Brasil ve el Nuevo Trato como opción al fascismo
Al encaminarse Brasil hacia un estallido al estilo de Argentina, el vicepresidente de esa nación, José Alencar, y su Partido Liberal (PL), decidieron instar al Gobierno brasileño a que cambie de una vez y en forma drástica su política económica, para evitar la desintegración del país. En un manifiesto dirigido al presidente Luiz Inácio Lula da Silva, fechado el 18 de mayo, el PL advirtió que, para salvar a la nación, el Gobierno tiene que romper con los especuladores y regresar a una economía regulada y orientada a la producción, como la que Franklin Delano Roosevelt demostró en los 1930 puede darle empleo y seguridad al pueblo de un país, al tiempo que conserva su libertad.
El PL aseveró confiado que, de adoptar el Gobierno de Lula una orientación tal, el pueblo brasileño le dará el apoyo necesario para derrotar a los especuladores.
Al comparar la tasa de desempleo sin precedentes que hoy sufre Brasil (misma que en abril oficialmente ascendía a 13,1% en los seis principales centros municipales del país) con la crisis que golpeó a los países industrializados en los 1930, el manifiesto del PL señala las dos alternativas por las que optaron a la sazón: el fascismo y el nazismo, o el "Nuevo Trato" de Roosevelt. Este último es el modelo de sociedad y Estado que nos interesa, un modelo que parte de una nueva economía política centrada en la producción y no la especulación", dice el manifiesto.
El manifiesto, que aparece íntegro en la sección de Documentación que sigue, define el marco de la medidas requeridas: reducir drásticamente" las tasas de interés, y aumentar la inversión pública en la infraestructura y en programas de creación de empleos. Para defender al país de la fuga de capital que es probable que provoquen tales medidas, habrá que imponer controles de cambio a corto plazo. Y por si eso no basta para que cunda el pánico en Wall Street, el documento del PL dice que Brasil no tendría ningún problema para financiar el crecimiento necesario si echa mano de su superávit primario, que ahora se destina exclusivamente al pago de la deuda.
La declaración provocó ondas de choque entre los adeptos de Wall Street en varios gobiernos. El vicepresidente Alencar ha venido clamando sobre la urgencia de bajar las tasas de interés, pero el PL propuso mucho más que sólo ajustar el programa vigente. Algunos funcionarios se apuraron a insinuar que Alencar no apoyó el manifiesto, que el documento era obra solamente del agitador" Valdemar Costa Neto, el diputado que preside el PL, y de Sandro Mabel, quien encabeza la fracción parlamentaria, quienes lo firmaron. Pero Costa Neto pronto le informó a los medios de difusión que él y Alencar habían terminado de redactar el documento, que contó con el apoyo de los 44 miembros que tiene el PL en el Congreso, en el despacho del Vicepresidente, lo que Alencar confirmó.
Se cumplen las advertencias de LaRouche
La iniciativa del Partido Liberal refleja el pensar de fuerzas mucho más amplias que las de sólo ese partido. Aunque el manifiesto fue emitido a nombre del PL solamente, el mismo surgió del Foro Nacional por un Proyecto del Estado", que tuvo lugar bajo auspicios de ese partido en la capital nacional el 10 de mayo. Al dar inicio al foro, el vicepresidente Alencar recalcó la importancia de la iniciativa del PL para alentar el debate sobre las cuestiones principales que afectan la economía brasileña. Los expositores en la conferencia no fueron sólo del Partido Liberal, sino que incluían también al presidente de Força Sindical, Paulo Pereira da Silva, al presidente de la Confederación Nacional de Industria (CNI), Armando Neto, y al presidente de la Asociación Brasileña de la Industria Textil y del Vestido (ABIT), Paulo Skaf. También participaron destacados economistas, quienes reflejaron una amplia gama de la opinión nacional.
