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Resumen electrónico de EIR, Vol. II, núm. 08
Brasil abre flanco diplomático eurasiático
por Lorenzo Carrasco
La decisión unilateral del gobierno de Washington de iniciar la guerra contra Iraq, intensificó los esfuerzos diplomáticos del gobierno del Brasil para definir una política exterior independiente que le garantice al país un margen de maniobra, frente a las presiones crecientes que viene sufriendo en los campos de seguridad y comercio internacional. La reacción no es para menos, si tomamos en cuenta la pretensión obsesiva de los gallinazos, de convertir la región estratégica de la Triple Frontera entre Paraguay, Brasil y Argentina, en un foco de intervención extranjera; o cuando se considera la intención de transformar la propuesta área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), en una zona para el saqueo económico, como explícitamente plantea Robert Zoellick, representante comercial de los Estados Unidos.
La posición brasileña, que se alineó con el triangulo de Alemania, Francia y Rusia para tratar de impedir la guerra, evolucionó rápidamente en una serie de acciones estratégicas. Fue así que se produjo la visita oficial al Brasil del doctor Mahatir bin Mohamed, primer ministro de Malasia, a mediados de marzo, en lo que fue una clara señal de que Brasil tiene presente el ejemplo que dio Malasia al romper con las políticas del FMI y George Soros.
'Los principios no están en venta'
Canciller brasileño Celso Amorim
En una entrevista que le hicieran en Atenas, Grecia, donde participaba en una reunión de países iberoamericanos con el Unión Europea, y que publicara el diario Folha de São Paulo el 31 de marzo, el canciller brasileño Celso Amorim, responsable de dirigir todo el nuevo esfuerzo diplomático, defendió tajantemente la dura oposición del gobierno a la guerra. Al preguntársele si Brasil temía represalias de los EU, entre ellas de tipo económico, Amorim respondió: "Los principios no están en venta. Pero no creo que habrá represalias. No creo que sea del interés de los EU. Primero, ellos saben que no hay ningún antiamericanismo, ningún antagonismo contra ellos. Y segundo, ¿qué interés tendrían en debilitar a la mayor democracia del continente después de ellos mismos? Yo no podría entenderlo", añadió Amorim, quien además visitó el Vaticano, Rusia y Francia.
En Roma, el papa Juan Pablo II le concedió una audiencia a Amorim, quien el entregó una carta del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, que subrayaba la importancia política y espiritual del Papa. "La comunidad internacional necesita especialmente de autoridad moral y liderato espiritual", y el Papa tiene un papel muy importante que desempeñar para reiniciar el diálogo sobre el futuro de Iraq, y en la reorganización del orden mundial. Lula dijo en su carta: "Brasil, el país con la mayor población católica del mundo, que convive pacíficamente con otros credos, comparte la preocupación del Vaticano por la creación de un nuevo foco de inestabilidad y el posible agravamiento de los extremismos".
Luego de reunirse con el Papa, Amorim se reunió con el arzobispo Jean Louis Tauran, encargado de relaciones exteriores del Vaticano, con quien habló de cuestiones tocantes a Iberoamérica, y en especial de la iniciativa brasileña del Grupo de Amigos de Venezuela.
Emerge un potencial nuevo orden internacional
Allan Wagner, Canciller de Perú
El 1 de abril, en representación del Grupo de Río, el canciller brasileño y los cancilleres de Perú y Costa Rica, Allan Wagner y Roberto Tovar Faja, respectivamente, se reunieron con el presidente ruso Vladimir Putin y su canciller Igor Ivanov. En la declaración que emitieron, "los cancilleres reafirmaron el papel central de las Naciones Unidas y del Consejo de Seguridad en las relaciones internacionales, como el principal instrumento universal para mantener la paz y la seguridad internacional, y en el apoyo al desarrollo económico y social. Ellos subrayaron también la necesidad de observar estrictamente la Carta de la ONU y de los principios y normas universalmente reconocidos del derecho internacional".
Los cancilleres también coincidieron en que, "un objetivo central de la comunidad internacional debe ser reducir al mínimo las amenazas de conflictos en cualquier escala". También, "expresaron su preocupación por la intensificación de las amenazas a la seguridad nacional, regional e internacional, entre las cuales pusieron de relieve el terrorismo internacional, el tráfico ilícito de drogas y el crimen organizado trasnacional, así como la persistencia y el agravamiento de los desafíos estructurales, tal como la pobreza y la pobreza extrema, que ponen en riesgo la estabilidad y la gobernabilidad democrática". Wagner recalcó que los cuatro cancilleres coincidieron en que las hostilidades en Iraq debían cesar lo antes posible.
