La locura de Chávez lleva a un 'pinochetazo'.
Hugo Chavez
por Gretchen Small
Los amigos internacionales de Venezuela que promovían una salida electoral que alejara al país del borde de la guerra civil, se han topado con la dura realidad de que ponerle una camisa de fuerza política al megalomaníaco presidente venezolano Hugo Chávez, requerirá más audacia y acción de la que han tenido hasta ahora, si es que quieren hacerlo con éxito y sin desatar un baño de sangre entre la derecha y la izquierda por todo el continente.
Dos meses y un día después de iniciarse el 2 de diciembre el paro cívico nacional, "Renuncie, ahora", contra el presidente Hugo Chávez, la desintegración económica y la presión internacional llevaron a la oposición a cambiar de estrategia y levantar el paro que había quebrado la economía. La campaña de presión internacional se emprendió bajo los esfuerzos conjuntos del ex presidente de los Estados Unidos, Jimmy Carter, y el grupo "Amigos de Venezuela", que se formó a instancias del gobierno de Lula de Brasil, y que incluye a los EU, España, Portugal, México, Chile y Brasil.
En un principio, Carter y el grupo de Amigos pensaron que también contaban con una especie de promesa de cooperación renovada del régimen venezolano. Pero el presidente Chávez, un teniente coronel retirado del Ejército, respondió al cese del paro con un grito de guerra. Amenazó con decapitar toda oposición a su régimen, llevando a la quiebra y encarcelando a quien fuera necesario. En su papel autoimpuesto de instrumento de un proyecto continental cuasireligioso para purgar a Iberoamérica de su "élite corrupta", Chávez mandó a paseo a los Amigos de Venezuela en un discurso que pronunció ante una manifestación de 500.000 personas el 23 de enero. "No es a través de un club de señores como va a solucionarse la crisis. La crisis se solucionará cuando lo que va a morir termine de morir y lo que está naciendo termine de nacer".
Agregando una más a sus múltiples personalidades, parece que ahora Chávez está convencido de que no sólo es la reencarnación del Libertador de Sudamérica del siglo 19, Simón Bolivar, sino tambien de Ernesto "Che" Guevara, el guerrillero argentino de la revolución cubana que buscó encender "uno, dos, muchos Vietnam" por toda Iberoamérica.
Ernesto 'Che' Guevara
Chávez, ante un acto especial de "Solidaridad con Venezuela" realizado durante la confabulación jacobina anual del Foro Social Mundial en Pôrto Alegre, Brasil, el 26 de enero, amenazó con desatar el modelo "Che Guevara" por toda Iberoamérica si surgía un intento probable de derrocarlo. En ese caso, vociferó, "se demostraría ante el resto de los pueblos del continente que no vale la pena luchar en paz y democracia por los cambios y habría que pensar en otros caminos. Yo estuve con un fusil en mis manos. Lo guardé. No lo quiero usar más nunca. [Pero] si las oligarquías del continente no entienden que los cambios son inevitables. . . la fuerza telúrica de este continente brotará y, como dijo alguna vez Ernesto [Che] Guevara, [sonarán] `los gritos de combate y las ráfagas de fuego' ".
Los peores lunáticos narcoterroristas del continente ahora cierran filas en torno a Chávez, como muestra la presencia notoria del terrorista indigenista boliviano Felipe Quispe en Caracas durante las celebraciones oficiales del levantamiento militar que dirigiera Chávez el 4 de febrero de 1992. El régimen de Castro tambien apoyó el intento de Chávez de salvar el pellejo jugando la carta continental. El canciller cubano Felipe Pérez Roque, durante la presentación en La Habana el 2 de febrero de un libro con los discursos de Chávez, titulado El golpe de Estado fascista contra Venezuela, dijo que Chávez pretende hacer en su país, lo que Cuba hizo hace 40 años, y que si fracasara, "sería un retroceso histórico" para todos los pueblos. Por supuesto, Fidel Castro estuvo en primera fila en el acto.
Lo que hace aún más peligrosa la situación, son los llamados, igual de desequilibrados, provenientes de ciertos cuarteles del movimiento de oposición, para que los militares venezolanos se rebelen y echen a Chávez. El 3 de febrero empezó a circular una declaración que pide esta solución militar firmada por el llamado "bloque democrático", que alega representar a 40 organizaciones no gubernamentales y a la Marina mercante. A estos estratos los azuza la parvada de "gallinazos" imperialistas en Washington alrededor del vicepresidente Dick Cheney.
El 7 de febrero, el precandidato a la Presidencia de los EU, Lyndon H. LaRouche, dio a conocer una declaración sobre esta mezcla explosiva. "La iniciativa de Carter y los esfuerzos del gobierno brasileño fueron lo correcto. Carter y el grupo de Amigos intentaron calmar las cosas, pero ahora Chávez está destruyendo el propio acuerdo que se concertaba para sacar a Venezuela del atolladero", dijo.
LaRouche se refirió a su declaración del 21 de diciembre del 2002, en la que recalcó que "hay pruebas fehacientes de que Chávez es, de hecho, un demente en términos clínicos", como un elemento que debe tenerse presente. Debe acordarse "una solución pronta, calmada y pacífica que induzca a Chávez a dejar el cargo", escribió LaRouche entonces, sugiriendo que para esto podría necesitarse la ayuda de un psiquiatra profesional. "Las últimas provocaciones de Chávez sólo ponen de relieve mi anterior evaluación y curso de acción propuesto", dijo.
