Iberoamérica
Uribe descubre a China y Japón
El presidente colombiano Álvaro Uribe visita la Gran Muralla china el 7 de abril.
(Foto: Ricardo Galán/Presidencia de la República de Colombia).
En su reciente gira por China y Japón, realizada entre el 6 y el 13 de abril, Álvaro Uribe Vélez, Presidente de Colombia, dio inició a alianzas económicas y de seguridad, importantes para convertir a Colombia en una potencia industrial y agrícola libre del flagelo del narcoterrorismo.
Primero, Uribe descubrió que Colombia tiene que integrarse físicamente a Asia, y en particular a China y Japón. Las relaciones económicas con esas dos naciones han sido minúsculas o inexistentes. Hoy la mitad de las exportaciones colombianas van a los Estados Unidos.
La integración cobró un gran impulso el 29 de marzo en la reunión cumbre que sostuvieron Uribe, Luiz Inácio Lula da Silva de Brasil, Hugo Chávez de Venezuela y José Luis Rodríguez Zapatero de España en Ciudad Guayana, Venezuela, donde establecieron un programa concreto para la construcción de obras de infraestructura (ver Resumen ejecutivo de la 1a quincena de mayo de 2005).
Segundo, en la lucha contra el narcoterrorismo, Uribe abrió la posibilidad de que China y otros países sean sus socios estratégicos, y no sólo los EU como ahora es el caso con el Plan Colombia. “¡Sí, tenemos una alianza con los EU, pero queremos replicar esa alianza con nuestros vecinos! ¡Queremos replicar esa alianza con muchos pueblos del mundo! ¡Queremos que los chinos sean nuestros grandes aliados en la derrota del terrorismo! Porque este problema, que no es un rezago de la Guerra Fría, sino un problema de esa modalidad del terrorismo, se financia con el narcotráfico”.
Como ha explicado Lyndon LaRouche, la debilidad del Gobierno de Bush es lo que crea el moméntum para hacer esta clase de cambios estratégicos en diversas regiones del planeta, como el impulso vigoroso a la integración física de la infraestructura por parte de los presidentes de las naciones de Sudamérica, y el descubrimiento de Uribe de la importancia de la integración económica de Colombia con Asia.
Uribe le propuso a China estudiar cómo puede ayudar a mejorar la dotación y el armamento de las fuerzas castrenses y policiales. “China nos apoya multilateralmente en la lucha contra el terrorismo. Pero queremos profundizar el apoyo bilateral, queremos que ese principio de apoyo bilateral que ya nos ha ofrecido en indumentaria para nuestros soldados, lo vayamos trabajando a otras etapas. A una etapa de apoyo directo bilateral, de condena diaria del terrorismo en lo político y de apoyo permanente a nuestro Ejército, con todo lo que haya que apoyarlo, para que nuestro Ejército pueda, definitivamente, derrotar al terrorismo”. Y precisó: “Sobre el tema de las armas. Nosotros estamos buscando muchas fuentes de suministro de armas al Ejército y a la Policía de Colombia para derrotar el terrorismo, y confiamos tener en China una gran fuente, como uno de los pasos de avance, para poder tener ese esquema que he propuesto: que a nuestra alianza con los EU podamos ir sumando otros países, como China, en la lucha contra el terrorismo”.
De China financiar la construcción de un oleoducto —como lo solicitó Uribe— que, atravesando Colombia, sirviera para llevar al Pacífico colombiano el petróleo venezolano, se presentaría una situación interesante en la eventualidad de atentados narcoterroristas contra el mismo. Un ataque de las FARC, el ELN o las Autodefensas (paras) sería un ataque directo, no sólo a los intereses de Colombia, sino también a los de Venezuela y China.
Uribe dijo en una rueda de prensa el 7 de abril en Pekín: “En materia de infraestructura se ha avanzado bastante en lo que empieza a ser una aceptación unánime para que China construya el oleducto entre Venezuela y nuestro Pacífico, cruzando todo el norte de Colombia, lo que le daría posibilidad a China de comprar petróleo venezolano en un puerto del Pacífico colombiano; a Venezuela de exportarlo por el Pacífico colombiano; a Colombia de tener el desarrollo de ese puerto en el Pacífico y de tener una nueva fuente de abastecimiento de hidrocarburo”. También dijo: “Además, continuamos en el examen de las grandes posibilidades que tiene el agro colombiano. . . de incorporar —rápidamente— seis millones de hectáreas a la producción de maderables, de caucho, a la producción de algunos productos agropecuarios como la palma de aceite, no sólo para la producción de aceite comestible, sino también para la producción de biodísel”.
