‘Burbujas’ Bernanke remplaza a Greenspan como capitán del Titanic
por Lonnie Wolfe
|
Tonto y Retonto: al presidente saliente de la Reserva Federal de EU Alan Greenspan (izq.) y a su remplazo Paul Bernanke (der.) los cortaron con la misma tijera monetarista. Bush, el tonto mayor, hace el anuncio. (Foto: Paul Morse/Casa Blanca). |
A nadie le sorprendió el anuncio de la Casa Blanca a fines de octubre, de que Ben 'Burbujas' Bernanke sustituirá a Alan Greenspan como presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos cuando éste termine su período en enero. Hace tiempo que se mencionaba a Bernanke como el favorito, pues sus tendencias hiperinflacionarias reflejan las proclividades lunáticas de su ex jefe (él trabajó con Greenspan en la Reserva Federal hasta que el presidente Bush lo nombró jefe de la Junta de Asesores Económicos a principios de año). Esto lo confirmó el propio destapado, cuando dijo que pretendía continuar las "medidas y la gestión financiera sólidas" de Greenspan.
Con una onda de choque hiperinflacionaria que está por arrasar con lo que queda de la economía; el desplome del traficante más grande de derivados financieros y mercancías, Refco, que afecta a todo el sistema del modo más peligroso; y más derrumbes de fondos especulativos como ése y de firmas mercantiles en el horizonte, ¿por qué querría nadie en sus cabales continuar la errada y grosera gestión de Greenspan? Nadie cuerdo cambiaría de capitán en el Titanic mientras se hunde, cuando lo que se necesita es ordenarle a todos en cubierta que aborden los botes salvavidas.
La pelea política arrecia
Aunque los mentados mercados aceptaron al candidato de Bush para la Reserva Federal, tras bambalinas en Wall Street, la City de Londres y otros centros financieros, así como en Washington, cunde un malestar casi histérico. Hay un debate acalorado sobre qué hacer con un sistema financiero que se va a pique; y Lyndon LaRouche sigue advirtiendo que una o más de las burbujas especulativas que mantienen a flote el desbarajuste están a punto de reventar, lo cual le haría un hueco mortal al sistema.
Pero, aunque muchos admiten en privado y de mala gana la realidad del pronóstico de LaRouche, se niegan a aceptar sus propuestas de una reorganización por bancarrota dirigida, no por necios y banqueros como Greenspan y Bernanke, sino por gobiernos soberanos que establezcan un nuevo sistema en el viejo marco regulado de Bretton Woods.
El nombramiento de Bernanke, a quien algunos ilusos hasta en la Casa Blanca consideran más pragmático y menos ideológico que su predecesor monetarista, significa que la política no cambia; el "pragmatismo" monetario (que parece un oxímoron, en especial desde que Bernanke habló una vez de dejar caer dinero desde helicópteros para resolver las crisis monetarias y financieras) no valdrá nada en esta crisis.
El estallido de Refco
La bancarrota el 17 de octubre del gigantesco traficante de derivados y mercancías Refco, el terremoto más reciente en el casino mundial de los derivados financieros, representa mucho más que la quiebra de otra entidad que pierde el dinero de sus clientes en la especulación de alto riesgo. Con Refco se vino abajo una institución que para miles de clientes, entre ellos incontables fondos especulativos, era la puerta de entrada a los mercados de futuros de Nueva York, Chicago, Londres y Singapur. Refco, con 2.400 empleados, operaba en 14 países y tenía unos 200.000 clientes.
Lo que el caso de Refco deja claro, es más que el hecho de que los fondos especulativos que Greenspan fomentó son las herramientas con las que el sistema financiero realiza transacciones de alto riesgo que no quieren que las autoridades reguladoras conozcan. El otro aspecto importante es la recurrencia de prácticas contables descaradamente fraudulentas en las "innovadoras" entidades financieras. Lo que Refco le debe a más de 1.000 acreedores asciende a 48 mil millones de dólares.
En los últimos años Refco fue uno de los comerciantes de mercancías más importantes de los principales mercados de futuros. Luego de su quiebra, Refco aparecía como contraparte en cerca del 10% de todos los contratos negociados en la Junta de Comercio de Chicago (CBOT). El temor de que la propia CBOT pudiera caer hundió sus acciones 8% en un solo día, luego del arresto del presidente de Refco Philip Bennett. Refco también administraba un gran volumen de contratos de acciones, bonos y monedas a futuro. Por ejemplo, controlaba 60% de las transacciones de bonos brasileños y argentinos en Nueva York.
El día que lo despidieron, horas antes de su arresto, Bennet le pagó de pronto 430 millones de dólares a Refco, en un intento por saldar la deuda oculta. El dinero lo obtuvo como un préstamo de una fuente poco común: el Bank fuer Arbeit und Wirtschaft AG (BAWAG) de la Federación Sindical Austríaca. Si Bennet y Refco no le pagan, BAWAG será "dueño" de una tercera parte de la firma en quiebra. Éste es el peor desastre bancario en Austria desde la bancarrota del Kreditanstalt de Viena en 1931.
Quizás lo más preocupante sea que por cada Refco que sale a la luz, puede haber cientos de "problemas" que Greenspan y compañía tratan de controlar en secreto. Tarde o temprano estos problemas saldrán a relucir, no sólo como escándalos, sino como detonadores del pánico.
¿Quién dijo bote salvavidas?
Algunos banqueros más listos que Greenspan se percatan de que tarde o temprano alguien tendrá que rerregular este desbarajuste. La pelea será sobre si se les permitirá encargarse de la regulación a los banqueros y otros responsables de crear el problema, como propone Félix Rohatyn, el sinarquista que fuera socio administrativo de Lazard Freres, o si los gobiernos soberanos le quitarán ese poder a los banqueros, como lo hizo Franklin D. Roosevelt en los 1930.
En cuanto a Greenspan, el discípulo de Ayn Rand, espera tomar el dinero (de su pensión) y correr a esconderse, dejando que el tonto que sigue cargue con el peor estallido financiero de la historia.
Greenspan viajó hace poco a Japón, donde, según ciertas fuentes, alertó en privado sobre tormentas financieras más graves en el futuro y exhortó a los japoneses a seguir preparando fondos para enfrentar las "gracias" de los fondos especulativos y otros problemas; pero, aunque en público hay una aparente unidad entre los banqueros centrales, en privado el mentado consenso de Washington que Greenspan guiaba se desmorona, y no hay esperanza de que Bernanke pueda restaurarlo.
En tanto que los banqueros ven cómo salvarse, hay alguien que sí sabe qué hacer y cómo llevar a la gente a los "botes salvavidas": Lyndon LaRouche. Sus propuestas están ahora sobre el tapete para contrarrestar toda esta demencia.
|