Schwarzenegger quiere que ‘camisas pardas’ patrullen la frontera
El “Gobernator” Schwarzenegger está echándose
solito la soga al cuello en California, revelando sus inclinaciones
racistas.
por Harley Schlanger
Si Maria (Kennedy) Shriver, la mujer de Arnold Schwarzenegger, de veras
quiere parar el desmoronamiento de la administración de gobierno de su
marido en California, Estados Unidos, lo primero que tiene que hacer es ponerle
un bozal. El “Gobernator” Schwarzenegger, tres veces en dos semanas
a principios de mayo, hizo más por agilizar su caída —que ha
sido más bien ruidosa—, que todos los consultores demócratas
de Sacramento, la capital del estado.
Ahora que su “año de reforma” está
convirtiéndose en un “año de retirada”, y que su
“popularidad” en las encuestas ha caído por debajo del 50%,
Arnold Schwarzenegger juega la carta racista. Arnie la tomó contra los
inmigrantes mexicanos ilegales, en un intento flagrante por echarle la culpa de
su pobre desempeño como gobernador a un sector vulnerable de la
población.
En un discurso que pronunció el 19 de abril en San Francisco ante la
Asociación de Prensa de EU, Schwarzenegger respondió a una
pregunta sobre política migratoria con una provocación
deliberadamente insultante: “Cierren la frontera”. Más tarde,
cuando le llegó el fuego a los aparejos, “aclaró” su
posición diciendo que se había “expresado mal”, que su
inglés le falló, que lo que en realidad quiso decir era
“aseguren la frontera”.
Camisas pardas a la frontera
Antes de que amainara la conmoción de su “metida de
pata”, el otrora fisicoculturista embistió de nuevo, encomiando a
los cazamexicanos del “Proyecto Minutemen” durante un programa de
radio de dos conocidos payasos derechistas. Los “minutemen” son un
grupo de lunáticos armados que alegan estar vigilando la frontera,
amenazando con ponerle un alto a quienes consideran están entrando a EU
de manera ilegal. Pero están tan zafados, que hasta el presidente Bush
salió por un instante de su cuarto acolchado para tacharlos de vigilantes
que actúan por su propia cuenta.
Pero, según Arnie, son sólo buenos ciudadanos. “Creo
que han hecho una labor magnífica”, dijo, “y han reducido en
un gran porcentaje el cruce de inmigrantes ilegales”.
Y continuó para dejar en claro que esta vez estaba diciendo
exactamente lo que quería decir: “Quiero decir, es algo alcanzable,
y lo que pasa es sólo que nuestro gobierno federal no está
haciendo su trabajo”.
En declaraciones subsiguientes defendió su posición, diciendo
que recibiría con beneplácito la presencia de los
“minutemen” cazamexicanos en la frontera.
Schwarzenegger reafirmó su deseo de que hubiera unidades de
voluntarios “camisas pardas” en la frontera, en una entrevista que
le concedió el domingo 8 de mayo a Chris Wallace del noticiero de
televisión Fox. “No tienes que ser un neurocirujano ni nada
parecido”, dijo, para apoyar la idea de desplegar mercenarios improvisados
para librarle la guerra a los inmigrantes mexicanos.
“No estamos diciendo que, sí, apoyamos que los
‘minutemen’ deben hacer el trabajo. . . Pero si el
gobierno federal no alcanza a realizar su labor ni a cumplir lo que le ha
prometido al pueblo, entonces el ciudadano promedio se levantará y
hará el trabajo”.
Si eso suena como un mal guión cinematográfico, no es de
sorprender, considerando lo que Arnie dijo acerca de su función como
gobernador. “Dirigir no tiene que ver con la popularidad”, le dijo a
Wallace —una postura muy afortunada, dadas las encuestas—,
“dirigir significa que a veces tienes que tomar decisiones
penosas. . .
“Y esto es exactamente por lo que estamos pasando. Esto es como el
guión de una película. Primero pones al héroe en la
cúspide. Luego lo bajas para que la gente te apoye, y entonces todos
están contigo, y entonces lo vuelves a subir. Y luego este arco llega a
su fin. Esto es; es el guión perfecto” (énfasis
añadido).
Al leer lo anterior, ¡quizá te parezca verosímil que
Arnie tenga problemas con el idioma! Pero es mucho más peligroso que eso.
En su mente, está interpretando un personaje, el del líder
omnipotente, como imaginó en sus sueños —según sus
propias palabras—, de contar con el control de las masas que Hitler alguna
vez tuvo.
Y si las cosas no salen como él quiere, no importa,
¡sólo cambia de guión! Cuando Wallace le preguntó
sobre sus dificultades recientes, Schwarzenegger negó tener problemas, y
dijo que lo que se necesita es “reescribir tu guión, exactamente de
la misma forma en que en cierta forma vuelves a grabar un
programa”.
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