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Resumen electrónico de EIR, Vol. II, núm. 22
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Soros le declara la 'guerra del opio'
a las Américas
George Soros conocido narcolegalizador y megaespeculador
por Gretchen Small
Washington (EIRNS)Richard Grasso dejó de ser presidente de la Bolsa de Valores de Nueva York, pero la política de Wall Street de llevar al poder a esos "sofisticados capitalistas" que dirigen los carteles narcoterroristas de Iberoamérica, como Grasso la declarara a los cuatro vientos el 29 de junio de 1999, sigue en pie; en gran medida gracias a los esfuerzos del multimillonario narcolegalizador George Soros.
En tanto el Gobierno del presidente estadounidense George Bush está empantanado en la debacle que creó en el Oriente Medio, otra conflagración se cierne sobre Iberoamérica. Los narcoterroristas de Wall Street están movilizándose para derrocar a cualquier gobierno que no se someta y les ceda el poder. Oliéndose la victoria, andan desatados, y no sin razón. El estado mental que han impuesto lo resumió el 30 de octubre el agente cocalero de Soros en Bolivia, Evo Morales, en una conferencia del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, en la Havana, Cuba: si trabajan con suficiente ahínco por alcanzar la unidad regional, "pronto podremos celebrar en Latinoamérica otro Vietnam para los Estados Unidos".
El blanco: Uribe Vélez
Evo cobró fama internacional en octubre, cuando él y otro agente de Soros, el terrorista confeso Felipe Quispe, manipularon las protestas generalizadas que derrocaron al Gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada en Bolivia. Ahora, el que está en la mira es el Gobierno del presidente colombiano Álvaro Uribe Vélez, el único con una línea dura contra el narcotráfico que queda en la región.
La renuncia de su ministro del Interior y Justicia, Fernando Londoño, el 6 de noviembre, podría representar el principio del fin para Uribe. Una y otra vez la corrupta clase narcopolítica de Colombia ha intentado deshacerse de Londoño. El principal enemigo de éste era el ex presidente Alfonso López Michelsen, cuyos esfuerzos por legalizar los estupefacientes le ganaron el apodo de "el Padrino". Otros que pedían la cabeza de Londoño eran los del cabildo de los derechos humanos de Soros, en especial desde que, hace un año, se atrevió a denunciar como "agentes del terrorismo" a la miríada de organizaciones no gubernamentales (ONG) dizque de los derechos humanos (Soros es el principal financiador y dueño de la madre de todas las ONGs de los "derechos humanos" de la región, Human Rights Watch).
Todos los esfuerzos por deshacerse de Londoño fallaron, hasta que el Presidente sufrió su primer gran derrota política el 25 y 26 de octubre. En esas elecciones los colombianos votaron contra el referendo del Gobierno para autorizar una austeridad mucho mayor (exigida por el FMI y Wall Street), y eligieron a un testaferro de los narcoterroristas como alcalde de Bogotá, porque éste, a diferencia del candidato de Uribe, prometió una mejora económica.
Diez días después botaron a Londoño, víctima de un "Watergate" chambón: Londoño se reunió con senadores de la oposición para torcerles el brazo, pero estos, sin decírselo, grabaron la reunión. Cuando se difundieron en la prensa sus amenazas de que más les valía a los senadores apoyar al Presidente, si no querían que los obligaran a renunciar, sus enemigos hicieron fiesta. El ex ministro de Hacienda Rudolf Hommes, un partícipe de los tratos de Grasso con el cartel narcoterrorista de las FARC, amenazó en un comentario en El Tiempo, que debía botarse a Londoño para restaurar el "crédito internacional" de Colombia.
Luego, en rápida sucesión, todo el equipo de seguridad y defensa de Uribe renunció: su ministra de Defensa el 9 de noviembre, el jefe de la Policía nacional el 11, y el comandante de las Fuerzas Militares el 12.
El Gobierno no ha anunciado que pretenda apartarse del programa por el que fue elegido: el de derrotar a los narcoterroristas. Sin embargo, aumentan los indicios de que está por capitular a la insistencia de Wall Street de que comparta el poder con los mismos; el principal es la designación del presidente de la Federación Nacional de Comerciantes, Sabas Pretelt de la Vega, en remplazo de Londoño.
