El Movimiento de Juventudes Larouchistas (MJL) y los corresponsales de este servicio noticioso pusieron la propuesta de un Nuevo Bretton Woods de Lyndon H. LaRouche sobre el tapete en la Cumbre de las Américas, que tuvo lugar en esta ciudad el 4 y 5 de noviembre.
Los organizadores del MJL iniciaron su intervención en la víspera, cuando le hicieron llegar a los reporteros y cronistas internacionales un boletín de prensa titulado: "LaRouche le dice a Cheney: ¡Ya vete!" (ver artículo en pág. 1). Uno de los periodistas comentó: "No salgo de mi asombro de que estas ideas lleguen hasta acá". Los del MJL también trataron de entregarle una copia del mismo boletín de prensa a uno de los agentes de seguridad de George W. Bush, para que se lo hiciera llegar al propio Presidente de Estados Unidos, y le informaron que ya estaban repartiéndose más de medio millón de copias de la declaración exigiendo la salida del vicepresidente Dick Cheney del Gobierno de EU en Washington. El agente de seguridad se sorprendió de que hubiera colaboradores de LaRouche en el extremo sur del continente y, con buen humor, prometió que le informaría al Presidente de EU que la Juventud Larouchista le había hecho una visita, aunque denegó la solicitud de darle una copia del boletín de prensa.
El nombre de LaRouche volvió a figurar de forma prominente en la Cumbre durante una conferencia de prensa que sostuvo el Presidente de Chile, Ricardo Lagos, el 4 de noviembre, cuando un corresponsal de este servicio noticioso le preguntó al mandatario qué opinaba del Nuevo Bretton Woods que propone LaRouche para resolver la crisis monetariofinanciera mundial en marcha. Lagos recibió un paquete de materiales que incluía la edición anterior de este periódico, cuyo principal titular rezaba, "LaRouche presenta la única salida", una copia del folleto "Los Estados soberanos de las Américas", y una de la edición de Resumen ejecutivo de EIR correspondiente a la primera quincena de marzo de 2005, en cuya tapa aparecen Bush y el ex dictador chileno Augusto Pinochet, y que informa de los planes del Gobierno de Bush de abrirle la puerta al fascismo con la privatización del Seguro Social a lo Pinochet.
También se le entregó el mismo paquete a presidentes y ministros de otros países.
Aun antes de la Cumbre, el MJL en Colombia le había entregado personalmente al presidente colombiano Álvaro Uribe una carta abierta, que lo instaba a sumarse a la lucha que libra el presidente argentino Néstor Kirchner, para dar al traste con el anquilosado y genocida sistema del Fondo Monetario Internacional, y remplazarlo con un nuevo orden monetario más justo.
Librecambismo, no
La Cumbre fue escenario de una virtual batalla campal entre los partidarios del Área de Libre Comercio de las Américas, encabezados por el Gobierno de Bush, Canadá y México, y Kirchner y otros opositores del librecambismo, principalmente las naciones del Mercosur, que eran la minoría entre las 34 naciones participantes, aunque en términos de población y poder no son poca cosa.
Según informó el diario argentino Clarín, un funcionario de la Casa Blanca dijo del discurso de Kirchner: "La verdad es que me sorprendió su dureza". Kirchner, comentó el chileno Lagos, dijo algo que "muchos pensaban, pero no se atrevieron" a decir: "no nos vengan a prepotear (presionar violentamente)", según informó la prensa. Kirchner dijo que no era "una cuestión de votos sino de consenso. No creo que quieran enemistarse con el 75 por ciento del PIB de América del Sur", en reacción al planteamiento de EU de que debía aceptarse una propuesta, que había presentado por medio de Panamá, de fijar una fecha para reentablar las negociaciones del ALCA, ya que contaba con el respaldo de 29 países.
En su discurso de apertura Kirchner criticó el llamado "Consenso de Washington" y "las consecuencias nefastas que las políticas de ajuste estructural y del endeudamiento externo tuvieron para el pleno ejercicio de los derechos humanos, en especial los derechos económicos, sociales y culturales" en Iberoamérica, donde "se viven y recorren trágicamente el mapa de la inestabilidad". Su Gobierno, dijo, "sin ayuda alguna del Fondo Monetario Internacional", pudo reestructurar y reducir su deuda, y lograr "importantísimos avances en esta lucha por la equidad", entre ellos rescatar a casi 6 millones de personas de la pobreza. Añadió: hay un "claro consenso internacional en torno a la necesidad de reformar y actualizar los organismos surgidos de Bretton Woods".
Amenazó con no pagarle al FMI, que "no puede pretender condicionamientos que resulten contradictorios entre sí y opuestos a nuestras posibilidades de crecimiento ni exigir la devolución de fondos que en plena crisis destinó a financiar un programa condenado al fracaso de manera inmediata". En su reunión privada con Bush el 4 de noviembre, reiteró que Argentina abandonará al FMI si insiste en imponer la austeridad como condición para refinanciar la deuda.
Bush, al responder, elogió "las sabias decisiones" de Kircher, "que han mejorado la vida de su pueblo".