Iberoamérica
Kirchner en Berlín
‘Venimos a sembrar la semilla’
Kirchner dice que deben reestructurarse “las entidades multilaterales y Rodrigo Rato, han probado ser los peores enemigos de Argentina, y de toda Iberoamérica.
A continuación reproducimos extractos del discurso que el presidente argentino Néstor Kirchner dio el 14 de abril en la Fundación Friedrich Ebert en Berlín, Alemania. Añadimos los subtítulos.
Quisiera reflexionar con ustedes acerca de la relación entre Argentina y Alemania, evaluar sus perspectivas y analizar de qué manera nuestros dos países y sus respectivas regiones pueden intensificar su cooperación.
Desde sus comienzos la Argentina, al igual que el resto de los países latinoamericanos, fue producto del encuentro cultural entre los pueblos originarios y los emigrantes europeos. El mestizaje cultural, físico y social dio lugar a un mundo nuevo, con identidad propia.
No podemos dejar de mencionar el aporte de tantos alemanes a la evolución y progreso de la Argentina: los navegantes y comerciantes, los científicos y educadores, y los que contribuyeron a organizar las universidades, escuelas técnicas e institutos de investigación, los empresarios que aportaron al desarrollo de la banca, las comunicaciones y las industrias, y los miles y miles de alemanes que desde Sajonia, Renania, Brandemburgo, Baviera, cruzaron el océano para trabajar en nuestras llanuras, tierras, bosques y ciudades.
La Argentina en materia de política exterior ha reafirmado la determinación de no renunciar a su autonomía en las decisiones y de participar de manera activa y constructiva en favor del nuevo orden mundial. Un nuevo orden mundial que permita a los países periféricos incrementar la generación de empleo, aumentar los niveles de ingresos de los más pobres y darles un mejor acceso a la educación, la salud, la vivienda y los servicios vitales de nuestros pueblos.
La ausencia de multilateralidad en las relaciones internacionales pone al mundo al borde de convertirse en una jungla, sin leyes ni reglas, al igualar la capacidad fáctica para la intervención como casi un derecho a intervenir.
América latina y Europa, Argentina y Alemania, están llamadas a coordinar su acción para afirmar responsablemente sus valores e intereses comunes en los organismos internacionales y regionales, y concretar nuevos avances en estos diversos campos de acción.
La adopción de modelos universales, generalmente aconsejados por los organismos multilaterales de crédito, fue largamente superada por el desarrollo de posturas propias y enfoques adecuados para cada país. En todo caso, como los modelos importados e impuestos son modelos que sólo buscan recuperar la creencia de que el deudor es más que el desarrollo productivo de aquéllos, así provocan errores que se pagan caros y culminarán con un gigantesco desprestigio de sus políticas, que obligará más tarde o más temprano a la reestructuración de sus entidades.
La necesidad de esa reestructuración de las entidades multilaterales de crédito, comenzando por el FMI, se evidencia cuando se escucha a su tecnocracia plantear nuevas exigencias a medida que avanzamos en la solución de nuestros problemas. Por decenas hemos visto fracasar a distintos gobiernos, a distintos países, aplicando estas recetas encerrados en un patético círculo virtuoso.
A medida que crece la parte de las rentas nacionales que se deben destinar al servicio de la deuda, [los del FMI] se dedican cada vez más a tratar de atraer, desde los mercados financieros, capitales especulativos para seguir incrementando el endeudamiento, y cada vez menos la atención de su crecimiento y las necesidades de su pueblo. Así el gobierno de turno y el propio Estado pierden representatividad ante los ojos de la mayoría de sus ciudadanos, lo que le va quitando toda sustentabilidad a cualquier plan o programa. En esas condiciones ni se crece ni se puede pagar la deuda.
La secuencia sigue con una teórica autocrítica de los técnicos del Fondo, mientras los pobres se multiplican. Mi país, por seguir esa receta, viene de sufrir una de las catástrofes socioeconómicas más graves de su existencia, que hiciera explosión a finales del 2001, producto de un modelo político económico al servicio de intereses ajenos al bien común, que favoreció la proliferación de los genocidas, ladrones y corruptos.
Los múltiples fracasos prueban que ningún equilibrio macroeconómico es sustentable si se asienta sobre otros desequilibrios, como los desajustes macrosociales o un gigantesco endeudamiento. Crecimiento sustentable con inclusión social, producción y empleo, requieren inversiones destinadas a crear nuevas oportunidades. Argentina requiere apoyo para su estrategia de desarrollo, que apunta a obtener fuentes de recursos genuinos para nuestros ciudadanos.
La primacía de intereses particulares sobre el interés general fue la expresión de un determinado modelo de sociedad que condujo a la pobreza en su sentido general, a la incertidumbre, al aislamiento, al temor y al empobrecimiento de la vida en todas sus esferas.
La Argentina tras salir del default está encarando una estrategia seria y consistente para desendeudar el país de acuerdo a sus posibilidades de pago y sin comprometer sus perspectivas de crecimiento estructural.
Nuestro gobierno ha decidido priorizar las inversiones públicas y la investigación científica tecnológica revirtiendo el proceso de las últimas décadas, cuando equivocadas políticas descuidaron la investigación y condujeron a una grave fuga de cerebros.
