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Resumen electrónico de EIR, Vol. II, núm. 07
Rumsfeld quiere otro Iraq en Iberoamérica
Donald Rumsfeld, secretario de Defensa de los EU
por Gretchen Small
El general James Hill, jefe del Comando Sur del Ejército de los Estados Unidos y vocero de la camarilla del secretario de Defensa Donald Rumsfeld, está promoviendo activamente la especie de que terroristas islámicos ligados a al-Qáeda pululan en las llamadas "áreas ingobernables" de Iberoamérica y que esto constituye la mayor amenaza a la seguridad hemisférica. Varios cientos de diplomáticos, oficiales militares y políticos de todo el hemisferio que asistieron a Miami del 2 al 4 de marzo, a la conferencia, "Fortalecimiento de la cooperación de seguridad regional en el hemisferio occidental", recibieron el no tal velado mensaje de cambiar sus misiones y estructuras militares, y convertirse en una parte subordinada de una fuerza multinacional que los EU pretenden enderezar contra estos terroristas.
La amenazante declaración añadió que aún no se considera a ningún gobierno de la región como un "estado complice" de los terroristas. Pero el bombardeo al que se somete a Iraq en este momento, deja clara la seriedad de dicha amenaza.
Los chicos de Rumsfeld han creado así, con esta política, una amenaza aún mayor para los EU en el hemisferio de la que pudiera haber existido. El enojo y la hostilidad ante la prepotencia de los EU aumenta con rapidez por todo el continente, para beneplácito de los controladores y reclutadores de narcoterroristas en Wall Street. Aquéllos que quieren ser amigos de EU, lo encuentran imposible. Con la guerra en Iraq, sus exigencias imperiosas y sus mentirosos informes de inteligencia, los "gallinazos de Rumsfeld han enterrado cualquier posibilidad de establecer una cooperación entre EU e Iberoamérica, la cual se necesita con urgencia para derrotar al creciente poder de los narcoterroristas en el continente. El daño no podrá repararse hasta que los EU cambien radicalmente su política.
¿Una 'guerra preventiva' en Iberoamérica?
El discurso del general Hill en Miami abordó el programa imperial que presentara Rumsfeld por primera vez en noviembre de 2002 ante la Quinta Reunión Ministerial de Defensa de las Américas, llevada a cabo en Santiago de Chile. La tesis de Rumsfeld insiste que sólo puede reestablecerse la "soberanía efectiva" sobre las "tierras de nadie" de las Américas, creando una fuerza castrense regional. También planteó dos iniciativas para crear dichas fuerzas: una marítima y otra fuerza más amplia para tareas de "mantenimiento de la paz y la estabilidad".
El hecho de que las iniciativas de Rumsfeld de que los EU tienen derecho a conducir una guerra preventiva, filosofía condenada por el codigo de Nuremberg, quedó aún más claro en un discurso que pronunciara el 14 de enero pasado Richard Haass, director de la Oficina de Planificación Política del Departamento de Estado, en la Universidad de Georgetown, en Washington.
Richard Haass, director de la Oficina de Planificación Política del
Departamento de Estado, en la Universidad de Georgetown, en Washington.
Haass, quien abogara por un retorno a un régimen imperial mucho antes del 11 de septiembre, sostuvo que "la batalla global contra el terrorismo" cambió la naturaleza de la soberanía. Señaló, al igual que Rumsfeld, cómo se desafía la soberanía "en las tierras de nadie. Los ataques del 11 de septiembre de 2001 nos recuerdan que los estados débiles pueden amenazar nuestra seguridad tanto como los fuertes, al proveer un campo de cultivo del extremismo y refugios para los criminales, narcotraficantes y terroristas".
Haass sentenció que los gobiernos que permitan que sucedan tales cosas, incluso por debilidad, deben ser responsabilizados por ello. "Los países tienen derecho a tomar medidas para proteger a sus ciudadanos contra aquellos estados que permiten, ayudan y alojan terroristas internacionales, o aquéllos incapaces de controlar a terroristas que operan dentro de su territorio", dijo. Añadió que, "cuando los estados se niegan o no estan dispuestos a cumplir con sus obligaciones básicas, actuaremos, de preferncia con otros aliados, pero sólos de ser necesario, para obligarlos a responsabilizarse". Haass dijo que tales estados "ponen en peligro la inmunidad de su soberanía contra la intervención", y pudieran sufrir "acciones anticipatorias", así como una guerra "preventiva".
Esta es la política esbozada por Hill, aunque de una manera más discreta. Él plantea que: 1) el narcoterrorismo crece en las "tierras de nadie" de Iberoamérica ; 2) las drogas son "armas de gran poder destructivo"; y, 3) "los grupos islámicos asociados [sic] con Hamas, Hizbula, al–Gamaat y otros" se han unido a los narcoterroristas para generar cientos de millones de dólares al año de Iberoamérica.