Los 19 países miembros del Grupo de Río conforman el mecanismo consultativo informal que es lo más cercano a un organismo político integrado que tengan las naciones iberoamericanas. Todos los principales países iberoamericanos son miembros, y una de las naciones anglófonas del Caribe participa cada año en representación de las otras.
De allí que, como señaló Ivanov, la visita de la troika del Grupo de Río a Moscú, "constituyó un hito notable en las relaciones entre Rusia y los países de Latinoamérica", de especial interés "en estos momentos cruciales e impresionantes cuando el mundo vuelca su atención sobre la crisis de Iraq". Ivanov dijo que el tema principal de sus conversaciones con sus homólogos fue cómo la crisis de Iraq podría afectar la creación de un nuevo orden internacional.
Wagner, en su calidad de presidente del Grupo de Río, coincidió en que la reunión marcaba "una nueva etapa en las relaciones entre Rusia y los países latinoamericanos". Anunció que, dado lo mucho que coincidían sus posiciones, Rusia y la troika de Río sostendrían reuniones anuales, y estaban considerando una reunión a nivel de jefes de Estado. De hecho, semejante reunión representaría un cambio de envergadura en la geopolítica de décadas.
Todavía en Moscú, Amorim abordó la cuestión de un posible distanciamiento de Brasil con los EU, y dijo que considera necesario que haya un encuentro con las autoridades estadounidenses. En una entrevista que apareció en O Estado de São Paulo el 2 de abril, Amorim dijo: "Tengo todo el interés en eso y estoy tratando de ver cuándo podría ocurrir" tal encuentro. "Para nosotros, es fundamental", dijo. "No veo razones para un desgaste en las relaciones porque no nutrimos un sentimiento antiamericano. El hecho de mantener divergencias no significa que somos adversarios".
Al preguntarle el entrevistador si "la estrategia de Brasil de alinearse claramente a los países que se oponen a la guerra, tiene como motivo la vieja ambición del país de ser miembro permanente del Consejo de Seguridad", Amorin respondió: "esa no es nuestra motivación. Nuestra motivación a favor de la paz y el derecho internacional es auténtica, genuina y refleja el sentimiento del pueblo brasileño expresado por las dos cámaras del Congreso".
La oposición al imperio exige romper con el sistema financiero
Pero todo este esfuerzo loable en el campo de la diplomacia fracasará, a no ser que se enfrente la causa subyacente de la guerra y del empuje imperial: la crisis de desintegración económica mundial. El gobierno de Lula no lo ha hecho, y más bien sigue aferrado a las políticas genocidas dictadas al Brasil por el Fondo Monetario Internacional. Esto, a su vez, ha creado una pesadilla para el gobierno de Lula a lo interno del país, ya que una parte substancial de la base del gobernante Partido de los Trabajadores es parcial a la política de conservadurismo económico y radicalismo social de George Soros. Dicha facción representa un talón de Aquiles para Lula y su política exterior.
Las buenas intenciones no vencen al hambre, ni se conquista la paz agitando pañuelos blancos. Ese fue el mensaje que le dirigió el diputado Enéas Carneiro al presidente Lula, en el discurso histórico que pronunció ante la Cámara de Diputados en Brasilia el 27 de marzo, en el que citó al "renombrado economista y pensador estadounidense, el señor [Lyndon] LaRouche" (ver recuadro).
Las Fuerzas Armadas y la ruptura
Diputado Enéas Carneiro
Aunque la gran prensa censuró el discurso del diputado Enéas, Ombro a Ombro, un mensuario que representa a los sectores más nacionalistas de las Fuerzas Armadas, lo apoyó en su editorial correspondiente a abril. "Algunos podrán cuestionar el mezclar la guerra con la política económica y financiera brasileña. De hecho, ahí está la clave del problema. Esta guerra es la expresión de un impulso imperial para mantener un sistema financiero disfuncional y quebrado, el mismo que nos subyuga, obligándonos a depreciar el patrimonio público, reducir salarios y mantener masas crecientes de ciudadanos en el desempleo, creando condiciones para la transformación de partes de nuestro territorio y ciudades en 'áreas sin ley', en ciertos casos, suceptibles a sufrir intervenciones de ese poder mundial que emerge con brutalidad. Así, una ruptura con esta servidumbre financiera sería la expresión de una política exterior independiente en defensa de nuestra soberanía e integridad territorial", dijo. "Una ruptura planeada es preferible a una improvisada, posiblemente forzada de emergencia por una conjugación de graves factores internos y externos. Ella podría organizar el proceso de reconstrucción nacional, movilizando a las fuerzas sensatas que hay entre los líderes políticos y los sectores productivos de la economía, la gran mayoría de la opinión pública y, ciertamente, no dejará de contar con el apoyo de las FFAA. Lo que falta es la decisión del comandante en jefe".
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