Economía Resumen electrónico de EIR, Vol.III, núm. 12

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Los buitres financieros intentan tumbar a Kirchner


Jóvenes del MJL se acercan a dialogar con el presidente de Argentina

por Cynthia R. Rush

Cuando el ministro de Economía de Argentina, Roberto Lavagna, presentó el 1 de junio pasado la oferta definitiva del Gobierno para reestructurar los 81 mil millones dólares de deuda pública en mora desde diciembre de 2001, representantes de los fondos buitres especulativos y otros depredadores financieros, quienes han dedicado los últimos 15 años a desangrar de un modo salvaje al país, se pusieron furiosos. El plan —dijeron— no era bueno, y demostraba una vez más que el presidente Néstor Kirchner no estaba negociando "de buena fe", pese a que la oferta mejora algo la propuesta original de septiembre de 2003.

La oferta de Kirchner propone una quita del 75% del valor de mercado de la deuda, en vez del valor nominal de la misma, lo que reduciría ligeramente el tamaño del "recorte" propuesto al principio. El 25% restante será reestructurado a través de tres tipos diferentes de bonos, con vencimientos de entre 30 a 40 años. A diferencia del plan de 2003, la oferta del 1 de junio incluye la reestructuración de 18,2 mil millones de dólares en intereses acumulados desde la moratoria de 2001, así como una cláusula de pagos adicionales ligada al crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), que estipula que los tenedores de bonos obtendrán pagos superiores siempre y cuando el PIB crezca más de 3% al año.

Lavagna dijo que la oferta era responsable y razonable. Representa lo que Argentina puede abonar puntualmente sin comprometer su crecimiento económico y el todavía endeble nivel de vida de su población. El 7 de junio Lavagna dijo que ésta era la oferta final del "Estado soberano" y "no se va a negociar". Agregó que " ahora en el mercado cada cual tomará la decisión que le convenga".

Los depredadores se indignaron. "Evidentemente, aquí hay una cuestión política entre lo que ellos quieren pagar y lo que pueden pagar", le dijo al New York Times Hans Humes, presidente adjunto del Comité Global de Tenedores de Bonos de la Argentina, organización que representa a los fondos buitres. Dijo que su grupo estaba "totalmente decepcionado" con la oferta, y que procuraría lograr el rechazo del Grupo de los Siete. "Vamos", gimió, "ellos pueden pagar más".

Quieren sacar a Kirchner

Como han dejado en claro desde que Argentina cayó en incumpliento en 2001, los intereses bancarios fascistas, que están detrás de los fondos buitres y el Fondo Monetario Internacional, no tuvieron jamás otro propósito que el de aplastar al Estado nacional soberano de Argentina. Para lograr ese objetivo hoy, han emprendido esfuerzos a fin de derrocar al presidente Kirchner, quien ahora representa un gran obstáculo en su camino.

No es que Kirchner sea el mejor o más perfecto presidente que jamás haya tenido Argentina. Ha cometido errores, como se ve de su tendencia a caer en las maquinaciones de los sinarquistas de izquierda que manejan el aparato de derechos humanos del país. Típico de ellos es el ex terrorista montonero, y ahora asesor presidencial, Horacio Verbitsky. Un colaborador de George Soros, Verbitsky insiste en revivir el clima de la "guerra sucia" fratricida de los años 70, misma que fue orquestada por sinarquistas tanto de izquierda como de derecha, a fin de destruir a un país que, como dice Kirchner, está todavía "en el infierno".

