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El gran nerviosismo respecto a la suerte de la economía estadounidense y mundial, junto a la amenaza de guerra en el Oriente Medio, desató una serie de cambios bruscos en los mercados financieros durante la primera semana del año. Casi no hubo un sólo día en el que, por ejemplo, el precio del petróleo no subiera o bajara más de un dólar por barril, o que el índice Dow Jones de los Estados Unidos no tuviera ganancias o pérdidas de tres dígitos, y esto devino una rutina diaria. Al mismo tiempo, se ha afianzado la devaluación constante del dólar frente a las principales monedas y el alza del oro.

El 8 de enero, el oro se disparó por 6,60 dólares en el Mercado de Mercancías de Nueva York, alcanzando los 354,3 dólares la onza troy, el cierre más alto desde abril de 1997. Un día después, en un momento, dado el oro llegó hasta 357,18 dólares. El 10 de enero, el dólar cayó frente al euro a su nivel más bajo en tres años, a 1,057 por euro. Desde octubre de 2000, cuando el euro llegó a cotizarse a 0,83 por dólar, este último se ha devaluado 21% frente a la moneda europea. Respecto al franco suizo, el dólar ha caído de 1,83 a 1,38 dólares por franco desde octubre de 2000, una devaluación de más de 24%.

Sin embargo, tanto el euro como el yen, con Europa y Japón en medio de la depresión económica más severa en décadas, obviamente no son la mejor referencia para evaluar la caída del dólar estadounidense. Quizás la referencia más confiable sea el precio del oro. Desde febrero de 2001, su precio pasó de 253 a 355 dólares por onza troy, lo que significa que el "contenido de oro" del dólar estadounidense en el mismo lapso de tiempo se redujo de 3,95 a 2,82 onzas por cada mil dólares, una baja de casi 29%.

El primer ministro de Malasia, Mahathir bin Mohamad, en una entrevista con el diario malasio New Straits Times el pasado 26 de diciembre, se apartó de su acostumbrada reticencia a hablar de la crisis económica en los Estados Unidos, y aconsejó que la economía mundial debiera regresar al patrón de reservas de oro.

Al doctor Mahathir se le preguntó sobre el impacto en Malasia de la recesión económica estadounidense, y si su país continuaría con su política de tipos de cambio fijos, medida que adoptó en septiembre de 1998, junto con controles selectivos de cambios, lo cual salvó al país de los peores efectos del ataque especulativo cotra las economías asiáticas y de las condiciones destructivas del FMI que se le impusieron a sus vecinos. El primer ministro respondió: "Hoy, nuestro mayor nivel de comercio es con la ASEAN [Asociación de Naciones del Sudeste Asiático]. También está creciendo nuestro comercio con China y con el Oriente Medio. El porcentaje del comercio con los EU viene reduciéndose. Esto es importante.

"Yo creo que los EU enfrentarán muchas dificultades en los próximos años aun si no se lanzan a una guerra contra Iraq. Hay más bancarrotas en los EU. Compañías enormes, como la segunda empresa aseguradora más grande, están quebrando. United Airlines está en bancarrota. A las empresas que no están quebradas, no les va muy bien. La industria hotelera, la de viajes y la de servicios, están sufriendo. Si leen ahora, verán que hay más gente pidiendo limosna. Las cifras de desempleo pueden ser mayores que las que se informan. Así que no creo que los EU puedan recuperarse tan pronto".

"La fijación del ringgit [la moneda malasia] nos ha hecho mucho bien, y el mundo tiene que admitirlo. En la medida en que seamos competitivos y nuestra productividad sea buena, podemos mantener una moneda y un tipo de cambio estables. El único problema es que ahora es estable sólo frente al dólar estadounidense. No lo es frente a otras monedas. Por eso es que pensamos en el dinar de oro. El oro, como he mencionado muchas veces, tiene un valor intrínseco. No es un pedazo de papel, así que no puede fluctuar demasiado. Entonces, si fijas tu moneda al oro, tienes un mejor punto de referencia".