Por ello hemos incorporado la cooperación científico–tecnológica internacional como una herramienta principal de la actual política exterior argentina. En materia de los recursos humanos existentes en el país, la presencia de una red virtual de científicos y técnicos argentinos trabajando en el exterior, particularmente en Europa, y las negociaciones que se han iniciado con el Ministerio Federal de Educación e Investigación, la Fundación Max Planck y el servicio alemán de intercambio académico crean promisorios marcos para aumentar la cooperación argentino–alemana.
Para nosotros hoy compartir con todos ustedes esta disertación, este diálogo mutuo, bilateral y amplio es realmente muy importante. Es muy importante tener en cuenta qué es lo que está pasando en el mundo de hoy, cuál es la incomprensión de los organismos multilaterales de crédito y de otros organismos multilaterales internacionales respecto de la situación que le toca vivir al mundo en general, y a nuestra región en particular. Cada vez que uno intenta cuestionar, y cada vez que uno dice que esos organismos están mirando con la nuca la realidad que hoy le toca vivir a la sociedad y al mundo, enseguida surge aquella discusión o aquel discurso que dice: “estos son gobernantes populistas”. Cada vez que uno trata de implementar políticas populares, no populistas, sino cuando se tratan de resolver cuestiones fundamentales y esenciales del pueblo, se genera este marco de calificación de centros tecnocráticos que han servido para consolidar la explotación, la especulación, la marginación y la exclusión en el mundo. Por eso es hora de que las voces se levanten con la fortaleza, con la potencialidad que el mundo necesita.
A mí me tocó tomar una Argentina devastada por un programa económico que fue apoyado por el Fondo Monetario Internacional, que exhibió a los gobernantes de la Argentina de aquel momento como ejemplo diciendo que “éste es el camino que deben seguir los países del mundo”. Vean qué bien estaba gobernada la Argentina en un plan incomprensible como el de la convertibilidad [que acopló al peso con el dólar en una paridad de uno a uno], en un endeudamiento para sostener esa convertibilidad que llegó al 170% de su Producto Bruto Interno y con una corrupción inigualada en la Argentina, escandalosa, pero esos gobiernos eran apoyados por estos organismos.
Hoy, cuando uno defiende el interés nacional, cuando desea tener la legislación necesaria y dar los pasos necesarios para que los corruptos tengan el destino que corresponde, que es la prisión. . . cuando queremos hacer frente al endeudamiento que nos dejaron en el marco de políticas especulativas asombrosas, en las que participaron bancos internacionales para consolidar la venta de bonos argentinos que no tenían ningún tipo de valor en su momento pero los vendieron como los mejores bonos y a nosotros nos toca la triste noticia de salir a decir cómo fue esa etapa y qué es lo que puede pagar la Argentina, todavía esos mismos sectores y esas mismas personas que siguen en esos mismos organismos. . . dicen que la Argentina aplica políticas que el mundo actual no puede aceptar, en el marco que tuvimos con el canje de la deuda, en el que llegamos al 76% [en el número de tenedores de bonos que decidieron participar], y todavía hoy se animan a cuestionar este canje que evidentemente sí significó una quita de 67.000 millones de dólares, pero negociamos como corresponde, de cara a la sociedad y al mundo. Dijimos: “la Argentina quiere ser un país serio y puede pagar esto”. La Argentina fue un país que lo quebraron y lo vaciaron. Sin embargo, esos intereses siguen vivos allí.
Y pasa en otros países. Argentina es un país muy fuerte potencialmente, aún con gobiernos mediocres tiene grandes posibilidades de salir. . . somos un país con fuertes recursos humanos, pero hay otros países del mundo que están en situaciones mucho más desventajosas y que son prácticamente arrasados por políticas de ajuste que no comprenden, que no entienden y por las cuales son sometidos los pueblos a graves condiciones de marginalidad.
Por eso el mundo debe reaccionar, por eso se deben modernizar los organismos multilaterales de crédito, por eso se debe dar una discusión fuerte y racional sobre estos temas. Yo siempre digo que la experiencia de lo que pasó en la discusión sobre el problema último de Iraq, donde el multilateralismo quedó absolutamente de lado, no es el único problema que enmarca el mundo en muchas soluciones que está necesitando. Por eso creo que la generación que nosotros representamos, aquéllos que pensamos que el mundo se puede cambiar, que nos incorporamos a la política porque creíamos que el mundo se puede cambiar; que sufrimos la persecución, el autoritarismo y las prácticas de desaparición, como nos pasó a nosotros en la Argentina y que de otra forma mucho más grave sufrieron ustedes aquí, realmente debemos tener la valentía y la decisión de ayudar a crear ese nuevo orden internacional que dé la posibilidad de vivir en un mundo mucho más equilibrado y justo.
Salimos desde el marco de la verdad relativa a predicar nuestra verdad, a decirles qué sentimos y qué nos pasa, dispuestos a dar fuertemente una discusión con aportes, con ideas que nos lleven a una verdad constructora y superadora, pero es bueno saber que la tecnocracia [del FMI], que el mundo hoy casi unificado en su conducción y con sus países muchas veces mirando casi como dejando pasar lo que está sucediendo, nos puede llevar realmente a puntos límite. Por eso la Comunidad Económica Europea, el Mercosur, la comunidad de naciones de América Latina tienen muchas cosas para hacer en conjunto.
Nosotros venimos a sembrar junto a ustedes la semilla, Dios quiera, de un orden [mundial] distinto, y que esta generación pueda ser el punto de inflexión para construir una sociedad que se acerque mucho más a los que pensamos que el mundo no debe ser solamente de unos pocos, sino que todos, sin ningún tipo de segregación, tienen que tener la posibilidad de realizarse.