LaRouche regresa a Arkansas y plantea qué se necesita 'para bregar con una depresión'


Lyndon LaRouche en el Centro de Convenciones de Pine Bluff, Arkansas

Lyndon LaRouche, quien contiende por la nominación presidencial del Partido Demócrata para las elecciones de 2004 en los Estados Unidos, regresó al estado de Arkansas, donde acumuló más del 22% de la votación en la última primaria presidencial demócrata. Según analistas políticos, la respuesta suicida de la maquinaria de Gore a la demostración de fuerza de LaRouche en Arkansas, fue lo que en última instancia le costó a Gore y al Partido Demócrata la Presidencia. Si algo indican los trascendentes sucesos que se desarrollaron en la visita relámpago de LaRouche el 23 y 24 de febrero al estado, es que las cosas no han cambiado mucho. El apoyo a LaRouche no sólo no ha disminuido, sino que ha aumentado tanto en calidad como en cantidad, y el estamento político del Partido Demócrata en Washington, con sus añejos vínculos con la maquinaria ligada al crimen organizado de Al Gore y Joe Lieberman, parece haber aprendido poco de sus errores pasados.

El domingo 23 de febrero por la mañana, el reverendo doctor Henry "Hank" Wilkins, IV, quien también es senador estatal por Arkansas y preside la Junta de Legisladores Negros, le dio la bienvenida al candidato presidencial en la histórica Iglesia Metodista Unida de Saint James, en Pine Bluff. LaRouche fue el invitado de honor en el servicio que dirigieron principalmente los jóvenes de la congregación, quienes le dedicaron una serie de demostraciones tanto musicales como espirituales, antes del sermón inspirador y edificante del doctor Wilkins. LaRouche se dirigió brevemente a la concurrencia, diciéndoles: "Los acojo a todos ustedes en mi corazón", antes de dirigirse a una recepción de bienvenida que le tenían preparada. Los parroquianos le dijeron a LaRouche que, dado que el ex presidente originario de Arkansas Bill Clinton siempre se dio tiempo para visitar Saint James, ellos consideraban esta visita, no sólo como un símbolo de la buena voluntad de LaRouche, sino también como un presagio de que pronto se convertiría en presidente.

Muchos miembros de la congregación regresaron esa tarde al Centro de Convenciones de Pine Bluff, donde LaRouche se reunió con Wilkins, el representante Calvin Johnson, el representante Booker Clemmons y el concejero municipal de Pine Bluff, John Foster, en una reunión ciudadana a la que asistieron diversos funcionarios electos, sindicalistas, líderes cívicos y comunitarios, y activistas políticos. LaRouche escuchó con atención a los participantes durante la reunión, mientras describían lo profundo del impacto de la crisis económica y social que enfrentaban, y exigían soluciones a los funcionarios electos con los que compartió el podio. Cuando finalmente habló LaRouche, les dijo llanamente que les tenía buenas y malas noticias.

LaRouche no tuvo empacho en decirle al auditorio que sus problemas eran resultado de un desplome mundial causado por décadas de políticas malas. Les dijo que en estos momentos estamos irremediablemente en bancarrota y que no menos de 46 de los 50 estados sufren lo que llamó una "situación imposible". Pero, subrayó, es algo que puede arreglarse. LaRouche detalló un camino claro para salir de la crisis, en especial recurriendo a la experiencia de las lecciones y el liderato de Franklin Delano Roosevelt durante la Gran Depresión de los 1930. Dijo que el problema que enfrentamos ahora es que a nuestra nación la dirigen "idiotas influenciados por criminales", que hacen caso omiso a la catástrofe económica en aras de su obsesión por una desquiciada campaña bélica. LaRouche mantuvo absorto a su auditorio cuando les dijo que "la situación es tan mala y las opciones tan buenas", si el pueblo estadounidense sigue su liderato.

En el período de preguntas que siguió, LaRouche tuvo oportunidad de detallar más la causa de la crisis actual, así como de darle a la gente una comprensión más profunda de lo que se requeriría para encontrar una salida segura. Acometió contra la corrupción del liderato de ambos partidos y sus ligas con el personaje del crimen organizado Mark Rich. También se refirió a los asuntos más profundos imbuidos en las instituciones estadounidenses, abordando la inmortalidad del alma humana y la lucha por nuestra posteridad. Los presentes se enfrascaron en una discusión que empezó con el segundo libro de la República de Platón, y viajaron adelante en el tiempo hasta la vida de Juana de Arco y la tragedia del Hamlet de Shakespeare. Gran parte del público comparó los comentarios de LaRouche con el famoso discurso, "una caminata a través de la historia del mundo", del reverendo Martin Luther King ante los obreros de servicios sanitarios en Memphis, Tennesse, una noche antes de que lo asesinaran brutalmente.

El lunes, LaRouche viajó a Little Rock, donde habló ante la Junta de Legisladores Negros en el Congreso, a pesar de que de último minuto los funcionarios estatales demócratas, que recién llegaban de las reuniones de invierno del Comité Nacional Demócrata en Washington, trataron frenéticamente de impedirlo. Después de su discurso ante la Junta, LaRouche se presentó oficialmente ante ambas Cámaras estatales de Arkansas, la de representantes y la de senadores, que lo recibieron con un caluroso aplauso. Tras una serie de reuniones privadas, LaRouche continuó su diálogo con la élite política de Arkansas en una recepción que se convirtió en una profunda discusión de 2 horas sobre sus políticas para la nación.