A la primera rueda de negocios entre China y Colombia organizada por Proexport en Pekín, asistieron más de 500 empresarios, de los cuales 270 eran chinos. Además de la agroindustria, en especial en los sectores de las flores y el café, los empresarios chinos expresaron su interés en participar en proyectos energéticos y mineros, la construcción de grandes obras de infraestructura, el desarrollo de procesos agroindustriales y manufactureros, y proyectos relacionados con el sector químico y farmacéutico. Hasta ahora la relación económica es exploratoria, y en una segunda visita los empresarios colombianos abordarán temas más sectorizados y podrá dársele seguimiento a las actividades que recién empiezan a concretarse. Y es que las exportaciones de Colombia a China en el 2004 fueron de unos microscópicos 133 millones de dólares, en rubros como ferroníquel, metalurgia (desperdicios y desechos de cobre, hierro y aluminio) y derivados del petróleo. Colombia presentó a los inversionistas chinos proyectos energéticos por 3.000 millones de dólares. Estos proyectos son las hidroeléctricas del río Sogamoso, en Santander; la del Amoya, en el Tolima; y la del pescadero Ituango, en Antioquia.
Uribe invitó a los chinos a “acudir a Colombia para trabajar en esa tarea de exploración o para asociarse con ECOPETROL, para explotar, renovar campos. . . partimos de la siguiente base: Colombia tiene un vecino, Venezuela, que produce tres millones de barriles diarios de petróleo; otro vecino, Ecuador, que produce 600 mil barriles de petróleo al día y el 87 por ciento del territorio colombiano todavía se encuentra inexplorado en la búsqueda de petróleo”.
Por desgracia, Colombia no ha determinado cuáles son sus verdaderas reservas de petróleo, porque las empresas extranjeras vinculadas a los intereses financieros de Wall Street y la City de Londres han impuesto toda clase de restricciones y chantajes. Por ejemplo, las empresas han llevado a cabo diversas “huelgas” en lo referente a la exploración, exigiendo condiciones contractuales leoninas para Colombia, impidiendo que desarrolle una capacidad significativa de refinación petrolera. Se dijo que en dos o tres años Colombia volvería a importar gasolina, porque dejaría de ser autosuficiente en la producción petrolera. Una alianza con China para explorar y refinar el petróleo rompería el control que Washington y Londres ejercen sobre el petróleo colombiano, entre otras materias primas.
También con Japón el comercio es magro, aunque es un poco mejor que con China. Las exportaciones de Colombia a Japón fueron de 260 millones de dólares, y las importaciones, de 600 millones; es decir, Colombia tiene un balance comercial negativo de 340 millones de dólares. Hasta ahora le vende café, esmeraldas y ferroníquel a Japón. Aun así, Japón es el segundo mercado del café colombiano, después de los EU. Empero, el comercio con Japón se vio muy afectado a raíz del asesinato del empresario japonés Chikao Muramatsu, vicepresidente de la empresa de partes de auto Yasaki Ciemet, a manos de terroristas de las FARC. Fue secuestrado en febrero de 2001 en Bogotá y asesinado en noviembre de 2003. “Por el secuestro y asesinato del empresario japonés, pedimos perdón. Eso no se puede repetir. Vengo, en nombre del Ejército y la Policía de Colombia, a brindarles todas las condiciones de seguridad”, insistió Uribe en diversas reuniones con empresarios, con el primer ministro japonés Junichiro Koizumi y con el emperador Akihito.
Uribe dijo que Colombia está dispuesta a firmar un acuerdo de protección de las inversiones con Japón, semejante al que hace poco firmó con España, y a empezar negociaciones para firmar un acuerdo de libre comercio. Solicitó inversión japonesa para la construcción del túnel de la Línea, y un proyecto de producción de caucho y de palma africana. El túnel de la Línea, del cual ya se han perforado 250 metros, atravesará la cordillera Central entre Calarcá y Cajamarca, y está ubicado en el corredor vial Bogotá–Buenaventura–Llanos Orientales, uno de los más importantes del país debido a que integra a Buenaventura, principal puerto del Pacífico, con el interior del país, los Llanos Orientales, el occidente de Venezuela y la cuenca del Orinoco. Uribe dijo: “He notado entusiasmo para ayudarnos en el tema del túnel de la Línea, y lo hemos presentado con dos elementos. Primero, que ya está en plena construcción, y segundo, que es la comunicación entre Bogotá–el Pacífico–el Japón”.
Además de 144 empresarios, 33 rectores de universidades acompañaron a Uribe en su gira. En la reunión del Comité Académico Colombo–Japonés, realizado en la Universidad de las Naciones Unidas en Tokio, Uribe dijo que “no es fácil construir una cultura masiva de adhesión a la investigación. Colombia tiene que hacer un esfuerzo en esa dirección”, y que Japón convirtió “la educación en su arma secreta para superar inmensos obstáculos en recursos naturales e hizo de la educación un camino eficaz para convertirse en la segunda potencia económica del mundo. Es fascinante cuando la historia reciente de Japón da cuenta de estos 150 años que empezaron con la restauración Meiji, y puntualiza en los años 1860 a 1870, este país había logrado la alfabetización total de su comunidad y estaba estudiando profundamente matemáticas”. Uribe pidió elevar el intercambio y la cooperación entre las universidades colombianas y japonesas.