Luego le preguntaron al doctor Mahathir si una "canasta de monedas" no podría funcionar también, a lo que respondió: "La gente aún puede devaluar o revaluar tu moneda. Nosotros fijamos el ringgit a una canasta de monedas a 2,5 por dólar estadounidense. Eso no le impidió a [el especulador George] Soros vender nuestra moneda a un tipo de cambio inferior. Nunca podré perdonarle, porque provocó la miseria de 40 millones de personas.

Un comité especial del gobierno tailandés ha acordado revisar 11 leyes económicas controversiales, conocidas como las "leyes esclavistas", impuestas durante el gobierno del ex primer ministro Chuan Leekpai, bajo el dictado del Fondo Monetario Internacional (FMI). Los miembros del comité coincidieron en que las leyes han llevado a la "pérdida de la independencia económica del país", según el periódico Business Day.

Kitti Limsakul, miembro del comité especial que dirige el asesor económico del primer ministro, Pansak Vinyarat, le dijo a los reporteros el 7 de enero que el comité sostuvo cuatro reuniones durante los meses pasados. "Todos coincidimos en que las 11 leyes económicas deben revisarse para zafarnos del marco establecido por el FMI", dijo. También señaló que la ley de bancarrota es una de las que necesitan revisarse con mayor urgencia, seguida del acta de los derechos de los inversionistas extranjeros. "El comité someterá la resolución al primer ministro [Thaksin Shinawatra] para su consideración final", dijo.

Weng Tochirakarn, presidente del Grupo del Movimiento Democrático de Tailandia, dijo, en su capacidad de miembro del comité especial, que: "En ese momento, el gobierno tailandés tenía que cumplir con los requerimientos del FMI. Pero ahora se considera que es tiempo propicio para que Tailandia se independice de la tutela del FMI. Proponemos la revisión de las así mentadas leyes esclavistas porque queremos recuperar la soberanía económica del país, los derechos humanos del pueblo tailandés y las operaciones empresariales justas".

Un funcionario tailandés le dijo a EIR que podría dársele marcha atrás a varias de las privatizaciones que exige el FMI, incluyendo la muy disputada división y privatización de la Administración de Generación Eléctrica de Tailandia.

Internacional

Pocas voces se yerguen firmes contra la guerra y la globalización en el mundo. Una de ellas es la del papa Juan Pablo II, quien, al igual que el estadista estadounidense Lyndon H. LaRouche, reconoce la guerra sin cuartel que la oligarquía financiera internacional ha emprendido contra el Estado nacional soberano. Así, durante su primer discurso del año ante el cuerpo diplomático acreditado en el Vaticano el 13 de enero, el Santo Padre conminó a las naciones a redescubrir "el valor primordial de la ley natural", cuyos "principios generales y universales" son capaces de perfeccionar tanto a gobernantes como a gobernados.

El Papa describió la situación del mundo: "Me impresiona personalmente el sentimiento de miedo que atenaza frecuentemente el corazón de nuestros contemporáneos. El terrorismo pertinaz que puede atacar en cualquier momento o lugar; el problema no resuelto del Medio Oriente, con la Tierra Santa e Iraq; los vaivenes que conmueven a Sudamérica, particularmente a Argentina, Colombia y Venezuela; los conflictos que impiden a numerosos países africanos dedicarse a su propio desarrollo; las enfermedades que propagan contagio y muerte; el grave problema del hambre, sobre todo en África", que son calamidades que amenazan la supervivencia de la humanidad.

Pero el Papa encaró a los diplomáticos, enunciando algunos imperativos que han de seguir "si se quiere evitar que pueblos enteros, y quizás también la humanidad misma, se hundan en el abismo.

"Ante todo, un 'sí a la vida'. Respetar la vida y las vidas.

"Seguidamente, el respeto del derecho. La vida en sociedad —en particular en el ámbito internacional— presupone principios comunes e intangibles, cuyo objetivo es garantizar la seguridad y la libertad de los ciudadanos y de las naciones.

" '¡No a la muerte!' Es decir, no a todo lo que atenta a la incomparable dignidad de cada ser humano, comenzando por la de los niños por nacer.

" '¡No al egoísmo!' También es egoísmo la indiferencia de las naciones pudientes respecto a aquéllas marginadas.