Augusto Pinochet Ugarte
LaRouche reiteró el 7 de febrero: "Se necesitan esfuerzos urgentes adicionales de los amigos de Venezuela, para detener de forma pacífica esta demencia de Chávez, antes de que desate un golpe estilo Pinochet en ese país y, en consecuencia, un infierno entre la derecha y la izquierda por todo el continente. Para mí, es obvio que alguna facción maliciosa de dentro de los EU está orquestando la situación alrededor de Chávez, incluyendo a elementos montpelerinistas dentro de la oposición con fuertes vínculos con la parvada de `gallinazos' imperialistas de Washington. Ellos aprovechan los problemas mentales de Chávez con el propósito de crear un elemento más de caos estratégico, tanto en el escenario iberoamericano en general, como también en las cuestiones del petróleo internacional que implica la presente amenaza de una guerra en el Oriente Medio".
"El problema esencial aquí, es la condición mental del propio presidente Chávez. Su conducta no sirve a ningún interés nacional. Como me dijo una vez Abba Eban, durante nuestra reunión en Nueva York sobre la paz en el Oriente Medio, uno nunca debe olvidar que `algunos jefes de Estado están clínicamente dementes'. Chávez representa una complicación tal. El mayor peligro es que alguien pueda explotar su cualidad de ser un fastidio para convertirlo en un mártir del jacobinismo benthamita. Así, he advertido de una solución `Pinochet' al problema Chávez", declaró LaRouche.
Desde mediados de enero, Chávez ha mostrado, incluso en su tono de voz y en sus gestos, signos manifiestos de una euforia clínica durante los discursos en los que repetidamente ha prometido barrer con sus oponentes, sin perocuparse por los intereses nacionales. Aquellos que encabezaron el paro "no pueden quedar sin castigo. . . deben ir a prisión", le dijo el 2 de febrero a la nación en su tradicional arenga dominical en "Aló, Presidente". Días antes, en una manifestación política, había instado a los fiscales y jueces a imponer sentencias de "más de 25 años de prisión por traición a la patria" a los dirigentes del paro.
Ya se presentaron cargos contra el presidente de la agrupación empresarial Fedecámaras, Carlos Fernández, a quien se citó a comparecer ante un juez el 30 de enero, y se esperan acciones parecidas contra el dirigente de la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV), Carlos Ortega. También están por emprenderse maniobras contra los periódicos y cadenas de televisión de oposición, como los 20 procesos legales cuatro de ellos con cargos criminales que se presentaron contra la cadena de Televisión RCTV.
Chávez ha sabido sacarle provecho al hecho de que, entre las filas de la oposición, se encuentran tipos como el odiado y sucio multimillonario Gustavo Cisneros (cuya ayuda no despreció, en su momento, para llegar al poder). Pero sólo un lunático podría descartar a toda la oposición como un mero puñado de "oligarcas". Cuando el 22 de enero la Corte Suprema rechazó la petición de la oposición de que se realizara un referéndum sobre si Chávez debía permanecer o no en el cargo, ésta contraatacó organizando un referéndum informal el 2 de febrero. Ahí se recabaron, en miles de mesas alrededor del país, manejadas por 30.000 voluntarios, unas 4 millones de firmas el doble de las que recabó la oposición a fines del 2002, sobre la petición que rechazó la Corte con peticiones que proponían diversas maniobras legales y electorales con las cuales botar a Chávez del poder.
No obstante, Chávez le dijo el 31 de enero al periódico colombiano El Espectador, que nunca hubo un paro, sino sólo "subversión", misma que comparó con la que ha enfrentado Colombia durante 50 años. La comparación tiene sus ironías, ya que desde hace tiempo Chávez ha insistido que el gobierno colombiano debe negociar con los narcoterroristas del ELN y las FARC a los que de hecho su gobierno apoya, aunque clama que él nunca negociará con "fascistas, golpistas ni terroristas" que estén en su contra.
La intransigencia del régimen ha forzado la continuación del paro en el sector más crítico de la economía, la industria petrolera, debido a que el gobierno se rehusa a recontratar a más de 5.000 trabajadores y administradores que despidió durante el paro, o a dar marcha atrás a los cambios estructurales que impuso sobre Petróleos de Venezuela (PDVSA), y que la dividieron y achicaron. Sin embargo, la pretensión del gobierno de volver a producir 3,2 millones de barriles diarios (se calcula que la producción actual apenas supera el millón y medio de barriles), con una fuerza laboral reducida por lo menos en una séptima parte, y sin los trabajadores y administradores más experimentados, es irracional, ya que amenaza con provocar daños de largo plazo a la industria petrolera.
Este atolladero político ya ha destruido la economía a un grado incalculable. Por vez primera, el Banco Central no dio a conocer su informe anual del 2002. El desempleo aumentó por lo menos a un millón de personas más en el 2002, y es probable que al menos otras 300.000 pierdan su trabajo en el primer trimestre del 2003. Esto, de una población económicamente activa de 10 millones de trabajadores en la que el desempleo ahora llega a un 20%. Pero 60% o más de aquéllos dizque empleados no tiene un trabajo seguro, sino que trabaja en el mentado sector "informal" de la economía.
El tiro de gracia a la economía podría estarlo asestando Chávez con la imposición del control de cambios. Los controles son una medida necesaria para el desarrollo económico nacional soberano, pero en su discurso televisivo del 5 de febrero, donde anunció esta medida, Chávez se regodeó de que los controles eran "la forma ideal" de derrotar a sus enemigos y, especificó, de asegurar que Venezuela pueda pagar su deuda externa. Habrá una tasa de cambio fija (1.598 bolivares por dólar) y una nueva empresa estatal importará la mayoria de los alimentos y las medicinas, cuyos precios se controlarán. Pero, añadió, "ni un dólar para los golpistas. Vamos a cerrarles la puerta". Recuerden que "este es el año de la ofensiva revolucionaria", dijo.