Hay que parar a los especuladores del petróleo
Washington (EIRNS)En vista de que los precios de los productos del petróleo se disparan, lo que amenaza el bienestar de todas las naciones, el estadista Lyndon LaRouche pidió que los gobiernos intervengan para ponerle un precio fijo al crudo. Un precio en el orden de 22 a 29 dólares por barril, probablemente alrededor de 2526 dólares, sería razonable. A ese nivel los productores cubrirían sus costos de producción sin crearles problemas desastrosos a los consumidores.
Aun más importante, el negociar contratos de gobierno a gobierno a ese precio lograría la meta de desbancar a los especuladores, los que son la causa de la reciente inflación de los precios del petróleo.
Los precios estratosféricos nada tienen que ver con la oferta y la demanda. Según datos de la Agencia Internacional de Energía, el suministro actual supera con creces la demanda mundial. La OPEP tampoco tiene la culpa; esa organización de países productores y exportadores de petróleo apenas controla como 38% de la producción mundial. Más bien, los precios altos son producto de la especulación que llevan a cabo los fondos especulativos en el mercado de Rotterdam y otros, para apuntalar el sistema financiero otro rato más.
Los informes son de que muy pocas de las transacciones tienen algo que ver con la entrega física de petróleo. Casi todos los tratos son a futuro, es decir, pura especulación.
El lado de la producción física del petróleo, por supuesto, también hace al caso, ya que afecta los motivos de los especuladores. En este respecto este servicioso noticioso investiga los informes de que el alza en los precios está relacionada con una decisión tomada por el Gobierno de Estados Unidos, de aumentar al máximo su Reserva Estratégica de Petróleo, supuestamente por temor a una posible interrupción del suministro proveniente del golfo Pérsico.
Pero hay que dar pasos ahora para volver a regular el precio del petróleo a través de medidas que tomen los gobiernos soberanos, en cooperación los unos con los otros. La cooperación en este asunto entre Estados Unidos y las principales naciones exportadoras y consumidoras de petróleo, no sólo le pondrá coto a los especuladores, sino que establecerá las pautas que tan urgentemente se necesitan para encarar las crisis bancarias y financieras que ya tocan a la puerta.
Los lineamientos trazados por LaRouche durante la última alza de precios petroleros previa a la actual, la de septiembre de 2000, nos dan el patrón a seguir sobre cómo encarar la presente situación:
"Estos gobiernos deben:
a) Declarar una situación general de urgencia estratégica en lo tocante a la estabilidad de los flujos y los precios de los abastecimientos esenciales de energía de las economías nacionales.
b) Hacer contratos directamente entre los gobiernos, por no menos de doce meses de embarques de petróleo, en fechas fijadas por los gobiernos, de las naciones exportadoras a las consumidoras.
c) Definir precios razonables para estos contratos.
d) En vista de la urgencia estratégica mundial en materia de precios y abastecimientos de petróleo, estos gobiernos deben darle primera importancia a la refinación de los flujos contratados de petróleo, en las refinerías pertinentes, para los renglones de consumo preferentes de cada nación, y dejar a un lado otros trabajos de refinación en la medida en que estos abastecimientos urgentes se tienen que procesar antes.
"Acciones semejantes, obviamente, echarán abajo mucho de las tendencias hiperinflacionarias actuales en el petróleo. Eso tendrá un significativo efecto político, en la forma de respuestas de los especuladores que hoy se ceban en el sufrimiento de las economías nacionales azotadas por el aumento especulativo de los precios del petróleo.
"No podemos permitir que la codicia de unos cuantos especuladores poderosos destruya empresas esenciales para los intereses de las naciones y para las relaciones entre esas economias nacionales. Esa oposición a las medidas urgentes se debe rechazar en razón de los intereses estratégicos superiores de la nación".
Hoy, cuando la crisis del quebrado sistema mundial y la economía física es mucho más severa, la propuesta de LaRouche es tanto más urgente. La única solución es volver a regular ahora mismo.