" '¡No a la guerra!' Ésta nunca es una simple fatalidad. Es siempre una derrota de la humanidad. En Navidad, Belén nos ha recordado la crisis no resuelta del Medio Oriente, donde dos pueblos, el israelí y el palestino, están llamados a vivir uno junto al otro, igualmente libres y soberanos, y recíprocamente respetuosos. Ante el empeoramiento constante de la crisis... su solución nunca podrá ser impuesta recurriendo al terrorismo o a los conflictos armados, pensando que la solución consiste en victorias militares. Y, ¿qué decir de la amenaza de una guerra que podría recaer sobre las poblaciones de Iraq, tierra de los profetas, poblaciones ya extenuadas por más de doce años de embargo? La guerra nunca es un medio como cualquier otro, al que se puede recurrir para solventar disputas entre naciones. Como recuerda la Carta de la Organización de las Naciones Unidas y el derecho internacional, no puede adoptarse, aunque se trate de asegurar el bien común, si no es en casos extremos y bajo condiciones muy estrictas, sin descuidar las consecuencias para la población civil".

Y dijo que, para evitar caer en el caos, se ha de respetar la exigencia de que, "en el seno del Estado, se redescubra el valor primordial de la ley natural, que antaño inspiró el derecho de gentes y a los primeros pensadores del derecho internacional. Estoy convencido de que sus principios generales y universales son siempre capaces de hacer percibir mejor la unidad del género humano y de favorecer el perfeccionamiento de la conciencia, tanto de los gobernantes como de los gobernados".

En claro desafío a los gallinazos belicistas de Washington y su mentado choque de civilizaciones, Su Santidad concluyó que "el diálogo ecuménico entre cristianos, y los contactos respetuosos con las otras religiones, en particular con el Islam, son el mejor antídoto contra las desviaciones sectarias, el fanatismo y el terrorismo religioso".

El 11 de enero, 2 días antes de vencerse su mandato, el gobernador del estado de Illinois, Estados Unidos, George Ryan conmutó las penas de 167 condenados. "De los más de 160 presos sentenciados a muerte, 35 eran negros condenados a morir por jurados exclusivamente blancos", dijo. Ryan era un republicano conservador que, a dos meses de asumir el cargo, firmó la sentencia de muerte de un asesino y que en 1977, siendo legislador, votó por restablecer la pena capital.

"El sistema de pena de muerte de Illinois es arbitrario y caprichoso, y por tanto inmoral. Ya no voy a seguir remendando la maquinaria de muerte" dijo. "No voy a tolerarla. Debo actuar. A nuestro sistema de pena capital lo ronda el espectro del error; error en fijar la culpa, y error en decidir quién entre los culpables merece morir".

Al conmutar las sentencias, dijo: "Estoy conciente de que acarreará la sorna, el desprecio y la cólera de muchos que se oponen a esta decisión. Dirán que usurpo las decisiones de jueces, jurados y legisladores estatales. Pero como he dicho, el pueblo de nuestro estado me invistió para actuar en aras de la justicia... No puedo rehuir las obligaciones para con la justicia y la equidad que ello exige".

Citó a Gandhi: "ojo por ojo, y el mundo se quedará ciego". Y a Lincoln: "He notado que la misericordia rinde frutos más ricos que la justicia estricta".

Jacques Cheminade, líder del movimiento "Solidarite et Progres",
en Paris, durante su campaña política

Jacques Cheminade, líder de la sección francesa del movimiento internacional de LaRouche, "Solidarite et Progres", dio una conferencia en el Centro Zayed para Coordinación y Seguimiento en Abu Dhabi, en los Emiratos Árabes Unidos (EAU), el 30 de diciembre. Ahí dictó la conferencia titulada, "La misión de Francia: evitar la guerra a través del desarrollo mutuo de los Estados soberanos", ante un grupo de cerca de 30 diplomáticos, periodistas y expertos, a la que siguió una conferencia de prensa a la que asistieron varios órganos de la prensa local e internacional. También participaron diplomáticos extranjeros y funcionarios de los EAU.