Uno de los expositores fue Marcos Cintra, vicepresidente de la Fundación Getúlio Vargas. Cintra fue uno de los varios miembros de la élite brasileña que tuvo la oportunidad de escuchar al estadista estadounidense Lyndon H. LaRouche cuando éste realizó su visita de una semana a Sao Paulo en junio de 2002. LaRouche advirtió entonces que Brasil no sobreviviría a no ser que encarara el hecho de que el sistema del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del libre cambio tiene que remplazarse con el restablecimiento del Sistema Americano de economía política, como el representado por Franklin Roosevelt.
Cintra, quien a la sazón era un destacado diputado, fue uno de dos comentaristas invitados a responder al discurso que LaRouche pronunciara ante el capítulo de Sao Paulo de la Asociación de Egresados de la Escuela Superior de Guerra (ADESG) del Brasil. Cintra no estuvo de acuerdo con todo lo planteado por LaRouche. Dijo que en particular discrepaba con él en lo que toca a las causales de la crisis. Pero, recalcó Cintra de forma reiterada, LaRouche nos enseñó [que] nosotros no podemos atenernos a cuestiones pequeñas, pasajeras, inmediatas, de día a día", sino que tenemos que desarrollar un análisis estratégico a largo plazo de nuestra situación.
Ese cambio a un enfoque estratégico es lo que está ocurriendo ahora en Brasil. Hay un enojo creciente por el apego fervoroso del Gobierno de Lula a la orientación fondomonetarista del Gobierno de Cardoso que lo precedió. Pero, hasta hace poco, el gobierno podía calmar a la oposición alegando que estas medidas le permitían a Brasil pagar sus deudas. La nueva fase de la crisis financiera mundial, que empezó el 2 de abril y que causó que los especuladores internacionales retiraran sus inversiones de papeles brasileños, acabó con esa ilusión.
Como esta publicación advirtió que sucedería al momento de cambiar las condiciones internacionales, Brasil, el mayor deudor del Tercer Mundo, ahora va camino a caer en mora a su deuda externa, que se calcula suma unos 500 mil millones de dólares. El 19 de mayo el Ministerio de Hacienda tuvo que echar mano de sus reservas de efectivo para hacer un pago excepcionalmente cuantioso de 10.600 millones de dólares de deuda externa que vencían. Ya que Brasil se vio obligado a cancelar tres subastas de bonos en el mes de mayo, cuando los inversionastas demandaron tasas de interés de más de 18%, Brasil tuvo que pagar con sus reservas en vez de cubrir sus obligaciones de deudas con bonos nuevos.øEl servicio noticioso Bloomberg, de Wall Street, informó el 24 de mayo que las empresas privadas brasileñas también están pagando en efectivo sus deudas en dólares a medidas que vencen, en vez de pagar las tasas de interés leoninas exigidas para refinanciarlas. Pero, por cuánto tiempo más tendrán el efectivo para hacer eso?
Cualquier brasileño pensante reconoce que el asunto ya no es si Brasil caerá en mora, sino cómo lo hará. Puede aunarse suficiente presión institucional para forzar al gobierno a imponer una reorganización ordenada por bancarrota a tiempo? O, continuará el Gobierno su compromiso suicida de pagar una deuda que no puede pagarse hasta que reviente, como sucedió con la de Argentina en diciembre de 2001, lo que daría al traste con la deuda, el gobierno, el sistema bancario y la nación misma?
La tradición rooseveltiana del propio Brasil
Otros sectores han ido más alla de hacer llamados para que el país ajuste ciertos aspectos específicos de su política suicida (bajar las tasas de interés, reducir el superávit presupuestal primario que se extrae para pagar la deuda, etc.), a planificar cómo ejecutar el cambio rooseveltiano radical de estrategia necesario.
El 19 de abril el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) llevó a cabo un seminario sobre Vargas y la Misión del Desarrollo Nacional" para conmemorar el cincuentenario de la muerte de Getúlio Vargas, Presidente del Brasil de 1930 a 1945, y nuevamente de 1950 a 1954.
