Economía






Resumen electrónico de EIR, Vol.XXII, núm.16

Versión para imprimir

El libre comercio significa trabajo esclavo: ¿Qué hay detrás de la 'crisis de inmigración hispana'?


Mapa 1

por Dennis Small

En su discurso inicial en la conferencia internacional que sostuvo por internet el 16 de junio de este año (ver artículo: Sí hay solución a la crisis), Lyndon LaRouche explicó que la globalización “¡redujo el nivel productivo del mundo per cápita!”, al bajar “los niveles productivos en México, en América Central y del Sur, al tiempo que mudamos los puestos de trabajo para allá”.

LaRouche continuó: “No pudimos conseguir suficiente mano de obra barata en los Estados Unidos, así que obligamos a los mexicanos a cruzar la frontera —¡por hambre!—, como inmigrantes ilegales a los Estados Unidos. Tomamos los trabajos que hacía la mano de obra barata traída de forma legal a los EU, le quitamos el trabajo y se lo dimos a la mano de obra inmigrante, ¡a los inmigrantes ilegales! Los inmigrantes ilegales vienen acá porque alguien los atrajo a los EU, ¡porque no estaba satisfecho con lo barato de la mano de obra aquí! Ni siquiera con la que había sido la más barata. Eso es lo que nos han hecho”.

Radiografía de la inmigración mexicana

Cerca de 11 millones de mexicanos han inmigrado a los Estados Unidos en los últimos 35 años. El flujo fue lento al principio, con menos de 1 millón de mexicanos residentes en los Estados Unidos en la década de los 1970. Ese número creció a 2,2 millones para 1980, y entonces despegó y llegó a 4,8 millones en 1990, y a 10 millones en el 2003 (ver mapas 1 y 2). Para mediados del 2005, había unos 11 millones de mexicanos de nacimiento viviendo en los Estados Unidos. Estos constituyen 32% de todos los inmigrantes en los EU. México es por mucho el mayor país de origen de nuevos inmigrantes.


Mapa 2

De estos 11 millones de inmigrantes mexicanos, unos 6 millones son inmigrantes “no autorizados”, es decir, ilegales, según los cálculos más recientes publicados por el Pew Hispanic Center. En años recientes la proporción de indocumentados ha aumentado aun más, y hoy representa como el 85% de la inmigración anual. Unos 600.000 mexicanos entran a los Estados Unidos todos los años, y 500.000 de esos son “no autorizados”.

Hay algunos estados en México, y en especial en el empobrecido centro del país, donde casi el 10% de toda la población masculina ha emigrado a los Estados Unidos, según estadísticas oficiales del gobierno mexicano. Del lado estadounidense de la frontera, los estados con la mayor concentración de hispanos siguen siendo los cuatro estados fronterizos (Texas, Nuevo México, Arizona, y California); pero existen comunidades grandes y crecientes en toda la mitad occidental de los EU, y a lo largo de la costa este.

Este fenómeno migratorio ha desatado una importante crisis política transfronteriza, en la que han cobrado relieve los despotriques racistas de Samuel Huntington (quien afirma que los emigrantes mexicanos constituyen la mayor amenaza contra la seguridad de los EU), así como el despliegue provocador de los derechistas cazamexicanos “minutemen” en varios estados fronterizos, quienes pretenden detener la inmigración ilegal por la fuerza, al estilo de las squadristi fascistas (ver “La violencia en la frontera México–EU sigue el guión racista de Huntington”, por Will F. Wertz, Jr., a continuación).

Pero, ¿por qué llega este inmenso flujo de inmigrantes a los EU, no sólo de México sino también de otros países iberoamericanos y asiáticos? ¿Cuáles son las causas que yacen detrás de este fenómeno, que todo el mundo capta sin problemas? Éste es el tema de una animación por computadora que recientemente preparó EIR, la cual puede verse en www.larouchepub.com/animations y www.larouchepac.com.

La causa subyacente de este flujo migratorio es el derrumbe de la economía física de México debido a las políticas de libre comercio del Fondo Monetario Internacional y el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Empezando en 1982, con la imposición de las medidas del FMI en México, la producción del país de una canasta de bienes de producción y de consumo (medida por un índice normalizado de producción económica física de EIR), cayó de 100 en 1981, a 68 en el 2002, una caída de un tercio.

En ese mismo período el país fue saqueado a través de los pagos a su deuda externa, la que aumentó de un total de 78 mil millones de dólares en 1981, a 270 mil millones en el 2002, un aumento de 350%
(ver gráfica 1).

El empleo en la manufactura

La economía de México no ha estado siempre por los suelos.