Los anfitriones de LaRouche estaban encantados por la respuesta de sus bases y furiosos por las tácticas violentas de la burocracia del partido. En la primaria demócrata de Arkansas en el 2000, por presiones del aparato de Gore y Lieberman, los funcionarios del partido se comportaron de forma parecida a cuando descontaron los votos que 53.150 demócratas de Arkansas emitieron a favor de LaRouche. Después, en las elecciones presidenciales, Gore perdió en ese estado por casi el mismo número de votos. De no haber ocurrido eso, Gore, a pesar de su derrota en Florida, hubiera alcanzado la votación suficiente en el Colegio electoral para ganar la Presidencia.

Acontinuación reproducimos íntegras las palabras que LaRouche pronunciara el 24 de febrero ante la Junta de Legisladores Negros de Arkansas.

'Para bregar con una depresión'

"Presidente Wilkins, miembros de la Junta, gracias por invitarme. Concentraré mis comentarios esencialmente en cuatro áreas.

"Una, es que los Estados Unidos, junto con otras naciones, en especial las de Europa y los otros estados de las Américas, están ahora en la fase temprana de una crisis económica y financiera terminal generalizada. Hasta ahora, el gobierno federal no ha reconocido esto. El gobierno actual en particular, y el Congreso en general, se han metido tanto en las cuestiones de seguridad y de la guerra, que no se han llevado los asuntos de la economía ante el gobierno federal. Mientras que a nivel estatal, es claro el reconocimiento de la crisis —sobre todo entre 46 de los 50 estados—, no obstante que la definición de las causas y naturaleza de la misma aún no lo son.

"Para mí, es obvio que lo que debemos hacer es mirar atrás, a los 1930, y ver lo que hizo Franklin Roosevelt, no para copiar lo que debemos hacer, sino como un área de estudio de precedentes para encargarse de una depresión tan grave como la del del período 1929-1933.

"Gran parte de esto debe hacerse a nivel estatal; esto es, muchos de los programas que se requieren para elevar la base fiscal del estado a un nivel manejable duraderamente, necesitarán de la infraestructura económica básica a gran escala como rasgo principal. Esto significa transporte. Esto quiere decir gestión de aguas. Esto significa generación y distribución de electricidad. Esto implica servicios de salud, que son un desastre ahora. Esto también quiere decir áreas de educación.

"Los estados no tienen la capacidad de recabar dinero para programas de expansión y crecimiento, desde el punto de vista de sus leyes y recursos actuales. Por tanto, dependerán de la autoridad constitucional del gobierno federal para generar crédito, crédito nacional, para distribuirlo entre los estados en apoyo a programas que principalmente serán de servicios públicos, programas de servicios públicos regulados de los gobiernos estatales.

Un Súper-TVA

"La presión para emprender semejante acción crecerá. Los estados intentan equilibrar sus presupuestos. A corto plazo, este estado, al igual que otros, quizá pueda sobrevivir temporalmente el período de crisis, pero la magnitud de la misma aumentará y las medidas de corto plazo, en los próximos meses, no serán duraderas. Por tanto, tendremos que abordar las cuestiones más fundamentales. Esto significa que debe obligarse al gobierno federal a reconocer la realidad de la actual crisis financiera, monetaria y económica nacional e internacional. Tendremos que emprender una reorganización bancaria a gran escala, a nivel federal.

"Pero mientras que el gobierno atiende sólo a las llamadas medidas de seguridad y a los asuntos de política exterior, la guerra y demás, la tendencia en el gobierno federal es a no prestarle una verdadera atención a estas cuestiones; en tanto que a nivel estatal hay gritos y alaridos. Algunos estados no tienen la idea correcta.

"Lo que hago, en particular, es presentar un esbozo de lo que en ocasiones llamo, por conveniencia, un Súper-TVA, una serie de programas de un género que diversas agencias de gobierno ya han investigado a cabalidad, y que deben instrumentarse.

"Por ejemplo, nuestro actual sistema de transporte ferroviario se desintegra. El sistema Amtrak está por derrumbarse, a menos que se tome acción federal. Nuestro sistema de transporte aéreo está en una crisis. Tenemos el plan de reorganización de United Airlines, que en realidad es desastroso en su forma actual porque tiende a ponerla en la posición de canibalizar las operaciones de las aerolíneas que no pasan por una reorganización por bancarrota. American Airlines también está en aprietos. Por tanto, nuestro sistema de tráfico aéreo, nuestro sistema de transporte aéreo así como nuestro sistema ferroviario, se encuentran en un estado de crisis. En cuanto a la electricidad, como resultado de la desregulación, la desregulación excesiva, ahora tenemos una situación —como en California, un caso típico—, un desplome de la capacidad para generar y distribuir electricidad al nivel necesario para satisfacer las necesidades locales.

"Así que, en general, tenemos un problema. Debemos elevar el apoyo federal a los programas de reestructuración, que afectarán sobre todo a los estados y a sus programas de servicios públicos y otros relacionados; a las empresas de servicios públicos. En especial, esto incluye estas áreas de infraestructura tradicional. Y sin este crecimiento de la base fiscal a través del aumento del empleo, tenemos una crisis social en los EU tan grave como la que enfrentó Franklin Roosevelt en 1933, y quizás peor.

"Gracias".