Ciencias

La sonda móvil Spirit lleva más de un año en Marte


Lanzamiento de la sonda móvil Spirit
(Ilustración: NASA)

por Marsha Freeman

El 3 de enero de 2004 los científicos, ingenieros y coordinadores de la misión contenían el aliento mientras esperaban recibir alguna señal de la sonda móvil Spirit de la NASA, para saber si aterrizó a salvo en Marte.

Diez días antes, sus colegas en Europa esperaban noticias de su sonda Beagle, la cual debía llegar a Marte en Navidad. Nunca supieron nada de ella. A principios de 2000 una sonda orbital y un módulo de aterrizaje estadounidenses desaparecieron cerca de Marte. Menos de la mitad de las misiones al planeta rojo han tenido éxito.

Días antes de que el Spirit atravesara la atmósfera marciana, una tormenta de polvo azotó al planeta, calentando la atmósfera y sembrando la duda de si el paracaídas que disminuiría la velocidad de la nave se abriría en el momento oportuno o no.

Casi al final de su viaje de 7 meses a Marte, la radiación de una fulguración solar sin precedentes golpeó la nave, por lo que los ingenieros consideraron la posibilidad de reiniciar la computadora de la sonda Spirit para asegurarse de que la radiación no le hubiera ocasionado ningún daño.

Pero a la hora de la verdad la señal del geólogo robótico llegó: la Spirit había aterrizado a salvo. En cosa de horas transmitió sus primeras imágenes desde Marte, las cuales de inmediato estuvieron en las pantallas del Jet Propulsion Laboratory (JPL), y poco después en la internet.

Tres semanas después vendría otro problema. La sonda, que había estado funcionando a la perfección, de pronto dejó de comunicarse con la Tierra. Los ingenieros informaron el 22 de enero de 2004, en una conferencia de prensa, que habían “perdido todo control del vehículo”.

Al mismo tiempo, la segunda sonda móvil de la NASA, la Opportunity, estaba a punto de iniciar su fase de entrada, descenso y aterrizaje. Rob Manning del JPL dijo el 3 de enero que en ese momento supo que, de no arreglar la Spirit, y si el aterrizaje de la Opportunity fallaba, de pronto pasarían de tener dos sondas en Marte, a ninguna. Pero la Spirit pudo repararse, y el aterrizaje de la Opportunity fue otro “hoyo en uno”.

En el transcurso del último año, millones de personas en todo el mundo han compartido, casi en tiempo real, las aventuras de las sondas de exploración en Marte, y han quedado maravilladas por las más impresionantes de entre las 62.000 fotografías que han enviado a la Tierra.

Las sondas móviles fueron diseñadas para durar 90 días y recorrer cerca de una kilómetro y medio. Después de un año, siguen en “gran forma”, informó Jim Erickson el 3 de enero, cuando la Spirit registraba casi cuatro kilómetros y medio en su odómetro.

La Spirit ha pasado los últimos meses subiendo las colinas Columbia, donde encontró lechos rocosos antiguos y pruebas de que hubo agua en Marte. La Opportunity, tras meses de estudiar lechos rocosos en un pequeño cráter, pasó a uno mucho más grande, y ahora estudia las piezas del escudo que la protegió del calor a su entrada a la atmósfera y del cual se desprendió durante su aterrizaje.

Steve Squyres dijo que su equipo científico está asignándoles nuevas metas de investigación para este año a las sondas, aunque en cualquier momento puede haber fallas. Pero su legado, dijo, es el reconocimiento de que, con las pruebas de que hubo agua líquida, “Marte alguna vez tuvo en su superficie condiciones para ser habitada”.

En diciembre de 2004 la revista Science eligió a las sondas móviles de exploración marciana como el “avance” científico más importante de 2004. De hecho, las sondas ya han reescrito la historia que conocemos de Marte.

La Spirit tomó esta panorámica de las colinas Columbia
en Marte el 3 de junio de 2004. La línea muestra el terreno que la sonda móvil ha recorrido desde entonces hasta la primera semana de diciembre.
(Foto: NASA/JPL/Cornell/NMMNHS).

Las sorpresas continúan

El doctor Squyres, en vez de resumir los hallazgos científicos de la Spirit, decidió mejor informar de los hallazgos más recientes en las colinas Columbia, que son sorprendentes.

Los instrumentos de la Spirit observaron que la química de una roca bautizada como Wishstone, era drásticamente diferente de la encontrada en la planicie del cráter Gusey que la Spirit atravesó para llegar ahí, o a la de otras rocas cercanas.

El interior de la roca tenía la mayor concentración de fosfóro de cualquier roca marciana observada. Quizás, dijo Squyres, la Wishstone fue una roca de fosfato desde un principio, pero también puede que el fósforo lo depositara agua filtrada desde el subsuelo.

La textura y el tamaño de los granos de la roca Wishstone indican la formó alguna suerte de acontecimiento explosivo, dijo Squyres, a diferencia del lecho rocoso de Meridiani Planum, el lugar de estudio del Opportunity, que fue formado por la acción del agua con el tiempo.

En la parte de las colinas Columbia conocida como West Spur, a tan solo 150 metros de la Wishstone, las rocas son ricas en otros químicos como cloro, bromo y azufre. Squyres dijo que quzás la filtración de agua alteró las rocas de ambos lugares, pero que sus diferencias químicas se debían a la química diferente de la propia agua.

El doctor Squyres djo que la próxima tarea de la Spirit será subir a la colina Cumberland, una de las colinas Columbia, y echar un vistazo desde la colina Larry, que domina un valle empinado. Los científicos esperan encontrar mas capas de rocas en los costados del valle.

Cuando la Opportunty llegó adonde estaba su escudo protector, los ingenieros esperaban que las imágenes les mostraran qué tan bien había resistido el calor a su ingreso en la atmósfera marciana, para aplicar ese conocimiento a los sistemas de ingreso en misiones futuras a Marte.

En una entrevista que dio en noviembre de 2004, el doctor Squyres explicó que el hoyo que dejó el impacto del escudo, el cual viajaba a unos 300 kilómetros por hora, le permitirá a los científicos ver el suelo marciano a mayor profundidad. Al preguntársele sobre las próximas metas de las sondas, en términos de cuánto pensaba que durarían, respondó que “el trabajo de una sonda móvil nunca termina. Es un planeta grande, y un vehículo muy pequeño, así que siempre habrá cosas que ver”.