El
estadista y economista norteamericano Lyndon LaRouche habló vía
telefónica con un centenar de ingenieros, técnicos y sindicalistas
petroleros reunidos en la sede de PETROPERÚ en Lima, Perú, el 20
de abril.
Tenemos
una situación interesante en los Estados Unidos. Quisiera empezar
diciendo que ahora nos encontramos en los albores de la crisis mundial
más grande que cualquiera con vida hoy día recuerde. Esto es mucho
peor que la crisis de los 1930. Podría controlarse, pero
requeriría un cambio radical en las políticas vigentes. Estos
cambios tendrán que darse, en especial desde dentro de los propios
EU.
El motivo
es muy simple, y creo que ustedes estarían de acuerdo con ello. El
sistema monetario financiero mundial actual, el sistema del dólar,
está en quiebra y podría hundirse en las profundidades en
cualquier momento. La crisis de la industria automotriz a nivel internacional y
en los EU es uno de los detonadores. El sistema financiero mundial está a
punto de estallar, de estallar en una forma mucho peor que la de los
1930.
Ésa
es la situación.
De caerse
el dólar, entonces las tenencias en dólares en Brasil, en otras
partes de las Américas, en China, en India, en Europa, también se
vendrían abajo. Un derrumbe del 50% del valor del dólar en los
mercados internacionales significaría el derrumbe del sistema entero en
todos lados; nadie escaparía.
Por
tanto, a no ser que hagamos algo para evitar el derrumbe del dólar, lo
cual podríamos hacer, todo el mundo está al borde de caer en la
depresión más profunda que cualquiera pueda imaginarse, en estos
momentos, muy pronto.
La
posibilidad de un cambio no es algo muy remoto. El fin de semana pasado en los
EU tuvimos una crisis en el Gobierno actual, en la actual administración
de gobierno. Esto se manifestó de muchas formas con este individuo [John]
Bolton, cuya confirmación está en peligro y, posiblemente, no se
logre. Así que, hay una tendencia en estos momentos a que haya una
sacudida generalizada en el Gobierno de los EU, una crisis gubernamental. El
Gobierno de Bush no es una entidad sólida. Es una entidad
tiránica, pero no es una entidad sólida. Tiene grandes debilidades
y puede caer en cualquier momento; todo el sistema.
Por
tanto, tenemos que pensar en ganar la lucha dentro de los EU, y vincularla
ganando la pelea aquí a cosas tales como la reciente resolución en
Italia, en el Parlamento, a favor de un nuevo sistema de Bretton Woods. Es
decir, regresar al tipo de sistema que teníamos antes de 1971, que era el
sistema bajo el cual nosotros funcionamos bastante bien en el Hemisferio en ese
período; la mayoría de los países sí pasaron por
algún grado significativo de desarrollo en el Hemisferio durante ese
período. Es desde 1971, 1972, en especial desde 1982, que se han
presentado las grandes catástrofes en las economías de
América Central y del Sur.
Así,
nos encontramos en ese tipo de situación.
Nosotros
tenemos la posibilidad de ganar. La victoria tiene que venir de los EU porque,
como dije, de venirse el dólar abajo de una forma caótica, lo que
puede ocurrir, a menos que hagamos un cambio en la política de los
EU. . . Entonces, el derrumbe del dólar significaría un
derrumbe de todo el sistema internacional en todas partes del mundo. Ninguna
parte del mundo emergería como triunfante de un derrumbe del dólar
en estos momentos, porque el sistema del dólar es el sistema
mundial.
Por
tanto, lo que tenemos que hacer aquí es reorganizar el sistema del
dólar de la forma como Franklin Roosevelt lo hizo durante su
gestión de los 1930 a los 1940. En esas condiciones, estabilizamos el
dólar a largo plazo, estabilizamos el sistema monetario internacional, y
con esa estabilización llevamos a cabo las reformas del sistema monetario
para regresar a un sistema de tipos de cambio fijos, en vez del sistema de tipos
de cambio flotantes, en especialmente en América Central y del Sur, que
está sufriendo de forma desesperada por el sistema de tipos de cambio
flotantes.
En esas
condiciones, significaría que tendríamos que darle marcha
atrás a las tendencias de los últimos 35 años. Regresar al
acento en el desarrollo industrial y agrícola, es decir, al desarrollo
físico de la agricultura, de la industria, a mejoras a gran escala de la
infraestructura, de la infraestructura básica: transporte, gestión
de aguas, manejo de energía, la energía misma, esa clase de cosas;
todas esas cosas tenemos que volverlas a poner en juego. Así que tenemos
que estar pensando en términos de una o dos generaciones adelante, de
reconstruir la economía mundial en todas partes.