ÜscComo lo ven los hombres–bestia de las finanzas, sin embargo, el pecado imperdonable de Kirchner es el que se haya enfrentado al FMI y a los usureros intereses bancarios privados que piensan que en Argentina hay más carroña que recolectar. Kirchner ha trazado una línea en la arena, y no va a permitir que el pueblo argentino sea pisoteado y humillado otra vez más. ÜecSea conciente de ello o no, Kirchner ha adoptado la postura que el candidato presidencial demócrata estadounidense Lyndon LaRouche planteara en respuesta a una pregunta que le hiciera a principios de mayo un joven argentino de la provincia de Neuquén. "La cuestión política nacional de la nación hoy, debe ser el discernir las relaciones determinantes de las luchas entre los patriotas argentinos, y los asociados al sistema monetario financiero del FMI y sus rapaces medidas al estilo schachtiano. En el supuesto de que una dirigencia nacional patriótica reciba el apoyo del pueblo, la posibilidad de determinar un remedio argentino para la crisis depende de derrotar las políticas representadas actualmente por el FMI y Banco Mundial y los fondos buitres relacionados".

La reunión de los conjurados

Los esfuerzos encaminados a derrocar a Kirchner están seriamente en marcha, y son llevados a cabo bajo diversas mascaradas políticas, pero nunca alejados de la causa económica subyacente que los impulsa a todos.

Ejemplo de ello fue el encuentro secreto que hubo el 20 de mayo en las instalaciones del regimiento Patricios del Ejército en Buenos Aires, en lo que supuestamente era una reunión de diversos grupos de militares retirados, empresarios y otros "patriotas" para celebrar el día de la Independencia nacional, que era cinco días más adelante, el 25 de mayo. Enterado del encuentro, Kirchner envió a su ministro de Defensa José Pampuro a investigar, quien al llegar de forma inesperada sorprendió a un grupo que incluía a oficiales militares que habían sido purgados por Kirchner cuando asumió su cargo, junto con banqueros y hombres de negocios vinculados al ex presidente Carlos Saúl Menem, así como a políticos y ex funcionarios de gobierno.

Cabe notar que entre los concurrentes se encontraban Gustavo Breide Obeid, amigo y aliado del fascista español Blas Piñar, a quién LaRouche ha identificado como una figura principal de un nuevo aparato internacional de terrorismo hispánico, y Vicente Massot, director del diario La Nueva Provincia de Bahía Blanca, y quién en los 1970 militó en Falange Restauradora Nacionalista, dirigida por el sinarquista de la Fuerza Aérea Jordán Bruno Genta. El yerno de Genta, Mario Caponetto, y su hermano Antonio, forman parte de las redes de Blas Piñar.

Pero la presencia en esta reunión de los empresarios "menemistas" Aldo Ducler y Miguel Iribarne pone de relieve las cuestiones económicas al centro de los esfuerzos por derrocar a Kirchner. Ahora bajo investigación por lavado de dinero, Ducler e Iribarne tipifican lo más sucio de los intereses financieros que imperaron durante del Gobierno de Carlos Menem de 1989 a 1990, cuando el país fue descuartizado y saqueado en una orgía de libre cambio y privatizaciones que lo llevó a una crisis de la cual todavía no se recupera.

Tan pronto como el ministro de Defensa ingresó al salón el 20 de mayo, se hizo silencio, y uno de los comensales, Enrique "Coti" Nosiglia, ministro del Interior durante el Gobierno de Raúl Alfonsín de 1983 a1 989, le espetó: "Ojo que no estamos conspirando".

"Eso que decís me garantiza que sí", le respondió Pampuro.

Dando los nombres

Kirchner opinó de manera distinta. De inmediato vinculó el encuentro del 20 de mayo con las maquinaciones permanentes enfiladas en contra de su Gobierno por grupos económicos poderosos. En una entrevista con Página 12, publicada el 23 de mayo, explicó que estos grupos "quieren un presidente que tenga un poquito de poder pero no mucho. Ese poquito le permite administrar. Pero como no tiene mucho, deberá administrar ordenadamente sólo las necesidades de determinados intereses. Pero ojo con tocarlos, con moverlos. . . Si uno tiene esa osadía es calificado de irresponsable. Y yo no soy irresponsable. Entiendo cómo funciona el mundo y cuáles son los intereses en juego".