Esta amenaza múltiple exige cambios en las operaciones militares en Iberoamérica, argumenta Hill. Alegando que el "nunca diría que ya pasaron los días de las capacidades militares tradicionales", eso es precisamente lo que está haciendo: exigir cambios en la configuración, entrenamiento, misiones, equipamiento y las operaciones de las fuerzas armadas de Iberoamérica. Insistió que "necesitamos reevaluar nuestras fuerzas armadas y de seguridad, así como los acuerdos colectivos", en función de lidiar con las supuestas "amenazas del siglo 21", las cuales son "trasnacionales" y, por tanto, requieren de la expansión de la "estructura de cooperación multilateral de seguridad en las Américas".
El listado de las "tierras de nadie" seleccionadas para efectuar operaciones supranacionales ha aumentado desde noviembre pasado. Hill llamó zonas "problemáticas" a Colombia, el sur de Panamá, el norte de Ecuador, el norte de Perú, Bolivia, partes de Venezuela, (incluyendo la Isla Margarita), el área trifronteriza de Paraguay, Argentina y Brasil, y todo Surinam.
El intocable Wall Street
Esta campaña no se conduce con mejor respaldo de inteligencia que la guerra de Iraq. Ni Rumsfeld ni Hill mencionan las insoportables condiciones económicas creadas por décadas de saqueo bajo los dictados del Fondo Monetario Internacional y el libre comercio, como la causa que origina el surgimiento de estas "tierras de nadie" en la región.
Tampoco se escucha que los funcionarios del gobierno de Bush mencionen el papel cómplice de Wall Street en instigar y lucrar con el narcotráfico, que dizque tanto les preocupa. La última muestra de esta hipocresía descarada, la constituye el hecho de que no se ha dicho palabra acerca de la reunión continental de narcotraficantes en Mérida, Yucatán, México, tan sólo dos semanas antes de la conferencia de Miami, financiada, como de costumbre, por el aparato de la legalización de las drogas del megaespeculador George Soros, con la actuación estelar de su testaferro, Ethan Nadelmann, director de la Alianza Pro Drogas (DPA, siglas en inglés).
Varios cientos de promotores de la legalización de las drogas, narcoterroristas y cocaleros, así como funcionarios de varios países de EU, Europa e Iberoamérica, se dieron cita en Mérida del 12 al 14 de febrero de este año, bajo el lema: "Fuera de la sombras: a acabar con la prohibición en el siglo 21". El conciliábulo se presentó como un intento serio, "la primera conferencia hemisférica organizada para instar al fin de la prohibición y la guerra a las drogas", cuyos organizadores fueron la Red de Coordinación de Reforma a las [leyes sobre] Drogas, de EU; la Liga Internacional Antiprohibición del partido Radical italiano; y el organismo noticioso de internet, Narco-News.
Ahí asistió la "quinta columna" del narcotráfico, el "decano de los narcolegalizadores de Latinoamérica", el ex procurador general de Colombia, Gustavo de Grieff; el congresista y ex presidente de la Corte Constitucional de Colombia, Carlos Gaviria (tristemente célebre como el autor de la decisión de 1994 de legalizar el consumo y posesión de drogas en Colombia); y el narcoterrorista boliviano, ahora diputado, Felipe Quispe (los testaferros de Soros propalaron la versión de que el jefe de los cocaleros de Bolivia, Evo Morales, asistiría, pero de último momento se quedó en Bolivia para tratar de dar un golpe de estado). Otros asistentes incluían a los cocaleros de Perú, una miríada de asociaciones de usuarios activistas pro drogas, congresistas brasileños, colombianos, mexicanos y uruguayos.
Soros y su maquinaria legalizadora no se aparecieron en Miami para la conferencia hemisférica. En su lugar, en una entrevista con el Miami Herald después de la conferencia, Hill emuló la repugnante línea de los promotores del "choque de civilizaciones" de que "los musulmanes son el enemigo", como el supuesto peligro terrorista. Para justificar su afirmación de que Iberoamérica se ha convertido en una base importante de financiamiento de los grupos radicales islámicos, Hill citó el hecho "de que el islamismo es la religión de más rápido crecimiento en Latinoamérica" y creemos que hay aquí "entre tres y seis millones de personas originarias del Oriente Medio", lo que aparentemente, en ambos casos, constituye un delito para Hill.
No es de sorprender que uno de los organizadores de la conferencia de Miami le dijera a EIR que se topó con el repudio generalizado de los asistentes iberoamericanos a la conferencia, quienes dajaron saber "sin ambages" que no quieren que los EU les venga a decir quién es terrorista y quién no. Ellos, dijo, combatirán el terrorismo de manera diferente a los EU y, ciertamente, no harán lo que los EU hacen ahora en Iraq. La situación es tal, que hasta Chile, que siempre apoyaba las iniciativas de Rumsfeld, no dio su voto.
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