Un boletín de prensa del Centro Zayed informó que Cheminade instó al establecimiento de un comité internacional para un diálogo de civilizaciones, que incluiría al Papa Juan Pablo II, al presidente de Irán, Mohammed Jatami y al mandatario de los EAU jeque Zayed bin Sultán al-Nahyan, para promover esta tendencia, y apoyar un verdadero diálogo entre las culturas y la cooperación en proyectos económicos. El jeque Sultán bin Zayed al-Nahyan, director del Centro Zayed y viceprimer ministro, recibió a Cheminade.

Cheminade después viajó a Doha, Qatar, donde fue el invitado especial del Centro Internacional de Análisis Estratégicos. El 3 de enero, Cheminade dio una conferencia ante más de 90 personas, incluyendo diplomáticos, académicos, estrategas y otros. Más tarde, dictó otra conferencia en la Universidad de Qatar sobre el concepto de LaRouche de la economía física, la actual crisis económica financiera sistémica, y las reformas monetarias y económicas necesarias. Tanto la prensa árabe como anglófona en la región del Golfo cubrieron ampliamente ambas visitas.

Iberoamérica

Presidente de Argentina, Eduardo Duhalde

[Fuente: Clarin 17/1/03; Washington Post, cables, Buenos Aires]
El 16 de enero, a unas horas de que venciera el plazo para que Argentina pagara mil millones de dólares, el FMI y el gobierno del presidente Eduardo Duhalde anunciaron un acuerdo provisional para refinanciar 16.100 millones de dólares en deuda hasta el 31 de agosto de este año. De inmediato, Argentina pagó mil millones de dólares que le debía al Fondo, tomando el dinero de sus reservas de 10 mil millones de dólares, mismos que esperaba se le reembolsaran en una semana.

Tras un año de negociaciones, en las que el alto mando del FMI —Horst Köhler, Anne Krueger y Anoop Singh— negó toda concesión a la Argentina, el Grupo de los Siete (G-7) logró imponer un acuerdo, con el cual evitan un enfrentamiento ahora mismo, temerosos de las repercusiones para los muy inestables vecinos, especialmente para Brasil.

El refinanciamiento incluye 6.600 millones de dólares que se le adeudan al FMI, 4.400 millones al Banco Mundial y al BID, así como 5.100 millones que ya se refinanciaron en 2002. Pese a las afirmaciones del jefe del gabinete argentino, Alfredo Atanasof, de que "ahora somos un país serio", y que "este es un acuerdo que puede sacar al país de la crisis", esto difícilmente representa una victoria. Argentina no rompió con el FMI y sigue bailando en la cubierta del Titanic. El acuerdo es más que nada político, ya que permitirá al país llegar a las elecciones presidenciales del 27 de abril, y la toma de posesión de un gobierno nuevo el 25 de mayo. El acuerdo no exige reformas estructurales, pero la austeridad es la constante, para una nación en la que el 57% de la población es pobre. El gobierno promete no aumentar el gasto, o bajar los impuestos; de hecho, acaba de aumentar el impuesto al valor agregado del 19 al 21%, bajo presiones del FMI. A las provincias se les prohibe la emisión de "cuasi" dinero, es decir, de bonos provinciales, que para muchas es el único medio para pagar los salarios y las pensiones.

Con todo, este acuerdo no agradó a muchos y pudieron escucharse los gruñidos de Lacey Gallagher, ejecutivo del Credit Suisse-First Boston, quejándose de que Argentina no ha ofrecido un "programa sustentable. No creo que ayude al Fondo o a Argentina un programa sin otro propósito que el de refinanciar los propios créditos del FMI". El Wall Street Journal criticó "otro paquete de rescate multimillonario" de Argentina, que se extendería sin exigir la aplicación de las reformas económicas "necesarias". En otra columna del Wall Street Journal del 17 de enero, firmada por la montpelerinista Mary Anastasia O'Grady, en la que dice que Argentina ha "traicionado" al sistema, roto "la vigencia del derecho" y "molestado" al FMI. Hasta que cumpla las "reglas" —sin duda, de matar más gente— Argentina "está destinada a la mediocridad de un país subdesarrollado".

Ex canciller Jorge Castañeda y Powel

El 10 de enero, el presidente mexicano Vicente Fox anunció que había aceptado la renuncia de su canciller Jorge Castañeda y nombrado al ministro de Economía como el nuevo Secretario de Relaciones exteriores. Como nuevo secretario de Economía designó al panista Fernando Canales, gobernador de Nuevo León, dándole al llamado Grupo Monterrey un espacio en el gabinete. Fox subrayó que Derbez tiene una "reconocida trayectoria en la promoción de la inversión y el comercio".

