|
|
Resumen electrónico de EIR, Vol. I, núm. 16
La crisis golpea la producción de alimentos
por Paul Gallagher
La producción mundial de alimentos, que desde hace años viene cayendo en términos per cápita, en el año 2002 posiblemente se haya desplomado también en términos absolutos, afectada por la depresión económica internacional que se manifiesta en la baja de precios de bienes a granel, que llevan siete años en caída libre. Este alarmante estado de cosas se columbra del informe "Estado de los alimentos y la agricultura", de la 132ava sesión de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), realizada del 28 de octubre al 2 de noviembre de 2002 en Roma.
El hecho de que la producción mundial agropecuaria pueda estar cayendo en total, y que las reservas internacionales de alimentos llevan ya tres años en descenso, da mayor urgencia al llamado que hiciera el precandidato presidencial estadounidense Lyndon H. LaRouche el pasado 28 de noviembre, a que los Estados Unidos brinden ayuda alimentaria de emergencia a Corea del Norte. Ese país necesita con desesperación los embarques de alimentos que se le fueron reduciendo en 2002, y al mismo tiempo se han desarrollado graves deficiencias de alimentos en tres grandes regiones del continente africano. Una misión encabezada por los Estados Unidos, para dar marcha atrás a la caída de la ayuda alimentaria que se necesita con urgencia en la actualidad, exigiría que se revoquen de inmediato las desquiciadas medidas de política agrícola que han malbaratado la capacidad mundial de producción de alimentos. Ante todo, debe dársele un soporte a los precios de los productos alimenticios, para que aumente la producción; al mismo tiempo, hay que construir nueva infraestructura de riego para crear nuevas superficies cultivables.
Las medidas asesinas del GATT y la OMC
La ayuda alimentaria para remediar la desnutrición y la hambruna son ahora una necesidad urgente para 30 millones de personas en 16 países africanos, para seis millones de personas en Corea del Norte, dos millones en Afganistán, y las poblaciones de Mongolia, Tayikistán, Uzbekistán y Georgia, así como ahora ciertas partes de la Argentina, otrora bendecida con abundancia de alimentos.
Pero la FAO informa que la producción mundial de bienes agropecuarios sólo aumentó 1,3 por ciento en el año 2000 (el mismo ritmo de aumento que el de la población), luego sólo 0,5 por ciento en el 2001, y para el 2002 está quedando claro que al menos el total de granos trigo, arroz y cereales gruesos ha caído en términos absolutos (ver gráfica 1). Esto se aplica tanto a las naciones en vías de desarrollo como a los países de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), incluidas potencias agroexportadoras como Canadá, los Estados Unidos, Australia y Argentina. Es casi seguro que la producción total de alimentos está cayendo por todo el mundo, menos en China ahí está aumentando muy rápidamente la producción de pescado, y tal vez incluso en China. Lo severa de esta caída irá viéndose cuando se publiquen los totales de las cosechas de Canadá y los Estados Unidos, especialmente, que no serán muy halagüeños.
Como se aprecia claramente en la gráfica 1, en 2002 la producción total de cereales per cápita habrá caído ya por cinco años consecutivos, y en términos absolutos la reducción será de 50 millones de toneladas (3 por ciento), la segunda caída en los últimos cuatro años. Este año, el déficit será de cien millones de toneladas, que tendrán que salir de las reservas internacionales de granos, que para fines de la más reciente cosecha internacional sólo estaban en los 270 millones de toneladas. Dichas reservas vienen menguando desde hace tres años.
Tales cifras muestran que el consumo de granos por persona (contando el consumo indirecto a través de aves y ganado, que también los consumen) anda por los 286 kilogramos al año, en claro contraste con los 454 kilogramos que exige una nutrición sana y equilibrada; dicho consumo, además, se basa en una producción de menos de 272 kilogramos de grano per cápita al año.
Las cosechas han caído drásticamente en cuatro de los seis principales centros exportadores de granos del mundo: Canadá, Estados Unidos, Argentina y Australia (los otros dos son Alemania y Nueva Zelandia). La contracción refleja tanto el empeoramiento de las condiciones económicas para la agricultura como en el caso de Argentina, que sufre una desplome económico generalizado bajo los dictados del Fondo Monetario Internacional y el impacto de la sequía.
