por Gretchen Small
En contraste con el reconocimiento oficial de que el desempleo en México se encuentra en su nivel más alto desde que tomó posesión en el 2000, el presidente Vicente Fox, flanqueado por sus secretarios del Trabajo, Carlos Abascal Carranza, y de Hacienda, Fernando Canales Clarión, anunció con gran pompa en su programa de radio sabatino del 26 de julio: "Hemos dejado de lado la idea de una economía neoliberal. Hemos dado un giro, un cambio a la economía. . . que tiene que ver con fortalecer el mercado interno".
Antes de que los radioescuchas se confundieran creyendo que su presidente había por fin reconocido la realidad, Fox reiteró que su Gobierno no tiene planes de invertir en la creación de empleos, sino que sigue empeñado en su estricta política de "disciplina fiscal". Fox dijo, en cambio, que su Gobierno alentará a los individuos a inventar sus propios trabajos. México debe "avanzar de un país de trabajadores, hacia un país de emprendedores". En tanto que Canales aclaró que lo que recomiendan es el "autoempleo".
Días después, Canales elaboró esta "estrategia" económica en un comité del Congreso. Ante la mirada incrédula de los congresistas, este librecambista desaforado explicó que el Gobierno de Fox pensaba apoyar a aquellos con una idea, la más simple, como hacer pasteles caseros, poner puestos callejeros de tacos, usar los elotes que producimos para venderlos, no como elotes, "sino como granos complementados con crema", ¡productos "que le den mayor valor agregado"!
En realidad Fox viene promoviendo esta estrategia feudal de la "microempresa" (de las favoritas del Banco Mundial) desde antes de que lo eligieran. Pero eso sí, sale con el cuento de que "yo no soy neoliberal", en un desesperado intento por aparentar que su Gobierno hace algo, en tanto crece el descontento por su incapacidad para gobernar.
El fermento por el derrumbe económico le explotó en la cara, pues 75 millones de personas, de una población de 100 millones, viven en la pobreza. A como van las cosas, puede que el Presidente pronto suspenda hasta sus apariciones públicas. A principios de agosto sostuvo una reunión pública sobre problemas de educación. Una joven, en representación de los estudiantes, dijo que se graduó con honores, pero que no tenía trabajo: "¿Qué sentido tiene estudiar, si no hay trabajos?", le preguntó a Fox. También, cuando Fox sostuvo una asamblea sobre salud, el vocero del gremio médico le preguntó: "¿Qué sentido tiene sostener este tipo de reuniones, si no hay hospitales, ni clínicas, ni medicinas para trabajar?"
Por su parte, los financieros extranjeros que llevaron a Fox al poder están presionándolo para imponer las "reformas" económicas que necesitan para aumentar su saqueo de México, como la eliminación de la protección laboral, y la apertura de los sectores petrolero y eléctrico a la inversión extranjera.
Señales de desesperación
El partido del Presidente, el PAN (Partido Acción Nacional), salió tan maltrecho de las elecciones del 6 de julio que no consiguió siquiera una base en el Congreso para impulsar sus "reformas". Ahora pretende apoyarse en el corrupto amigo de George Bush, padre, el ex presidente Carlos Salinas de Gortari, arquitecto del genocida TLC. Algunos describen dicha alianza como de "cogobierno": Salinas alinearía a su facción del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en apoyo a las reformas, a cambio de que le permitan desempeñar de nuevo el papel de "mandamás" en el jaleo de la designación de candidatos para las elecciones presidenciales del 2006.
Las ilusiones de los financieros de Wall Street se fortalecieron con la elección de la vieja aliada de Salinas, Elba Esther Gordillo, como jefa de la facción parlamentaria del PRI en el Congreso. Los financieros esperan que ella logre sumar los votos del PRI a los del PAN para aprobar las reformas.
Sin embargo, el senador del PRI Manuel Bartlett, quien encabezó la exitosa campaña para impedir la privatización del sector eléctrico en el 2002, reiteró el 23 de julio que el Congreso no aprobará su privatización: "Vamos a seguir en la defensa de los intereses nacionales. . . para garantizar a los mexicanos la energía y el petróleo".
El 25 de junio, Bartlett, en compañía del diputado Salvador Rocha Díaz, hizo una explosiva denuncia ante la Contraloría de la nación, exigiendo la cancelación de las 225 licencias para generar electricidad otorgadas a particulares bajo los Gobiernos del ex presidente Ernesto Zedillo y el de FOX, y que se les investigue por "violaciones flagrantes" a las leyes vigentes y a la Constitución.