Kirchner y su círculo íntimo alegaron que la reunión del 20 de mayo es muestra de las fuerzas que conspiran en contra de su Gobierno y que pretenden desestabilizarlo. Cuando estas acusaciones fueron cuestionadas, Kirchner fue más específico. Señaló a los grupos financieros montpelerinistas, entre los que se encuentran el ex candidato presidencial Ricardo López Murphy y otros "Chicago Boys", quienes fueron entrenados por el viejo gurú de la Universidad de Chicago Arnold Harberger para imponer los dogmas del libre cambio que él les enseño, y que destruyeron a varias naciones iberoamericanas durante los 1980 y 1990.

FIEL, el centro de reproducción ideológica de López Murphy, y su análoga CEMA, se encuentran entre aquellos grupos que se beneficiaron con las medidas criminales impuestas en los 1990 por Carlos Menem, dijo Kirchner. "Yo digo que son sectores desplazados, representantes de la década del 90, defensores del endeudamiento argentino y de la convertibilidad", dijo Kirchner, refiriéndose al sistema colonial británico de junta monetaria impuesto por el ex ministro de Economía de Carlos Menem, Domingo Cavallo, en 1991, que fijó la paridad del peso uno a uno con el dólar. En declaraciones efectuadas el 4 de junio Kirchner detalló que "ésto no es complot ni una conspiración. Lo que digo es que hay sectores que quieren otro país y mi obligación es decírselo a los ciudadanos".

Kirchner no mencionó lo que López Murphy y sus amigos de FIEL trataron de hacer hacer durante las dos semanas que López estuvo de ministro de Economía en marzo de 2001, cuando propusieron recortes presupuestarios por 2 mil millones de dólares, eliminando 95,000 puestos públicos y clausurando universidades para pagar la deuda externa. Pero sí informó que FIEL envió una delegación a Nueva York a fines de mayo, inmediatamente después de que el ministro Lavagna estuviera allí, "para expresar posiciones totalmente diferentes y tratar de quitarnos posibilidades de gobernar". Esto fue en referencia a la presentación efectuada por una delegación de FIEL el 26 de mayo en Nueva York ante la Cámara de Comercio de los Estados Unidos y el Consejo de las Américas, donde vituperaron la política económica de Kirchner, advirtiendo que fracasaría.

El Ministro del Interior Aníbal Fernández insinuó que los amigos de López Murphy estaban involucrados, y alegó que un grupo de "consultores" argentinos le dijo a la firma inversionista Merril Lynch que Kirchner no terminaría su mandato. Carlos Menem hizo una amenaza similar.

En una declaración todavía más reveladora, López Murphy replicó que las declaraciones de Kirchner eran un disparate "para distraer la opinión pública" de las cosas realmente importantes, tales como la propuesta de reestructuración de deuda del Gobierno, la que criticó por no ofrecerle términos más generosos a los fondos buitres, y acusó a Kirchner de "un autoritarismo inconcebible".

En momentos en que el pueblo argentino debiera estar unido frente a la embestida de los fondos buitres y el FMI, el único presidente iberoamericano que opone resistencia al FMI y los fondos buitres en defensa de los intereses nacionales de su país, más bien enfrenta ataques de varios sectores internos. La identidad de algunos de los atacantes no es sorpresa. La agencia de noticias Seprin, vinculada a sectores de inteligencia, acusa a Kirchner de ser un simpatizante de terroristas y propala la línea del vicepresidente estadounidense Dick Cheney del "eje del mal", de que Kirchner está alineado con otros marxistas tales como el presidente brasileño Inázio Lula da Silva, el de Venezuela Hugo Chávez, y el cubano Fidel Castro.

Otros, como el peronista Juan Labaké o la ex diputada Elisa Carrió, serían víctimas de su propia ambición, de no serlo de algo más malicioso. Labaké colaboró en articular una demanda penal contra Kirchner, acusándolo de haber robado fondos de la provincia de Santa Cruz cuando era gobernador de la misma, mientras que Carrió, quién también implicó a Kirchner en actividades delictivas, ha fundado un Instituto Hannah Arendt, en honor a la que fuera la amante del "filósofo" nazi Martin Heidegger. Su supuesta misión es ayudar a producir la nueva conducción política que necesita el país.