen a esa región, de la amplia y articulada presencia de nuestros connacionales o ciudadanos de origen italiano en todo el continente, y de una fuerte y bien establecida presencia empresarial;
Facilitar el retorno de ciudadanos italianos que residan en Argentina y, más en general, en el Mercosur, en el marco de un control más racional, más cercano al interés nacional, del flujo migratorio.
Firmantes iniciales
Volonte, Brugger, Ricciotti, Boato, Landi di Chiavenna, Benvenuto, Rossi, Rocchi, Intini, Pisicchio, Moroni, Pisapia, Colle, D'Agro, Gianfranco Conte, Pistone, Spini.
|
|
|
|
|