El lunes 5 de mayo, Lyndon LaRouche visitó Vicenza, ciudad al norte de Italia, invitado como orador principal de la conferencia organizada por el Instituto Económico Científico Estratégico Internacional (IECEI), un equipo de peritos de la Cámara de Comercio de Vicenza. Hace dos años, LaRouche visitó esta ciudad, donde hay una gran densidad de suscriptores de la EIR entre los pequeños empresarios, que constituyen la columna vertebral de una región económica orientada a la exportación; de hecho, Vicenza sola exporta más que toda Grecia.

La conferencia que se celebró en la Cámara de Comercio contó con la participación de casi cuarenta empresarios, la mayoría de ellos simpatizantes de LaRouche, que lo escucharon y se enfrascaron en una viva discusión de dos horas tras sus discurso. Además del análisis de LaRouche sobre la situación política estadounidense, la campaña electoral y el Puente Terrestre Eurasiático, el Movimiento de Juventudes Larouchistas fue lo que capturó la atención de los asistentes, quienes discutieron seriamente, como también lo hicieron en otras reuniones privadas, la perspectiva de formar uno en Italia.

Un diputado del Parlamento, de Vicenza, quien estuvo entre los promotores de la resolución por un Nuevo Bretton Woods en septiembre pasado en el Congreso, intervino también en el podio, agradeciéndole a LaRouche su presencia y haciendo varias preguntas.

Dos televisoras y los periodicos locales cubrieron la conferencia. El periódico Il Giornale di Vicenza describió a LaRouche como un candidato presidencial izquierdista (progresista), en un artículo favorable y sin calumnias, previo a la conferencia. El periódico El Gazzettino informó de las sugerencias de LaRouche para la micro, pequeña y mediana empresa del noreste de Italia: transferencia tecnológica con China, apoyada por instituciones establecidas a nivel local y nacional.


Diplomacia multilateral entre los países eurasiáticos

Nada deja más claro el golpe de Estado que los gallinazos del vicepresidente Cheney han dado en Washington —y el potencial de un "contragolpe"—, que las historias infundadas que han circulado sobre la reunión Estados Unidos, China, Norcorea. "Funcionarios" anónimos de EU le dijeron a la prensa que Norcorea acabó con la reunión con amenazas nucleares. Por días, los órganos de difusión andaban con el estribillo de que se "humilló" a China y que ahora tendría que aliarse con EU contra Corea. Al cabo de varios días de esta propaganda, ¡el secretario de Estado Collin Powell reveló que todo era falso! Norcorea sí le hizo una propuesta seria a EU en la reunión, dijo. Lyndon LaRouche comentó:

"A mi parecer, la única forma de que evitemos la guerra —y estamos yéndonos de bruces hacia ella— es poniendo la cuestión económica en primer plano. Norcorea es un país muy pobre. Cuenta con una porción relativamente pequeña de gente privilegiada, vinculada al gobierno y al ejército. Por tanto, en cierto sentido tenemos un conflicto sobre el terreno, entre gente muy pobre, y un gobierno en manos de un grupo que trata de conservar sus relativos privilegios. De quedarse así, es una situación sin esperanzas".

LaRouche propuso retomar la política de apertura propuesta por surcoreanos, algunos de ellos con los que ha estado en contacto durante algún tiempo. "La política de apertura empieza con dos sistemas ferroviarios que solían existir en la Corea unida. Un ramal del sistema va hacia China. El otro va al norte, hacia Siberia, hacia la ruta del Ferrocarril Transiberiano. Si estos sistemas ferroviarios se reparan y restauran, y se ponen en condiciones, entonces tenemos, de Pusan en la punta de Corea, a Rotterdam y demás en Europa, líneas continuas de transporte de productos, ya sea por la ruta siberiana, que pasa por Rusia, Kazajstán, etc., o por China, la llamada 'Ruta de la Seda'. Por tanto, tendríamos una revolución en las relaciones comerciales entre el norte de Asia y Europa.


Iberoamérica


Amigo de LaRouche contiende por la gubernatura del estado de Nuevo León

El líder del Movimiento de Solidaridad Iberoamericana Benjamín Castro Guzmán está agitando el avispero con su campaña por la gubernatura del estado norteño de Nuevo León, cuya ciudad capital es Monterrey. Al promover de forma simultánea la reconstrucción de la infraestructura nacional —como parte de la estrategia del Puente Terrestre Eurasiático del estadista norteamericano Lyndon LaRouche— y un renacimiento cultural contra los "globalizadores" locales, quienes promueven la legalización de las drogas y la guerra, Benjamín Castro está despertando un gran interés con sus propuestas. De hecho, la prensa ha empezado a cubrir sus intervenciones en este estado al sur de Texas, EU, faltando aún meses para las elecciones de julio de este año.