El Consejo Cerealero Australiano anunció en octubre que sus cosechas caerán 50 por ciento en relación al año pasado. Keith Perrett, presidente de ese consejo, dijo que "no duda" que el año entrante habrá importaciones de granos al país, situación sin precedentes en su historia reciente. Del total de 3.141 condados en los Estados Unidos, 1.606 han sido declarados oficialmente "zonas de desastre", en su mayoría por motivo de la sequía, y buena parte de ellos en los altiplanos de mayor producción agrícola.
Las reservas mundiales de granos ahora caen de forma precipitada; los niveles de fin de año (remanentes del fin del año agrícola), cayeron de 501 millones de toneladas en el ciclo 2000–2001, a 461 millones en 2001–2002, a 371 millones en 2002–2003. Las reservas internacionales vienen cayendo en las tres categorías principales, que son trigo, arroz y granos gruesos (maíz, sorgo, etc.). Por ejemplo, las proyecciones de reservas de trigo para fin de año han caído de 169 millones de toneladas en 2000–2001, a 131 millones para el ciclo 2002–2003, que será su nivel más bajo en más de veinte años. Los remanentes mundiales de granos gruesos, que llegaban a 187 millones de toneladas en el 2000–2001, para el 2002–2003 se esperan sólo 134 millones.
Las desquiciadas reglas de la Comisión Europea y otras burocracias establecidas bajo la égida del Acuerdo General de Aranceles y Comercio (GATT), y su sucesora, la Organización Mundial del Comercio (OMC), han obligado a las naciones a vender sus reservas de granos o a absorberlas mediante reducciones en la producción. El FMI ha impuesto estas medidas en muchos países en vías de desarrollo, como en el reciente desastre de Malawi. Ahora cerca del 40 por ciento de todas las reservas de cereales están en manos de China e India, y ambas naciones han empezado a reducir deliberadamente sus reservas, más que nada vendiéndolas.
FAO: La depresión de precios mata la producción
Y sin embargo, también el comercio de cereales se calcula en sólo 235 millones de toneladas para el ciclo productivo 2002–2003, una baja en relación con el ciclo anterior
El nuevo informe global de la FAO afirma sin reservas que, aunque hay sequías más o menos severas que afectan a grandes productores como Australia, la India y los Estados Unidos, "la reciente mengua del crecimiento de la producción es resultado principalmente de la depresión de los precios de bienes agrícolas, que le quita a los agricultores todo incentivo para ampliar la producción. La reducción del ritmo de crecimiento demográfico, más un pobre aumento del ingreso per cápita en algunos de los países más pobres, han minado la demanda de más largo plazo".
Esta contracción mundial de los precios de los bienes agrícolas, que tiende a matar la producción, viene dándose de forma continua desde 1995 (ver gráfica 2). "De mayo de 1996 a enero de 2000, el índice internacional de precios de la FAO para el total de productos alimenticios ha caído 38 por ciento", a su nivel más bajo en más de una década, dice el informe de la FAO. La principal reducción ha sido en granos, cuyos precios cayeron en promedio, de 1996 a 1999, 40 por ciento, y desde entonces han permanecido estancados. Los precios de los cereales sólo aumentaron un poco a mediados de 2002, cuando empezó a sentirse el desabasto. Los precios internacionales de los productos lácteos ahora están 35 por ciento por debajo de los de 1995. El precio promedio de la carne está 12 por ciento por de bajo del de 1997. Los precios del café, el te y el cacao, todos están muy deprimidos, y siguen cayendo. El precio internacional del azúcar ha caído a menos de la mitad del de 1995.
Y la caída de precios, claro, no se limita a los alimentos. El algodón y el caucho, por ejemplo, están a cerca de un tercio de sus precios de 1995. Lo que las naciones del mundo necesitan es alejarse del dogma mundial del "libre comercio" para en cambio adoptar la divisa del comercio justo, mediante medidas proteccionistas, a fin de rescatar y aumentar las capacidades nacionales de producción. En ningún sector es esto más urgente que en la producción de alimentos y la construcción de infraestructura agrícola y de gestión de aguas.
