Los bolivianos acuden a LaRouche
en busca de respuestas
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Lyndon LaRouche y sus conceptos del Nuevo Bretton Woods y el Puente Terrestre fueron la comidilla de La Paz y el resto de Bolivia, como se aprecia en este despacho de Bolpress. |
por Gretchen
Small
“La
conducta del Gobierno estadounidense de Bush y Cheney en la crisis actual de
Bolivia ha de caracterizarse con mayor justicia como irresponsable,
probablemente demente, e inmoral”, acusó el estadista
norteamericano Lyndon LaRouche el 20 de junio, en respuesta a una pregunta que
recibió de un estudiante universitario de Neuquén,
Argentina.
Los
iberoamericanos, desde México hasta Argentina y Chile, ven con creciente
terror cómo Bolivia camina a la guerra civil y la desintegración,
reconociendo que éste es el futuro posible que les aguarda a sus naciones
también.
El caos
cunde por toda la región. El Presidente de Bolivia, Carlos Mesa,
renunció en medio de la revuelta popular el 6 de junio, menos de dos
meses después de que los disturbios obligaran al Presidente del vecino
Ecuador a abandonar su país. En Perú, país que está
en medio de Ecuador y Bolivia, el gobierno regional de Cuzco aprobó un
decreto que legaliza la producción de coca en la zona, y amenazó
con declararse “región autónoma e independiente” si el
gobierno central protestaba.
Aunque
todos ponen su atención en las naciones andinas, la inquietud aumenta en
el país más grande de Sudamérica, Brasil. De no cambiar el
gobierno su curso, de imponer una austeridad brutal cada vez más intensa,
Brasil podría estallar en cualquier momento.
No hay soluciones
sólo internas
El nuevo
Presidente de Bolivia, el ex presidente de la Corte Suprema de Justicia Eduardo
Rodríguez, asumió el cargo sólo para organizar nuevas
elecciones, pero, hasta el momento de escribirse esto, los intereses en
conflicto habían imposibilitado acordar los términos de la
elección.
Al
país le arrebataron su futuro: en los últimos años unos 3
millones de bolivianos, ante la imposibilidad de encontrar trabajo en su
país, sin esperanzas de mejorar y temiendo ahora que su país pueda
despedazarse, han emigrado, aunque muchos profesionales (doctores, maestros,
etc.) terminaron conduciendo autos de alquiler o limpiando casas en Estados
Unidos o Europa. Esto es devastador para un país ya subpoblado. Con el
doble del área de Francia, Bolivia sólo tiene 9 millones de
habitantes, apenas 15% de la población de Francia, de 60 millones.[FIGURE
2]
En un
memorando de EIR en abril plateábamos las “alternativas de
Bolivia” para enfrentar a los intereses financieros extranjeros, quienes
fomentan la división a fin de apoderarse de sus ricos recursos naturales.
Advertíamos que cualquier intento de defender a Bolivia que no tomara en
cuenta la batalla mundial más amplia, fracasaría.
El pueblo
boliviano escuchó. El 14 de junio el canal 13 de televisión, una
televisora universitaria que transmite para la capital del país, La Paz,
invitó a nuestro director Dennis Small a plantear la estrategia de
EIR, en una amplia entrevista sobre “La crisis financiera
internacional y la viabilidad de Bolivia en tanto Estado
nacional”.
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Dennis Small, director de Resumen ejecutivo de EIR, habló sobre “La crisis financiera internacional y la viabilidad de Bolivia en tanto Estado nacional”, en una entrevista con la televisión boliviana.
(Foto: Juliana Jones).
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Small
concedió la entrevista telefónica, al tiempo que en la pantalla
aparecían las tablas y gráficas de EIR contrastando la
cantidad de derivados financieros con el producto interno bruto del mundo; la “aritmética de los banqueros” en Iberoamérica; 20
años de aumento del déficit de cuenta corriente de EU con el
desplome del empleo productivo y de la capacidad de
máquinas–herramienta; los mapas con los corredores de desarrollo
que Sudamérica necesita; el Puente Terrestre mundial de LaRouche; y una
bella vista polar de EIR del Puente Terrestre.
La
intervención fue vital para que los bolivianos supieran que hay fuerzas a
nivel internacional, sobre todo las que encabeza Lyndon LaRouche en EU, que
están pugnando por remplazar el sistema del FMI que ha destruido a las
naciones del mundo. Ésas son las buenas nuevas para los bolivianos, dijo
Small, al tiempo que los invitaba a escuchar el discurso que LaRouche
daría por internet el 16 de junio (ver artículo pág.
19).
El
programa de EIR se convirtió en la comidilla de La Paz. Fue
retransmitido, y la televisora recibió una lluvia de peticiones
solicitando copias de la grabación, algunas de las cuales fueron
transmitidas en otras provincias. Un sindicalista dijo que el programa les dio
“un nuevo elemento” a los bolivianos que no veían más
que caos, y que sus compañeros trabajadores ahora estaban estudiando las
nuevas ideas presentadas.
Cómo
derrotar el pesimismo cultural
Fue
así que el 16 de junio, antes de que LaRouche siquiera terminara su
presentación por la internet, el servicio noticioso electrónico
Bolpress ya había publicado como noticia principal un resumen de su
discurso inicial.
A la
lluvia de preguntas que recibió luego de su presentación, sobre
qué podía hacerse para salvar a Bolivia, LaRouche fue al grano
respondiendo que, “bajo la política actual de EU y el FMI, no hay
esperanza para ninguna nación de América Central o del Sur, ni
siquiera en el relativo corto plazo. Sin embargo, un cambio en la
política de EU de la clase indicada mejoraría súbita y
drásticamente la situación de Centro y Sudamérica, para
bien.
“Estoy
seguro de que entienden que la influencia más peligrosa entre los pueblos
y los gobiernos de las Américas hoy, es el pesimismo cultural”,
añadió. “Para combatir ese pesimismo, la población de
estas naciones tiene que creer con bases fundadas que existen verdaderas
alternativas políticas que pondrían a todas las Américas (y
a otras partes del mundo) en un curso ascendente. Por tanto, identificar los
problemas y el estado de ánimo de las poblaciones y sus gobiernos, en
combinación con una mejor información de los gobiernos y las
poblaciones de las soluciones pontenciales disponibles, es un arma
psicológica que debe desarrollarse y usarse en el esfuerzo de inspirar
una esperanza prudente, y de avivar el estado de alerta a los peligros. La gente
de estas naciones necesita saber que el mundo sabe de su situación
—de los peligros y de las posibilidades esperanzadoras—, y necesita
saber que el mundo no los ha pasado por alto, ni a sus dificultades ni sus
esperanzas”.