por Lonnie y Kathy Wolfe
Washington (EIRNS)--La buena nueva de la
reunión cumbre que sostuvieron el presidente
surcoreano Roh Moo~nhyun y su homólogo
estadounidense George W. Bush el 10 de
junio, es que alguien le jaló las orejas a
Bush para que se abstuviera de amenazar con
un ataque contra Norcorea en el corto plazo,
instigado por los dementes gallinazis
neconservadores agrupados en torno al
vicepresidente Dick Cheney. Tal es la
evaluación de expertos estadounidenses en
Norcorea y de fuentes de alto nivel en Seúl.
Estas mismas fuentes advierten que, aunque
el empuje de Cheney y sus compinches
neoconservadores por emprender un posible
ataque nuclear contra la instalaciones
atómicas norcoreanas está en compás de
espera por ahora, si no hay una verdadera
solución de la crisis, la pandilla de Cheney
podría reactivarlo en cualquier momento.
El ministro de Relaciones Exteriores
sudcoreano Ban Ki~nmoon le dijo a los
reporteros coreanos luego de la reunión que,
``aparte de las pláticas de paz de las Seis
Potencias, no se habló de tomar ninguna otra
medida'', según informó una fuente de {EIR}
que estuvo presente, quien caracterizó el
hecho de ``extraordinario''. Ban insistió
que Bush no mencionó para nada la aplicación
de sanciones, ni a la ONU, ni ninguna medida
de coerción, ya no digamos usar la fuerza de
las armas. Ban también dijo que, por segunda
vez, Bush se refirió con mayor cortesía al
dirigente norcoreano, como el ``señor'' Kim
Jong~nil, como señaló de forma positiva el
Gobierno norcoreano de Pyongyang.
Es más, insistió Ban, ``no hubo ninguna
discusión en lo absoluto'' sobre las otras
pautas que ahora son motivo de serias
desaveniencias entre Washington y Seúl,
entre ellos los llamados CONPLAN 8022 y
OPLAN 5029 de Washington para emprender una
guerra preventiva, mismos que Seúl ha
atacado con vehemencia.
``No sé quién pudo haber hablado con
Bush, o si a Bush de algún modo le
advirtieron del peligro que representó la
aparición de Dick Cheney en la CNN'' el 30
de mayo (donde Cheney amenazó a Norcorea),
dijo nuestra fuente surcoreana, ``pero Bush
le dijo al presidente Roh que por ahora
quiere apegarse a la diplomacia. No sabemos
cuánto durará esto, pero por esta semana
Bush canceló el enfrentamiento inmediato''.
La fuente subrayó que tanto el ex
presidente Kim Dae~njung como el ex asesor
de Clinton, Selig Harrison, hicieron
declaraciones de peso a la prensa el 10 de
junio, en las que instaron a Bush a hacer
algún esfuerzo para evitar la guerra, y
culparon a los ``ideólogos neoconservadores'' de la crisis.
Por su parte, {EIR} viene aconsejándole
a el entorno del presidente Roh, recordarle
a Washington el hecho de que Corea, China y
Japón, con reservas combinadas de 1,8
billones de dólares, merecen cierto respeto
en el escenario mundial, y que todas estas
naciones se oponen enérgicamente a cualquier
uso de la fuerza militar en Corea.
¿Acaso intervendría el equipo de Bush
padre?
Otras fuentes han especulado que el
llamado de alerta al Gobierno de Bush contra
la actitud pendenciera de Cheney quizá vino
de más cerca en casa, por así decirlo: del
grupo de asesores presidenciales cercano al
papá del presidente Bush, tales como el ex
embajador de los EU en Sudcorea, Donald
Gregg, un crítico asiduo de la política
cheneyiana hacia Norcorea, o a lo mejor
hasta el propio ex Presidente.
Tales especulaciones tienen como base
la aparición de Gregg, junto con el
presidente Roh y el ex presidente Kim
Dae~njung, en los tres días de ceremonias
que hubo en Seúl, paralelas a las que
tuvieron lugar en la capital norcoreana de
Pyongyang, en celebración del quinto
aniversario de la histórica reunión cumbre
norte~nsur de junio del 2000. Según los
informes de la prensa, mismos que
confirmaron nuestros contactos diplomáticos,
tanto Gregg como el presidente Roh enviaron
un mensaje al Norte: ``No escuchen más voces
que la del presidente Bush'', que fue lo que
le dijo un alto asistente de Roh a los
periodistas, al tiempo que citó al
presidente Bush añadiéndole a lo dicho por
el mandatario sudcoreano: ``Ni siquiera lean
los periódicos''.
En un discurso que dio en las
ceremonias, Gregg explicó cómo la camarilla
política que encabeza Cheney en Washington
está echando a perder una oportunidad para
bregar con Norcorea, al presionar de forma
obsesiva y peligrosa por un ``cambio de
régimen'' en Pyongyang, en vez de negociar
de buena fe. Gregg, quien en privado ha
tildado a Cheney y los neoconservadores de
``maniqueos lunáticos'', explicó que la
``reunión cumbre de Pyongyang [en el 2000]
conserva su influencia poderosa sobre el
pensamiento coreano. El Norte devino en
menos que una amenaza perpétua, y empezó a
vérsele como un hijo pródigo, o como un
hermano caído en la desgracia y perdido hace
mucho tiempo. La sensación de peligro
decayó, y la de afinidad surgió''. Pero el
Gobierno de Bush siguió ``desconfiado y
renuente a negociar'' con el Norte, dijo.