Tenemos
que tener un sistema de tipos de cambio fijos para que haya colaboración,
y créditos a largo plazo que nos permitan hacer esto.
Ésa
es la situación en la que nos encontramos en estos momentos. Nos
encontramos en una situación en la cual podemos irnos al infierno o
podemos ir, no al paraíso, sino a un lugar que sea mucho mejor que el
infierno. Podemos hacer eso ahora mismo.
Eso
significa que los EU, que nosotros en los EU que encabezamos esta pelea a nivel
internacional, tenemos que extender nuestras manos, tener vínculos
eficaces con otras partes del mundo, colaborar con otras fuerzas del mundo en
pro del desarrollo.
Por
ejemplo, tenemos la situación reciente en Sudamérica donde lo que
parecía imposible hace poco. . . donde el presidente del
Gobierno de España [José Luis Rodríguez Zapatero] se
reunió con los presidentes de Venezuela [Hugo Chávez], Colombia
[Álvaro Uribe] y Brasil [Luiz Inácio Lula da Silva], y hubo
colaboración cuando la gente pensó que jamás
ocurriría. Esta clase de colaboración, si se extiende por todo el
Hemisferio y a nivel internacional, es lo que se necesita. Si los EU cambian su
política, entonces esta nueva clase de acuerdos de colaboración
que han vuelto a surgir de nuevo, tipificado por la colaboración entre
Uribe, Chávez y Lula en cuanto al desarrollo de infraestructura, puede
significar un renacer, en particular, del Hemisferio entero.
Ésta
es nuestra oportunidad. Es una buena oportunidad. Nosotros estamos librando una
pelea en los EU, como librando una guerra. Incluso si se tienen la
política correcta y las fuerzas correctas, la victoria en la guerra no
está garantizada de antemano. Pero la oportunidad de ganar la guerra
existe. Tenemos la oportunidad de ganar esta guerra. Tenemos la oportunidad de
darle marcha atrás a las tendencias feas de los últimos treinta y
tantos años.
Y en
Perú, por supuesto, eso puede ser muy prometedor. Hay un potencial
natural, que yo sé que ustedes conocen, que puede movilizarse, y que
podría significar darle marcha atrás a las tendencias en
Perú, y tener una tendencia ascendente como la que viene planteando la
gente por varias generaciones.
Ésa
es la situación. Yo me siento optimista. En cuanto a nuestra
situación en los EU, ésta es la situación, en breve: yo
llegué a una posición importante en darle forma a las
políticas del Partido Demócrata. No dirigiéndolo, sino mi
influencia; se abrieron las puertas a mi influencia para moldear la
política del partido. Esto empezó, en cierto sentido, con la
convención [demócrata] del verano pasado, de julio. Luego, en el
otoño, me incorporaron como un factor en dirigir la campaña
presidencial de Kerry. Pasamos por la experiencia del mal conteo de los votos el
día de la elección, pero el día 9 [de noviembre] yo
inicié una campaña en mi sitio electrónico. Esta
campaña cambió el momento, el impulso del Partido
Demócrata. Empezó a movilizarse como una fuerza sólida en
el partido, y cuando se dio la pelea sobre la certificación de la
elección de George Bush, el Partido Demócrata funcionó de
nuevo como una fuerza de combate. No perfecta —hay que observarlo todos
los días para asegurarse que no cometa errores—.
Pero
vamos al alza, y el pasado fin de semana hubo un cambio en Washington. Todo
está por decidirse. Tendremos un cambio de algún modo y de alguna
suerte muy pronto. La batalla está en marcha. La batalla en torno al
nombramiento de Bolton, la pelea en torno al Seguro Social, estas cosas se
están juntando. Habrá un cambio a medida que algunos
representantes republicanos, senadores y otros pasen a colaborar de forma
bipartidista en cuanto a ciertos asuntos. Esta colaboración bipartidista
puede significar un cambio súbito y significativo en la política
de los EU.
En
condiciones de crisis, en especial con el derrumbe en marcha de la industria
automotriz en torno a la General Motors y la Ford, significa que está
forzándose un cambio. La burbuja de los bienes raíces de los EU
está por estallar. Tenemos un déficit en la cuenta corriente, la
deuda fiscal de los EU empeora. Tenemos la incompetencia manifiesta del Gobierno
de Bush. Todas estas cosas están juntándose. Estamos al borde de
que haya un cambio súbito y significativo en la política
estadounidense. Y ese cambio político augura la factibilidad de la clase
de cambios que queremos en otros países, y en la cooperación
internacional.
Eso es lo
que puedo informarles en estos momentos.