“Sinarquismo”
es el nombre que adoptó en el siglo 20 una secta francmasónica
secreta conocida como los martinistas, que se basaba en la adoración a la
tradición del emperador Napoleón Bonaparte. Desde principios de
los 1920 hasta 1945 los servicios de inteligencia de los Estados Unidos y de
otras naciones lo clasificaban oficialmente bajo el título de
“Sinarquismo nazi–comunista”, porque al mismo tiempo
desplegaba fuerzas pro comunistas y de extrema derecha opuestas para envolver al
gobierno escogido como blanco. Los movimientos fascistas del siglo 20 y
posteriores, como la mayoría de los movimientos terroristas, son todos
creaciones sinarquistas.
El
sinarquismo era el rasgo central de la organización de los Gobiernos
fascistas de Italia, Alemania, España, y de Vichy y Laval en Francia en
ese período, y también se extendió por México, y por
toda América Central y del Sur, como un conducto español del
partido nazi. El Partido Acción Nacional (PAN) de México
nació como una excrescencia de esta infiltración. Los seguidores
del finado Leo Strauss y de Alexandre Kojève hoy día son
típicos del mismo.
Esta
conspiración francmasónica secreta tiene lugar Ünttanto entre
las facciones nominalmente izquierdistas como entre las de extrema derecha,
tales como el consejo editorial del Wall Street Journal, la Sociedad Mont
Pelerin, el American Enterprise Institute y el Instituto Hudson, y la mentada
extrema derecha integrista dentro del clero católico. La autoridad
subyacente detrás de estas sectas es una red contemporánea de
bancos privados de ese modelo veneciano medieval conocido como fondi. La
conspiración del sinarquista Banque Worms en la época de la guerra
en los 1940, tan sólo es típica del papel de tales intereses
bancarios que intrigaban tras varios gobiernos fascistas de entonces.
De hecho,
los sinarquistas surgieron de entre los círculos inmediatos de
Napoleón; los oficiales veteranos de las campañas bélicas
de Napoleón diseminaron la práctica de la secta por todo el mundo.
Georg Wilhelm Friedrich Hegel, un apasionado admirador de la imagen de Bonaparte
como emperador, fue el primero en ofrecer una doctrina histórica fascista
del Estado. Los escritos de Friedrich Nietzsche le sumaron a la teoría de
Hegel la doctrina del terror dionisíaco del hombre–bestia, de los
movimientos y regímenes fascistas del siglo 20. Los ideólogos
fascistas más notables de esta academia después de la Segunda
Guerra Mundial son Leo Strauss de la Universidad de Chicago, quien fue la
inspiración de los actuales ideólogos neoconservadores
estadounidenses, y el copensador de Strauss en París, Alexandre
Kojève.
—Lyndon H. LaRouche.