Los 'hombres-bestia' Cheney y Sharon quieren guerra nuclear en el Oriente Medio
Los 'hombres-bestia' Cheney y Sharon
por Jeffrey Steinberg y L. Wolfe
Washington (EIRNS).- El pasado 14 de octubre Lyndon LaRouche, uno de sólo dos candidatos presidenciales demócratas aprobados por la Comisión Electoral Federal para recibir fondos complementarios de campaña, emitió la urgente advertencia de que el mundo enfrenta una gran irrupción de guerra en el Oriente Medio en semanas próximas, a menos que se fuerce al presidente George W. Bush a meter en cintura el régimen desbocado de Ariel Sharon en Israel.
LaRouche advierte, en un comunicado de "LaRouche in 2004", su organización de campaña: "Hemos llegado a un punto de peligro estratégico en que, a menos que se expulse al 'hombrebestia' Dick Cheney del Gobierno de Bush, y se ponga alto al 'hombrebestia' Sharon, una nueva guerra en el Oriente Medio es casi segura entre hoy y alguna fecha en noviembre, con el posible factor nuevo, horroroso, del empleo de armas nucleares por parte de Israel, contra blancos en territorio iraní. Israel está en bancarrota económica y estratégica, perdida toda esperanza. Sharon está perdiendo terreno. En tales circunstancias, los perros rabiosos de su Gobierno podrían usar armas nucleares contra Irán".
LaRouche hizo referencia a un artículo de Douglas Frantz, publicado por el Los Ángeles Times el 12 de octubre, que señala que Israel ha equipado a sus submarinos con proyectiles Harpoon dotados con ojivas atómicas. Dichos proyectiles pueden alcanzar a Irán y a otros países de la región.
LaRouche advirtió también: "Mientras sigan atascadas en Iraq, las fuerzas militares estadounidenses no tienen capacidad para involucrarse en nuevas guerras, a menos que los Estados Unidos también recurran al uso de armas nucleares. Así que, si no se detiene ahora mismo la maroma belicista israelí, enfrentamos también la posibilidad entrando el período preelectoral de otoño de 2004 de que el Gobierno de Bush, dominado por una facción desesperada de 'gallinazos' belicosos bajo Cheney, se vea tentado a usar armas nucleares contra Corea del Norte".
En este momento los neoconservadores del Gobierno de Bush azuzan a Israel a emplear sus armas nucleares, para sentar un precedente para que los EU luego puedan hacer lo mismo contra blancos en Corea del Norte. El peligro del período inmediato sería que Israel ataque a Siria y luego a Irán, dando pie a un ataque estadounidense contra Corea del Norte en vísperas de las elecciones presidenciales de 2004.
Del 12 al 15 de octubre tuvo lugar en Jerusalén una conferencia auspiciada por las redes "cristianas" sionistas neoconservadoras y straussianas que componen la facción belicista en Israel y los EU, para brindar apoyo a la nueva iniciativa de guerra israelí en el Oriente Medio. La llamada Cumbre de Jerusalén fue auspiciada por el Ministerio de Turismo de Israel, que encabeza el ministro Benny Elon, apóstol de la expulsión forzada de los palestinos, cuya idea de turismo es darle a cada palestino un boleto sin regreso a Jordania. La conferencia fue financiada por la Fundación Michael Chernoy, en nombre de un magnate de la mafia rusa, que ahora vive en Israel.
El destacado "gallinazi" estadounidense Richard Perle, hablando en nombre de su jefe, el vicepresidente Dick Cheney, lanzó un afeminado ataque al Gobierno israelí por no acogerse plenamente a la "Carta de Rutas" del Gobierno de Bush. Tras ese púdico disimulo, Perle pasó a despedazar justamente esa misma "Carta de Rutas", y alentó a Israel a soltar nuevos y mayores ataques contra Siria, acciones que sin duda desatarían una guerra regional.
