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Resumen electrónico de EIR, Vol.XXII, núm. 16
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Los bolivianos acuden a LaRouche
en busca de respuestas

Lyndon LaRouche y sus conceptos del Nuevo Bretton Woods y el Puente Terrestre fueron la comidilla de La Paz y el resto de Bolivia, como se aprecia en este despacho de Bolpress.

por Gretchen Small

“La conducta del Gobierno estadounidense de Bush y Cheney en la crisis actual de Bolivia ha de caracterizarse con mayor justicia como irresponsable, probablemente demente, e inmoral”, acusó el estadista norteamericano Lyndon LaRouche el 20 de junio, en respuesta a una pregunta que recibió de un estudiante universitario de Neuquén, Argentina.

Los iberoamericanos, desde México hasta Argentina y Chile, ven con creciente terror cómo Bolivia camina a la guerra civil y la desintegración, reconociendo que éste es el futuro posible que les aguarda a sus naciones también.

El caos cunde por toda la región. El Presidente de Bolivia, Carlos Mesa, renunció en medio de la revuelta popular el 6 de junio, menos de dos meses después de que los disturbios obligaran al Presidente del vecino Ecuador a abandonar su país. En Perú, país que está en medio de Ecuador y Bolivia, el gobierno regional de Cuzco aprobó un decreto que legaliza la producción de coca en la zona, y amenazó con declararse “región autónoma e independiente” si el gobierno central protestaba.

Aunque todos ponen su atención en las naciones andinas, la inquietud aumenta en el país más grande de Sudamérica, Brasil. De no cambiar el gobierno su curso, de imponer una austeridad brutal cada vez más intensa, Brasil podría estallar en cualquier momento.

No hay soluciones sólo internas

El nuevo Presidente de Bolivia, el ex presidente de la Corte Suprema de Justicia Eduardo Rodríguez, asumió el cargo sólo para organizar nuevas elecciones, pero, hasta el momento de escribirse esto, los intereses en conflicto habían imposibilitado acordar los términos de la elección.

Al país le arrebataron su futuro: en los últimos años unos 3 millones de bolivianos, ante la imposibilidad de encontrar trabajo en su país, sin esperanzas de mejorar y temiendo ahora que su país pueda despedazarse, han emigrado, aunque muchos profesionales (doctores, maestros, etc.) terminaron conduciendo autos de alquiler o limpiando casas en Estados Unidos o Europa. Esto es devastador para un país ya subpoblado. Con el doble del área de Francia, Bolivia sólo tiene 9 millones de habitantes, apenas 15% de la población de Francia, de 60 millones.[FIGURE 2]

En un memorando de EIR en abril plateábamos las “alternativas de Bolivia” para enfrentar a los intereses financieros extranjeros, quienes fomentan la división a fin de apoderarse de sus ricos recursos naturales. Advertíamos que cualquier intento de defender a Bolivia que no tomara en cuenta la batalla mundial más amplia, fracasaría.

El pueblo boliviano escuchó. El 14 de junio el canal 13 de televisión, una televisora universitaria que transmite para la capital del país, La Paz, invitó a nuestro director Dennis Small a plantear la estrategia de EIR, en una amplia entrevista sobre “La crisis financiera internacional y la viabilidad de Bolivia en tanto Estado nacional”.

Dennis Small, director de Resumen ejecutivo de EIR, habló sobre “La crisis financiera internacional y la viabilidad de Bolivia en tanto Estado nacional”, en una entrevista con la televisión boliviana.
(Foto: Juliana Jones).

Small concedió la entrevista telefónica, al tiempo que en la pantalla aparecían las tablas y gráficas de EIR contrastando la cantidad de derivados financieros con el producto interno bruto del mundo; la “aritmética de los banqueros” en Iberoamérica; 20 años de aumento del déficit de cuenta corriente de EU con el desplome del empleo productivo y de la capacidad de máquinas–herramienta; los mapas con los corredores de desarrollo que Sudamérica necesita; el Puente Terrestre mundial de LaRouche; y una bella vista polar de EIR del Puente Terrestre.

La intervención fue vital para que los bolivianos supieran que hay fuerzas a nivel internacional, sobre todo las que encabeza Lyndon LaRouche en EU, que están pugnando por remplazar el sistema del FMI que ha destruido a las naciones del mundo. Ésas son las buenas nuevas para los bolivianos, dijo Small, al tiempo que los invitaba a escuchar el discurso que LaRouche daría por internet el 16 de junio (ver artículo pág. 19).

El programa de EIR se convirtió en la comidilla de La Paz. Fue retransmitido, y la televisora recibió una lluvia de peticiones solicitando copias de la grabación, algunas de las cuales fueron transmitidas en otras provincias. Un sindicalista dijo que el programa les dio “un nuevo elemento” a los bolivianos que no veían más que caos, y que sus compañeros trabajadores ahora estaban estudiando las nuevas ideas presentadas.

Cómo derrotar el pesimismo cultural

Fue así que el 16 de junio, antes de que LaRouche siquiera terminara su presentación por la internet, el servicio noticioso electrónico Bolpress ya había publicado como noticia principal un resumen de su discurso inicial.

A la lluvia de preguntas que recibió luego de su presentación, sobre qué podía hacerse para salvar a Bolivia, LaRouche fue al grano respondiendo que, “bajo la política actual de EU y el FMI, no hay esperanza para ninguna nación de América Central o del Sur, ni siquiera en el relativo corto plazo. Sin embargo, un cambio en la política de EU de la clase indicada mejoraría súbita y drásticamente la situación de Centro y Sudamérica, para bien.

“Estoy seguro de que entienden que la influencia más peligrosa entre los pueblos y los gobiernos de las Américas hoy, es el pesimismo cultural”, añadió. “Para combatir ese pesimismo, la población de estas naciones tiene que creer con bases fundadas que existen verdaderas alternativas políticas que pondrían a todas las Américas (y a otras partes del mundo) en un curso ascendente. Por tanto, identificar los problemas y el estado de ánimo de las poblaciones y sus gobiernos, en combinación con una mejor información de los gobiernos y las poblaciones de las soluciones pontenciales disponibles, es un arma psicológica que debe desarrollarse y usarse en el esfuerzo de inspirar una esperanza prudente, y de avivar el estado de alerta a los peligros. La gente de estas naciones necesita saber que el mundo sabe de su situación —de los peligros y de las posibilidades esperanzadoras—, y necesita saber que el mundo no los ha pasado por alto, ni a sus dificultades ni sus esperanzas”.