En
“La España de Carlos III y el Sistema Americano” (ver
Resumen ejecutivo de la 1a y 2a quincenas de diciembre de 2004) William
F. Wertz documenta que durante el reinado del rey borbón Carlos III en
España de 1759 a 1788, se distinguió por tres cosas:
1.Instrumentó reformas leibnizianas trascendentales en la economía
política, que dieron marcha atrás a la destrucción sufrida
por España y sus colonias en los siglos del reinado Habsburgo. Entre
éstas estaban la creación de un banco nacional, el fomento de la
industria y la construcción de infraestructura, y la introducción
de la educación pública.
2.Proscribió al gran inquisidor de Madrid y expulsó a Üntla
oligarca y pro habsburga Compañía de Jesús de España
y sus colonias. Cuando era rey de Nápoles, en 1739, impidió el
establecimiento de la Inquisición e invitó a los judíos
expulsados por Carlos V a regresar a ese reino, recurriendo a la política
ecuménica, previa a la Inquisición, de Alfonso el
Sabio.
3.Apoyó la Revolución Americana y sentó las bases para la
posterior independencia de los Estados nacionales de
Iberoamérica.
Los
sinarquistas, quienes apoyan la expulsión de los judíos y los
moros de España, aclaman a la Inquisición, y sueñan con
regresar a los tiempos de Carlos V y Felipe II, odian a Carlos III por estas
políticas. Salvador Abascal escribió que la expulsión de
los jesuitas decretada por Carlos III en 1767, marcó el verdadero origen
de la Revolución Mexicana, la cual, según él, no es
más que una rama y un subproducto de la revolución global, una
“revolución” a la cual los sinarquistas se oponen con
vehemencia.