Pretelt participó en cada negociación importante del Gobierno de Pastrana con los grupos narcosubversivos. "La solución negociada es absolutamente indispensable para alcanzar la paz", dijo tras su nombramiento el 17 de noviembre.
Uribe podría ser el próximo Sánchez de Lozada. Aunque es mucho más popular de lo que fue nunca el barón de la minería Sánchez de Lozada, lo es sólo por su compromiso de combatir a los narcoterroristas. Visto así, de reducírsele a un mero instrumentador de las políticas de Wall Street, puede decirse que hasta ahí llegó.
Un narcófilo de Soros da la señal
En Bolivia el presidente Meza bajo la amenaza de Evo y Quispe
de derrocar a cualquier Gobierno boliviano que no legalice la
"industrialización" y exportación de coca, tal como lo hicieron
con Sánchez de Lozada.
La caída de Uribe le asestaría un golpe devastador a una región ya aturdida por la crisis boliviana. A pesar de sus limitaciones y errores, el Gobieno de Uribe ha mantenido con vida el principio de que sí puede combatirse al narcotráfico, como lo hiciera en su momento, aunque con mayor fuerza, Alberto Fujimori en Perú.
El equipo narcolegalizador de Soros considera que llegó el momento de erradicar ese concepto de la región. En febrero, representantes de los cocaleros de Perú y Bolivia se reunieron con narcolegalizadores de todo el hemisferio y de Italia en Mérida, México, en la conferencia "Saliendo de las sombras", convocada para definir la siguiente fase de la guerra por la legalización de las drogas en las Américas. Soros financió la conferencia, y uno de sus oradores fue Ethan Nadelmann, director ejecutivo de la Drug Policy Alliance de Soros. Nadelmann dijo que la reunión "nos demuestra que la oposición a la prohibición de las drogas es popular y extendida en Latinoamérica. Y ha empezado a unirse".
En un artículo de la edición de julioagosto de la revista Foreign Policy, Nadelmann instó a que "Latinoamérica empiece a romper con Washington sobre la cuestión de la guerra a las drogas". La región debe "regular" el uso de estupefacientes mediante estrategias de "reducción de daños", como las aplicadas en Europa, y unirse en "una revuelta organizada que involucre cierto número de países latinoamericanos", para decirle "no" a la guerra a las drogas.
El eje de su propuesta era que Iberoamérica lanzara una campaña por establecer el comercio internacional de la coca, el ingrediente básico de la cocaína. La revista EIR documentó en junio de 1998 cómo Nadelmann y otros legalizadores crearon el subterfugio de lo del comercio de la coca como otro flanco en su intento por regresar a los viejos días de las guerras del opio de la Gran Bretaña contra China, cuando el comercio mundial de narcóticos era legal, y cómo Evo Morales es producto de ese proyecto. Por supuesto, no tiene nada de extraño que este sea también el programa de Evo y Quispe hoy, quienes amenazan con derrocar a cualquier Gobierno boliviano que no legalice la "industrialización" y exportación de coca, como lo hicieron con Sánchez de Lozada.
Los bolivianos han estado visitando universidades en Bogotá, instruyendo a los estudiantes colombianos sobre cómo derrocar a su Gobierno. Los cabecillas del movimiento jacobino de desempleados de Argentina, conocido como los piqueteros, estaban convocando a una gran manifestación el 20 de diciembre, en el segundo aniversario de las manifestaciones que tumbaron al Gobierno de Fernando de la Rúa, para "reclamar un Gobierno del pueblo y de los trabajadores". Un vocero de esta turba instó el 5 de noviembre a los argentinos a seguir el ejemplo de los bolivianos, y a "tomar el poder... No alcanza con llegar a los umbrales, hay que entrar y tomar las casas de Gobierno [de Latinoamérica]".
Por el momento, la situación en Bolivia es de aparente calma, pues, según observadores locales, es la temporada de siembra de los cocaleros, que termina en diciembre. Pero normalmente la temporada de conflictos no empieza sino hasta después del Carnaval, cuando están garantizadas movilizaciones populares contra el presidente Carlos Mesa.
Para esas fechas, del 9 al 12 de febrero de 2004, tendrá lugar la Primera Conferencia de Latinoamérica y el Caribe sobre Reducción de Daños, en São Paulo, Brasil, organizada por la Asociación Internacional de Reducción de Daños (IHRA, siglas en inglés), otro brazo más del narcoaparato de Soros.
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