En las décadas de mediados del siglo 20 la industria y la tecnología avanzó tanto en los Estados Unidos como en México. Las medidas de Franklin Delano Roosevelt sacaron a los Estados Unidos de la Gran Depresión, y desarrollaron una economía formidable, con una fuerte inversión en la infraestructura y en el crecimiento de la fuerza laboral productiva manufacturera. Roosevelt también cooperó de manera extensa con los países vecinos de Iberoamérica, incluyendo el Gobierno de México del general Lázaro Cárdenas (1934–1940), quien nacionalizó el petróleo mexicano y lo usó para emprender un proceso de industrialización en ese país.

Durante este período de mediados de siglo, tanto en los EU como en México los empleos en las manufacturas aumentaron en tanto porcentaje de la fuerza laboral total, un indicador clave de una economía sana. Pero, entonces, la “globalización” posindustrial y las medidas descabelladas del libre comercio fueron introducidas a nivel mundial.

En México, el empleo en las manufacturas en tanto porcentaje del total de la fuerza laboral se mantuvo estable en un 10% de 1970 a 1980
(ver gráfica 2).

Pero luego de imponérsele al país las medidas del FMI en 1982, el empleo en las manufacturas cayó como a 4% de la fuerza laboral en las dos décadas siguientes, ¡una caída del 60%! Esto, y el derrumbe resultante en todas las áreas de la actividad económica productiva y el empleo, son la causa principal del flujo de emigrantes desesperados por dejar México para encontrar alguna forma de sustento para sí mismos y sus familias en los EU. Los mexicanos primero fueron sumidos en el hambre, y después arreados al otro lado de la frontera.

Pero, entonces, ¿estos emigrantes mexicanos se “robaron” los empleos correspondientes en los EU, como sostiene el folclore popular? De ninguna manera. En ese mismo período el empleo en la manufacturas en los EU también cayó de manera sostenida, de un 19% de la fuerza laboral en 1970 a menos del 8% en la actualidad; también una caída del 60%, como podemos apreciar en la gráfica 2.

Algunos lectores protestarán: “Pero he oído decir que se están creando empleos en los EU”.

Falso.

Según los datos del Pew Hispanic Center, entre los años 2000 y 2004 hubo una pérdida neta de 184.000 empleos a nivel nacional en los EU. De hecho, el único grupo cuyo empleo sí aumentó en este período fue el de los inmigrantes que arribaron a los EU después del 2000.

Hubo una pérdida neta entre los que inmigraron antes del 2000, y los trabajadores negros y blancos (gráfica 3).

Destaca el hecho de que el salario promedio pagado a los inmigrantes recién llegados, de 9 dólares con 86 centavos por hora, es un tercio menos del que reciben los trabajadores blancos establecidos (gráfica 4).

Así que, los empleos relativamente bien pagados se perdieron por empleos con salarios bajos, una política de reciclaje laboral que el banquero central Hjalmar Schacht hizo tristemente célebre en la Alemania nazi.

El mapa 3 muestra los 9 estados de los EU donde el 62% de los inmigrantes fueron contratados.


Mapa 3

Probablemente resulte sorprendente que no sólo incluye a los estados fronterizos de Texas, Arizona y California, sino también a Georgia, Carolina del Norte, Virginia, Delaware, Nueva Jersey y Nueva York.

Estos refugiados económicos envían miles de millones de dólares a México cada año en la forma de remesas (gráfica 5).

En el 2004, estas remesas ascendieron a la pasmosa cifra de 16,6 mil millones de dólares, la mayor fuente de divisas de México, con la excepción de las exportaciones de petróleo.

Estas divisas son entonces recicladas para pagar el servicio de la enorme y creciente deuda externa de México, mientras los mexicanos continúan pasando hambre.

Hay una alternativa a las medidas fascistas de libre comercio que están destruyendo tanto a México como a los EU, las cuales crearon la actual crisis migratoria como subproducto: el programa de LaRouche para el desarrollo conjunto del Gran Desierto Americano por parte de México y los EU, proyecto que debe llevarse a cabo en el espíritu de cooperación que caracterizó la relación entre Cárdenas y Roosevelt a mediados del siglo 20. Uno de los rasgos medulares del plan de grandes proyectos de infraestructura de LaRouche, sería la construcción de la NAWAPA (Alianza Norteamericana de Agua y Energía), la que llevaría enormes cantidades de agua fresca al área desértica que se extiende a ambos lados de la frontera méxico–estadounidense (ver mapa 4). El programa general de LaRouche podría volver a encarrilar a ambos países por la senda del desarrollo industrial y conducir a la creación a gran escala de empleos en México, y así resolver la crisis de inmigración de la única manera posible.


Mapa 4