Fox, Castañeda y Derbez aparecieron juntos en la conferencia de prensa, pero no respondieron preguntas de los periodistas, quizás debido a que muchos en México celebran la caída de Castañeda, incluido el Movimiento de Solidaridad Iberoamericana, que hizo campaña para que el Presidente lo despidiera hace mucho tiempo, como una precondición necesaria para preservar la existencia de México como Estado nacional soberano. Castañeda es un agente globalista a ultranza cuyo axioma era que México no tenía más alternativa que someterse a cual fuere el dictado proveniente de los Estados Unidos, y estaba comprometido con el proyecto angloamericano de disolver la soberanía de los países miembros del TLC en una "Comunidad de América del Norte".

El 11 de enero, el Washington Post se lamentó de que este "raro visionario" se haya ido. Jeffrey Davidow, ex embajador estadounidense en México, se dolió de que hayamos "perdido a alguien que reconocía las realidades del mundo moderno". El Post entrevistó también a "Mack" McLarty, ex embajador especial para Latinoamérica del gobierno de Clinton, quien elogió tanto a Castañeda que sonó como si se estuviera ofreciendo sus servicios de cabildeo en los EU para una posible candidatura presidencial en México. "Seguro que no hemos escuchado lo último de Jorge Castañeda", dijo McLarty.

Escena de la crisis en venezuela

Tanto actores como observadores de la crisis que se desenvuelve en Venezuela —la huelga general que iniciaran el 2 de diciembre los opositores del presidente Hugo Chávez, ha inhabilitado a la economía, que se basa en el petróleo, y ha desatado la violencia política y el caos— dicen que se debe a algo endémico del país y que, por tanto, requiere una solución local.

La oposición a Chávez exige la realización de un referendo popular el 2 de febrero, para forzar que se convoque antes a elecciones y expulsar a Chávez del poder, mientras que el desequilibrado mental del Presidente vocifera que nunca se rendirá ante los "fascistas oligarcas". En cambio, se ha autoproclamado "comandante del petróleo" a cargo de reactivar la paralizada industria petrolera. El 14 de enero, le ordenó a la Guardia Nacional, de forma provocativa e ilegal, que confiscara las armas de la Policía Metropolitana de Caracas, un centro del fermento opositor.

Las semanas que dedico como mediador el secretario general de la Organización de Estados Americanos, César Gaviria, no rindieron frutos. El ex presidente estadounidense Jimmy Carter regresó a Venezuela para ayudar a Gaviria, en tanto que Estados Unidos y Brasil, junto con cuatro países más, acaban de formar un grupo de "amigos" de Venezuela, que buscará la forma de evitar la guerra civil que de seguro estallará de no resolverse pronto la crisis. El 16 de enero, Chávez se reunió en Nueva York con el secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan.

El problema es que, aparte del precandidato presidencial estadounidense Lyndon LaRouche, ninguna de estas fuerzas ha atinado a la realidad de que a la crisis de Venezuela la anima, no algún mecanismo propio de ese país, sino la desintegración del orden "posindustrial" a escala planetaria. Esa misma es la causa del desplome sin precedentes de Argentina, e igual garantiza la desintegración de cada Estado nacional iberoamericano, a menos que se adopten las propuestas de LaRouche de un Nuevo Bretton Woods y el Puente Terrestre Eurasiático.

Carente de esa perspectiva, la crisis venezolana se reduce a un conflicto de "derecha" versus "izquierda", en el que los patrocinadores narcoterroristas jacobinos de Chávez chocan contra la opsición derechista dominada por los exiliados cubanos (que también recibe su dosis de la facción de los gallinazos en Washington). Todo esto, no sólo garantiza la destrucción de Venezuela, sino que, de propagarse la dinámica "izquierda-derecha" al resto de Iberoamérica, como algunos agentes angloamericanos pretenden hacerlo, podría convertir una situación explosiva en una guerra generalizada.

Mientras, dentro del país, se acelera la desintegración económica.