Pese a todo lo que los neoliberales y globalizadores han hecho para erradicar el legado de Vargas en Brasil (la meta proclamada por el presidente Fernando Henrique Cardoso para sus dos períodos de gobierno en los 1990 era desvargarizar" al país), el legado de ese gran mandatario sigue vivo. Vargas y Roosevelt colaboraron de forma estrecha en cuanto a la guerra y el desarrollo luego de que sostuvieran su primera reunión en 1936, tanto así que, según informó el senador estadounidense Edward Burke algunos años después de la muerte de Roosevelt, éste había dicho que el Nuevo Trato tuvo dos creadores. Yo soy uno de ellos, y el otro es el presidente Vargas del Brasil". Las industrias petroleras y acereras del Estado y el propio BNDES fueron hechura de Vargas, cuyo equipo colaboró con la gente de Roosevelt en la gran tarea de industrializar al Brasil.
El anuncio que sacó el BNDES del seminario de por sí fue una aguda intervención en la crisis brasileña: Este ciclo de seminarios pretende. . . llamar a una profunda reflexión sobre el presente y el futuro del Brasil, tomando como punto de referencia la era de Vargas, matriz de grandes transformaciones sociales y económicas en el país en el siglo 20. Será una oportunidad de rescatar su visión del Brasil para el mundo contemporáneo y de inspirar a las nuevas generaciones, dada la pertinencia de sus conceptos básicos, tales como la necesidad de tener un proyecto nacional vigoroso, la defensa de la soberanía, la defensa de la integridad territorial y el desarrollo industrial como base del progreso material del pueblo brasileño".
La misión del BNDES, le dijo su presidente, Carlos Lessa, a Jornal do Brasil el 5 de mayo, es construir el futuro". El futuro no tiene relación alguna con el mercado", el cual es sólo para el presente. Qué respalda al BNDES? El futuro del país. El mercado no hace eso. Tiene el mercado algún interés en el pobre que no tiene dinero para nada?" Lo que necesita el país para crecer, insistió Lessa, son inversiones públicas. El gobierno tiene que aumentar su tasa de inversión a un mínimo de 20% del PIB, concentrándose en sectores de alto rendimiento social tales como la salud, las obras públicas y la infraestructura.
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Documentación
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Brasilia, a 18 de mayo de 2004.
Excelentísimo señor Presidente:
Brasil atraviesa la más grave crisis social de su historia, determinada por tasas de desempleo, subempleo y de marginación social sin precedente. Eso lleva a millones de brasileños a adoptar estrategias de supervivencia que rayan en la ilegalidad, cuando no están en la ilegalidad abierta. Y se refleja en niveles intolerables de criminalidad y de inseguridad de los ciudadanos, sobre todo en las grandes metrópolis. La estabilidad social está comprometida, y si no se da marcha atrás a esa situación en el corto plazo, la propia estabilidad política está en riesgo.
El Partido Liberal, tras realizar un seminario con su dirigencia más representativa, así como otros invitados, para hacer un diagnóstico de la situación y formular alternativas, está convencido de que el cambio de la actual política económica heredada del gobierno anterior es la salida para superar la crisis, y nos puede llevar al reencuentro con la prosperidad económica y social.
La actual crisis de desempleo y subempleo en el Brasil, que no tiene paralelo en nuestra historia y sólo se compara con la Gran Depresión económica en los países industrializados en los 1930, es consecuencia directa de la política económica adoptada desde el inicio del gobierno anterior, y profundizada en el actual. En el pasado, las crisis sociales provocadas por el alto desempleo en el marco del viejo liberalismo resultaron en alternativas dramáticas para los pueblos. Algunos siguieron el camino fascista y nazi. Por otro lado, otros siguieron el camino de la democracia social a través del capitalismo regulado, que los Estados Unidos impulsaron con el Nuevo Trato del presidente Roosevelt. Es a éstos a quienes la civilización occidental debe el concepto y la realidad del Estado de bienestar social, que concilia la libertad política con el progreso material y la afluencia social. Ese es el modelo de sociedad y Estado que nos interesa, un modelo que parte de una nueva economía política centrada en la producción y no en la especulación.