Sólo en la pesca está aumentando la producción mundial de alimentos, y eso se debe casi exclusivamente al crecimiento de China, donde se genera cerca de un tercio de la "producción pesquera" del mundo, de 130 millones de toneladas. Sólo de ahí proviene la totalidad del aumento mundial desde 1995. En pesquerías, "producción" se refiere tanto a la "captura" (pesca) como al pescado producido en granjas, o piscicultura. China cuenta con dos tercios de la capacidad piscícola mundial, y representa el 80 por ciento de todo el aumento en ese sector desde 1995. En la categoría de "captura", el 19 por ciento del total mundial corresponde a China; en el resto del mundo ha disminuido.
El caso de Corea del Norte
En noviembre pasado, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU, que ha estado proporcionando ayuda alimentaria a cerca de un tercio de la población norcoreana, de 23 millones de personas, cuando se han presentado reveses agrícolas y meteorológicos en los últimos diez años, emitió un llamado internacional urgente a aumentar la ayuda a ese país. Aunque las cosechas no han sido tan malas, simplemente no hay suficientes alimentos.
Hasta hace dos meses, el PMA había tenido que recortarle la ayuda a tres millones de personas en el occidente norcoreano, y si no reciben más aportes, dicen que tendrán que retirarle la ayuda a otros 1,6 millones en la primera parte del 2003. La agencia de la ONU ha emitido múltiples llamados, especialmente desde abril de este año, cuando empezó a mermar el flujo de asistencia alimentaria a esos 6,4 millones de coreanos.
La Agencia de Desarrollo Internacional estadounidense (USAID), encabezada por Andrew Natsios, que administra la ayuda alimentaria estadounidense, hasta ahora no ha dado ninguna señal en respuesta al llamado urgente del PMA. Pero el 26 de noviembre, la agencia noticiosa Reuters reportó que Harry Edwards, portavoz de USAID, dijo: "Hemos informado a Corea del Norte que cualesquier otros alimentos este año dependerán de que mejore la contabilidad y el acceso [para los recipientes de la ayuda]. Lamentamos que Corea del Norte no haya respondido". Pero Gerald Burke, portavoz del PMA, responde a esta disputa sobre si los auxilios llegan a quienes los necesitan, que sí ha habido mejoras este año en la contabilidad de la ayuda para que llegue a la población necesitada. De hecho, se efectuó una encuesta de 6.000 familias y se han realizado más visitas de inspección para evaluar el impacto de las operaciones de ayuda.
Otro factor que cita Reuters es que el Congreso de los Estados Unidos levantó sesiones este año sin aprobar importantes asignaciones presupuestarias del año fiscal 2003, lo que incapacitó a USAID para actuar.
El abasto de alimentos en Corea del Norte se ha visto amenazado constantemente desde los años cincuenta, cuando la península se dividió y las mejores tierras agrícolas quedaron en el sur. Cuando mucho un 14 por ciento de las tierras norcoreanas se prestan para la agricultura, dado que la mayor parte de su territorio es disparejo y montañoso, con valles muy angostos y poca tierra llana, además de un clima muy mudable. Al no erigir la infraestructura agrícola necesaria en el norte, por décadas Norcorea dependió de los abastos suplementarios de la Unión Soviética. Cuando cayeron drásticamente las cosechas de las anteriores repúblicas soviéticas a principios de la década pasada, Corea del Norte empezó a sufrir severas y prolongadas deficiencias alimentarias.
En meses recientes, dos de las principales operaciones de ayuda alimentaria del Programa Mundial de Alimentos de la ONU, aparte del África, han sido Norcorea y Afganistán. Los tres principales donantes de alimentos a Norcorea son Japón, Corea del Sur y los Estados Unidos. Para el año 2002 los Estados Unidos dijeron haber abastecido a Corea del Norte las 155.000 toneladas de alimentos que le habían prometido.
El informe de la FAO sobre el constante hundimiento de los precios de los bienes agrícolas pone de relieve el hecho de que la caída de la producción mundial de alimentos no es algo natural, "inevitable", producto de la "degradación del medio ambiente", como viene predicando Lester Brown, del Worldwatch Institute, desde el comienzo de los tiempos; antes bien, es consecuencia de una política económica malaconsejada e incompetente. Lo que se requiere es un fuerte viraje de vuelta a la protección de la agricultura nacional; hecho esto, la forma más segura de seguir aumentando la producción es mediante obras de gestión de aguas para aumentar la razón entre las tierras agrícolas de riego y los cultivos de temporal. También se vislumbra en el futuro inmediato una nueva generación de "superarroz".
|
|
|
|
|
|