La campaña de Castro como candidato del Partido Alianza Social, se ha distinguido por contar con un numeroso contingente de jóvenes, mismos que han venido realizando mítines y distribuyendo material de campaña por todo el estado. Algunos de ellos incluso son también candidatos. El 21 de marzo, en vísperas de la invasión norteamericana contra Iraq, el candidato y cuarenta de sus organizadores tomaron control de una marcha contra la guerra en Monterrey, proponiendo el desarrollo económico del Oriente Medio, como la alternativa de paz. El 3 de mayo, 35 jóvenes participaron en una escuela de cuadros en Monterrey y después de escuchar una presentación de LaRouche por teléfono, sostuvieron un diálogo animado con el precandidato, junto con jóvenes en Seattle, Washington en los Estados Unidos, y Wiesbaden, Alemania.

La campaña de Castro también interseca con las actividades del Movimiento de Juventudes Larouchistas

Los pronunciamientos de Castro en su propaganda, sus intervenciones públicas, y en una serie de anuncios de radio y televisión, denuncian los cortes federales que han llevado a la bancarrota a muchas ciudades y estados de México, y presentan como alternativa la instrumentación de la propuesta de LaRouche de un Nuevo Bretton Woods, como la única posibilidad de defender a México y a otras naciones del mundo de los efectos de la desintegración del sistema financiero mundial. Castro instó a "enterrar el TLC", que de todos modos es letra muerta, después del desplome de los EU como el "importador de último recurso", y a que México se relacione con el llamado "Club de Sobrevivientes", integrado por países como Rusia, China y la India, los cuales están combatiendo la depresión global con proyectos de reconstrucción económica, y no con la guerra.

La campaña de Castro también interseca con las actividades del Movimiento de Juventudes Larouchistas, el cual él coordina en Monterrey. De hecho, el 3 de mayo tuvo lugar un un diálogo que sostuvo LaRouche con jóvenes de tres naciones, en dos continentes: Monterrey, México; Seattle, EU; y Maguncia, Alemania. Cien fueron los jóvenes que congregaron los tres seminarios simultáneos del Movimiento de Juventudes Larouchistas (MJL) que tuvieron lugar en estos países: treinta y cinco en Monterrey, cuarenta en Seattle y veinticinco en Maguncia.

Estos seminarios también forman parte de la "universidad rodante" formada por LaRouche para educar a jóvenes de 18 a 25 años de edad, principalmente, en los conceptos más profundos de la filosofía y la ciencia, para enfrentar la actual crisis de civilización. Los jóvenes, además de tener la oportunidad de hablar con LaRouche, también discutieron desde temas como la música y la ciencia clásicas, hasta grandes proyectos de infraestructura para el desarrollo del Gran Desierto Americano y la campaña electoral de Benjamín Castro en Nuevo León.


¿Estará Ashcroft redactando las leyes en Iberoamérica, como lo habría hecho Carl Schmitt?

John Ashcroft,sonriente ante Bush.

En una acción para presionar a que haya un "intercambio humanitario" que libere a los terroristas de las FARC encarcelados, éstas asesinaron a diez personas que tenían secuestradas. Cuando vio que se acercaba un helicóptero al campamento de secuestrados de las FARC, el comandante del grupo terrorista ordenó que se le diera un tiro en la cabeza a cada uno de los 13 cautivos y que se les arrojara a una fosa común. Diez de ellos murieron, y tres lograron sobrevivir. Entre las víctimas se encontraba Guillermo Gaviria, gobernador de Antioquia (el puesto que antes ocupaba el ahora presidente Álvaro Uribe), su asesor para la paz Gilberto Echeverri (ex secretario de Defensa) y ocho soldados.

De inmediato, las FARC dieron a conocer un comunciado culpando de las muertes al "Ejército fascista" y a la política de "sangre y fuego" del Presidente de línea dura, Álvaro Uribe, advirtiendo que no se toleraría ningún intento de rescatar a los cientos de víctimas secuestradas de las FARC para evitar el "intercambio de prisioneros". La oficina del presidente Uribe, en respuesta, emitió un comunicado oficial calificando de "genocidas" los últimos asesinatos y apoyando a los militares, que insisten que los soldados no habían entablado combate con los terroristas y que, por consiguiente, las muertes no eran resultado del fuego cruzado, sino que las FARC cometieron asesinato a sangre fría.

Varios órganos de difusión le han dado cabida a las exigencias de los familiares de las víctimas, de las ONGs pacifistas y de varios legisladores pro terroristas o liberales, quienes exigen que Uribe abandone su lína dura y negocie un acuerdo "humanitario" con las FARC, lo que permitiría la liberación de cientos de terroristas de las cárceles, dizque a cambio de la liberación de cientos de secuestrados. El periódico El Tiempo señaló en un editorial que esta última atrocidad está causando una grave polarización en Colombia, "entre una guerrilla radicalizada que prefiere muertos a sus secuestrados, antes que rescatados, y un gobierno con la determinación de acabar con los terroristas... Y una polarización entre una mayoría que, tras los últimos acontecimientos, ha redoblado sus llamados a favor de una guerra total, y una minoría que insiste, a pesar de todo, en una solución negociada".