Ante el alto desempleo y la caída en los salarios, es fundamental, por tanto, que se recurra a una política de empleo pleno bajo el modelo de la practicada a lo largo de cuatro décadas durante el Nuevo Trato y la posguerra por los países industrializados avanzados. Para eso es necesario, primero, que se reduzcan drásticamente las tasas de interés. Y, segundo, que el Estado aumente su gasto a fin de ampliar la demanda efectiva, y estimular la inversión privada y el empleo. El gasto público es fundamental para la movilización de la capacidad productiva y la generación de empleos, sin aumentar la carga tributaria. En el caso brasileño, no habría necesidad de gasto deficitario para iniciar el programa de recuperación; basta la reducción del superávit primario, que se ubica en cerca de 70 mil millones de reales anuales.
Esos recursos, sumados al presupuesto existente, son más que suficientes para financiar un programa de inversión en servicios públicos básicos como transporte, energía, educación, salud, saneamiento, vivienda, reforma agraria, y defensa y seguridad pública. Hay que esclarecer que el uso del superávit primario en este programa de reestructuración del Estado no tendría ningún efecto inflacionario, pues los gastos estarían cubiertos por el ingreso corriente proveniente de los impuestos. Además, dado el nivel deprimido en que se encuentra el consumo como resultado del alto desempleo y de la caída del ingreso, al inicio del programa no habría ningún riesgo de inflación por la demanda. La combinación de la reducción de las tasas de interés y el aumento del gasto público (financiado vía una reducción del superávit primario) garantizaría un arranque inmediato de la economía por la demanda y por la inversión privada, con la creación de centenares de millones de nuevos empleados. Entre tanto, para que esto se haga sin fuga de capital, sería necesario adoptar el control de capitales a corto plazo.
Una política de empleo pleno molestaría a los especuladores y financieros que se benefician de la libertad sin límite de los flujos de capital. Dado lo anterior, el Partido Liberal piensa que estamos ante una situación en la que, o seguimos agradando a los especuladores, como se ha hecho desde el gobierno pasado agravando la crisis social, o enfrentamos la crisis social provocada por el alto desempleo regulando de alguna forma los movimientos de capital, para hacer posible una política fiscal monetaria de expansión. Sin embargo, es importante que les indiquemos claramente a los inversionistas que estamos comprometidos a cumplir todos nuestros compromisos externos e internos.
íNuestro mensaje al mundo tendrá que ser: sí cumpliremos nuestras obligaciones, pero lo haremos con un aumento de la producción, un aumento del empleo, un aumento de las exportaciones, y no con la reducción del consumo interno y el desempleo en masa de los ciudadanos brasileños. Ese tendrá que ser el mensaje firme a las agencias multilaterales, sobre todo al FMI y al Banco Mundial. A la larga, será necesario conseguir el apoyo de esas agencias para enfrentar ataques especulativos contra la nueva economía que adoptaremos, pero eso tendrá que ser conforme a la estrategia de desarrollo que establezcamos, y no a los criterios macroeconómicos fracasados que nos impusieran por casi una década, y que ni siquiera produjeron resultados económicos sólidos y ahora han tenido consecuencias sociales desastrosas.
El Partido Liberal, que fue socio del presidente Lula en las elecciones, y quiere continuar como aliado suyo, entiende que llegó la hora de cambiar la política económica para salvar al Brasil. La economía política que estamos proponiendo es la que establecimos en la campaña electoral: un cambio del eje de acumulación capitalista del sistema financiero especulativo hacia un sistema productivo. El PL está seguro de que refleja las expectativas y los intereses objetivos de la mayorí]a de la población brasileña cuando propone esta nueva política. Reconocemos que hay intereses poderosos contrarios a tal cambio, y que muchos de esos intereses pueden tratar de sabotear el programa alternativo. El presidente Lula de seguro puede contar con nuestro apoyo y con el de la sociedad brasileña para instrumentar la nueva política, no obstante la resistencia de la oposición y el sabotaje.
Él siempre tendrá nuestro respaldo bajo su liderato firme de estar haciendo una política del pueblo, por el pueblo y para el pueblo brasileño.
Diputado Valdemar Costa Neto, presidente nacional del Partido Liberal.
Diputado Sandro Mabel, líder del bloque PL/PSL