El propio
Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) de Schröder y sus socios
del Partido Verde en la coalición de gobierno, dieron algunas sorpresas:
sólo 151 votaron a su favor y 148 se abstuvieron. Tres parlamentarios
independientes votaron contra Schröder. Del total de 601 miembros del
Parlamento, 6 estuvieron ausentes.
Como la
líder de la oposición Angela Merkel tampoco obtuvo la
mayoría, era probable que el presidente Horst Köhler disolviera el
Parlamento y convocara a elecciones anticipadas.
Zepp-LaRouche: Mi
candidatura es necesaria
Helga
Zepp–LaRouche, presidenta nacional del partido alemán Movimiento de
Derechos Civiles Solidaridad (BüSo), emitió la siguiente
declaración, “Nadie menciona la realidad: Mi candidatura a la
Cancillería es ahora más importante que nunca”.
El
canciller Schröder logró lo que quería; no recibió la
mayoría de votos necesaria el 1 de julio. Ahora le toca al presidente
Köhler, quien tiene una situación constitucionalmente
complicada.
El
problema principal en este debate fue que ninguno de los oradores
mencionó la realidad de veras determinante: los problemas de Alemania,
tales como el desempleo y la caída de la producción. No son
problemas alemanes, sino una consecuencia de la crisis financiera y
económica mundial. El motivo principal de esta crisis mundial es el
paradigma neoliberal angloamericano de la economía de libre cambio, que
ha imperado mucho más tiempo en la economía mundial que
Schröder en su cargo. De no enfrentar estas cuestiones implícitas,
es imposible una salida a la crisis económica mundial. De no corregirse
los axiomas que subyacen en los acontecimientos errados de los últimos 40
años, en realidad no importa qué partido gane en las futuras
elecciones.
La
economía estadounidense y el sistema financiero mundial, en especial
desde el derrumbe del sector automotriz de Estados Unidos y la crisis de los
fondos especulativos que desencadenó, están en el ojo del
huracán, cuyos efectos pronto se dejarán sentir de modo muy
drástico en el resto del mundo. [El presidente del SPD] Franz
Müntefering sí abordó un aspecto vital con sus comentarios
sobre los ataques de la “plaga capitalista”, como lo hizo el
canciller Schröder cuando pidió transparencia en los fondos
especulativos, pero ambas intervenciones estuvieron muy lejos de lo necesario.
El resultado del capitalismo depredador desenfrenado —el papa Juan Pablo
II hablaba en su encíclica de 1987, Solicitudo rei socialis, de
las estructuras de pecado—, es que el mentado sistema de la
globalización hoy está en la fase final de su derrumbe.
La falta
de discusión sobre la condición del sistema financiero mundial
pone de relieve por qué mi candidatura a la Cancillería es
más importante que nunca. Alguien tiene que decir la verdad e introducir
al temario los temas de los que depende el futuro de la nación. La
pregunta es: ¿habrá un mundo en el que Alemania pueda existir? Esto
sólo será posible si se introduce al temario la necesidad de una
nueva arquitectura financiera, de un Nuevo Bretton Woods por un nuevo orden
económico mundial más justo.
El
canciller Schröder dejó claro en su discurso que quiere continuar
con su política de reforma [de austeridad]; puede esperarse que llegue
pronto a mejores discernimientos y cambie el sentir de los aproximadamente 9
millones de desempleados mediante un programa de inversión pública
de al menos 200 mil millones de euros, antes de que termine este año.
Angela Merkel demostró con su desliz freudiano sobre la “capacidad
de acción de la coalición rojiverde”, y con sus
señalamientos recurrentes acerca de una “política bien
diseñada”, que está evitando decir nada concreto sobre su
programa de gobierno; no porque quiera ocultarlo, sino más bien porque
tampoco sabe qué hacer. Su compromiso de coalición con el Partido
Demócrata Liberal y, de ahí, su anuncio implícito de que
quiere ir mucho más allá de las medidas de austeridad del
“estrecho Plan 2010” [del SPD], son tan incompetentes como
miserables.
En
conclusión: yo impulsaré mi candidatura con vigor. En este
país tiene que haber cuando menos un candidato a canciller que defienda
los verdaderos intereses de Alemania, que tenga un programa para superar la
crisis financiera y económica mundial, y que tenga, en vista de que la
fortuna abandona al Gobierno de Bush y Cheney (ya el New York Times
habló de enjuiciamiento), las relaciones correctas con EU en la
tradición de la Revolución Americana, de los Estados Unidos de
Abraham Lincoln y Franklin D. Roosevelt