“Las
acciones del general George Washington contra los mercenarios alemanes, al igual
que la decisión que tomó Federico el Grande en Leuthen, la
valerosa anuencia del zar Alejandro I al consejo de los prusianos para atrapar a
las fuerzas invasoras de Napoleón, la decisión del general Douglas
MacArthur de desembarcar en Inchon, son sólo emblemáticos de los
casos famosos de la historia moderna en los que una situación
requirió de una combinación de competencia y coraje por parte de
un individuo excepcional, quien actuó contra la falta de una cualidad de
capacidad de decisión de mando de una mayoría de los otros
dirigentes”. Así empieza un volante escrito por Lyndon LaRouche el
10 de mayo de 2005, del que están distribuyéndose cientos de miles
de copias por todos los Estados Unidos.
“La
crisis de General Motors representa una crisis nacional de esa clase, en la que
la decisión de algún liderato excepcional tiene que sobreponerse
al impulso de la mayoría a titubear y vacilar.
“Ahora
mismo nuestro Congreso y otros dirigentes vacilan, en momentos en que la crisis
de General Motors ha llegado al punto en que el futuro de nuestra nación
depende de tener dirigentes con la competencia y las agallas necesarias para
tomar una decisión estratégica decisiva. Hasta ahora, ni la
dirigencia de nuestro Gobierno ni nuestros partidos políticos han
mostrado esa competencia y liderato. Usa tus zapatos políticos para
patearlos hacia la experiencia ascendente necesaria.
“Ahora
tienes que exigir la calidad necesaria de liderato que actúe de
inmediato, antes de que sea demasiado tarde para salvar la amenazada capacidad
vital de máquinas–herramienta que representa nuestra industria
automotriz nacional.
“Ciertos
intereses financieros internacionales poderosos, que actúan en
complicidad con elementos del sistema de la Reserva Federal y el Gobierno de
Bush, pretenden hacer una componenda sobre General Motors, que
prácticamente le pondrá punto final a la parte más vital
del potencial productivo de la economía nacional de los Estados Unidos,
al tiempo que le roban a los empleados y jubilados de General Motors sus
pensiones vitales y otros derechos. De imponerse esa componenda,
prácticamente garantizará el fin de los EU como una de las
principales economías del mundo.
“Una
de las razones principales de la falta de competencia que ahora muestra buena
parte de la dirigencia política de nuestra nación, es que la
generación encargada actualmente del Congreso y de nuestras empresas
industriales es víctima de casi cuarenta años de lavado cerebral
en la secta de una sociedad posindustrial. Por esa razón, figuras
destacadas del Gobierno y otras instituciones pertinentes ven la crisis de
General Motors solamente como otra crisis financiera; no han encarado la
realidad de que la cuestión de vida o muerte no es la crisis financiera
en sí, sino el peligro de perder nuestras capacidades de
producción física más vitales.
“El
hecho es que el sistema financiero ya está en quiebra
irremediable”, recalca LaRouche. “El derrumbe financiero más
grande de la historia ya está en marcha”. Puede organizarse una
recuperación como la de Franklin Roosevelt. Pero, si acabamos con el
vital sector de las máquinas–herramienta de la industria
automotriz, “ni Roosevelt podría organizar una recuperación
en el transcurso de tu vida”.
“Para
salvar a la nación tenemos que mantener en su lugar, empleada y
funcionando, a la fuerza laboral organizada en torno a la capacidad vital
intacta de las máquinas–herramienta de nuestra industria
automotriz. Esa decisión tiene que tomarse ya, o muy pronto vendrá
el momento en que absolutamente no podrá tomarse.
“En
algún momento en el futuro la industria, reorganizada en lo financiero,
volverá a ser nuevamente propiedad privada independiente de una forma
saludable. Mientras tanto, tenemos que salvar a una industria que es uno de los
activos estratégicos más vitales de nuestra nación”,
dice.
Esta
capacidad es necesaria para atender urgentes necesidades de infraestructura
básica. “Tenemos que actuar ya, como si nuestras vidas dependieran
de ello. El futuro económico de nuestra nación, y mucho más
que eso, dependen de ese acto”.