"El presidente Bush transformó el enfoque estadounidense contra el terrorismo el 11 de septiembre de 2001, cuando dijo que no distinguirá entre los terroristas y los Estados que les dan albergue", dijo Perle, conocido en Washington como el "príncipe de las tinieblas". "Me alegro de ver que ahora Israel ha emprendido un paso similar respondiendo a acciones terroristas originadas en territorio libanés, acudiendo a los gobernantes del Líbano en Damasco".
Perle pasó a decir que esperaba que el ataque aéreo israelí contra Siria el pasado 5 de octubre refleje una política israelí parecida a la doctrina de Bush. "Tenemos problemas con los sirios, que siguen apoyando el terrorismo. Tenemos que encontrar alguna forma de detenerlos". Cuando la prensa israelí le preguntó si los EU emplearían fuerza militar, respondió: "Todo puede ser".
Perle le reiteró al diario Ha'aretz: "Si Israel respondiera a los ataques desde territorio libanés golpeando alrededor de Damasco, los ataques cesarían. No lo puedo probar, pero vale la pena intentarlo... Ni nosotros ni ustedes hemos hecho lo suficiente para presionar a Siria".
Pero Perle quiere otros blancos además de Siria. Se pronunció en pro de una política que "derroque al actual régimen" de Irán, apoyando a la oposición y "adoptando" un gobierno en el exilio. Perle lamentó que el Gobierno de Bush esté tratando a Irán "con caución exagerada".
Detrás de todo este impulso de guerra está Cheney, quien revivió recientemente la idea de atacar a Siria e Irán con una "guerra sustituta" librada por Israel bajo Sharon.
LaRouche destacó que Cheney es el responsable del desastre en Iraq. Cheney tiene la culpa de que las fuerzas armadas estadounidenses estén a punto de reventar. Si el presidente Bush y Colin Powell, su secretario de Estado, no logran conseguir 50.000 tropas de otros países antes de que termine el año, el Pentágono va a tener que llamar a servicio a otros 100.000 reservistas y guardias nacionales para ir a Iraq, porque no hay otra forma de sacar a los que ya están allá. Los hospitales militares están repletos de bajas de la guerra de Iraq.
El cómplice de Cheney en estos crímenes, concluye LaRouche, es George Shultz, verdadero amo de la bestia. No sólo es padrino de la pandilla neoconservadora que se apoderó del Gobierno de Bush aun antes de asumir el cargo, sino que Shultz es también el que armó la atrocidad electoral por la que Arnold Schwarzenegger acabó de gobernador de California.
Al día siguiente hasta el Washington Post opinó que Cheney se había pasado de la raya. Días antes la asesora de seguridad nacional Condoleezza Rice, y el propio presidente Bush, se habían puesto a la palestra para justificar el desastre en Iraq. Pero ninguno llegó al extremo de defender las afirmaciones que se hicieron antes de la guerra, de que Saddam Hussein tenía lazos con los terroristas del 11 de septiembre, o que poseía un arsenal de armas de destrucción de masas, listas para lanzar en un instante. Cheney sí lo dijo.
Como resultado de los recientes exabruptos de Cheney, y de la impotencia estadounidense ante las crecientes debacles en Iraq y Afganistán, ahora se han sumado otras voces a la de LaRouche para denunciar el peligro que representa Cheney.
Apenas dos días después de los desvaríos de Cheney en la Fundación Heritage, el senador republicano Richard Lugar, de Indiana, presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, apareció en el programa nacional de televisión "Meet the Press", acompañado por el senador demócrata Joseph Biden, de Delaware. Ambos atacaron a Cheney por su nombre, y exigieron que el presidente Bush tome las riendas de su agrietado Gobierno.
Cuando el moderador del programa, Tim Russert, le preguntó a Biden qué haría si pudiera reunirse a solas con el presidente Bush, el senador le respondió: "Le diría, señor Presidente, hágase cargo. Arregle esta disputa. Dígale a sus secretarios de Defensa y Estado, y a su vicepresidente: 'esta es mi política, y cualquiera de ustedes que se aparte de mi política queda fuera del equipo' ". Lugar republicano le dijo a Russert: "Concuerdo con mi colega". .