Editorial

Una edición realmente especial

Al cierre de la edición nos llegó la triste noticia del fallecimiento del ex ministro de Trabajo de Colombia, Jorge Carrillo, quien por muchos años fuera uno de los dirigentes sindicales más prestantes de su país, además de ser amigo y colaborador de Lyndon LaRouche. Estamos seguros de que a Jorge, cuya partida crea un gran vacío en nuestras filas, le hubiera complacido mucho esta edición especial de Resumen ejecutivo de EIR, cuyas páginas están dedicadas a “Los próximos cincuenta años de la Tierra”, uno de cinco ensayos enjundiosos escritos recientemente por LaRouche, y pieza central del libro del mismo título que acaba de editar LaRouche PAC, su comité de acción política en los Estados Unidos.

El mismo, como señala en el prólogo LaRouche, aparece en momentos en que cada vez más la gran prensa y las instituciones financieras dirigentes advierten que el mundo ahora está al borde de una crisis financiera tal, que ninguna persona hoy viva ha experimentado. “Nos encontramos, como un barco en medio de la tempestad, en medio de una crisis mundial que embiste, y que ahora amenaza con sumir al planeta entero en una nueva Era de Tinieblas”.

Sobre el ensayo que publicamos, LaRouche dice que “regresar de súbito ahora a las intenciones del presidente Franklin Roosevelt es imperativo, pero no sería suficiente para bregar con ciertos cambios que han ocurrido a lo largo de las seis décadas tumultuosas que han configurado al mundo desde la muerte ominosamente inoportuna de ese Presidente. El acento que pongo en el papel que tiene el concepto de la noosfera de Vernadsky”, dice, “es un ejemplo de cómo coinciden los precedentes de Roosevelt con los nuevos requisitos de hoy”.

LaRouche describe la pelea que hay en los EU, “entre la suerte de especuladores desaforados de los que es emblemática la burbuja de deuda de la General Motors, que anda dando tumbos de forma ominosa, y esos intereses financieros que están más orientados a la supervivencia a largo plazo del sistema”.

La única solución a este aspecto de la crisis, dice, es someter al sistema monetario–financiero internacional a una sociedad de gobiernos de Estados nacionales soberanos definida por una orientación a la misión, que sería regresar al sistema de Bretton Woods de Roosevelt, y tomar medidas para remediar el hecho de que, en general, todo lo que toca a la teoría monetario–financiera que se enseña y aplica en Europa y las Américas hoy, no sólo es científicamente incompetente, sino que representa un obstáculo perverso para cualquier reforma que pudiera permitirle a la economía salir viva de la crisis.